Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

18 oct 2016

Europa intenta aterrizar en Marte en busca de vida................................................. Nuño Domínguez

El módulo 'Schiaparelli' se prepara para su descenso mañana sobre el planeta rojo.

Reconstrucción del módulo 'Schiaparelli' en Marte. ESA / VÍDEO: REUTERS-QUALITY
En estos momentos, una nave de 600 kilos se dirige hacia Marte a miles de kilómetros por hora y en una trayectoria de colisión.
 Su objetivo es aterrizar con éxito en un planeta donde, en medio siglo largo de exploración espacial, más de la mitad de las misiones han fracasado.
El aterrizaje del módulo Schiaparelli forma parte de ExoMars, un proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA) con la participación de Rusia cuyo objetivo final es buscar vida en Marte. La primera fase del proyecto, ExoMars 2016, afronta ahora sus momentos más decisivos con la llegada del módulo, que debe poner a prueba las nuevas tecnologías de aterrizaje
Esas tecnologías se usarán para enviar a Marte el primer vehículo de exploración europeo en 2020.
Está previsto que Schiaparelli entre en la fina atmósfera de Marte mañana a las 16:43, hora peninsular española, a una velocidad de 21.000 kilómetros por hora.
 Lo que pase en los seis minutos siguientes decidirá el éxito de la misión.
Está previsto que Schiaparelli entre en la fina atmósfera de Marte mañana a las 16:43, hora peninsular española, a una velocidad de 21.000 kilómetros por hora. Lo que pase en los seis minutos siguientes decidirá el éxito de la misión.
“Por ahora todo va como esperábamos”, explicaba ayer Leo Metcalfe, responsable de Operaciones Científicas de ExoMars 2016
. Este sería el primer aterrizaje exitoso de una nave europea en Marte y el segundo intento de conseguirlo.
Schiaparelli desciende a la superficie.
“Por ahora todo va como esperábamos”, explicaba ayer Leo Metcalfe, responsable de Operaciones Científicas de ExoMars 2016. 
Este sería el primer aterrizaje exitoso de una nave europea en Marte y el segundo intento de conseguirlo. 
 El pasado domingo, el módulo de aterrizaje se separó del orbitador Orbitador de Gases Traza (TGO, en sus siglas inglesas). Mañana, prácticamente a la vez, este vehículo encenderá sus cohetes para esquivar el planeta rojo, frenar, y quedar en su órbita, mientras el Schiaparelli desciende a la superficie.
Este sería el primer aterrizaje exitoso de una nave europea en el planeta
“Más que un aspecto crítico, afrontamos una secuencia de eventos críticos”, comenta Metcalfe.
 Primero, la sonda usará un escudo térmico que llegará a alcanzar unos 1.600 grados por el rozamiento con el aire marciano y le ayudará a frenar en un primer tramo.
 A 11 kilómetros de la superficie se desplegarán los paracaídas, que reducirán la velocidad hasta los 250 kilómetros por hora.
 Después se encenderán los propulsores hasta que la nave esté a unos dos metros de la superficie, cuando el Schiaparelli caerá por sí solo, a unos 10 kilómetros por hora, protegido por una estructura deformable que lo parará en seco e impedirá que vuelque.

A la vista de 'Opportunity'

