Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

24 nov 2016

Carolina de Mónaco, su vida en imágenes


 Licenciada en filosofía en París, madre de cuatro hijos y rostro femenino más representativo del Principado desde que falleciera Grace Kelly, la vida de esta princesa no ha sido, sin embargo, un sencillo cuento de hadas.

En los asuntos sentimentales, Carolina no lo ha tenido fácil para escribir finales felices. 
Tras un cuestionado romance con el galán Philiph Junot, la princesa se casó en 1978 con el plebeyo con una seria oposición familiar y, pasados dos años de matrimonio, la esperada separación.

La hija de Rainiero y una recién fallecida Grace Kelly (otro duro mazazo para Carolina en 1982), mantuvo breves idilios con Robertino Rossellini y Guillermo Vilas antes de que llegara el que muchos consideran su verdadero amor: Stefano Casiraghi.

La Princesa y el multimillonario se casaron el 29 de diciembre de 1983 y tuvieron tres hijos: Andrea (1984), Carlota (1986 y heredera natural de la belleza y elegancia de su madre), y Pierre (1987). 
Pero su cuento de hadas tampoco tuvo esta vez un final con perdices. Stefano Casiraghi fallecía en un trágico accidente en el mar mientras practicaba off-shore en 1990.

Sumida en la desolación, Carolina se retiró de la vida pública para dedicarse al cuidado de sus hijos y se trasladaron a vivir a la zona de la Provenza.
 No sería hasta los últimos años de los 90 cuando volvió a ejercer su papel de Princesa de Mónaco, coincidiendo poco después con Ernesto de Hannover, padre de su cuarta hija, Alejandra, y, al parecer su amor definitivo, a pesar de los continuos rumores de crisis que planean sobre la pareja.  El Príncipe Alberto de Mónaco, el Príncipe Rainiero, Carolina de Mónaco durante el funeral de Grace Kelly  
 
 
Ampliar imagen Carolina de Mónaco y su hija Carlota, de vacaciones La Princesa Carolina, muy guapa Carolina de Mónaco y su hija Alexandra
 
 
A sus 54 años, Carolina de Mónaco guarda esa belleza serena y elegante que tomó heredada de su madre. Licenciada en filosofía en París, madre de cuatro hijos y rostro femenino más representativo del Principado desde que falleciera Grace Kelly, la vida de esta princesa no ha sido, sin embargo, un sencillo cuento de hadas.

En los asuntos sentimentales, Carolina no lo ha tenido fácil para escribir finales felices. Tras un cuestionado romance con el galán Philiph Junot, la princesa se casó en 1978 con el plebeyo con una seria oposición familiar y, pasados dos años de matrimonio, la esperada separación.

La hija de Rainiero y una recién fallecida Grace Kelly (otro duro mazazo para Carolina en 1982), mantuvo breves idilios con Robertino Rossellini y Guillermo Vilas antes de que llegara el que muchos consideran su verdadero amor: Stefano Casiraghi.

La Princesa y el multimillonario se casaron el 29 de diciembre de 1983 y tuvieron tres hijos: Andrea (1984), Carlota (1986 y heredera natural de la belleza y elegancia de su madre), y Pierre (1987). Pero su cuento de hadas tampoco tuvo esta vez un final con perdices. Stefano Casiraghi fallecía en un trágico accidente en el mar mientras practicaba off-shore en 1990.

Sumida en la desolación, Carolina se retiró de la vida pública para dedicarse al cuidado de sus hijos y se trasladaron a vivir a la zona de la Provenza. No sería hasta los últimos años de los 90 cuando volvió a ejercer su papel de Princesa de Mónaco, coincidiendo poco después con Ernesto de Hannover, padre de su cuarta hija, Alejandra, y, al parecer su amor definitivo, a pesar de los continuos rumores de crisis que planean sobre la pareja. 





 
 

‘Gigante’, un modélico melodrama que define el cine de los grandes estudios de Hollywood

El detective Víctor Ros ha de evitar tres crímenes aún no cometidos

Penélope Cruz acude como invitada a ‘El hormiguero’, junto con Chino Darín.

Pocas películas definen el cine de los grandes estudios como Gigante. 

 Vista hoy, posee el valor de un cine que ya es historia, pero también supone una muestra ejemplar de superproducción clásica, que bajo su envoltorio de lujoso melodrama esconde aristas de lo más incómodas.

 Gigante es la crónica de dos generaciones familiares marcadas por el fatalismo. 

Y entre ambiciones y desamores vibra un reparto memorable y una cámara que siempre ocupa el lugar preciso, muestra del talento visual del autor de otro icono, Raíces profundas.

