Los investigadores que trabajan en la desaparición de Diana
Quer desde hace 19 días podrían tener ya un perfil o la identificación
de algún sospechoso, según varios medios.
La nueva vía de la investigación gira en torno a la posibilidad
de que montase en el coche de un desconocido, además se están empezando
a cruzar llamadas de su entorno.
Diana Quer.
Ya han pasado 19 días desde que Diana Quer despareció y
la investigación continúa su curso para dar con la joven madrileña de 18
años.
Los investigadores del caso ya podrían tener un perfil de los sospechosos o sospechoso e incluso contar con la identificación de alguno de ellos, según asegura el Diario de Arousa.
Chechu Alonso, autor del artículo, ha asegurado que la investigación está dando "pasos firmes" pero que "no significa que haya un sospechoso, sino que existe un perfil".
Esta respuesta ha llegado tras el testimonio del abogado de la familia
en Espejo Público, en la que negaba que una discusión entre la madre y
la hija causase la desaparición, como afirmaban algunos medios en las
últimas horas.
También ha transcendido que Diana Quer cogió un juego de llaves de su
casa d A Pobra, lo que podría indicar que pensaba volver a su casa.
Así, las cámaras de seguridad tal vez han ayudado a los investigadores en el último avance.
Las cámaras de seguridad de la Autovía do Barbanza podría ser la más útil,
ya que lo grabado queda registrado en un disco duro.
El resto de
cámaras revisadas no son tan significantes, porque los negocios suelen
enfocar a sus fachadas. Se habrían requerido cámaras de localidades
próximas como Porto do Son, Ribeira, Rianxo y Boiro.
Cruce de llamadas
La otra vía de la investigación está girando en torno al cruce de llamadas de las personas próximas
a Diana Quer, según La Razón.
Todos los que tuvieron relación con ella o
se encuentran en los sospechosos son investigados para delimitar el
caso.
Para ello se registran las llamadas y mensajes de cada uno de
ellos, sin llegar a escucharlos, solo se establece un registro. Estos
listados podrían servir para generar el perfil y tomar testimonio, ya
sea como testigo o sospechoso.
Sobre la posibilidad de montarse en un coche, el padre llegó a afirmar a Antena 3 que Diana es "una persona que se fía mucho de la gente
y, por eso, creo que se ha podido montar en el coche de un
desconocido", además aseguró que esta opción podría ser plausible ya que
"un momento de crisis personal te puede llevar a cometer errores y a
hacer cosas que no debieras en unas circunstancias normales".
¿Por qué la madre es la que mas empeño pone en ocultar la verdad de esa noche. Ahora dice que si que Diana pasó por la casa....y.....¿Luego?...........
De la boda de esa niña caprichosa y conflictiva que no quiere a nadie de su familia materna ni hermanos ni padrastro ni tios y si, una primita tonta y lianta. Parece que la consigna ante un bodorrio de campeonato era el "silencio de sus invitados". Aunque parecía una boda de los jefes de Sálvame y ese vestido soso y negro que hacía llorar a Carlota Corredera porque ya cabía en él. De momento los invitados preferidos fueron !Como no! Las Campos, esas mujeres que son tres y ninguna es guapa, gordas que tanto preocupa a una de las hijas y gorda la otra que aparenta que le da igual. Y LA Madre que parece que todo le molesta, sino le hacen mucho LA Pelota. Sus tres trajes si salieron en la foto y no sé si eran los de la ceremonia. Recargados como son ellas, más sencillos les iría mejor, pero todo es ostentación. La Madre ya está muy escachumuzada, y podría ponerse más abalorios para tener más presencia. Pero el Don de la oportunidad no va con ella.
La relación de los diseñadores y sus musas, al cine con McQueen y Blow como estrellas.
Alexander McQueen e Isabella Row. cordon press
Son musas, amigas, confidentes, paño de lágrimas, espíritus afines o
mentoras y, en ocasiones, todo a la vez. El mundo de la moda tiene una
larga tradición de relaciones intensas y casi siempre tortuosas entre
genios creativos y mujeres visionarias que descubrieron en ellos una
valía de la que el resto del mundo aún no era consciente. Pero ninguna
de esas leyendas tuvo un final tan trágico como la de Alexander McQueen e Isabella Blow, cuya amistad, según acaba de anunciarse, será llevada al cine. The Ripper que
se estrenará en 2017 y se centrará en los primeros años de su relación. Issie y Lee, como todos los llamaban, se conocieron en 1992. Él era un diseñador recién
licenciado en Saint Martins; ella, una estilista con sangre azul y un
olfato infalible para descubrir talentos. Tanto le impactó a Blow la
oscura belleza de la colección de fin de carrera de aquel joven
(inspirada en la época de Jack el Destripador, incorporaba pelo humano debajo del tejido) que la compró entera por 5.000 libras y se propuso ayudarle a triunfar.