Puede que Schiaparelli aterrice en medio de una tormenta. “Estamos justo en un periodo de alta probabilidad de tormentas de polvo en Marte y la semana pasada nos informaron de que parece haber actividad de este tipo en la zona de aterrizaje”, explica Metcalfe.
 Esta posibilidad ha sido prevista por los ingenieros de la misión y se espera que no afecte a la nave, aunque sí es posible que emborrone las primeras imágenes desde el Meridiani Planum, la llanura cercana al ecuador de Marte a la que se dirige la nave.
Bautizado en honor a al astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli (1835-1910), el aterrizador europeo lleva una pequeña carga de instrumentos científicos que, por primera vez, permitirán analizar los campos eléctricos que generan las partículas de polvo al moverse, explica Tanya Lim, científica de ExoMars 2016.
Desde el momento del aterrizaje el centro de control de la ESA, en Darmstadt, Alemania, esperará una señal de confirmación de que la nave “está viva y en buenas condiciones”, resume Metcalfe. El TGO plegará su antena mientras enciende sus cohetes durante más de dos horas para frenar y quedar anclado en órbita de Marte, con lo que no podrá transmitir las señales de Schiaparelli. Un radiotelescopio en Pune, India, espera captar la primera señal del aterrizador, “aunque no está garantizado que pueda hacerlo”. 
Serán dos orbitadores, el Mars Express de ESA y el MRO de la Nasa, los que puedan rebotar la señal a la Tierra y confirmar el estado del módulo a lo largo de la tarde.
También existe la posibilidad de que el rover Opportunity de la NASA, que lleva explorando esta zona de Marte desde 2004, pueda ver la sonda europea en su descenso y fotografiarla. 
"Solo vería una pequeña mancha en el cielo marciano, pero sería un momento fascinante", reconoce Metcalfe.
 Las primeras imágenes de Schiaparelli desde el Meridiani Planum, una llanura cercana al ecuador de Marte, no llegarían hasta el jueves, según el responsable científico.
En 2014, el rover Curiosity de la NASA detectó la presencia en la zona ecuatorial de Marte de extrañas concentraciones de metano.
 La presencia del gas parecía aumentar de repente y luego desaparecer.
 En la Tierra, este gas es casi siempre signo de presencia de seres vivos.
 Uno de los principales objetivos científicos de ExoMars 2016 será analizar en detalle cuál es la fuente del metano en Marte y determinar si lo producen seres vivos. En 2020, el rover europeo podrá acudir hasta la fuente del gas y perforar el suelo con un taladro en busca de vida.
“Vamos a poder medir el metano con una sensibilidad 100 veces superior a la de cualquier otro instrumento”, resalta Miguel Ángel López, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía y miembro del equipo que ha desarrollado el instrumento Nomad, uno de los cuatro a bordo del TGO, que se ocupará de analizar los gases traza presentes en la atmósfera marciana. 
El orbitador tiene previsto hacer unas mediciones iniciales en noviembre, pero su misión científica no comenzará hasta finales de 2017.


 

17 oct 2016

Tú misma

Grandes Hermanos y Grandes Hermanas en la Rae

Grandes Hermanos y Grandes Hermanas en la Rae, y a gritos, aunque sea escrito se nota ese enfado envidioso y competitivo llamando a Pérez Reverte "Autor de bets Sellers"" y eso es malo? porque los escribe muy bien.....y es posible que haya escrito muy buenas novelas, porque yo lo conocí con La Tabla de Flandes y va por la mar en su embarcación, y juega al ajedrez y asiste a premios de blogueros y me gusta como escribe y mucho esperando estoy que salga su último libro. 
 
Con un título de soterrada elegancia irónica, Los académicos y las académicas (EL PAÍS, 12 de octubre), Jesús Ruiz Mantilla da cuenta del enésimo episodio en “la más que civil batalla” (diría Juan de Mena) de quienes rechazan por sexista el uso natural y espontáneo del castellano y se empecinan en introducir especificaciones tan artificiales, tan insensatas como “nosotros y nosotras”.
La cosa arranca ahora de una pieza publicada en la prensa y en la Red, en la que Arturo Pérez-Reverte embiste contra los miembros de la Academia que se negaron a hacer suya la petición que unos supuestos profesores le habían enderezado a él a título personal: se trataría de pedir amparo (?) frente a la sugerencia surgida en la Junta de Andalucía de imponer en las aulas los “todos y todas”, “los madrileños y las madrileñas” y demás prevaricaciones por el estilo.

