Dormir poco para aprovechar más el día puede suponer un aumento de enfermedades, empeorar nuestro humor o incluso nuestra probabilidad de tener un accidente.
Tenemos la sensación de que a los días les faltan horas así que, para intentar llegar a todo, a lo que al final le robamos horas es a nuestro sueño.
¿Por qué cuánto deberíamos dormir? Tal y como aclara Javier Albares, director de la Unidad de Investigación de la Clínica del Sueño Estivill, “las horas de sueño dependen de la edad”.
Así, según el experto, lo recomendable en niños son entre 10-11 horas, en adolescentes 9 horas, en los adultos 8 horas y en gente mayor entre 6-7 horas nocturnas, complementándolo con alguna siesta diurna de unos 30 minutos”.
Pero lo cierto es que con nuestro ritmo de vida, por mucho que nos lo propongamos, no siempre dormimos 8 horas del tirón.
Es por ello que el doctor Albares alerta de que “tener un buen sueño es fundamental para enfermar menos en general”, por lo que debemos tener en cuenta que alargar el día y acortar el descanso tiene sus consecuencias. Algunas de ellas son las siguientes:
1) Más enfermedades infecciosas: Sí, sabemos que no dormir lo suficiente altera nuestra salud, ¿pero a qué sistemas de nuestro cuerpo puede afectar y en qué enfermedades se traduce? Albares insiste en que, para empezar, “tener un buen sueño es fundamental para enfermar menos en general, pero concretamente, si vamos cortos de sueño tenemos más riesgo de tener enfermedades infecciosas ya que nuestra inmunidad disminuye”.
2) Problemas cardiovasculares: Dormir menos no solo nos hace perder defensas, sino que también altera nuestro mecanismo interno, ya que “dormir poco también está asociado a alteraciones cardiovasculares y enfermedades endocrinológicas”.
Más concretamente, el doctor Diego García Borreguero, director del Instituto del Sueño aporta que “la tensión arterial disminuye mientras dormimos.
En las personas en las que no baja por falta de sueño, aumentan las probabilidades de sufrir problemas cerebrovasculares”.
3) Más resfriados: No todo son problemas graves de salud a largo plazo, no descansar lo suficiente también nos puede afectar en el presente y en lo más cotidiano.
Esa era, al menos, la conclusión que científicos de la Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh (Estados Unidos), publicaban en la revista Sleep, donde relacionaban el sueño insuficiente con el incremento del riesgo a padecer con más frecuencia gripes y resfriados.
Concretamente, constataron que las personas que habían dormido menos de 6 horas eran 4,2 veces más propensos al resfriado, en comparación con los que durmieron más de 7 horas.
4) No dormir engorda: Hay quien prefiere hacer ejercicio por la mañana para empezar el día con energía.
Una opción recomendable siempre y cuando no suponga dormir menos, porque no dormir lo suficiente también engorda.
“Si dormimos poco o mal se produce en nuestro organismo un aumento de resistencia a la insulina y debido a esto una tendencia al aumento de peso.
Además si vamos cortos de sueño tendemos a comer peor y alimentos que engordan más, sobretodo hidratos de carbono y azucares”, explica el doctor Albares.
Por ello, si ese día no hemos dormido lo suficiente, mejor no apagar el despertador y salir a correr más tarde “es siempre recomendable intentar llegar a las horas necesarias de sueño y no acortarlas por ningún motivo”.
6) Menos control de nuestras emociones: Según un estudio de la Universidad de California en Berkeley y la Escuela Médica de Harvard, dormir menos también puede revolucionar nuestras emociones, provocando que tengamos reacciones mucho más extremas y por tanto más conflictos sociales.
Concretamente, en el estudio se utilizaron resonancias magnéticas, para mostrar que la falta de sueño hace que las regiones emocionales del cerebro estén un 60% más activas”.
Algo que explicaría por qué estamos más agresivos o por qué discutimos más cuando no hemos descansado lo suficiente.
7) Envejecemos antes: El dicho dice que “para estar bella hay que sufrir”, pero en realidad lo que hay que hacer es dormir un poco más. Porque dormir mal también marca más los símbolos de nuestro envejecimiento
. Así, García Borreguero relata que “dormir poco, indudablemente, hace que nuestro organismo envejezca antes”.
Por una parte desde el punto de vista estético, ya que “el sueño ejerce importantes funciones sobre la reparación y la hidratación de la piel”.
Pero también a un nivel cerebral, puesto que como puntualiza el neurólogo, “la falta de sueño, si se produce de manera crónica, produce un envejecimiento precoz de algunas funciones cerebrales. También produce un aumento del riesgo de padecer enfermedades metabólicas, especialmente en relación al que correspondería para nuestra edad real”.
8) Más accidentes de tráfico: Otra de las ideas por las que madrugamos voluntariamente, aunque eso suponga no dormir las horas necesarias, es salir temprano para hacer un viaje o evitar atascos.
Si queremos llegar pronto a nuestro destino, más vale que las prisas sean para de acostarse temprano. Según la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos una de las consecuencias más graves de no dormir lo suficiente son los accidentes de tráfico, debido precisamente a conducir con sueño.
Así, se estima que uno de cada seis los accidentes de tráfico mortales, y uno de cada ocho en lo que se requiere hospitalización, tienen que ver con que los conductores padecían falta de sueño.
9) Acorta la vida: Puede que pensemos que aprovechar el día estando despiertos nos hace la sensación de vivir más, pero paradójicamente lo que quizás estemos provocando es que vivamos menos, porque no dormir lo suficiente también puede acortar nuestra vida.
“Como resultado del incremento del riesgo de padecer algunas enfermedades que se han mencionado más arriba, las personas que duermen pocas horas tienen una esperanza de vida menor.
Este hecho se ha demostrado en numerosos estudios epidemiológicos a lo largo de los últimos años”, concluye García Borreguero.
5) Producimos menos: Otra de las razones para dormir menos es quedarse hasta tarde repasando un examen o acabando tareas que se quedaron pendientes o incluso contestando aquellos mails que fue imposible responder durante el día.
Pero quitarnos horas de sueño supondrá que a la larga seamos menos productivos.
“Uno de los efectos fundamentales de la disminución de horas de sueño nocturno es la pérdida de capacidad cognitiva”, aporta García Borreguero.
De forma más específica, explica que supone “una atención menos persistente y menor capacidad de evocación de memoria, aunque también afecta a algunas de nuestras funciones ejecutivas, como la capacidad de establecimiento de prioridades y secuencias de actuación ante un problema determinado, etc.”