Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

22 oct 2016

Miguel del Arco, la explosión del dramaturgo Rocío García

Miguel del Arco ha sido nadador, cocinero, guionista, actor, bailarín y cantante antes de convertirse en un renovador de las artes escénicas españolas. No ha dejado de arriesgarse y ahora da el salto a la dirección de cine con una gran tragedia griega, ‘Las furias’.

ES EL MISMO chico que se presentó a un concurso de striptease en el que competían hombres y mujeres y con el que ganó 100.000 pesetas de entonces que fueron a aliviar la angustiosa economía familiar.
 Nunca ha perdido el arrojo o la temeridad, pero tampoco levanta los pies de la tierra. 
En cualquier momento se pone a recoger los vasos de un bar o hace de taquillero en el teatro.
 Para él nada es una tragedia. La suya ya la pasó. Fue la repentina muerte de su hermano Alberto, en 48 horas, con 40 años.
 “Es mi primer contacto real con la muerte. Cualquier muerte que sobrevenga ahora será durísima, pero ninguna como la de Alberto”. 

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Otro drama, silencioso, acecha a una familia pero esta vez en la ficción. La venta de una casona en la costa del norte, el paraíso de recuerdos infantiles y momentos felices, desata todas las furias que la familia venía acumulando desde lejos. 
Un padre exitoso, endogámico y ahora sin memoria, una madre profesional que afronta valiente una nueva vida, tres hijos de fuerte personalidad pero abrumados por el peso de sus progenitores.
 Y una nieta triste y soñadora. 
 Las maldiciones, los rencores, los reproches y frustraciones saltan por los aires en esta historia, a modo de gran tragedia griega, que cuenta con un reparto estelar: Carmen Machi, José Sacristán, Gonzalo de Castro, Bárbara Lennie, Alberto San Juan, Emma Suárez, Mercedes Sampietro, Pere Arquillué y Macarena Sanz, y que inauguró ayer la 61ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci). Su estreno en salas será el próximo 11 de noviembre.
 Para llegar hasta aquí, Miguel del Arco ha realizado un largo viaje desde sus comienzos como guionista, cortometrajista, actor, bailarín y cantante. Se ha convertido en el hombre que ha revolucionado la escena en España. 
El mismo audaz que se ha lanzado a reabrir con éxito las puertas de un teatro, el antiguo Pavón, junto a sus socios Aitor Tejada, Israel Elejalde y Jordi Buxó, en una suerte de aventura caballeresca. 
Sus montajes, desde aquel mágico La función por hacer, silencioso y casi clandestino al principio,  convertido en un grito desgarrador y creativo de largo alcance, se esperan con interés.
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Bob Dylan es “descortés y arrogante”, según un miembro de la Academia de los Nobel

El escritor Per Wästberg reprocha al cantautor no responder a las llamadas de la institución sueca ni darse por aludido por el premio.

Bob Dylan, en un concierto en Los Ángeles en 2012. AP

El escritor sueco Per Wästberg, miembro de la Academia sueca, ha calificado de "descortés" y "arrogante" a Bob Dylan por no reconocer públicamente el Premio Nobel de Literatura con el que ha sido distinguido este año en una entrevista en la televisión pública sueca SVT, ni responder a las llamadas de la institución. "Creo que es justo decir que su reacción hasta el momento ha sido descortés y arrogante", dijo Wätsberg en una entrevista en el programa cultural Kulturnyheterna, además de considerar de mal gusto la actitud del cantante.
Asimismo dijo no haberse sorprendido de que Dylan retirara a las pocas horas de su página en Internet la frase "ganador del Premio Nobel de Literatura" que había incluido en una reseña publicada este miércoles para promocionar el libro The Lyrics: 1961-2012, sobre las letras de sus canciones. 
"Fue poco sorprendente. Parece ser un hombre muy gruñón y reacio y no me pareció para nada sorprendente", afirmó
. La Academia sueca continuará manteniendo un perfil bajo, aseguró Wästberg, quien agregó que la pelota ahora está en el lado de Dylan.
 "Nos relajaremos y esperaremos. O bien aparecerá, en cuyo caso será bienvenido, o bien no aparecerá, y en ese caso organizaremos cualquier otra cosa para el banquete.
 En cualquier caso, sigue siendo uno de los premiados", zanjó.
Desde que la Academia sueca anunciara el pasado día 13 que Dylan, de 75 años, era el ganador del Premio Nobel de Literatura de este año, ha habido numerosos intentos de contactar con el cantante para comunicarle formalmente la distinción.
 No obstante, Dylan no ha hecho ningún comentario al respecto a pesar de haber ofrecido un concierto ante miles de seguidores en Las Vegas el mismo día del anuncio. 
 La Academia sueca comunicó el martes que no dedicará más tiempo ni esfuerzos en dar con el notoriamente esquivo cantante, aunque también dijo que espera que Dylan acuda a la ceremonia de entrega de los premios en Estocolmo, a pesar de no haber respondido a sus llamadas de teléfono.