Aunque con obvia base lingüística, una cuestión política, en la que la Real Academia Española (RAE) no tiene por qué entremeterse, por más que nunca sobre recordar por quien sea cuál es la realidad del idioma que la institución se limita a registrar en su Gramática. Ahora bien, es el caso que el alatristemente célebre productor de best sellers no deja de incurrir a su modo en “el ridículo desdoblamiento de género” que con razón denuncia. Cito a la letra: “En la RAE —escribe— hay de todo.
 Gente noble y valiente y gente que no lo es. Académicos hombres y mujeres de altísimo nivel, y también, como en todas partes, algún tonto del ciruelo y alguna talibancita tonta de la pepitilla”. (Gloso en latín el último sustantivo: pudienda muliebris.)
(Gloso en latín el último sustantivo: pudienda muliebris.) En ese contexto, advertimos que el primer “gente” es un rodeo del mismo tipo que “la ciudadanía” para evitar “los ciudadanos” y que en seguida viene el palmario desdoblamiento “hombres y mujeres”.
Con todo, le sigue otro aun más pintoresca y penosamente sexista. Podía haber hablado de académicos tontos y talibanes, pero le parece preferible discriminar soezmente: “tonto del ciruelo” y “talibancita tonta de la pepitilla”.
 Pero nótese que “alguno” tiene ahí un valor genérico, inespecífico, funcionando de hecho como un ambiguo plural: “alguno” no quita que haya más de uno, casi lo postula.
 A falta de cualquier precisión de nombres, no sé cómo habrán recibido el maltrato los miembros de la docta casa, y en especial todas las dignísimas señoras académicas, de la veterana Margarita Salas a la novel Clara Janés.
La conclusión, en palabras del propio Reverte: “Hay académicos que dan lustre a la RAE, y otros a los que la RAE da lustre”.

Paco Rico, autor del ‘Quijote’........................................................ Arturo Pérez-Reverte.

Arturo Pérez-Reverte, en esta réplica al artículo de Francisco Rico publicado en estas páginas la semana pasada, fija la clave del enfrentamiento en la versión que el escritor hizo de la obra maestra de Cervantes para uso escolar.


Fachada del edificio de la Real Academia Española.

El profesor Paco Rico, conspicuo cervantista y académico de la RAE (personaje que aparece, por cierto, con expreso agrado por su parte, en mi novela Hombres buenos), publicó hace poco un artículo en EL PAÍS, que a algunos lectores y amigos, e incluso a mí, sorprendió sobremanera.
 No por la confusa sintaxis y ortografía del texto ni por citar mal en latín pudienda muliebris en vez de pudendum muliebre o pudenda muliebria (extremos ambos inexplicables en alguien de la enorme, casi desaforada, talla intelectual del profesor), sino por la biliosa virulencia con la que se pronunciaba sobre mi persona.
Y más sorprendente aún, habiendo tenido como tuvimos Paco Rico y yo, en otro tiempo, una razonable amistad y un mutuo y público respeto, con flores mutuas y comentarios elogiosos hacia el trabajo de cada cual, salvando las naturales distancias, incluido algún artículo firmado y publicado por Rico, también en EL PAÍS, donde elogiaba con entusiasmo (espero que sincero en ese momento, pues nadie se lo pidió por mi parte) las novelas del capitán Alatriste; para alguna de las cuales, por cierto, escribió incluso un magnífico soneto, publicado en El puente de los asesinos, séptimo volumen de la serie
. Ése que empieza: "No picaré en el cebo de la vida / turbio nombre que Dios puso a la muerte..."
De ahí la sorpresa de propios y extraños, como digo, ante el texto irrespetuoso y agresivo, venenoso incluso (acabo de confirmar la acepción exacta de venenoso en nuestro diccionario de la RAE), con que en la sección de Cultura de este diario se descolgó el otro día nuestro más destacado cervantista contra el arriba firmante; quien, de pronto, en insólita pirueta de gustos y afectos, se le antojaba alatristemente célebre (feliz hallazgo, debo reconocerlo) escritor de bestsellers.
 El pretexto aparente, que lo confuso del texto, insisto, no permitía deslindar con nitidez, era un artículo mío titulado No siempre limpia y da esplendor, publicado en otro lugar, sobre ciertas actitudes pasivas de la RAE que personalmente desapruebo, y que también Paco Rico, al menos hasta ahora y delante de mí, ha desaprobado toda su vida.
 En ese artículo, por supuesto, yo no mencionaba ningún nombre, y mucho menos el del profesor; que, sin embargo, se creyó en el deber de afear públicamente forma y contenido de mi texto.
 O, para ser más exacto, de apoyarse en mi texto para ajustar cuentas. 
Para subirse, como apunta el viejo dicho, en los trenes baratos. 

