El escritor español comparte el galardón de la Biblioteca Pública de Nueva York con, entre otros Harry Belafonte, Hilary Mantel y Colm Tóibín.
"Me lo propusieron el año pasado pero tenía otros compromisos y lo pasaron a este.
Me hace particular ilusión compartir este premio con Belafonte porque me encanta desde niño.
Me gustaba mucho cómo cantaba los calypsos y como actor", revelaba en una entrevista con Efe días antes de su viaje el autor de Corazón tan blanco y Tu rostro mañana.
Pero Belafonte y Marías (Madrid, 1951) no fueron los únicos premiado esa noche con unos galardones que muy pocos no anglosajones tienen, entre ellos el checo Milan Kundera, el turco Orhan Pamuk o el sudafricano Nelson Mandela: también lo recibieron anoche los escritores Hilary Mantel y Colm Tóibín y la periodista Peggy Noonan.
"Estoy muy halagado con que me lo den.
Que se fijen en uno de fuera está bien.
Además, admiro mucho a Tóibín y aunque el género de Mantel [el histórico] no me interesa mucho, el libro que he leído de ella está muy bien hecho", alababa días antes en Madrid.
Le hizo "gracia" que le concedieran el premio pero, admite, le da "un poco de pereza" porque "no es muy dado" a "este tipo de cosas".
"Lo miraré todo con diversión y extrañeza.
No puedo evitar pensar que será como en las películas.
Espero divertirme y pasármelo bien. Aunque soy reacio, quitando el rato de la entrega lo veré con diversión", pronostica.
Fue una gala al estilo de los bailes de Truman Capote, una "ocasión singular" en la que Marías, autor de catorce novelas, tres libros de relatos, más de una veintena de ensayos y colecciones de artículos, se puso esmoquin y pajarita.
La Biblioteca Pública de Nueva York, en pleno centro de Manhattan, alberga tesoros en sus centenarios estantes como manuscritos de Walt Whitman y Jorge Luis Borges o una Biblia de Gutenberg, y su entrada está presidida, según recuerda Marías, por los gigantescos leones Fortaleza y Paciencia.
El español aprovechará el viaje para presentar, en Nueva York y Filadelfia, en distintas conversaciones con lectores y otros autores, como Garth Risk Hallberg (La ciudad en llamas), la edición inglesa de su última novela, Así empieza lo malo (Thus bad begins).
A él, que es traductor y al que han traducido a 40 idiomas, le parece que lo sucedido con el Premio Nacional que se concedió por error para la versión en euskera de las obras completas de Santa Teresa que realizó el carmelita Luis Baraiazarra, es "un poco absurdo", tanto porque se le prive del galardón -el original tenía que haber sido en una lengua extranjera- como por el trabajo en sí.
"Me parece un poco absurdo que se traduzca a un autor que escribe castellano a una de las otras lenguas.
Yo mismo creo que tengo traducida al catalán una de mis obras, pero me parece un poco superfluo.
La gente que lee la puede leer en castellano sin problema".