Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

12 oct 2016

Los académicos y las académicas discuten sobre sexismo lingüístico..................................Jesús Ruiz Mantilla

La forma de abordar la creciente tendencia política y social a diferenciar masculino y femenino y prescindir de nombres genéricos provoca un debate en la RAE.

En los pasados Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro, Jorge Dueñas, el entrenador de la selección femenina española de balonmano, sorprendía al realizar sus declaraciones en televisión después de cualquier partido.
 A cada paso, con una voz varonil de aúpa, soltaba: “Nosotras…”. Se trataba de una situación natural, aunque lingüísticamente extraña.
 En los ámbitos donde existe una mayoría preponderante de mujeres, ¿conviene seguir utilizando el masculino?
Dentro de su contexto, Dueñas y otros muchos entrenadores, ante sus chicas, se diluyen en un pronombre femenino. 
Es una de las cuestiones que desde hace años preocupa de una manera creciente en la Real Academia Española (RAE), donde las tendencias sociales y políticas partidarias de eliminar lo que consideran un uso sexista del lenguaje ponen en jaque la estructura del idioma.
No es que quite el sueño este caso específico, si no que en aras de una corrección política o de apoyar a colectivos que dicen sentirse discriminados, se propongan usos de género diferenciados: compañeros y compañeras; candidatos y candidatas... 
La cuestión entre los académicos es candente: ¿deben entrar como institución en una creciente tendencia pública alimentada por movimientos políticos y sociales o deben mantenerse al margen?
Hace cuatro años, el lingüista y académico Ignacio Bosque publicó un informe, firmado por todos los miembros de la RAE, titulado Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer. 
 Desde entonces, el debate no ha cesado. En la calle, en las instituciones y, dicen, en menor intensidad pero a veces con virulencia, dentro de la misma institución.
 Un artículo firmado por el escritor y también académico Arturo Pérez-Reverte el 2 de octubre en su sección Patente de Corso, del XL Semanal, lo ponía de manifiesto e invitaba a no permanecer pasivos ante las peticiones “de amparo ante unas normas que pueden obligar a los profesores, en clase, a utilizar el ridículo desdoblamiento de género”.


 Frente a quienes desean llevar la discusión al campo de la esfera pública están los que se centran en un debate lingüístico. 
Bosque insiste: “Con el pasado informe queríamos dejar clara nuestra postura, pero sabíamos perfectamente que no se resolvería el asunto.
 Más cuando algunos se empeñan en llevarlo al plano político. Simplemente digo que, antes de pasar al mismo, antes de saber en qué campos o situaciones se producen discursos sexistas frente a los que todos estamos en contra, por supuesto, hay que entrar en los detalles lingüísticos”.
 Para empezar, la estructura de las lenguas románicas. Todas utilizan el masculino plural como genérico para ambos sexos. Por motivos atávicos, patriarcales, antropológicos… Los que se quieran esgrimir, pero así es. ¿A qué precio se puede cambiar ese uso que se ha convertido desde hace siglos en natural? 
A un precio político, creen muchos de los que observan con preocupación que se quiera revertir de una forma impuesta y un tanto artificial. 
“Va a ser imposible. Si alguien intenta así forzar la lengua está abocado al fracaso”, advierte Pedro Álvarez de Miranda, miembro de la RAE, filólogo, lexicógrafo y catedrático de la Autónoma de Madrid.
La filóloga Inés Fernández-Ordóñez, la más joven de los miembros de la institución, los pone de manifiesto: “Existen numerosos colectivos que consideran al masculino un modo no inclusivo. Entre ellos, algunos proponen soluciones que no coinciden con los usos clásicos del español.
 Por ejemplo, utilizar un término neutro como profesorado en vez de los profesores”. Y prosigue: “Es difícil. 
En las lenguas, una vez que una estructura se fosiliza no es fácilmente reversible. En ciertos contextos, yo no usaría la diferenciación candidatos y candidatas, pero no por eso desde la RAE debemos censurarlo”.
Inés Fernández-Ordóñez se muestra partidaria de abrazar y no rechazar: “Las estructuras lingüísticas son heredadas y no se pueden cambiar por decreto. 
A dichos colectivos se les ha hecho ver que la estructura de nuestra lengua funciona así, pero proponen cambiarla y, es más, lo practican. Deben ser respetados.
 La lengua supone cambio permanente y lo mismo que si antes no se podía convivir fuera del matrimonio y hoy solo el 20% de la población se casa, debemos mostrarnos abiertos”.
¿Tantos como para que se abandone el masculino como uso genérico? “No ha pasado y no creo que vaya a pasar”, apunta la filóloga. “Pero, lo mismo que en los últimos años, en pos del panhispanismo, desde la academia se han aceptado como válidos usos de cada país de habla hispana, debemos permanecer atentos y abiertos a todo cambio”.


