La modista Sophie Theallet se ha negado a diseñar para la futura primera dama de EE UU.
Otras firmas que apoyaron a Hillary Clinton, como Vera Wang, Jason Wu o Marc Jacobs, todavía no se han pronunciado-
Melania Trump durante la Convención Nacional del Partido Republicano, en Ohio, el pasado julio, vestida por Roksanda. Cordon pres
"Como soy una persona que celebra todo tipo de diversidad,
la libertad individual y los diferentes estilos de vida no participaré
ni me relacionaré de modo alguno con la próxima primera dama".
Así de tajante se mostró la diseñadora Sophie Theallet el pasado 17 de diciembre en un comunicado publicado en sus redes sociales. Theallet ha sido durante los últimos ocho años una diseñadora de cabecera para Michelle Obama, la esposa del presidente saliente de EE UU, Barack Obama.
Algo que, dice la modista, "ha sido un gran honor".
Una de las cuestiones que planea sobre Melania Trump
desde que su esposo, Donald Trump, fue elegido próximo presidente de
Estados Unidos es quién la vestirá.
Aunque el debate estaba abierto de manera discreta, Theallet ha incendiado la mecha.
Según un estudio de la Comisión Económica Conjunta de EE UU de 2015, los estadounidenses gastan 250.000 millones de dólares (unos 237.000 euros) al año en moda, industria que genera 1,9 millones de empleos en todo el país.
Además, la figura de primera dama de EE UU es por sí sola una gran embajadora de las firmas locales conocidas y también de las que están empezando. Jackie Kennedy, quien consagró al diseñador Oleg Cassini.
Y Michelle Obama ha sabido combinar alta costura con modestas marcas, dándolas a conocer en todo el mundo.
Un ejemplo es el vestido de crepé de lana amarillo de Narciso Rodríguez que lució en el discurso sobre el estado de la Nación, el pasado enero, y que agotó existencias en apenas 50 minutos.
"Como soy una persona que celebra todo tipo de diversidad,
la libertad individual y los diferentes estilos de vida no participaré
ni me relacionaré de modo alguno con la próxima primera dama".
Así de tajante se mostró la diseñadora Sophie Theallet el pasado 17 de diciembre en un comunicado publicado en sus redes sociales. Theallet ha sido durante los últimos ocho años una diseñadora de cabecera para Michelle Obama, la esposa del presidente saliente de EE UU, Barack Obama.
Algo que, dice la modista, "ha sido un gran honor".
Por estos motivos, cualquier diseñador —sénior o
principiante— desearía vestir a la primera dama de Estados Unidos.
Sin embargo, no parece ser así en el caso de Melania Trump por culpa de los comentarios contra los inmigrantes o las mujeres que ha hecho su esposo durante la campaña electoral.
Algunos creen que apoyando a la exmodelo se apoya de alguna manera el comportamiento del futuro presidente.
La editora de la sección de moda de The New York Times, Vanessa Friedman, se aventuró a decir en un artículo titulado Is Fashion's Love Affair With Washington Over? (¿Se ha acabado el idilio de la moda con Washington?, en castellano) que la derrota de Clinton y el éxito de Trump posiblemente marcan un final para la relación entre la industria de la moda y el poder en la Casa Blanca.
Hay varios nombres que siembran la duda sobre si se negarán a vestir a la primera dama, dado su apoyo a la candidata demócrata Hillary Clinton durante su campaña, aunque todavía ninguno se ha pronunciado.
Así de tajante se mostró la diseñadora Sophie Theallet el pasado 17 de diciembre en un comunicado publicado en sus redes sociales. Theallet ha sido durante los últimos ocho años una diseñadora de cabecera para Michelle Obama, la esposa del presidente saliente de EE UU, Barack Obama.
Algo que, dice la modista, "ha sido un gran honor".
Aunque el debate estaba abierto de manera discreta, Theallet ha incendiado la mecha.
Según un estudio de la Comisión Económica Conjunta de EE UU de 2015, los estadounidenses gastan 250.000 millones de dólares (unos 237.000 euros) al año en moda, industria que genera 1,9 millones de empleos en todo el país.
Además, la figura de primera dama de EE UU es por sí sola una gran embajadora de las firmas locales conocidas y también de las que están empezando. Jackie Kennedy, quien consagró al diseñador Oleg Cassini.
Y Michelle Obama ha sabido combinar alta costura con modestas marcas, dándolas a conocer en todo el mundo.
Un ejemplo es el vestido de crepé de lana amarillo de Narciso Rodríguez que lució en el discurso sobre el estado de la Nación, el pasado enero, y que agotó existencias en apenas 50 minutos.
Madrid
Así de tajante se mostró la diseñadora Sophie Theallet el pasado 17 de diciembre en un comunicado publicado en sus redes sociales. Theallet ha sido durante los últimos ocho años una diseñadora de cabecera para Michelle Obama, la esposa del presidente saliente de EE UU, Barack Obama.
Algo que, dice la modista, "ha sido un gran honor".
Sin embargo, no parece ser así en el caso de Melania Trump por culpa de los comentarios contra los inmigrantes o las mujeres que ha hecho su esposo durante la campaña electoral.
Algunos creen que apoyando a la exmodelo se apoya de alguna manera el comportamiento del futuro presidente.
La editora de la sección de moda de The New York Times, Vanessa Friedman, se aventuró a decir en un artículo titulado Is Fashion's Love Affair With Washington Over? (¿Se ha acabado el idilio de la moda con Washington?, en castellano) que la derrota de Clinton y el éxito de Trump posiblemente marcan un final para la relación entre la industria de la moda y el poder en la Casa Blanca.
Hay varios nombres que siembran la duda sobre si se negarán a vestir a la primera dama, dado su apoyo a la candidata demócrata Hillary Clinton durante su campaña, aunque todavía ninguno se ha pronunciado.
Entre ellos, Vera Wang, Jason Wu, Marc Jacobs, Joseph
Altuzarra, Thakoon, Donna Karan, Calvin Klein, Diane von Fürstenberg,
Prabal Gurung o Michael Kors.
Incluso la propia Anna Wintour, editora de
la edición estadounidense de Vogue, aconsejó en su momento a Clinton que vistiera con trajes de corte más femenino, además de organizar eventos para recaudar fondos para la campaña de la política o participar en la creación de camisetas a favor de ella.