Demna Gvasalia firma el accesorio de la temporada: un bolso con estampado de rayas inspirado en el que los tailandeses usan para ir al mercado.
¿Por qué estas creaciones fascinan a la industria?
Esta versión cuesta unos 1.200 euros
Igual que ocurrió en la era Hedi Slimane-Saint Laurent (en la que el diseñador consiguió duplicar las ventas), parte del éxito de todo lo que hace Gvasalia radica en reinventar elementos que ya existían encontrando la exclusividad en lo masivo
. Da igual si es un logo, un estampado o un taquillazo como Titanic.
Poco importa el grado de feísmo de la prenda en cuestión.
La cosa es que la visión comercial del georgiano se extiende de Vetements a Balenciaga –salvando las diferencias– y promete convertir en éxito de ventas las parkas con el Balenciaga estampado en la espalda, seguir cosechando clones de sus plumas exagerados y, por supuesto, lograr que sus ‘bolsas de la compra tailandesas’ se conviertan en objeto inseparable de editoras de moda y street stylers
(Natasha Goldenberg lució la suya durante la pasada Semana de la Alta Costura).
Todo ello a pesar de que la idea ya se le hubiera ocurrido antes a unos cuantos diseñadores.
Igual que ocurrió en la era Hedi Slimane-Saint Laurent (en la que el diseñador consiguió duplicar las ventas), parte del éxito de todo lo que hace Gvasalia radica en reinventar elementos que ya existían encontrando la exclusividad en lo masivo. Da igual si es un logo, un estampado o un taquillazo como Titanic.
Poco importa el grado de feísmo de la prenda en cuestión
. La cosa es que la visión comercial del georgiano se extiende de Vetements a Balenciaga –salvando las diferencias– y promete convertir en éxito de ventas las parkas con el Balenciaga estampado en la espalda, seguir cosechando clones de sus plumas exagerados y, por supuesto, lograr que sus ‘bolsas de la compra tailandesas’ se conviertan en objeto inseparable de editoras de moda y street stylers (Natasha Goldenberg lució la suya durante la pasada Semana de la Alta Costura).
Todo ello a pesar de que la idea ya se le hubiera ocurrido antes a unos cuantos diseñadores.
En octubre de 2006 Marc Jacobs subió a la pasarela primavera-verano 2007 de Louis Vuitton unos bolsos de cuadros que solo se diferenciaban de las bolsas ‘made in China’ para ir a la compra gracias al logo bien visible de la firma y un precio infinitamente más alto.
Pero la obsesión de la moda con este gesto tan mundano de ir al supermercado o a la lavandería no quedó ahí.
Raf Simons ideó unas simples bolsas de plástico de colores flúor cauasi transparentes para Jil Sander en el verano de 2011 y el inventó arrasó tanto que incluso H&M se atrevió con un clon difícilmente distinguible del original.
Y después llegó Phoebe Philo que, al igual que Jacobs, se inspiró en el estampado de cuadros de las famosas bolsas conocidas como ‘tati bags’, especialmente populares en determinados barrios parisinos.
Así la diseñadora convirtió la colección otoño-invierno 2013 de Céline en una sucesión de combinaciones de cuadrados rojos, azules, negros y blancos que envolvían el cuerpo de la cabeza a los pies en una tela aparentemente rígida con pinta de aguantar un chaparrón.
Sobra decir que a ninguna de estas ocurrencias consiguieron resistirse editoras de moda, celebrities y demás piezas del engranaje de la moda.
Marc Jacobs ya se adelantó en su colección primavera-verano 2007 imitando las bolsas de la compra
Ahora las creaciones de Gvasalia siguen despertando el interés de los expertos que se preguntan si deberíamos considerar estos bolsos como una especie de meme o como una acertada jugada de marketing. Tal y como reflexiona la experta en virales interneteros Ari Spool en este artículo de The Guardian, “la moda, especialmente la actual, adora el juego entre las clases altas y las bajas. Mientras que el bolso y el logo son normales, es la batalla entre la Alta Costura y la masa lo que lo hace atrayente”.Esto es amplificado por el altavoz de Internet donde a golpe de memes y hashtag (el de #Balenciaga incluye varias referencias a las bolsas tailandesas) aumenta la ironía y el hype. Y en rediseñar prendas existentes, enmarcarlas en un nuevo contexto y convertirlas en objeto de deseo, dentro y fuera de Internet, Gvasalia es un experto.