Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

9 dic 2016

Los padres de Nadia gastaron 600.000 euros recaudados para la niña en asuntos personales

Nicole Kidman vuelve a la primera línea de Hollywood.......... Carlos Megía


Tras varios fracasos de taquilla y crítica, la actriz resurge de sus cenizas con un papel digno de Oscar en ‘Lion’ y una serie para la HBO.

Nicole Kidman
Nicole Kidman presentando 'Lion' en el AFI Festival de Los Ángeles.
Foto: Getty

Si a los 23 años eres la protagonista de un tremendo taquillazo de Hollywood, estás casada con la mayor estrella sobre el planeta y ya has formado una familia adoptando no uno, sino dos niños, se podría decir que has vivido deprisa.

 Lejos de frenar el paso, sigues pisando el acelerador durante más de una década, desbancando así a tu propia pareja, luego ex, como intérprete más prestigioso.

 Con tales antecedentes, parece comprensible que en algún momento termines parando a repostar en algún momento. 

Lo difícil, en el mundo del cine, es que te dejen volver a ponerte en marcha.

 Nicole Kidman, que no necesita de presentación, intenta retomar la senda del estrellato por la que tan bien se movió a principios de siglo. 

La que fuera actriz referente de Hollywood lleva años pululando por la segunda plana de la industria, dando vida a mujeres aleatorias con pelucas aleatorias en thrillers aleatorios. Si siguieran existiendo los videoclubs, diríamos que Kidman ha pasado a protagonizar los filmes que rellenaban las filas bajas de las estanterías y nadie se agachaba a mirar.

 Sin embargo, su vuelta a las grandes ligas es inminente gracias a su interpretación de una madre adoptiva en el drama Lion, que la sitúa como una de las posibles nominadas para la temporada de premios. 

 Además, la veremos en lo nuevo de HBO y liderando los últimos proyectos de cineastas como Sofia Coppola y Yorgos Lanthimos. 

El cuentakilómetros sigue sumando. 

