Se cumplen 40 años de la muerte Cecilia, cuyos temas han sido utilizados políticamente.
Hoy se cumplen 40 años del accidente de tráfico que segó la vida de
Evangelina Sobredo Galanes, nuestra hermana, cuando regresaba con sus
músicos de dar un concierto en Vigo.
La noticia del fallecimiento de Cecilia, que tal era su nombre artístico, y el de su batería Carlos de la Iglesia, en Colinas de Trasmonte (Zamora), conmocionó al mundo de la música.
EL PAÍS, con apenas tres meses de vida, dio cuenta de ella, como el resto de la prensa nacional.
No es este el lugar para describir el tremendo vacío que su desaparición dejó en nuestra familia, pero sí queremos sus hermanos, en este aniversario, evocar su legado musical e intelectual.
Cecilia no había cumplido 28 años cuando falleció, pero había compuesto e interpretado casi un centenar de canciones con letras que exploran todos los registros, desde los más provocadores hasta los más tiernos
. Paradójicamente, o quizá no tanto, en los años del tardofranquismo florecía la música de cantautor, y ya Serrat había compuesto la difícilmente superable Mediterráneo
. Pero nuestros cantautores de esa época estaban influidos por los maestros de expresión francesa (Brassens, Brel, Moustaki...) mientras que Cecilia, por su educación estadounidense, traía aires transoceánicos (Bob Dylan, Paul Simon, Joan Baez…), aunque componía con un estilo original, incluso cuando lo hacía en inglés, idioma en el que era capaz de escribir en versos acrósticos, como hizo en alguna estrofa de su enigmática Lady in the Limousine.
Las letras de sus canciones, bastante transgresoras para la España de Franco (Dama, dama, Me quedaré soltera, Si no fuera, Un millón de sueños, Un ramito de violetas, Mi querida España…), han trascendido a su tiempo.
La de Un millón de sueños (“Ahora vivo a costa, de un millón de muertos[...]”) la obligó a declarar ante el Tribunal de Orden Público.
Años después, por el magistrado que le tomó declaración, supimos el desconcierto que le produjeron las respuestas de aquella chica atrevida que le dijo que no había leído la novela de Gironella a la que parecía aludir la canción y que ella la única guerra que había conocido de cerca era la de los Seis Días, cuando toda la familia vivíamos en Jordania;
el juez archivó la denuncia, aliviado, según dijo.
La huella indeleble de su música quedó reflejada en una crónica de Ramón Fernández Escobar publicada hace unos meses en EL PAÍS y titulada elocuentemente Eternamente Cecilia.
La letra de Un ramito de violetas fue utilizada ampliamente, por la coincidencia de fechas, durante la campaña de la consulta sobre el futuro político de Cataluña de 2014.
Se puede no estar de acuerdo con algunos paralelismos trazados a partir de una canción compuesta en 1975, pero lo que es innegable es que Un ramito de violetas y su 9 de noviembre forman parte de nuestro imaginario colectivo.
En YouTube aparecen varias docenas de enlaces a Mi querida España.
Algunos llevan simplemente a las interpretaciones de la misma Cecilia, de Raphael, de Miguel Bosé, de Kiko Veneno y Rozalén… Otros, en cambio, conducen a versiones en las que algunas personas cuelgan de esta canción, en su versión original (como la que podemos oír en el CD Canciones inéditas, Ramalama, 2012), su propio mensaje: los que defienden la unidad de España y las víctimas del terrorismo, los descontentos con el Gobierno de Zapatero y los que quieren una España republicana, los que apoyan al juez Garzón y los indignados…
Todos afirman, o sugieren: “Si Cecilia viviera, sería de los nuestros”.
Cuando, como acaba de declarar Alejandro Sanz, los españoles no nos hemos puesto de acuerdo ni para ponerle letra al himno nacional, muchos parecen reconocerse en la de esta canción (“Esta España viva, esta España muerta / […]Esta España nueva, esta España vieja / […]Esta España en dudas, esta España cierta / […]Esta España mía, esta España nuestra”), en la que Cecilia lanza un bello mensaje regeneracionista (“de tu santa siesta, ahora te despiertan versos de poetas”) que está intermitentemente presente en nuestra historia.
De los cientos de comentarios dejados por los youtuberos que visitan Mi querida España, este nos parece muy oportuno hoy: “Habría que ponérsela tanto a los que nos gobiernan como a los que nos quieren gobernar”.
Gracias, Eva.
Cuarenta años después, tu personalidad y tus canciones nos siguen inspirando.
Como cantaba Gilbert Bécaud: “Tu as bien traversé le temps”.