En este vídeo de apenas dos minutos Freddie Mercury paró el mundo

Hoy se cumplen 25 años sin el líder de Queen. 

En esta grabación de un concierto de Wembley están resumidos sus poderes.

 

"Nunca he visto a un hombre atrapar el mundo entero en la palma de su mano de esa forma". 
Así describe Peter Freestone, asistente personal de Freddie Mercury (Tanzania, 1946 – Londres, 1991) todo lo que sucedió el 12 de julio de 1986 en el estadio de Wembley, de Londres.
 El concierto pasaría a la historia de la música y de la cultura popular: el mundo dejó de girar durante tres horas y toda una generación asociaría para siempre al líder de Queen con esa chaqueta amarilla, ese mostacho y ese éxtasis musical casi religioso.
Lo más fascinante de aquel espectáculo es que se puede percibir cómo el cantante es perfectamente consciente de que está haciendo historia. 
 Tanto, que ni siquiera le hizo falta una canción de verdad para despertar el fervor de 70.000 creyentes: le bastó con una improvisación de apenas 2 minutos. 
Hoy, más de 30 años después y en el 25º aniversario de su muerte, esa aparentemente intrascendente improvisación condensa todo lo que convirtió a Freddie Mercury en una leyenda.
Durante un minuto y 57 segundos, Mercury consigue parar el mundo de nuevo. 
Y eso es lo más cerca que se puede estar de la inmortalidad

Así se domina con chulería y elegancia un escenario

Era el escenario más grande construido hasta el momento, y se le quedaba pequeño. 
Mercury se pasea como un animal que sabe que conquista inmediatamente el terreno que pisa, y en ningún momento parece intimidado ante la responsabilidad de seducir a 70.000 personas. Resulta tan chulesco como entrañable.
 Sus posturas triunfales mientras improvisa, a medio camino entre la ópera y la verbena de pueblo, generaron una corriente eléctrica que consiguió que el público no sintiese que estaba repitiendo cantos tiroleses, sino que formaba parte de la historia de la música.

Siempre cantando como si fuera la última vez en su vida

"No puedo llegar tan alto, vamos a bajar otra vez", reconoce el cantante en el vídeo. 
Pero enseguida vuelve a elevar su voz con una magnitud que no cabía en Wembley.
 A pesar de que el rango vocal de Mercury llegaba a la estratosfera como pocos cantantes masculinos han logrado, daba la sensación de que su vigor no nacía de la técnica, sino de las entrañas. 
El público respondió entusiasmado a sus gorgoritos, porque Freddie se lo estaba tomando tan en serio como si se tratase de la última canción de su vida.

Líder de masas

El flautista de Hamelin era un aficionado al lado de Mercury. Aquella masa entregada había pagado 17 euros por la entrada, en la que sin duda es la mejor inversión de toda su vida.
 Y se dejaron llevar por la euforia de Queen.
 La indumentaria de Mercury le hace parecer un líder militar sacado de un sueño, y sostiene su característico micrófono con la actitud épica de quien ostenta un cetro. 
Le falta la corona, pero ya se encarga él de comportarse como si fuera el rey del mundo.
 El público estaba tan a sus pies que si al terminar el concierto Freddie llega a proponer invadir Polonia, esas 70000 personas le habrían seguido sin pensarlo dos veces.
Mercury se arrodilla ante Brian May en el concierto de Wembley de 1986.  

Un anfitrión divertido que invita a todo el mundo a la fiesta

Despedir el numerito con ese "que os jodan" y recibir una ovación como respuesta es algo que solo pueden permitirse las estrellas de verdad.
 Mercury se ha metido a Wembley entero en el bolsillo, y lo ha conseguido porque la arrogancia solo es carismática cuando nace de la positividad y no de la prepotencia.
 El cantante arranca su improvisación con un mini/cachi/maceta en la mano, que le haría parecer el borracho de turno de la fiesta si no fuera porque su presencia es majestuosa.
 Él es el primero en sorprenderse por lo receptivo que está el público, y parece querer poner a prueba la obediencia de sus fieles, pero no lo hace con superioridad (aunque la disfruta), sino invitando a todo el mundo a la fiesta.

Sí, soy estrafalario, y si no te gusta me importa un carajo

La estrambótica energía de Mercury sobre el escenario despertó multitud de comentarios acerca de su sexualidad, pero a él no podía importarle menos.
 Otros artistas habrían sentido pudor, pero Freddie se dejaba llevar por la teatralidad y grandilocuencia, siempre buscando sacar adelante el mayor espectáculo del mundo.
 Él sabía que el problema lo tenían los demás.
 Si un artista se pasa de prudente y pisa el freno, conseguirá pasar desapercibido, pero nunca hará historia.