Son musas, amigas, confidentes, paño de lágrimas, espíritus afines o
mentoras y, en ocasiones, todo a la vez.
Y vaya si triunfó; en 1996, con solo 27 años, fue nombrado director creativo de Givenchy. Dana Thomas, autora del libro Gods and Kings. The rise and fall of Alexander McQueen and John Galliano,
asegura que la intercesión de Isabella fue determinante en su éxito:
“Hizo mucho más que animarle. Le ofreció un sitio donde trabajar, le dio
dinero para materiales, le presentó a gente como el diseñador Julien
Macdonald o el sombrerero Philip Treacy, le introdujo en las revistas,
organizó y protagonizó su primera sesión de fotos con el Vogue británico, llevó famosos a sus desfiles, le acompañó a museos... Su apoyo fue incalculable”.
Alexander McQueen e Isabella Blow en Londres, en 2003. Dave BenettGetty Images
Y como parece que los biopics de diseñadores siempre vienen de dos en dos —así sucedió cuando adaptaron a la gran pantalla las vidas de Saint Laurent y Coco Chanel—, The Ripper coincidirá en el tiempo con otra película sobre McQueen, dirigida por Andrew Haigh y basada en Blood beneath the skin,la
biografía autorizada que el escritor Andrew Wilson publicó sobre él en
2015. Este autor cree que la excéntrica aristócrata y el hijo del
taxista se hicieron inseparables. “Reconocieron en el otro una cierta
oscuridad. En 1964, cuando Issie tenía cinco años y se suponía que tenía
que vigilar a su hermano de dos, se distrajo.
El niño se atragantó con un trozo de galleta, se cayó a un estanque y
murió. Lee también tenía demonios con los que lidiar: había sufrido
abusos por parte de su cuñado, que además maltrataba a su hermana
mayor”. Y añade: “Tanto Lee como Isabella utilizaban la moda como una
forma de armadura. Aunque su relación tuvo altos y bajos —cuando Lee no
le dio trabajo a Isabella en Givenchy, ella se sintió traicionada—,
estaban unidos por un profundo amor. Cuando Isabella se suicidó bebiendo
herbicida en 2007 creo que Lee se sintió culpable por no haber hecho
más por ella”. El diseñador más brillante de su generación también era
el más torturado. Nueve días después de la muerte de su madre y tres
años después del suicidio de Blow, siguió sus pasos: ingirió un cóctel
de cocaína y pastillas y se ahorcó en su piso de Mayfair.
Tal
vez por su propia naturaleza efímera, esta industria no es ajena a este
tipo de encuentros y desencuentros. La escritora Dana Thomas menciona
otra relación que guarda con ellos ciertos paralelismos: “John Galliano
también tuvo su musa aristocrática: Amanda Harlech. Ella comenzó como
editora de moda, descubrió a Galliano después de su desfile de
graduación en Saint Martins. Su huella en sus primeros años de él como
diseñador fue profunda. Pero cuando a Galliano lo contrataron en Dior,
no se llevó a Amanda; pensó que no la necesitaba. Karl Lagerfeld se dio
cuenta de su talento y la fichó para Chanel, donde aún sigue hoy”.
Karl Lagerfeld con Inès de la Fressange en 2011. ALFRED/SIPA /Cordon Press /Cordon Press
La amistad de Yves Saint Laurent
con Betty Catroux y Loulou de la Falaise, a quienes conoció a finales
de los sesenta, también forma parte de la historia de la moda. A la
primera la llamaba su “gemela”; hasta la muerte de él en 2008 lo
compartieron todo, depresiones e ingresos en rehabilitación. Loulou,
diseñadora de joyas y accesorios, cuidó de él y trabajó durante tres
décadas en su atelier; dejó tal impronta en la marca que había quien la llamaba “Yves Saint Loulou”. Y relaciones como las de Lagerfeld
con Inès de la Fressange (formaron un tándem inseparable en Chanel
durante los ochenta, pero su relación se rompió al final de la década y
tardaron 20 años en reconciliarse) o, más recientemente, la de Lady Gaga
y su exestilista Nicola Formichetti también son material de guion
cinematográfico. La moda los une, pero es Hollywood quien los hace
inmortales.