Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

28 jul 2016

Escritoras del siglo XX

Estantería Escritoras del siglo XX

Creada por Laura Freixas Escritora

Andrés Velencoso sabe a coco

Jordi Roca crea el Velencoco, un helado creado a partir de un molde 3D con el cuerpo del modelo.

  El modelo Andrés Velencoso, con el helado creado por Jordi Roca.

El modelo Adrés Velencoso sabe a coco
. Al menos, así es como lo ha decidido el chef Jordi Roca, quien ha creado un helado que reproduce el cuerpo del también actor que ha sido diseñado a partir de un escáner de cuerpo y un posterior molde en 3D.
El Velencoco se elabora de manera artesanal con leche de coco, canela, leche merengada y un toque de limón.
El modelo y el hermano menor de los hermanos Roca, encargado de la repostería del segundo mejor restaurante del mundo, presentaron ayer este postre en la inauguración de la heladería Rocambolesc, situada el Liceu de Barcelona.
“Hacemos esto para divertirnos, pasárnoslo bien y llegar a todos los públicos”, dijo Jordi Roca en la presentación del que es ya su cuarto establecimiento tras abrir los locales de Girona, Platja d'Aro y Madrid.
Junto al helado, han publicado en las redes sociales un irónico y divertido anuncio con aires ochenteros en el que participan el modelo nacido en Tortosa, el chef catalán y su mujer, Alejandra Rivas con la que inició el proyecto de Rocambolesc-.
Velencoso reconocía ayer que con este helado quiere mostrar su faceta más gamberra y que es alguien capaz de reírse de sí mismo.
Además del Velencoco, Roca también ha creado para la ocasión un helado homenaje a la ciudad condal que tiene la forma del dedo de la estatua de Colón, como hizo en su momento con el oso y el madroño en la inauguración en la capital.
 Todavía sin planes de exportar la heladería fuera de España, el próximo local que van a inaugurar será en Casa Andrés, el restaurant de Tossa de Mar que es propiedad de la familia del modelo. “Queríamos representar un monumento de Tossa en un helado, i qué mejor monumento que el mejor Andrés Velencoso”, contó Roca.
 Las fans del modelo ya no se derretirán por él, ahora será al revés.

Los libros no tienen prisa......................................................... Juan Cruz

Leer se asocia a la lentitud y al sosiego y ahora se enfrenta a la revolución de la inmediatez

La plataforma Amazon ha lanzado un servicio que hace llegar pedidos literarios, y otros productos, en menos de dos horas

Un lector hojeando libros de una librería, ayer, en Madrid. LUIS SEVILLANO | VÍDEO: EL PAÍS VIDEO
Juan Cueto transportó desde Italia el concepto de la vida lenta.
 Eran principios de los noventa, cuando el sociólogo Enrique Gil Calvo escribió Prisa por tardar y el filósofo Emilio Lledó publicó El silencio de la escritura, antes de que apareciera Los libros y la libertad, en defensa de la lectura detenida
. Ahora la invasión de Internet lo asocia todo a la prisa y ese sentimiento ha llegado de tal modo a la lectura (y al consumo) de libros que la multinacional Amazon acaba de lanzar en Madrid su iniciativa de hacer llegar los libros (pero también las hortalizas, los yogures, la mantequilla...) en una o dos horas
. ¿Tener un libro es tan urgente como el aceite para freír los huevos o como tener yogures para un bizcocho?
 Las personas con las que hemos hablado relativizan el sofoco: la revolución de la prisa no va a matar la estrella del libro, que es el silencio, el sosiego, y por tanto el tiempo.
Para explicarlo, Luis Landero, el autor de Juegos de la edad tardía, recurre a Ortega y Gasset, que decía que un libro “aumenta el corazón”. “La vida no tiene argumento, y el libro le concede armonía”.
Los libros, además, no se buscan, se encuentran.
“Así me hice el canon: Rubén me llevó a Antonio Machado, Bécquer a Juan Ramón Jiménez y éste al 27. Por eso va uno a una librería: a curiosear. Y los libros te salen al paso”.