Dolores, Asunción (Chu-Chú), Jorge y Teresa Sobredo son hermanos de Cecilia (Evangelina Sobredo Galanes).
La noticia del fallecimiento de Cecilia, que tal era su nombre artístico, y el de su batería Carlos de la Iglesia, en Colinas de Trasmonte (Zamora), conmocionó al mundo de la música.
EL PAÍS, con apenas tres meses de vida, dio cuenta de ella, como el resto de la prensa nacional.
No es este el lugar para describir el tremendo vacío que su desaparición dejó en nuestra familia, pero sí queremos sus hermanos, en este aniversario, evocar su legado musical e intelectual.
Cecilia no había cumplido 28 años cuando falleció, pero había compuesto e interpretado casi un centenar de canciones con letras que exploran todos los registros, desde los más provocadores hasta los más tiernos
. Paradójicamente, o quizá no tanto, en los años del tardofranquismo florecía la música de cantautor, y ya Serrat había compuesto la difícilmente superable Mediterráneo
. Pero nuestros cantautores de esa época estaban influidos por los maestros de expresión francesa (Brassens, Brel, Moustaki...) mientras que Cecilia, por su educación estadounidense, traía aires transoceánicos (Bob Dylan, Paul Simon, Joan Baez…), aunque componía con un estilo original, incluso cuando lo hacía en inglés, idioma en el que era capaz de escribir en versos acrósticos, como hizo en alguna estrofa de su enigmática Lady in the Limousine.
Las letras de sus canciones, bastante transgresoras para la España de Franco (Dama, dama, Me quedaré soltera, Si no fuera, Un millón de sueños, Un ramito de violetas, Mi querida España…), han trascendido a su tiempo.
La de Un millón de sueños (“Ahora vivo a costa, de un millón de muertos[...]”) la obligó a declarar ante el Tribunal de Orden Público.
Años después, por el magistrado que le tomó declaración, supimos el desconcierto que le produjeron las respuestas de aquella chica atrevida que le dijo que no había leído la novela de Gironella a la que parecía aludir la canción y que ella la única guerra que había conocido de cerca era la de los Seis Días, cuando toda la familia vivíamos en Jordania;
el juez archivó la denuncia, aliviado, según dijo.
La huella indeleble de su música quedó reflejada en una crónica de Ramón Fernández Escobar publicada hace unos meses en EL PAÍS y titulada elocuentemente Eternamente Cecilia.
La letra de Un ramito de violetas fue utilizada ampliamente, por la coincidencia de fechas, durante la campaña de la consulta sobre el futuro político de Cataluña de 2014.
Se puede no estar de acuerdo con algunos paralelismos trazados a partir de una canción compuesta en 1975, pero lo que es innegable es que Un ramito de violetas y su 9 de noviembre forman parte de nuestro imaginario colectivo.
En YouTube aparecen varias docenas de enlaces a Mi querida España.
Algunos llevan simplemente a las interpretaciones de la misma Cecilia, de Raphael, de Miguel Bosé, de Kiko Veneno y Rozalén… Otros, en cambio, conducen a versiones en las que algunas personas cuelgan de esta canción, en su versión original (como la que podemos oír en el CD Canciones inéditas, Ramalama, 2012), su propio mensaje: los que defienden la unidad de España y las víctimas del terrorismo, los descontentos con el Gobierno de Zapatero y los que quieren una España republicana, los que apoyan al juez Garzón y los indignados…
Todos afirman, o sugieren: “Si Cecilia viviera, sería de los nuestros”.
Cuando, como acaba de declarar Alejandro Sanz, los españoles no nos hemos puesto de acuerdo ni para ponerle letra al himno nacional, muchos parecen reconocerse en la de esta canción (“Esta España viva, esta España muerta / […]Esta España nueva, esta España vieja / […]Esta España en dudas, esta España cierta / […]Esta España mía, esta España nuestra”), en la que Cecilia lanza un bello mensaje regeneracionista (“de tu santa siesta, ahora te despiertan versos de poetas”) que está intermitentemente presente en nuestra historia.
De los cientos de comentarios dejados por los youtuberos que visitan Mi querida España, este nos parece muy oportuno hoy: “Habría que ponérsela tanto a los que nos gobiernan como a los que nos quieren gobernar”.
Gracias, Eva.
Cuarenta años después, tu personalidad y tus canciones nos siguen inspirando.
Como cantaba Gilbert Bécaud: “Tu as bien traversé le temps”.
Dolores, Asunción (Chu-Chú), Jorge y Teresa Sobredo son hermanos de Cecilia (Evangelina Sobredo Galanes).