Nicole Kidman
La actriz interpreta a la madre adoptiva del niño hindú que buscó a su familia en Google Earth.
Foto: Cordon Press
23 de marzo de 2003. Kodak Theatre (cuando todavía se llamaba así). 75º aniversario de los Oscar. Chicago suma hasta seis estatuillas y domina la mayoría de categorías importantes.
 Pero no todas.
 Su protagonista femenina cae derrotada por sorpresa ante Nicole Kidman, que vive la gran noche de su carrera.
 Su retrato de Virginia Woolf y su muy polémico implante de nariz se imponen a Renée Zellweger, Salma Hayek o Diane Lane. 
Pero el plantel de nominadas de aquella noche no sirve como mera anécdota, sino como perfecto ejemplo de una gran lacra. Exceptuando a Julianne Moore, el resto de candidatas no ha sido capaz de mantener su estatus en Hollywood una vez alcanzada la madurez.
 Debido a la sexualización de los personajes (ellos, carismáticos y ocurrentes; ellas, modelos ingenuas) y la escasez de papeles para actrices que superan los 30, se continúa desechando talento femenino a granel. 
Por eso no sorprende la situación de Nicole Kidman. 
Como ella, Zellweger, Hayek o Lane también han tenido que refugiarse en proyectos de dudosa calidad o someterse a todo tipo de métodos de rejuvenecimiento para seguir en la picota.
 Lo dijo Robin Wright: “Sin bótox, no hay trabajo”.
Muy atrás queda el mediático matrimonio con Tom Cruise que desafió los augurios de aquellos que veían peligrar una brillante carrera (“vas a pegarte un tiro en el pie”, le dijeron sus agentes), y su posterior divorcio, catapultada ya al estrellato. 
Poco quedaba de la jovencita de Días de Trueno en la mujer de Eyes Wide Shut
 “Está bien poder llevar tacones de nuevo”, fue la (ya mítica) frase con la que Kidman despachó su ruptura en el programa de David Letterman, ganándose a la mitad de los espectadores de Estados Unidos.
 A la otra mitad se los llevaría en espacio de un lustro, protagonizando de forma consecutiva algunas de las películas más recordadas de la década: Eyes Wide Shut, Moulin Rouge, Los Otros, Las Horas, Dogville y Cold Mountain.
  Con esta racha se convertiría en la actriz mejor pagada de Hollywood, con unos honorarios cercanos a los 20 millones de euros por película.
 Tras los fracasos de Invasión, La brújula dorada y Australia, Kidman pasó a liderar otra lista Forbes, la de los actores sobrevalorados (grandes sueldos, pobres beneficios en taquilla).
Nicole Kidman Kidman, junto al fotógrafo Peter Lindbergh y las actrices Uma Thurman y Helen Mirren, en la presentación del nuevo calendario Pirelli.
Las malas decisiones a finales de la pasada década la condenaron a vagar por el inmenso desierto de las películas sin aspiraciones, acompañando a expertos en la materia como Adam Sandler, Nicolas Cage, Clive Owen y Aaron Eckhart, con quien consiguió una sorprendente nominación al Oscar por Los secretos del corazón (no, nosotros tampoco la hemos visto).
 El punto más bajo de la actriz llegaría en el festival de Cannes de 2014. 
Allí, su interpretación de Grace Kelly no fue suficiente para ganarse a una crítica que vapuleó sin remordimientos al filme que inauguraba la edición. 
Grace de Mónaco no llegó a pasar por las salas norteamericanas y se estrenó directamente en televisión, un duro golpe para la que hace no tanto tiempo era la mujer más reclamada de la industria.
 Pero el todopoderoso productor de la película, Harvey Weinstein, compensaría a Kidman con su personaje más agradecido en una década.
Pero no solo este papel nos hace ser optimistas en cuanto a su recuperación para la primera línea de Hollywood.
 A lo largo del próximo año estrenará los filmes de dos de los cineastas más sugerentes de la actualidad. En The Beguiled, de Sofia Coppola, Kidman dará vida a la directora de un internado femenino que acoge a un soldado confederado (Colin Farrell) durante la Guerra de Secesión. 
Repetirá con el actor en The Killing of a Sacred Deer, del director de culto Yorgos Lanthimos (Langosta). 
 Farrell y Kidman serán un matrimonio que intenta integrar en su familia a un adolescente de comportamiento siniestro.
 Y para rematar su retorno, protagonizará la esperadísima nueva serie, Big Little Lies. Kidman, Reese Whiterspoon y Shailene Woodley darán vida a tres mujeres cuyas vidas dan un vuelco después de un asesinato. 
 Pocos lugares mejores se nos ocurren para resucitar carreras que la cadena que la produce, HBO.
 Buena fe de ello pueden dar Matthew McConaughey (True Detective), Sarah Jessica Parker (Divorce) o Evan Rachel Wood (Westworld). Y Jon Snow, claro.
“El rey de los Oscar”, como llaman al responsable de éxitos como El discurso del rey, Gangs of New York, Shakespeare in Love, El paciente inglés y Pulp Fiction, compite este año en la carrera hacia las estatuillas con un drama basado en hechos reales. Lion narra la increíble historia del hindú Saroo Brierley, nacido en una familia pobre y que con solo cinco años se perdió en un tren mientras pedía limosna a los viajeros, acabando a más de 1.600 kilómetros de su familia. Tras vagar perdido durante varios días fue entregado a las autoridades y enviado a un orfanato. Una familia australiana lo adoptó y crió. Años después, se sirvió de Google Earth para localizar la estación de tren que le separó de su familia y así reencontrarse con ellos. Dev Patel (Slumdog Millionaire) interpreta a Saroo y Nicole Kidman a su madre adoptiva, en un rol “impresionante y precioso”, según la crítica que celebró su estreno en el pasado festival de Toronto. Su nombre aparece ya en todas las quinielas como serio contendiente en la categoría de mejor actriz secundaria.

La despedida de una perra a su dueño antes de morir emociona al mundo

La historia de Ryan Jessen y su perra ha emocionado al mundo. El hombre, californiano de 33 años, llevaba en coma desde que sufrió una hemorragia cerebral en noviembre. 
Una máquina hacia funcionar sus pulmones de manera artificial.
Ante lo irreversible de su situación, los médicos permitieron el acceso de su perra Mollie para que se despidiera de él antes de desconectarlo.
 El emotivo momento, grabado por su familia, ha dado la vuelta al mundo —según informa Mirror—. 
"Adoraba a su perra", ha asegurado la hermana de Jessen, quien ya había intentado en varias ocasiones que el animal pudiera entrar en el hospital.
El vídeo, que muestra a Mollie subida en la cama del hombre esperando alguna respuesta, acumula más de nueve millones de visualizaciones en Facebook y ha sido compartido más de 85.000 veces.

La fotografía que cambió la vida de Elton John........ Gloria Crespo MacLennan

La Tate Modern exhibe la colección privada de fotografía modernista del músico, un extraordinario recorrido por uno de los momentos más fértiles de la historia de este medio artístico.

 
Nush Eluard, 1928
Encima de la cama de Elton John, cuelga una de las imágenes más evocadoras del siglo XX: Noire & Blanche, realizada por Man Ray en 1926 donde dos rostros parecen compartir el mismo sueño.
 El sueño, la magia y el misterio de una época que desdeñaba a través de su arte cualquier límite impuesto a la imaginación.
 La fotografía desbrozaba entonces su camino como arte, y lejos de conformarse con ser una mera reproducción de la realidad, renovaba el léxico visual sin dejarse intimidar por las limitaciones del ojo humano.
La imagen forma parte de la colección de fotografía que el célebre músico ha ido atesorando con pasión hasta llegar a ser una de las colecciones privadas más importantes del mundo. 
Parte de ella se exhibe en la Tate Modern, bajo el título The Radical Eye: Modernist Photography from the Sir Elton John Collection, donde 191 imágenes ofrecen una magnífica oportunidad para comprobar el alcance de los distintos enfoques de la fotografía modernista- en un lapso de tiempo que va desde los años veinte hasta los cincuenta- y también deleitarse con su deslumbrante talante renovador.
 