Saber elegir

Nos educa “la lentitud”, dice Landero. “La soledad, los paisajes.
Y una librería es ese paisaje también
. Ahora la rapidez es en sí misma un artículo de consumo
. La lentitud es laboriosa; la inmediatez es el elogio de lo desmesurado. ¡La rapidez debería estar entre los pecados capitales!”
. A su colega Lorenzo Silva le preocupa menos el sitio: “Compro por internet, en librería, en grandes almacenes, donde el libro me pilla cerca.
Me gusta comprar libros, leerlos...
 Y esto de Amazon ni siquiera es un invento: desde hace años aquí se hace, pero es cierto que no con tanta rapidez”.
En la filosofía de la lentitud se mueve Carlos García Gual, sabio del mundo clásico. “El asunto es elegir.
 Y para eso no sirve la prisa. Lo que plantea la inmediatez en la adquisición, de libros, por ejemplo, remite al supermercado. 
En la librería tienes al librero, y ahí hojeas, con hache y sin hache. En los supermercados (del libro, por ejemplo) no te conocen.

Ahí eligen por ti.

 Venderte un libro porque ya es best seller no significa que te estén vendiendo lo mejor”. 

Y si este fuera un episodio de la historia de la lectura, ¿qué tiempo sería? “Un tiempo bastante triste. 

La esperanza es el lector no contaminado por la propaganda, el pequeño editor que se atreve con lo que no tiene gran difusión… Y la librería, claro”.

 ¿Alguna ventaja en recibir el libro ya? “Cuando haces un trabajo urgente. Pero el placer de leer se busca lentamente”. Javier Celaya, que dedica su vida a analizar la relación del mundo digital con el mundo editorial, fue hace poco a la nueva Foyles, la legendaria librería de Londres. 

“Wi-fi en todas las plantas…; allí no hace falta comunicarse con nadie: el móvil te lleva hasta la balda donde está el libro que buscas.

 Amazon ha entendido bien esa lógica del servicio.

 Pero la supuesta necesidad de encontrar rápidamente un libro provoca más necesidad de consumo.

 Es ‘lo quiero y lo quiero ya’; te sacias de inmediato, pero luego querrás más”. ¿Así que la prisa ha llegado para quedarse? 

“En todo. EL PAÍS lo decía el otro día: miramos el móvil 200 veces al día para saber qué hay de nuevo”.

 ¿Quedará algo lento en la vida? “Los momentos de desconexión total, que yo gozaré desde el 8 de agosto”, dice Celaya. 

¿Y tanta rapidez no es mala para la salud?

 “El cerebro se acomoda, como después de cualquier revolución”.

 ¿Nos acariciaremos también rápido? “Ja, ja, ja. Lo haremos todo rápido… Pero, mira, los ingleses, como los españoles, han creado servicios de librería de proximidad, no son tan rápidos como anuncia Amazon pero funcionan”

 Por cierto, ¿echó usted de menos al librero en Foyles? “La verdad es que el librero hizo su trabajo antes: creó un escaparate, puso los libros de manera que me atrajeran… Y eso convierte en algo peculiar la necesidad de preguntarle a un librero”.

Hábitos de lectura

El 39,4% de los españoles no ha leído un libro en los últimos 12 meses, según el último barómetro del CIS de junio.
Frente al 57,5% que no ha pisado una librería o el 74,7% que no ha ido a una biblioteca en el mismo periodo de tiempo, solo un 6,7% va varias veces al mes a librerías y 4,3 a bibliotecas.
La industria del libro en España recaudó un 2,8% más en 2015 (2.257 millones de euros) que en 2014.

