Intentar imponer positividad al paciente, relativizar la enfermedad o
pasarnos de dramáticos no ayuda, sino que empeora su ánimo.
La actriz Shannen Doherty
posa con su madre tras recibir recientemente un premio de la American
Cancer Society por su coraje frente a la enfermedad.
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Hay palabras que siguen asustando, una de ellas, sin duda, es la palabra cáncer.
Porque aunque hoy en día hay tratamientos más personalizados y mejores
pronósticos, lo cierto es que el momento en el que se nos comunica su
diagnóstico, supone un antes y un después.
Tanto para nosotros, como
para las personas de nuestro entorno.
Desde la Asociación Española contra el Cáncer (AECC)
afirman que “el cáncer sigue siendo la enfermedad más temida.
Es cierto
que en los últimos años hemos avanzado bastante en la normalización de
esta palabra, gracias a campañas específicas y a testimonios de personas
conocidas que han hablado abiertamente de su enfermedad, pero aún nos
queda camino por recorrer.
En cualquier caso, el objetivo no debería ser perder el miedo al cáncer sino hablar del cáncer con naturalidad”.
Por su parte, Miguel Rojas, psicooncólogo del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC),
aporta que otra de las dificultades es la falta de información que hay
sobre la enfermedad entre la población.
Ello se observa en que “aunque
cada vez el cáncer se asocia más a una enfermedad crónica, aún se sigue
asociando cáncer a una enfermedad terminal, independientemente del tipo
que sea”. Igualmente, el experto insiste en que aunque hay una
importante concienciación en el caso de, por ejemplo el cáncer de mama,
en otros casos, como puede ser un cáncer hematológico, “existe un gran
desconocimiento acerca de los síntomas de la enfermedad”, o como señalan
desde AECC, hay ideas que no terminan de quedar claras “como la
diferencia que hay entre grado y estadio, qué es una metástasis, cómo se
administran los tratamientos y con qué fin, qué diferencia hay entre
diagnóstico y pronóstico, etc.”
El impacto psicológico
Dado este contexto, otro de los principales retos es sin
duda minimizar el impacto psicológico de la enfermedad en el paciente.
Como apuntan desde AECC “el apoyo psicológico puede resultar muy
beneficioso desde el primer momento”, y si bien ambas asociaciones
cuentan con servicios de apoyo psicooncológico, recuerdan que gran parte
del apoyo provendrá desde su entorno social y familiar.
Aunque todos intentamos ayudar en un momento como este, no
siempre lo hacemos de la manera más adecuada, por ello, los expertos
resumen algunas de las frases que es mejor no utilizar cuando alguien
nos cuenta que le han diagnosticado un cáncer:
1. “No te preocupes que no pasa nada”:
Desde GEPAC insisten en que naturalizar no es sinónimo de relativizar,
ya que al fin y al cabo “un diagnóstico de cáncer es una de las
situaciones más difíciles, estresantes y que más atemoriza en nuestra
sociedad. Pocas enfermedades originan tantos problemas que afectan a
nivel cognitivo y emocional”.
No hay que olvidar que aunque hoy en día,
gracias a los cribados, al diagnóstico precoz y a los nuevos
tratamientos, los pronósticos son más favorables, existen factores como
“su cronicidad, la incertidumbre ante su evolución, los efectos
secundarios de los tratamientos y la connotación social de la palabra
cáncer que son generadoras de malestar psicológico”.
3. “Si eres positivo te vas a curar”: Es
una de las ideas que destacan desde GEPAC, puesto que además no ser
cierta, puede generar una importante frustración.
Que te diagnostiquen
un cáncer no es una noticia positiva, y por supuesto, el paciente, como
cualquier otra persona en cualquier otra circunstancia de la vida,
tendrá momentos mejores y peores.
“Hay una tendencia muy arraigada a
pensar que la actitud que el paciente tenga durante su enfermedad va a
determinar el progreso de la misma.