 

Este dúo es un cuarteto.........................................................................Juan Cruz

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lupe de la vallina

L A GIRA  El gusto es nuestro (primera temporada, hace 20 años; segunda temporada, ahora) iba a ser la de un cuarteto en el que estuvieran Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Miguel Ríos y Víctor Manuel.
 Pero al de Úbeda no acabó de entrarle la idea “y todavía se está arrepintiendo”, dice Serrat.
No querían que fuera un trío.
 Cuando dilucidaban sobre la última negativa de Sabina los tres restantes estaban en casa de Víctor Manuel y de Ana Belén. 
Esta se sabía de memoria las discusiones sobre el proyecto, que además había nacido en esa vivienda.
 Entonces levantó la voz Joan Manuel: “Ana, ¿y a ti te gustaría cantar con nosotros?”.

Resuelto.
 El resto ha sido “ritmo común y sentido común”, dice Víctor. Entonces era una manera de prolongar los discos. 
Ahora, 20 años más tarde, es una forma de desafiar la crisis discográfica.
 ¿Le costó trabajo convencerlos, Víctor? “Hice las primeras llamadas entonces y he hecho las primeras llamadas ahora”. Excepto en el caso de ­Joaquín, todos lo vieron bien. 
La energía se compartió “y el resto lo ha dado el respeto mutuo”, comenta Serrat. 
“Cada uno ha aportado su modo de concebir la música y nos hemos confundido en la música de los otros”, explica Miguel Ríos, el rockero del equipo. 
“El respeto ha prolongado las diferentes calidades de cada uno. Todos hemos aprendido de los otros y el resultado es este El gusto es ­nuestro”.
“Cada uno ha aportado su modo de concebir la música y nos hemos confundido en la música de los otros”, explica Miguel Ríos
“El rock es la música en la que nacimos todos.
 ¡Y no veas cómo interpreta Joan Manuel a Elvis!”. Para Ríos, como para Ana Belén, esa incorporación del rock al repertorio del cuarteto ha sido “de una enorme naturalidad”. ¿Y fue igual de fácil, Víctor Manuel, convencerles para la segunda salida al ruedo? “Igual. Nos llamaron de la compañía con la que habíamos grabado y nos pidieron material sobrante de aquella primera gira.
 Se me encendió la bombilla: ¿y si lo hacemos otra vez?”. Y esta es la otra vez.
Hace 20 años a Serrat le parecía que aquello podían ser dos conciertos, uno en Madrid, otro en Barcelona, pero funcionó el aceite.
 Y fue una gira de muchos kilómetros, como esta que acaba ahora. Toda España conoció cómo suenan las voces del cuarteto y parecidas ciudades lo han comprobado ahora. 
“Mucha gente levanta la mano cuando les preguntamos si habían estado 20 años antes. ¡Muchos repiten!, y eso significa que les dejamos buen recuerdo”. 
Víctor añade: “Funcionó el aceite, sí; estábamos felices cantando y se notó entre nosotros y lo percibió el público”.
 Y eso que en esta segunda ocasión había un precedente: Miguel Ríos había anunciado que ya no actuaría más. 
“¡Una tontería suya!”, dice Serrat. Y corrobora el propio Ríos: “¡Si estaba loco por cantar!”. 