Cierta inquietud

A Verónica García (distribuidora, al frente de Machado Libros) le parece comprensible que los libreros (y los distribuidores, y los editores) estén “un poco inquietos y vean una cierta amenaza
. Pero Amazon no viene a sustituirlos
. A nosotros, por ejemplo, nos importan los clientes naturales, los libreros y los editores
. Si los editores no publican o no reeditan, no podemos servir. Y a Amazon le pasará lo mismo: si no tenemos libros, ellos tampoco los tendrán, por mucho que se los pidan rápido”.
¿Y justificaría el esfuerzo de la rapidez el trabajo de libreros y distribuidores? 
“El precio de los libros sería prohibitivo para el cliente y para el usuario.
 Pero es que Amazon es una plataforma que compite con los supermercados.
 Pueden usarlo como reclamo, pero no se dedican de veras a lo nuestro 
 Nos pasó con el libro de texto: los grandes almacenes empezaron a venderlo, con todo lo que significaba la vuelta al cole. 
Pero no, el libro no es un medicamento, no se tiene que comprar (ni vender) del mismo modo que la mantequilla o el yogur”
. Recuerde que el yogur no caduca. “Ja, ja, ja. ¡Cómo los buenos libros!”. Fernando Valverde, el secretario del Gremio de Libreros, y librero, sitúa el asunto: “No estamos enfadados ahora con Amazon…, lo estamos hace rato, y estamos pleiteando con esa multinacional; nos parece raro, en todo caso, que las instituciones que no se retratan con nosotros se retraten con ellos
. Ni el Ministerio de Cultura ni las instituciones locales nos hacen demasiado caso
. Eso nos enfada”. ¿Y la rapidez no es competencia? “Es un eslogan.
 La reivindicación de la prisa no sirve para los libros; el libro exige tiempo lento, la vuelta al placer. Prisa y lectura no casan”.
 Lola Larumbe, su colega, lo ve así: “Una librería de barrio es una suerte para los vecinos, pero también para las instituciones: desarrollan la cultural.
 En Francia reconocen esa actividad librera, la subvencionan, y así ayudan a difundir la lectura, a mantener el empleo y a hacer que perviva la vida de barrio”.

La poesía va despacio

Federico García Lorca le escribió a Miguel Hernández: “Los libros de poesía van despacio, querido Miguel”. César Rendueles, sociólogo autor de El cambio político en la era de la utopía digital, pide pausa sobre un hecho: “Ya estaba acelerada en España la actividad editorial. Se publica muchísimo, los libros duran un mes como máximo en las librerías, y eso afecta sobre todo al ensayo, la poesía y la historia
. Si un libro no vende en un mes, se acabó… Y para eso Amazon hace mejor el trabajo: gran consumo, elimina intermediarios”. ¿Entonces?
“Que cambie la dinámica editorial, que los sellos no se centren en los libros de gran venta, porque así cavan su tumba, y con ellos se llevan a las librerías…
 No es la muerte del libro, es la muerte del lector, porque en este país de tantos libros la gente lee cada vez menos”.
¿Cómo se hace usted con los libros?
 “Por Internet, en las librerías de la facultad, en la librería de mi barrio… Este que estoy leyendo, sobre Gramsci, lo compré por IberLibro en una pequeña librería de segunda mano de Roma…”.


Los libros van lentos, y seguirán yendo lentos, dice Lola Ferreira, que es y ha sido todo en este sector en España. “Rápido querrá un libro el que se ajusta a la moda del best seller: quiero ese libro ya
. El comprador de librería seguirá queriendo esa ayuda”.
“Ahora bien el comercio de la librería se tendría que modernizar, como el de la distribución.
Pero para eso se tienen que poner de acuerdo todos los sectores”, advierte.
Y ese acuerdo es tan difícil, quizá, como recuperar el esfuerzo por volver a ser lentos en la sociedad que tiene prisa para obtener información, yogures y libros como si fueran medicamentos para un ataque de medianoche.

Casi 100 buenas novelas negras y thrillers de bolsillo para el verano..................................... Juan Carlos Galindo

Una selección del género para las vacaciones con dos ventajas: son buenos libros y están entre 5 y 10 euros.

Detalle de una portada de Babelia.
El verano avanza pero estamos a tiempo de recomendar unos cuantos libros para llevar de vacaciones, a la playa, a la montaña, para leer en el avión, en el tren o en el autobús
. O en casa, como quien esto escribe.
Esta vez un par de hechos concatenados y la sugerencia de una gran amiga me han llevado por un camino un poco distinto al habitual.
Los libros que siguen cumplen cuatro condiciones: los he leído y me gustan, casi todos, (si no, para qué iba a recomendarlos); son de autores avalados por el éxito; están en las librerías y son más baratos, porque son de bolsillo
. Comiendo con los autores Ian Manook y Emannuel Grand en Gijón se mostraron muy sorprendidos de que el libro de bolsillo no funcionase en España
. Escritores dentro de un panorama donde este formato es el rey de las ventas, un auténtico negocio en unos casos y, al menos, una salvación en otros, no entendían por qué no estaba desarrollado aquí. Podemos ponernos a discutirlo y arruinarnos el día o, mejor, pasar a recomendar los libros y dejarles que disfruten.

