El creador de Alatriste y el argentino Jorge Fernández Díaz conversan en Getafe Negro sobre la miseria política, la literatura y la amistad.
Se conocen desde hace tanto que hay quien dice que son
hermanos. Se hicieron amigos hace un cuarto de siglo porque habían leído
los mismos libros, las novelas de aventuras, las de espías, los géneros
menores para algunos, y tenían una visión épica de la vida. Hermanos de
letras y de sangre.
Eso son Arturo Pérez- Reverte (Cartagena, 1951) y Jorge Fernández Díaz
(Buenos Aires, 1960).
Escritores y académicos. Español y argentino, con
una patria, ese territorio en el que hay un parentesco común, los
libros.
Así se presentan el uno al otro en el acto central de la segunda
jornada de Getafe Negro a la primera pregunta de Juan Cruz.
“La novela policial sigue estigmatizada por algunos críticos como literatura de segunda, pero El largo adiós es mejor que cualquier novela que haya escritor Hemingway en toda su vida”, ataca Fernández Díaz, autor de Mamá (RBA), como señala Cruz, pero sobre todo de una magistral inmersión en el género negro con El puñal (Destino).
“La gente se cree que los escritores cuando nos juntamos hablamos de
literatura, de Dostoyevski, pero no, hablamos de miradas, porque eso es
un escritor”, asegura Pérez- Reverte.
También hay silencios, copas,
tiempo viendo pasar a la gente, amistad.
La mujer es más mala cuando hay que serlo, más cruel. Porque ha estado muy cerca de la vida
Arturo Pérez- Reverte
Toca hablar de Remil, ese “hijo de puta adorable”, según
Reverte, ese “señor que si te encuentras te cruzas de acera” según Cruz,
ese detective inmenso, honesto, violento que recorre El puñal y
sufre y se ensucia y ama.
“Le Carré barrió a Fleming como Chandler a
Christie o Borges a Sábato”, explica con calma Fernández Díaz cuando
habla de la construcción de su personaje.
“Yo quise hacer una novela de
aventuras de hoy.
Tengo la teoría de que en la actualidad gran parte de
la novela policíaca es una reencarnación de la novela de aventuras”,
sentencia con su voz potente y didáctica, con su discurso empapado de
saber.
“La política se ha convertido en una mafia y en una guerra fría.
El problema para crear el detective argentino es el siguiente: no es
creíble un policía profesional que pueda contar de manera directa una
historia biempensante, un crimen normal”, añade.
Hay otro problema
brutal en Argentina, casi desconocido pero no por ello menos sangrante:
es el tercer exportador mundial de cocaína, según subraya el autor
argentino, que, premonitorio, retrata en su novela la mafia desarrollada
en el seno del kirchnerismo.
Como en una balacera de esas que le gustan a Pérez- Reverte, los
proyectiles van y vienen.
Aquí no hay lugar para la corrección política:
“El valor está hasta mal visto.
El otro día oí a un imbécil en la radio
decir que había que reivindicar la cobardía. Jorge y yo no somos de
esos.
Creemos en el valor.
Quedan muy pocas palabras que no se pueden
comprar: dignidad, valor, lealtad.
Jorge rinde culto al valor de hombres
y mujeres, para que la alcaldesa se quede a gusto, Getafe y Getafa,
Arturo y Artura”, asegura Reverte entrando de lleno pero como el que no
quiere la cosa en la polémica abierta en la RAE acerca del uso del género entre los académicos.
Héroes infames
“Ahora hacer periodismo es tener un blog. Ahora es todo
opinión”, cuenta el creador de Alatriste.
Los lazos de Cristina
Fernández de Kirchner con Irán, la sospechosa muerte del fiscal que lo
investigó, son las materias para una excelente novela que dieron la
razón a Fernández Díaz, que cuenta en El Puñal las mafias que
crecen dentro del Estado, el poder policial, la omnívora presencia de
los sindicatos y la riqueza de sus líderes.
“Remil y Falcón son héroes infames”, tercia Cruz para
introducir a los héroes de las novelas de Fernández Díaz y la de Pérez-
Reverte, que Alfaguara publica la semana que viene.
“El héroe moderno ya
está en Homero.
Ya no hay inocentes, ni los niños pequeños.
Ya nadie se
traga a héroes de corazón puro”, interviene el autor de El club Dumas.
Gran parte de la novela policíaca de hoy es una reencarnación de la novela de aventuras
Jorge Fernández Díaz
“La mujer es más mala cuando hay que serlo, más cruel.
Porque ha estado muy cerca de la vida, ha parido, ha sido durante siglos
rehén del hombre, tiene más conciencia de la vida”, afirma Pérez
Reverte con alguna pausa, esquivando jardines, entre sonrisas.
“Creía saber mucho de mi madre hasta que la entrevisté durante 50 horas.
Lloramos, reímos…” cuenta a pecho descubierto Fernández Díaz sobre Mamá.
El amor, la traición, la desconfianza hacia los críticos, que no hacia
las críticas, y de nuevo las mafias, la política siguen en una
conversación que podría ser eterna.
Como los libros, como la amistad.