Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

8 nov 2016

Ya hay acuerdo: Angelina Jolie se queda con sus seis hijos

Los niños permanecerán con la actriz mientras Brad Pitt seguirá luchando por la custodia compartida.

Angelina Jolie y Brad Pitt, en Londres en 2014. Cordon Press
 

 

Un representante de Angelina Jolie ha informado de que la actriz y Brad Pitt han llegado a un acuerdo sobre la custodia de sus seis hijos
. Sin embargo, un portavoz de Pitt asegura que este todavía aspira a obtener la custodia compartida y seguirá luchando por ella.
El representante de la actriz ha declarado en exclusiva a People: "Podemos confirmar que los profesionales de los servicios sociales infantiles han alentado un acuerdo legal aceptado y firmado por ambas partes hace una semana.
 De acuerdo con él, los seis niños permanecerán bajo custodia de su madre, y continuarán las visitas terapéuticas con su padre.
 Esto ha sido determinado por los profesionales por ser en interés de los niños". 
Y añadió: "No estamos en condiciones de discutir los detalles".
 
Angelina Jolie y Brad Pitt junto a sus hijos Pax Thien, Shiloh y Knox en 2013 EFE
El mes pasado, la pareja acordó un plan temporal que incluía consejeros y visitas según lo recomendado por el Departamento de Servicios para Niños y Familias del Condado de Los Ángeles.
 Otra fuente involucrada dice que el acuerdo al que se hace referencia no se entiende como un acuerdo de custodia permanente y sí algo temporal.
Después de que el representante de Jolie anunciara que este nuevo pacto fue alcanzado, Pitt presentó su respuesta a la petición de su exmujer pidiendo compartir la custodia física y legal conjunta de Maddox Jolie Pitt, de 15 años, de Pahl Jolie Pitt, de Zahara Jolie Pitt, 11, Shiloh Jolie-Pitt, 10, y los gemelos Knox Jolie-Pitt y Vivienne Jolie-Pitt, 8. En su declaración de divorcio del 19 de septiembre, 
 Jolie pidió la custodia física exclusiva con derecho a visitas de Pitt.
Brad Pitt y Angelina Jolie anunciaron su separación el 23 de septiembre.
 La pareja se casó en secreto en agosto de 2014 en Francia después de 10 años de noviazgo. 
En total, 12 años de relación y seis hijos en común.
 Fue Jolie quien dio por terminado el matrimonio al presentar la solicitud de divorcio alegando “diferencias irreconciliables”. 
Sin embargo, días después se supo que un altercado en el avión privado de los actores en el que iban sus hijos determinó lo sucedido.
 En él, al parecer, Pitt tuvo un enfrentamiento con su hijo Maddox
 

La Fiscalía pide dos años de cárcel para Borja Thyssen

El hijo de la baronesa está acusado de defraudar medio millón de euros y de simular vivir en Andorra.

Borja Thyssen y su esposa, Blanca Cuesta. GTRES
La Fiscalía de Madrid pide dos años de cárcel con inhabilitación especial para el ejercicio del sufragio pasivo por el mismo tiempo para Borja Thyssen-Bornemisza, hijo de la baronesa Thyssen, por un delito contra la Hacienda Pública en relación con el IRPF del año 2007 en la cantidad de 592.557,72 euros.
Según el escrito de acusación de la Fiscalía, al que ha tenido acceso Europa Press, Borja Thyssen no presentó su declaración correspondiente en 2007 a pesar que durante dicho periodo residió más de 183 días en España.
Durante dicho año, el hijo de la baronesa percibió a 1,4 millones de euros de la venta de exclusivas y reportajes y para eludir cualquier tipo de tributación por dichas rentas utilizó la entidad GROSBRACH LLC. domiciliada en Las Vegas (EE UU) y una cuenta en el ANDBANK GRUP AGRICOL REIG de los que era titular.

Borja Thyssen, con su esposa Blanca Cuesta, su madre Carmen Cervera y sus cuatro hijos. GTRES
Ante la agencia tributaria Thyssen manifestó que residió en Andorra si bien tenía contratada su seguridad personal en España con dos empresas españolas para el territorio nacional. 
También se ha visto acreditada su presencia en España por los gastos de su tarjeta de crédito y por sus gastos ordinarios mensuales de Gas Natural, Endesa, Vodafone, Movistar y otros.
Además de la pena de cárcel, la Fiscalía de Madrid pide que indemnice a la Hacienda Pública por la misma cantidad que dejó de ingresar más los intereses de demora correspondientes.



 

7 nov 2016

Precioso




m o r i



f r e n c h


1 1 月 7 日

2 2 時 新 作 デ ビ ュ -



セレブな





m o r i  1 1 月 7 日 2 2 時 新 作 デ ビ ュ -









Una forma de sacudirse la caspa......................................................................... Manuel Vicent

A Fernando Trueba le gustaba la pintura, soñaba con Picasso, pudo haber sido pintor o escultor.