Norman Foster es el arquitecto elegido para la nueva ampliación del Prado..................... Ferran Bono...........

El prestigioso profesional, con el estudio de Carlos Rubio, rehablitará el Salón de Reinos para ganar 2.500 metros cuadrados de espacio expositivo.

Recreación de la nueva entrada Sur del Salón de Reinos.

El reputado arquitecto británico Norman Foster, con el estudio español de Carlos Rubio, ampliará el Museo de Prado. 
Rehabilitará y transformará el Salón de Reinos, un edificio del siglo XVII que fue sede del Museo del Ejército, ubicado junto al Casón del Buen Retiro de Madrid, con el objeto de ganar unos 2.500 metros cuadrados más de espacio expositivo para una de las principales pinacotecas del mundo.
 Norman Foster ha salido victorioso de la constelación formada por ocho estrellas de la arquitectura internacional, incluidos tres premios Pritzker (el equivalente al Nobel en esta disciplina que tiene el propio Foster), según acaba de anunciar el ministro de Educación, Cultura y Deportes, Íñigo Méndez de Vigo, tras la reunión del patronato del museo.

Para este concurso de ideas, Foster ha diseñado un proyecto que recibe el nombre Traza oculta y para cuya elaboración el ministro anunció la consignación de dos millones de euros. 
Se prevé que el presupuesto para la intervención arquitectónica rondará los 30 millones de euros. 
 
Estrategia urbana e integración del Salón de Reinos en el campus Prado.
El plan prevé un gran atrio de acceso en la fachada sur del edificio para subir a un gran espacio expositivo en la primera planta.
 La alcaldesa de Madrid, presente en el acto, ha declarado: "Es un proyecto de gran belleza respetuoso con el Salón de Reinos".
 El proyecto potencia la peatonalización del eje parque del Retiro-Paseo del Prado por la calle de Felipe VI. 
Se crearía así un gran espacio público que unificaría, además, el campus del Prado, formado por la sede central del edificio de Villanueva, el Casón del Buen Retiro, la ampliación de los Jerónimos y ahora el Salón de Reinos.

Foster no es un recién llegado al mundo de los museos.
 Fue el encargado de reformar el vestíbulo del British Museum para el que diseñó una cubierta. 
El Ayuntamiento de Londres también ha contado con su maestría así como la cúpula del Reichstag, el Parlamento de Alemania, en Berlín.
 Además le ha sido adjudicada la ampliación del Camp Nou, que le convertirá en el estadio de fútbol más grande de Europa.
Los estudios de Norman Foster, Eduardo Souto de Moura, Rem Koolhaas, Cruz y Ortiz, Nieto Sobejano, Chipperfield, Gluckman y Garcés De Seta Bonet fueron los que llegaron a la selección final entre los 47 que se presentaron a un concurso que, si bien su presupuesto no será muy elevado para este tipo de proyectos (se prevé que rondará los 30 millones), sí comporta un gran prestigio al tratarse del museo referencial de maestros de la pintura como El Bosco, Velázquez o Goya.

El ministro ha sugerido que  las obras de la nueva ampliación del llamado campus del Prado, que continuará la realizada en 2007 por Rafael Moneo (presidente del jurado del concurso actual) comenzarán en 2019.
 Es entonces cuando se celebrará el bicentenario del nacimiento del museo.
 De esta manera, Méndez de Vigo ha corregido las expectativas más halagüeñas que señalaban el 2019 como el año de la inauguración de las nuevas dependencias.
 Desde el Prado, se prefería hablar del "horizonte del 2019", como ha reiterado esta mañana José Pedro Pérez Llorca, presidente del patronato. 
La pretensión de los responsables del Prado y del Gobierno es que la iniciativa privada sufrague al menos un tercio de la financiación del proyecto y que el resto corra a cargo del Ministerio de Cultura a través de partidas plurianuales.

Sólo cuatro o cinco elementos del edificio deben ser preservados, y los más importantes son la sala árabe y el propio Salón de Reinos, donde Felipe IV solía recibir y donde se llegó a exhibir La rendición de Breda, de Velázquez.

 La intención del museo es solucionar también el acceso al edificio por la parte del Casón Buen Retiro, además de destinar el nuevo espacio a exposiciones temáticas transversales, más duraderas que las habituales, y abiertas a la colaboración con otros museos.

 Se quiere desarrollar un programa de muestras sobre temas de patrimonio histórico español.