Y es aquí donde parece oportuno que mencione, para dar claridad al asunto, un suceso todavía reciente que tal vez ilumine el misterio
. Hace dos años, de forma desinteresada y cediendo todos los derechos editoriales a la RAE, hice, con la muy valiosa colaboración del excelente filólogo Carlos Domínguez Cintas (que participó, también, en la conocida y soberbia edición de El Quijote anotada por los colaboradores de Paco Rico), una versión del texto cervantino adaptada para uso escolar, aligerada de ciertos pasajes, relatos y digresiones.
 Mi intención natural era utilizar para ese Quijotillo académico el texto tan magníficamente fijado por el profesor y su equipo, y así se lo dije.
 Sin embargo, y para mi estupefacción, Paco Rico me preguntó qué pasaba con sus derechos de autor.
 Le dije que no había derechos a cobrar por parte de nadie, que se trataba de aportar ingresos a la Academia, y él se negó. 
"Ya hablaremos", dijo. Hasta hoy.
 Decidí, por tanto, mandarlo a paseo y utilizar el texto de nuestra edición cervantina de 1780, con su agradable aroma dieciochesco, enriqueciéndolo con los bocetos originales de las ilustraciones que acompañaron aquella edición.
 El éxito fue enorme, nuestro Quijotillo ha vendido hasta la fecha unos 80.000 ejemplares, y los derechos de traducción han sido adquiridos por varios editores extranjeros, produciendo unos modestos ingresos que a la RAE le vienen muy bien, habida cuenta del vergonzoso abandono económico en que la tienen las altas instituciones del Estado.
En lo que acabo de contar radican, lamentablemente, las principales claves del asunto. 
Desde que el Quijotillo académico vio la luz, Paco Rico se embarcó ante terceros, cada vez que tuvo ocasión, en una ácida campaña de desprestigio de la obrita y de quienes la alumbraron.
 Cualquier pretexto lo caza al vuelo. 
Cosa comprensible, por otra parte, habida cuenta de que el profesor, que asiste a muy pocos plenos de la Academia y sólo atiende en ella a lo que le conviene al bolsillo, ha hecho de su famoso texto cervantino, reeditado una docena de veces en distintos lugares con distintos patrocinadores y nunca gratis et amore, que yo sepa, un rentable medio de vida.
 Nada tengo que objetar a eso, pues cada cual se busca las lentejas como puede. Unos publicamos novelas con más o menos fortuna y otros manosean Quijotes sin rubor y a destajo.
 Pero en el caso de Paco Rico, en mi opinión, eso ha terminado por hacerle creer que posee una especie de derecho exclusivo, o de propiedad intelectual, sobre las palabras Cervantes y Quijote.
 Y lleva fatal el intrusismo de quienes, aunque sea sin cobrar y para beneficio de la Academia, dentro o fuera de ella, interfieren en su negocio.
 Aunque, en este caso, la palabra exacta debe ir en plural: negocios. Quizá en otro artículo, más adelante, si es que el profesor Rico me anima a ello, pueda extenderme con espantables y jamás imaginados detalles sobre el asunto.