Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

20 nov 2016

Obama, Flotats y los nietos de Europa................................................................ Juan Cruz


El presidente de EE UU, Barack Obama, saluda desde la puerta del avión presidencial Air Force One, desde el aeropuerto de Tegel en Berlín. AFP
Serlo o no. Para acabar con la cuestión judía, la obra del francés Jean-Claude Grumberg que ha representado hasta hace nada Josep Maria Flotats en el Teatro Español de Madrid, deja en el aire un sabor agrio que el actor resuelve con la elegancia que reaprendió en Francia y con la que adorna el alma de sus representaciones.
 Ágil, educado, veloz en sus respuestas y en sus ocurrencias, representa al personaje que interpreta con ese aire que tiene Barak Obama, aun presidente de los Estados Unidos, en todas sus comparecencias públicas, oficiales o no.
A Obama la ropa le va al cuerpo como si la hubiera usado siempre, hasta cuando duerme; los tejidos son suaves, se dejan llevar sin que la musculatura tenga que resolver incomodidades.
 Y, cuando escucha o cuando habla, no se irrita, se espera cualquier situación, aunque ésta sea difícil o comprometida, y no se resigna, sino que simula que se resigna o que traga. 

Y es que los dos, Flotats y Obama, han estado interpretando, uno en el escenario y el otro en la vida real, y tan real, papeles dificilísimos, tan contemporáneos que corresponden a heridas de toda la vida.
 La obra de Flotats parece que trata de la cuestión judía, de cómo este asunto removió situaciones hasta hacer saltar lo peor de la naturaleza humana en un momento, el previo a la segunda guerra mundial, hasta ahora mismo, en que todo conspira para que el odio al otro se disimule con la crítica a lo que hace el otro.
 Y Obama tiene en casa un inquilino que espera que él abandone su casa blanca para hacer lo que dijo que haría: levantar muros, cerrar compuertas, enseñar los dientes, cavar nuevas vallas.
Europa vivió ese momento cruel en la época de los ultranacionalismos fascistas, y la secuela (el odio al judío, el odio al diferente) ha seguido manchando de sospecha (y no sólo al judío: al diferente en general) las sucesivas sociedades.
 En ese crescendo, después de la ducha horrible que fue la guerra, este es el peor momento de la vida de Europa, no por lo que ocurre (que también) sino por lo que podría ocurrir.
 Los diferentes, los odiables, no son los mismos, pero siguen siendo los mismos, además.
Los diferentes son también los inmigrantes, los negros, los pobres. Todos son diferentes, todos aquellos que no pueden disimularse ni integrarse en la sociedad de los nacionalistas ultras que ven en el otro una amenaza, todos son culpables antes de serlo, y se les señala genéricamente. 
Todos son malos, deben ser expulsados.
No sólo eso: Europa acepta que la situación puede desembocar, después del triunfo de Trump, en una desesperada bocacalle terrible. 
Este presidente electo de los Estados Unidos dio muestras de su desprecio al otro y no se ha desdicho una vez que acabó su guerra de mentiras y otras falacias.
 Su antecesor, Barack Obama, ha venido a Europa para calmar las perspectivas de que lo que este Trump Primero representa se expanda a países europeos de gran potencia. 
Se fue triste, así se le vio.
Cuando acabó la gira del presidente norteamericano éste fue retratado diciendo adiós.
 Con su ropa de siempre, que le va como la seda a su cuerpo bien tratado por el tiempo y por la salud, estuvo con todos los europeos que acudieron a su cumbre triste de despedida, y en todas las ocasiones dio tantos ánimos como los que se dan a familias atribuladas por el temor a que se acrecienten las enfermedades.
De todas esas fotos que lo han seguido hasta que se fue la que se me antojó más simbólica fue la última, que EL PAÍS publicó en su primera página de papel el pasado sábado.
 La boca "retrincada", como cuando no acabas de saber si ríes o sonríes, la sonrisa forzada y triste de los que no se atreven a reír por si los deudos lloran.
 En Estados Unidos él ha sido el otro, él sabe lo que es ser el otro, ese que representa, con igual ironía atacada, Josep Maria Flotats en Serlo o no.
 Y cuando se estaba montando en el Aire Force One Obama sabía que volvía a un país donde ya los otros vuelven a ser los de siempre, empujados al abismo de la incertidumbre por este ciclón que ha borrado de la cara de Obama, y de Europa, lo que aún había de confianza en la cara de los diferentes.
Ahora ya no sólo temerán los diferentes que ya conocen qué pasa cuando pasan ciclones así, sino los nietos de Europa, los que no conocieron ventoleras alentadas por personajes que consideran que defender su tierra es amenazar a otros con desposeerlos hasta de las ganas de vivir.

Los nietos de Carolina de Mónaco, protagonistas de la Fiesta Nacional en el Principado

La celebración de la fiesta nacional del Principado es uno de los actos más importantes para los compatriotas y la familia Real.