Rankin, Kerr, Sjöwall y Wahlöö

Empezamos con unos clásicos del género y de este blog.
 He llegado a ver libros de RBA Serie Negra en los quioscos por 2,95 euros.
 Pero lo más normal es que el precio esté, como es el caso, entre los 6,50 en ediciones de bolsillo ad hoc y 9,99 en las tradicionales de tapa blanda y algo más grandes con el precio rebajado.
Ian Rankin es el creador de uno de los personajes esenciales para mi cartografía de lo negro y criminal. John Rebus es un policía escocés, un símbolo del tartan noir, un hombre maltratado por la vida y por sí mismo, atormentado, testarudo y con una peligrosa relación con el mal.
 En sus 19 aventuras ha habido de todo
. Quien quiera saber más tiene estos dos post:
Un detalle de mi paseo por el Edimburgo de Rebus.
Philip Kerr es el culpable de otro de mis desvelos, de uno de mis amores literarios más complicados: Bernie Gunther, un personaje que fascinó a todos en la Trilogía de Berlín y que luego ha ido sufriendo altercados con la vida y algún altibajo
. Curiosamente, ha sido en estos momentos, en Gris de campaña, Praga mortal o en Un hombre sin aliento, cuando este trasunto alemán de Philip Marlowe me ha interesado más.
 Ha sido en esta evolución en la que el antihéroe de Violetas de marzo ha sufrido más los tormentos de su colaboración con los nazis.
 Les doy un consejo: lean alguna de las 9 obras publicadas en español.
 Es complicado que me lo reprochen. Les dejo más información:
Todo lo que vino después de Sjöwall y Wahlöö está influido por ellos.
 Hay autores que reconocen su influencia, otros que no, pero su impronta es innegable.
 Los diez libros que escribieron entre 1965 y 1975 forman un canon de la novela negra sueca, nórdica y europea. Si no los han leído, prueben con cualquiera y comprueben. 
Si los han leído, vuelvan a ellos.

Galveston y el mejor Domestic Noir

Las modas pueden ser un acicate para un género pero también una carga.
 Es un poco lo que ha pasado con el llamado Domestic Noir, sobre todo a raíz del éxito de Perdida. Decenas de obras escritas por mujeres y con una intención parecida
. Tras Perdida, la mejor de las que he leído, y no han sido pocas, es Observada, de Renée Knight (Black Salamandra traducción de Carlos Mayor). (He oído maravillas de La mujer de un solo hombre, de A.S.A.Harrison, pero no la he leído).
 Se trata de una novela sobre la culpa, los secretos, las mentiras y los prejuicios, los de los personajes y, he aquí la clave, los del lector.
 Es la lectura perfecta para la playa, pero Cuidado con creer lo que nos cuentan.
Galveston (Black Salamandra, traducción de Mauricio Bach) es la apuesta de Nic Pizzolato por el noir sureño, por los perdedores y los huérfanos.
 Un libro por el que el creador de True Detective se ha llevado palos que no se merece y que en el que un matón cowboy, solitario y marcado por la pérdida busca sentido a una vida que se termina con la lucidez del que sabe que nada acaba bien. 
Un homenaje al sur de EE UU, a su paisaje, a James Lee Burke y a Cormac McCarthy. No es el libro-playa ideal, pero sé que hay gente que busca otra cosa y este libro me conmovió profundamente. Y a 9 euros. Aquí les dejo más información.

Yasmina Khadra

Me cuesta incluir al iconoclasta autor argelino en algunas de las clasificaciones que he hecho, así que aquí va suelto. Alianza ha tenido el acierto de unir las tres novelas que dieron a conocer al comisario Brahim Llob en un volumen de bolsillo con traducción de Wenceslao- Carlos Lozano. Más de 400 páginas de buena novela negra por 10,90.

Lemaitre, Padura y Connolly

El autor francés y Premio Goncourt es uno de los grandes renovadores del noir
. Con la serie de Camille Verhoeven, una tetralogía fascinante, Lemaitre da una prueba de su capacidad narrativa, de su amor por el policial y de su control de los resortes del género. Los tres primeros, del que Irene es una excelente muestra, están en bolsillo.
 No así todavía Camille que salió hace poco en Alfaguara.