 

Carolina Herrera, 35 años de aristocrática belleza............................................... Mateo Sancho Cardiel

Viste a famosas pero su secreto está en seducir a fortunas anónimas.

Carolina Herrera saluda tras un desfile en Nueva York. REUTERS QUALITY / getty image
 
 

Contaba el cronista y escritor de moda Michael Gross tras pasar la Nochevieja de 1986 en casa de Carolina y Reinaldo Herrera que la deliciosa anfitriona les había sorprendido con un detalle de lo más chic: les había hecho comer 12 uvas justo antes de la medianoche. 
 Esta anécdota resume cómo la diseñadora venezolana, cuya firma cumple 35 años, es capaz de vestir de sofisticación incluso a las 12 campanadas españolas y convertirlas en el plan más cotizado de Nueva York.
Carolina Herrera celebra sus siete lustros en la moda.
 Sin embargo, parece que han sido más, porque es pilar fundacional de la industria tal y como la entendemos
 Que, como muchas otras divas, se quita años en un gesto coqueto.
 Pero no: se equiparó rápido como guardiana de las esencias de la aristocracia (un concepto que en Nueva York solo podía ser de importación) a un Valentino y a un Óscar de la Renta que tenían casi 10 años más y habían empezado más de dos décadas antes.
Carolina Herrera, en Nueva York 1987. GETTY IMAGES
Había sido retratada por Andy Warhol en los setenta, era habitual en el Studio 54, trabajaba para Emilio Pucci, pero no como diseñadora sino como relaciones públicas, y era una habitual de las listas de mejor vestidas.
 Como escribió una vez André Leon Talley, cuando aparecía era como si las aguas del mar Rojo se abrieran. Era icono de la moda sin enfundarse un dedal.
 Dado que nació entre algodones en Caracas como María Carolina Josefina Pacanins y Niño y vistió con 15 años su primer Lanvin, resumió una vez: “Mi ojo está acostumbrado a ver cosas bonitas”. 
Llegado el momento, se dio cuenta de que si tenía que encargarse de hacerlas ella misma, así sería. 
Fue la icónica editora de Vogue Diana Vreeland, la misma que puso a posar con elefantes a Dovima para Richard Avedon, quien le sugirió en 1981 que hiciera su propia colección. 
Y así, a los 42 años, con cierto síndrome del aburrimiento adinerado, debutó con aires de vaca sagrada con un desfile en el Metropolitan Club.
 “Tuvimos música en directo interpretada por Cole Porter y todo Nueva York estaba allí (…) Bianca Jagger y Steve Rubell estaban.
 A él no le dejaron entrar por no llevar corbata, así que fue a Bergdorf Goodman, se compró una y volvió”, recordaba en las páginas del New York Times.
Fue fundamental el impulso que le dio el vestido que hizo para Caroline Kennedy en 1986, pero puede decirse que, casi desde el principio, todo el mundo asumió que Carolina Herrera jugaba en la liga de los grandes.
 Y no hace falta decir que, pese a que su nacimiento como diseñadora compartió comadrona con el cardado y la hombrera, desde el principio se instaló en lo atemporal.
Si algo demuestran los actos de festejo de este aniversario —desde la edición de un lujoso libro editado por Rizzoli que llegará a España próximamente y presentado ya ante la crème de la crème en Nueva York, a la exposición que cierra este fin de semana en Savannah, Georgia— es que las épocas se difuminan en la evolución de la diseñado-ra. “La moda no dura.
 Lo que no cambia y lo que siempre voy buscando es la belleza”, es el mantra de CH.
Penélope Cruz, en la entrega de los Premios Goya 2007. Gtres online
A esa búsqueda de lo bello suma un afilado olfato comercial. Tiene claro que, pese al espaldarazo que Jackie Onassis, Michelle Obama, Sarah Jessica Parker o Penélope Cruz hayan dado a sus diseños, la sostenibilidad está en seducir a las fortunas anónimas.
 O más aún: en aquellas mujeres que solo se atreven una vez en la vida a gastarse una cantidad inusitada en un vestido de gala y saben que la opción infalible lleva el nombre de Carolina Herrera. 
Luego llegaron los perfumes y su apertura al mercado masculino.
 Y así, en 2000 abrió su propia tienda en la calle 75 con Madison.
 Y es que tras la muerte de Óscar de la Renta, las retiradas de Valentino o Ralph Lauren y las salidas de las más jóvenes Diane von Fürstenberg y Donna Karan ya solo queda ella al pie del cañón. Alguien que, a pesar de representar la élite, siguió desfilando en las carpas del Lincoln Center en la Semana de la Moda de Nueva York hasta que las desmantelaron, sin querer seguir a los demás popes que preferían encontrar sus propios espacios. 
A sus 77 años sabe que no quiere enrocarse en su microcosmos sino estar ojo avizor a lo que sucede en el mundo, pues otro de sus mandamientos es: “Mantén siempre los ojos bien abiertos.
 Es la manera de que la belleza te encuentre”.

 

¿Cómo llevarlas? Las 'bombers' que amarás esta temporada















por Iratxe Plaza /


por Iratxe Plaza /