Andrea Casiraghi, Tatiana Santo Domingo y su hija India Casiraghi. Este es el primer acto oficial al que acude la pequeña.

Andrea Casiraghi, Tatiana Santo Domingo y su hija India Casiraghi. Este es el primer acto oficial al que acude la pequeña. Getty Images

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La princesa Carolina con su nieto Sacha y su hija pequeña, la princesa Alexandra.

 La princesa Carolina con su nieto Sacha y su hija pequeña, la princesa Alexandra.


La princesa Estefanía de Mónaco junto Carlota Casiraghi y su hijo Raphael. A la derecha de la imagen el hijo de Estefanía, Luis Ducruet

 La princesa Estefanía de Mónaco junto Carlota Casiraghi y su hijo Raphael. A la derecha de la imagen el hijo de Estefanía, Luis Ducruet

 


El príncipe Alberto y su mujer Charlenne acompañados de sus dos hijos, la princesa Gabriella y el príncipe Jacques.El príncipe Alberto y su mujer Charlenne acompañados de sus dos hijos, la princesa Gabriella y el príncipe Jacques. 


El príncipe Alberto de Mónaco pasa revista a las tropas. El príncipe Alberto de Mónaco pasa revista a las tropas.

De izquierda a derecha, la princesa Alexandra, la princesa Carolina, la princesa Charlenne, el príncipe Alberto y Andrea Casiragui y su hija India.  De izquierda a derecha, la princesa Alexandra, la princesa Carolina, la princesa Charlenne, el príncipe Alberto y Andrea Casiragui y su hija India.

Raphael Casiraghi , hijo de Carlota en el balcón del Palacio Real.Raphael Casiraghi , hijo de Carlota en el balcón del Palacio Real. 
La princesa Estefanía, Alberto de Mónaco, su mujer Charlenne y la princesa Carolina, durante le oficio religioso. La princesa Estefanía, Alberto de Mónaco, su mujer Charlenne y la princesa Carolina, durante le oficio religioso.

La princesa Carolina con sus dos nietos y su hijo Andrea Casiraghi. La princesa Carolina con sus dos nietos y su hijo Andrea Casiraghi.

  

Ojo con los chiringuitos financieros............................................... David Fernández

La estafa sufrida por Josep Borrell pone de manifiesto la importancia de operar solo con entidades registradas.

GETTY
Josep Borrell es catedrático de análisis económico, ingeniero aeronáutico, doctor en ciencias económicas y máster por Stanford. Además, ha sido secretario de Estado de Hacienda, ministro de Obras Públicas y presidente del Parlamento Europeo.
 Este impresionante currículo no le ha servido para esquivar una estafa protagonizada por un falso intermediario bursátil que le ha costado 150.000 euros.
El de ConsortFX —así se denominaba el supuesto bróker que timó a Borrell— es un caso de manual de cómo operan los falsos intermediarios y pone de manifiesto el peligro que suponen para los ahorradores, con independencia de su nivel de formación. 
El término “chiringuito financiero” define de manera informal a aquellas entidades que ofrecen y prestan servicios de inversión sin estar autorizadas para hacerlo.
 Son peligrosos porque en la mayoría de los casos la aparente prestación de tales servicios es solo una tapadera para apropiarse del capital de sus víctimas, haciéndoles creer que están realizando una inversión de alta rentabilidad.
 “Los elevados rendimientos que ofrecen suelen ser demasiado buenos para ser ciertos: solo son un cebo con el que consiguen que los inversores menos informados o más confiados les entreguen sus ahorros.
 Cuando no pueden justificar las pérdidas, simplemente desaparecen o cambian de nombre. 
Sencillamente, son estafadores”, explica la CNMV en una guía de reciente publicación.
Mientras que las empresas autorizadas para prestar servicios de inversión (sociedades y agencias de valores, gestoras de carteras, Eafis, bancos y cajas) están sometidas a las normas que regulan los mercados de valores y a controles por parte de los organismos supervisores, los chiringuitos actúan al margen de la legalidad.
 Esto supone que no están adheridos al fondo de garantía de inversiones o de depósitos, por lo que el dinero de los ahorradores no está protegido en caso de insolvencia. 
“No existe un tipo concreto de víctima ya que a menudo se trata de estafas muy elaboradas y con apariencia de credibilidad en las que puede caer cualquiera: pequeños empresarios, particulares con cierto nivel de ahorro, profesionales liberales… 
Es fácil resultar vulnerable ante las promesas de enriquecimiento rápido y sin riesgo de los chiringuitos, que por muy bien construidas que estén siempre son falsas”, advierte la CNMV. 