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Las giras se han llamado El gusto es nuestro, pero pudo haber sido Locos por cantar o Ménage a cuatro.
 Detrás del proyecto hay una experiencia particular, la de Víctor Manuel, que ya había hecho dúos y grupos.
 “Cuando juntamos en el escenario a más de veinte artistas para el espectáculo Neruda en el corazón, aquello fue un récord.
 ¡Eso ya no es posible sino en Brasil! Se juntan jóvenes, nos juntamos nosotros. Juntarse es algo generacional, siempre lo fue”.
¿Habrá más? “¡Claro!”, exclama Serrat.
 “¿Tú sabes el placer de juntarnos a comer una paella porque estás contento y de gira con unos amigos?”. ¿Dentro de 20 años otra igual? “¡¿Y por qué tiene que ser dentro de 20 años?! Puede ser cuando nos dé la gana”.
Cuando terminen el recorrido, quedarán como los amigos que ya eran, pero de momento no entonarán juntos, el cuarteto se disuelve… ¿Nostalgia? Ana Belén es terminante: “¡No hay que tenerla antes de tiempo!”. 
Serrat se refiere de nuevo a la paella (mientras se come un bocata de chorizo. Es mediodía y tiene hambre). Miguel Ríos evoca sus ganas de cantar, y a Víctor Manuel se le vuelve a encender una bombilla.
 Quién sabe si la próxima vez llama a Sabina y le propone un quinteto… Un ménage a cinco, nada menos.
 

Letizia, reina entre paraguas

Felipe VI estuvo acompañado por su esposa e hijas en el desfile, uno de los escasos actos a los que acuden las niñas.

 

Doña Letizia, y sus hijas la princesa Leonor y la infanta Sofía, al término del desfile militar que han presidido los Reyes. Sofía, de rojo, y Leonor, de azul marino, caminan con paraguas transparentes junto a la Reina, vestida en tonos blanco y negro.

Cazadores de palabras............................................................................ José Luis Aranda.... JAIME CASAL

Así se elabora el Corpes XXI: un retrato del español actual que aspira a reunir 400 millones de formas.

 EPV / RAE

Tienen un objetivo: reunir 25 millones de palabras cada año.
 Valen libros, artículos de prensa, blogs y hasta testimonios orales (siempre que se transcriban, claro). 
Además, todos esos textos pueden venir de cuatro continentes diferentes. 
Pero hay que cumplir con un requisito: que el conjunto sea lo más representativo posible del castellano que se emplea en el mundo actualmente. 
Ese es el verdadero objetivo del Corpus del Español del Siglo XXI, más conocido como CORPES XXI y ya disponible en línea.
 Unas 70 personas trabajan en la codificación de los textos bajo la coordinación de la RAE, que vela por los objetivos de un proyecto que le encargó la Asociación de Academias dela Lengua Española. Sobrerrepresentación es la palabra prohibida. 
“Hay novelas que no podemos incorporar si son muy extensas porque un autor quedaría sobrerrepresentado”, ejemplifica Mercedes Sánchez, coordinadora del CORPES. 
Y lo mismo pasa con el resto de parámetros con que se clasifican los textos.
 En definitiva, que no tendría sentido incorporar más formas de Filipinas que de México porque los hablantes y la producción lingüística del país con más hispanohablantes son muy superiores a los del archipiélago del Pacífico.
 Cuando en 2018 se alcancen los 400 millones de formas (25 millones por cada año entre 2001 y 2016) será la recopilación hasta la fecha.
 Aunque advierte su director, el académico Guillermo Rojo, que no será una muestra total: “Los hablantes somos muchos y hablamos mucho”.