Por ello, es muy normal que los
enfermos oigan frases como: ‘tienes que ser fuerte y luchar’, ‘tienes
que estar positivo’, ‘tu actitud es parte de la curación’, ‘ya verás
como todo va a ir bien, pero depende de ti’, ‘si estás desanimado, la
enfermedad lo nota’, etc.”, recuerdan por su parte desde AECC.
Este tipo
de comentarios generan una presión enorme en el paciente, que no es
capaz de estar siempre contento y positivo, puesto que “lo normal es
tener miedo, tristeza, rabia y desesperanza, por lo que la imposición
del positivismo sólo genera un sentimiento añadido de culpa”.
4. “Es lo peor que te puede pasar”: Si bien
hay que entender que la persona pueda tener sus altibajos, lo que desde
luego no ayuda es contribuir con nuestra negatividad en sus momentos
malos.
“Hay personas que confunden dramatismo con empatía, y que piensan
que el paciente se siente acompañado y comprendido ante expresiones
como: ‘qué horror lo que te ha tocado vivir’, ‘es lo peor que te podía
pasar’, ‘el cáncer, ya se sabe…’, ‘tu familia debe estar destrozada’,
etc.
Este tipo de afirmaciones aumentan el miedo que el paciente tiene
hacia la enfermedad e intensifican sus niveles de angustia”, afirman
desde AECC. Desde GEPAC, recomiendan en cambio mejorar la comunicación
con “herramientas para convivir el día a día con la enfermedad”.
5. “No digas eso”: Muchas veces, sin darnos
cuenta, imponemos a la otra persona lo que debe de decir, pensar o
incluso sentir, en lo que la AECC explica como una “imposición de unas
emociones que el paciente no siente y la negación a que exprese lo que
realmente siente”.
Así surgen expresiones como ‘pero no llores, tienes
que ver la parte buena’, ‘no digas eso, que tu familia te tiene que ver
bien’, ‘tienes que estar contento porque te han diagnosticado a tiempo’.
En opinión de la AECC “estas expresiones hacen que el paciente tenga
que hacer frente a sus emociones en soledad, cuando lo que realmente
necesita es que alguien le diga: ‘cuéntame cómo te sientes’ y que no le
interrumpa, sino que valide sus emociones sin intentar negarlas o
cambiarlas.
6.“A mi tía le pasó lo mismo”: Hoy en día es difícil no
haber tenido a alguien cercano que haya padecido la enfermedad, pero ni
todos los tipos de cáncer son iguales, ni desde luego todas las
personas lo viven de la misma manera.
“Comparar la situación del
paciente con otras puede ser muy contraproducente, puesto que cada caso
es totalmente diferente.
El paciente lo sabe y no es capaz de
identificarse con otros casos”. Asimismo, desde GEPAC recuerdan que otro
tipo de frases como ‘pues tal persona está fenomenal’, ‘hay un artículo
muy bueno que dice que…’ o ‘he leído que hay un tratamiento nuevo que
cura el cáncer…’, porque puede generar expectativas que no tienen por
qué estar relacionadas con la enfermedad concreta del paciente.
2. “Tienes que dejarte ayudar”: Muchas
veces intentando ayudar, lo que hacemos es pasarnos de sobreprotectores y
nos empeñamos en crear necesidades que esa persona a lo mejor no tiene.
Frases del estilo ‘tienes que hablar con alguien’, ‘tienes que
desahogarte’, ‘tienes que dejar de trabajar’, ‘tienes que pedir ayuda’, o
cualquier otra que empiece por ‘tienes que…’, según la AECC “sólo
generan inseguridad en el paciente.
La ayuda debe ofrecerse, no
imponerse.
Cuando a una persona le diagnostican un cáncer, no se
convierte en otra persona, sigue siendo ella, con su capacidad para
reflexionar, para tomar decisiones y para saber qué desea y qué no desea
hacer”.