Patrones de actuación

Los canales que utilizan los chiringuitos financieros para contactar con sus potenciales víctimas no son distintos de los que puede emplear cualquier entidad legalmente autorizada para difundir sus propuestas comerciales entre clientes o posibles clientes: teléfono, cartas, correo electrónico o anuncios publicitarios.
 Para obtener los contactos recurren a bases de datos (a menudo obtenidas de forma fraudulenta) de las que extraen direcciones de personas que, por ejemplo, han suscrito un determinado producto financiero, reciben periódicamente una publicación económica o contestaron a alguna encuesta en la que reflejaron sus aficiones y situación económica familiar.
Es habitual que las personas tomen sus decisiones de inversión basándose en recomendaciones de conocidos o familiares. Sabiendo esto, en ocasiones los chiringuitos pagan grandes rentabilidades a los primeros clientes, utilizando para ello su propio dinero o el de otros inversores en una estafa piramidal. Así, la aparente eficacia de su gestión se difundirá de forma espontánea entre el círculo de relaciones de esos clientes satisfechos”, describen desde la CNMV.

Qué hacer si ya ha picado

1. Amenaza. Cuando la persona de contacto se vuelve inaccesible o no se atienden las solicitudes de reembolso, es aconsejable presionarlos para que devuelvan el dinero, amenazándolos si es necesario con acudir a las autoridades
. Este aviso no siempre es efectivo, ya que la situación de ilegalidad de los chiringuitos les permite desaparecer o cambiar de nombre con facilidad.
2. Aportaciones. En ocasiones su respuesta es que la inversión no ha ido como se esperaba y que es el momento de aportar más dinero ante el inminente cambio de tendencia del mercado.
 No hay que hacerles caso.
3. Denuncia. Tanto si el inversor consigue que le devuelvan todo o parte del capital como si no es así, es muy importante que ponga los hechos en conocimiento de la CNMV y denuncie lo ocurrido a la policía o al juzgado correspondiente.
Los chiringuitos financieros no aceptan un no por respuesta y utilizan diferentes técnicas de persuasión para convencer a sus potenciales víctimas. 
Una estrategia típica es la de las predicciones acertadas: hacen un gran número de llamadas y a algunos ahorradores les dicen que la Bolsa bajará y a los otros que subirá.
 En los días siguientes repetirán el proceso, pero solo con el grupo con el que han acertado para que finalmente un reducido grupo de ellos se dé cuenta de su infalibilidad.
 También suelen transmitir apariencia de respetabilidad y éxito (visten trajes caros y alquilan buenas oficinas); abusan de las explicaciones incomprensibles y del uso de tecnicismos; ofrecen grandes beneficios con pocos riesgos; insisten para que se tome una decisión rápida; y realizan una presión psicológica (pueden llegar a la descalificación, cuestionando la inteligencia o habilidad del inversor para tomar una decisión).
“La mayor parte de las actitudes y argumentos empleados por los chiringuitos no se darían en intermediarios autorizados ya que éstos se encuentran sujetos a estrictas normas de conducta.
 Deben de mantener adecuadamente informados a los clientes y los datos que aporten tienen que ser imparciales, claros y no engañosos”, concluye el supervisor bursátil.

 

Aunque la jaula sea de oro......................................................................... Juan José Millás 1 min.

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ESTA TAZA de oro de 18 quilates, signifique lo que signifique quilates, se expuso en uno de los servicios de la quinta planta del Guggenheim de Nueva York. 
Ya ven ustedes las estrecheces del lugar, la esquina incómoda en la que destaca más que una tarántula en un plato de nata (cortesía de Raymond Chandler), el suelo de granito común, el portarrollos de papel higiénico grosero.
Creía uno que el Guggenheim de Nueva York disponía de mejores instalaciones para sus visitantes.
 La particularidad es que el objeto, obra del artista Maurizio Cattelan, no solo se podía tocar, sino que te podías cagar en él. Literalmente, se entiende.
 Y había cola, pese a la frialdad de sus bordes. Le venían a uno a la memoria los retretes japoneses, por el interior de cuyas tapaderas orgánicas, muy capilarizadas, discurre un torrente de agua tibia que los muslos agradecen
El oro y la mierda siempre han guardado una relación muy estrecha (véase Freud), hasta el punto de que en ocasiones se confunden. Recuerden ustedes, si tienen hijos, el alborozo con el que los pequeños muestran a los papás sus primeras defecaciones conscientes y la alegría con la que estos las reciben.
 Recuerden también cómo Jacobo Gordon, uno de los protagonistas de la Gürtel, se iba al váter a contar la pasta del soborno.
 Lo que estaba por ver era que se fabricara un retrete con la misma materia que estaba destinado a recibir. 
Viene a ser como fabricar una cuchara de harina o un cuchillo de carne de ternera.
 Ahí es donde debe de residir el arte de la pieza. 
Ahora bien, aunque la jaula sea de oro no deja de ser prisión.

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