Underwater Swimmer,1917
“La fotografía me ha dado tanto placer que no puedo pensar en ninguna otra cosa, aparte de la música, que me produzca tal cantidad de gozo artísticamente”, confiesa el artista en una entrevista con Jane Jackson, directora de la colección, que se reproduce en el catálogo que acompaña a la exposiciónEl cantante británico comenzó su colección en 1990. Hacía dos años que había subastado su colección de objetos art déco y art nouveau en Sotheby´s y se encontraba recién salido de una cura de desintoxicación de las drogas y el alcohol.
 “Hasta entonces nunca me había fijado en la fotografía como una expresión artística a pesar de que durante años fui retratado por muchos fotógrafos maravillosos, incluyendo a Norman Parkinson, Terry O’Neill y David Bailey. 
Poder contemplar el lado artístico del medio era algo distinto”, señala Elton John.
 Comenzó adquiriendo doce fotografías realizadas por Herb Ritts, Irving Penn y Horst P. Horst, y desde entonces no ha dejado pasar una semana en la que no compre alguna imagen.
 Así, compró una casa en Brickwood, Atlanta, de casi 6000 metros cuadrados para poder forrar sus paredes con las obras que quería que enriquecieran su día a día.
 “La fotografía se convirtió en una increíble compañía.
 Iba de la mano de mi sobriedad”, apunta el artista. 

“Odio el arte trofeo. Compro lo que me gusta y si no está de moda, no me importa”, destaca John, cuya fortuna está estimada en 257 millones de euros. 
”Muchos coleccionistas se asesoran antes de comprar, y compran como inversión, pero para mí la fotografía es un camino de descubrimiento”.
 Camino que desvela esta extraordinaria exposición a través de obras procedentes de los postulados teóricos de la Bauhaus, del surrealismo parisino, o de los grandes pioneros de la fotografía documental en Estados Unidos o Latino América.
 Obras que ensancharon los límites de medio y cambiaron nuestra manera de percibir el mundo.
 Las firmas de André Kertész, Berenice Abbot, Edward Steichen, o Edward Weston, Tina Modotti o Dorothea Lange, por citar algunos de los más conocidos, y otros no menos interesantes pero menos conocidos como Werner Mantz, Emmanuel Sougez, o Paul Outerbridge, dejan constancia de la relevancia del conjunto.
 Pero la muestra es solo la punta del iceberg de una colección que ya se acerca a las 8000 obras.
“Cuanto más coleccionas, más se sofistica tu ojo. Ya puedo ir derecho a por una pieza que sé que va a encajar perfectamente dentro de la colección”, dice John.
 Cuando comenzó apenas existía el coleccionismo de fotografía, y el precio de las obras estaba muy por debajo de su valor. 
 En 1993 adquirió Glass of Tears  de Man Ray por 133,000 euros, por aquel entonces el precio más alto pagado en una subasta por una fotografía, y que hoy en día sería un chollo (en 2007 una obra de Andreas Gursky rebasó los 2,8 millones de euros disparando los precios).
 Así, adquirió una buena cantidad de copias vintage, aquellas reveladas por el autor en el momento de la toma: “La copia vintage capta la intención inicial del artista.
 Pero si me gusta esa imagen y no puedo adquirir esa copia, trato de conseguir una copia moderna”, cuenta el músico. quien atesora entre otras la primera copia del fotomontaje Humanly Imposible, de Herbert Bayer.
 
A Bee on a Sunflower, c. 1920
Una de sus obras favoritas, a la que considera como una de las más importantes del siglo XX, es Underwater Swimmer de André Kertész; primero adquirió una copia moderna pero no cejó hasta conseguir la vintage que solo alcanza unos 32 x 45mm.
 “Realizada en 1917, me quita el aliento.
 Entender que esta fotografía tan increíble, influiría más tarde en otros muchos artistas me hizo darme aun más cuenta de la importancia de la fotografía como arte”
Considera que el poder de la fotografía se encuentra también en su capacidad de poder expresar la dicotomía entre la tragedia y la belleza. “La belleza aparece solamente cuando uno siente de forma profunda, el arte es un acto que requiere de una atención total”, resalta.
"La gente ignoraba que yo tuviese esta colección. 
 Pero el arte está para ser visto.
 Por eso me siento tan contento de que esta se vea en Londres. Luego que el público saque las conclusiones que quiera", concluye el artista.