Fernando Trueba EL PAÍS
Fernando Trueba limita al norte con Billy Wilder, al este con Rafael Azcona, al oeste con el piano de Bebo Valdés y el clarinete de Paquito de Rivera y al sur con sus propios atributos, que suele asentarlos como baza en espadas en cualquier alegre sobremesa donde unos amigos de su cuerda compiten por ver quien es más cáustico, frívolo, ingenioso, demoledor y divertido.
Decía Rafael Azcona que no hay que fiarse de los proyectos cinematográficos que surgen al final de un almuerzo bajo la euforia de un par de orujos
. Los verdaderos proyectos se deciden a las once de la mañana en el despacho del productor ante un café con sacarina
. Frente a este principio canónico Fernando Trueba debe mucho de su éxito a la energía creativa que emanaba de una mesa del restaurante El Frontón, en la calle Pedro Muguruza de Madrid, donde solía tomar asiento una vez por semana en compañía del propio Rafael Azcona y de José Luís García Sánchez.
 La mesa tenía derecho de admisión: allí no se sentaba nadie que fuera idiota o pesado. 
El restaurante ha cerrado, pero si hoy se pasara un detector por aquel rincón puede que la aguja diera aún señales de la cantidad de talento e imaginación que había quedado desperdiciada en el aire.
 De esa mesa salieron, entre otras películas, Belle Epoque, con el Oscar incluido, y La niña de tus ojos, bajo la inspiración del orujo.
Los provincianos Máximo y Palmira, progenitores de Fernando Trueba, se habían asentado en el barrio de Cuatro Caminos en los años cincuenta y comenzaron a fabricar hijos alegremente, hasta ocho, mientras Franco hacía de las suyas. 
Era una familia de clase subalterna, pero al parecer los padres inculcaron a sus hijos una divisa de combate: pobres sí, pero tontos no.
 Ocho hijos suponía marcar territorios en habitaciones con literas, atronar el espacio con descargas del último rock, cubrir las paredes con carteles de héroes inasequibles, leer libros de aventuras con una linterna debajo de las sábanas.
 Los sueños de Fernando Trueba confluían con los de cada hermano en la olla familiar al mediodía y una forma de que no naufragaran en la ardiente sopera consistía en refugiarse los domingos con una bolsa de pipas en una sesión doble de un cine del barrio y pedir rescate a John Wayne, a Gary Cooper y a Humprey Bogart.
 Todo te iría bien en la vida si aprendías a caminar, a fumar, a mirar a las chicas como ellos sin que los olores a freiduría de los bares de Bravo Murillo te bajaran la autoestima.
Fernando en el colegio pasaba por ser el más listo de la clase y pronto se erigió también de forma natural en jefe del clan de los Trueba, gente toda muy despabilada, como se ha demostrado.
 Le gustaba la pintura, soñaba con Picasso, pudo haber sido pintor o escultor como su hermano Máximo o tal vez músico, pero todo cambió aquel día que en un cine de Cuatro Caminos vio la película Ariane, de Billy Wilder, y fue cautivado por la ironía, sarcasmo, inteligente frivolidad unida a la fascinación de este cineasta.
 Estaba claro que lo suyo iba a ser el cine si el cine era, como en este caso, la seducción entre la alada levedad de Audrey Hepburn y el carácter de Gary Cooper.
Todavía era un chaval con las manos en los bolsillos en las desoladas tardes de aquellos años sesenta en un Madrid donde se alternaban los anuncios de suspensorios ortopédicos con los gritos del Imperio hacia Dios, la publicidad del permanganato en los urinarios públicos con el cochinillo en Casa Botín que tomaba Ava Gartner.
En el curso 72- 73 se matriculó en la rama de Imagen de la Facultad de las Ciencias de la Información.
 Fernando Trueba pertenece a esa generación que decidió abominar de la España negra, de la caverna y la clerigalla, más por estética que por ideología y comenzó a ejercer los nuevos ritos con un desenfado ácrata. 
Pronto llegaron en su ayuda las canciones de George Brassens, los juegos con una cámara super 8, el primer viaje a París, las discusiones infinitas sobre literatura, cine, política seguidas de borracheras en los bares de Reina Victoria, las revistas Fotogramas, Cinemanía, Cahiers du cinéma y la nouvelle vague.
El lado gamberro, el exabrupto detonante como redención, el hecho de que a esta vida hemos venido a divertirnos montando pollos comienza a formar parte de su estética vital.
 “No me he sentido español ni un solo minuto de mi vida”.-dijo un día ante un ministro al recibir un premio nacional. Eso es exactamente ser español, pero no de la España de Rouco Varela ni de cebollinos reaccionarios.
 Fernando Trueba fue de los primeros en descubrir que los jóvenes de su generación habían comenzado a estar en el mundo de otra manera, a amarse sin decir te quiero, a sentirse españoles de una forma distinta si se sacudían la caspa de encima. 
Su obra iniciática, Opera Prima, fue una definición propia que ya no abandonaría: la ácida búsqueda del lado más inteligente del espectador para despertarle una risa disolvente, sello de la casa, como sucede en La reina de España, su último trabajo.