El
Gobierno del PP ha sido un desastre en todos los frentes. Casi cualquier
prueba parece preferible a continuar en la ciénaga de los últimos
cuatro años.
Escribo esto cuando aún faltan varias semanas para las elecciones
generales, pero ustedes lo leerán cuando ya sólo nos separe una del 20
de diciembre
. Esa fecha ya delata la desesperación y la trapacería del
Gobierno de Rajoy: cuando la gente está pensando más en la Navidad que
en ninguna otra cosa, y algunos han iniciado viajes familiares o de
vacaciones; cuando los que la cobren habrán percibido su paga extra y
muchos estarán soñando con el gordo.
Ignoro lo que habrá
ocurrido en estas semanas que faltan, pero hoy no parece que estemos
cerca de ocasión tan transcendental y señalada.
Entre los atentados de
París y la jaula de grillos catalana, la atención está desviada.
Si uno
lee los periódicos o ve los telediarios, las noticias relativas a esta
votación no aparecen hasta la mitad, si no más tarde, y son bien
escuetas
. De momento no da la impresión de que nos estemos jugando lo
que nos estamos jugando: nada menos que nuestra vida durante los
próximos cuatro años, quién sabe si durante ocho. Todas estas amenazas
(la descerebrada brutalidad yihadista, la tediosa y peligrosa tontuna catalana) me temo que puedan beneficiar al PP, más que perjudicarlo.
En
épocas de fragilidad las personas tienden a quedarse quietas, a no
cambiar de gobernantes, a no hacer probaturas.
Si esto no sucedió en
2004, justo después de la mayor matanza terrorista de nuestro país y
europea, fue por la aparatosa torpeza del gabinete de Aznar y por sus
inauditas mentiras sobre una tragedia de la que quiso sacar provecho.
Si
hubiera contado la verdad desde el primer instante, tengo para mí que
Zapatero jamás habría sido Presidente.
La mentira compulsiva es lo que pierde a ese partido, el PP, aunque no
tantas veces como sería esperable. ¿Qué valor tiene hoy la palabra de
Rajoy, tras haber incumplido todas sus promesas de 2011?
El país fue
rescatado a través de sus bancos, a los que no se puso ninguna condición
ni control, y así éstos se permitieron denegar créditos vitales a la
ciudadanía que los había salvado. La crisis económica sigue tan dañina
como hace cuatro años.
Si hay seis o siete parados menos no es porque se
hayan creado numerosos empleos, sino porque muchos de aquéllos han
emigrado o se han dado de baja en el INEM, han arrojado la toalla, y ya
no computan como desempleados en busca de trabajo.
El salario medio
(unos 18.000 euros anuales) permanece a niveles de 2007, e incontables
comercios y empresas han cerrado.
Ha habido un incremento de los
impuestos como jamás se había visto, lo cual no es por fuerza malo, pero
Rajoy juró que lo último que haría sería subirlos.
Los casos de
corrupción en sus filas (también en las de otras formaciones, pero sin
comparación posible) no han hecho sino crecer, hasta el punto de
preguntarse si no es el entero organismo el que está putrefacto (el
organismo pepero).
La sanidad, la educación, la justicia, todo ha ido a
peor o se nos ha obligado a pagar más por menos.
La cultura ha sido perseguida, con total desdén no ya por sus creadores,
sino por los millares de trabajadores de un sector beneficioso en todos
los sentidos.
Hacienda ha cambiado las reglas y las ha hecho
retroactivas, algo insólito y de feroz injusticia, y además ha utilizado
su información confidencial para amedrentar a individuos y colectivos
críticos con el Gobierno.
Se ha impuesto una Ley de Seguridad que ha
privado de derechos a los españoles, la llamada “Ley Mordaza”, que sólo
proporciona seguridad y blinda contra las protestas a las autoridades y a
las fuerzas a sus órdenes.
Ha habido una “reforma laboral” que sobre
todo ha consistido en facilitar el despido libre y dejar aún más a la
intemperie a quienes pierden sus empleos.
Se ha dejado infectar la
herida catalana. Y en todo lo demás se ha titubeado, y se ha optado
luego por la inoperancia: no sabemos qué postura tiene este Gobierno
acerca de los refugiados ni qué propone para combatir –ni siquiera para
contrarrestar– al Daesh o Estado Islámico.
TVE se ha convertido en un
bochorno sectario plagado de ineptos (¿a quién se le ocurre colocar al
frente de los informativos del fin de semana a un incompetente,
ignorante y rancio llamado Carreño?).
Y la desigualdad siempre en
aumento.
Han sido cuatro años de desastre absoluto en todos los frentes. Quienes
pueden sustituir a este Gobierno no son muy de fiar, cierto, o resultan
una incógnita.
El PSOE no es seguro que haya abandonado la idiotez
generalizada que lo dominó durante la época de Zapatero, y también lleva
sus corrupciones a cuestas.
Esa idiotez, pero agravada, la ha heredado
IU (o como hoy se llame) bajo el liderazgo de Alberto Garzón; y en
cuanto a Podemos, una necedad similar compite con resabios de
autoritarismo temible.
Los de Ciudadanos parecen algo más listos y mejor
organizados, pero tan neoliberales en lo económico que podrían acabar
apoyando un nuevo Gobierno del PP (deberían aclararlo, y así ganarían o
perderían muchos votos).
De la antigua Convergència no hablemos,
convertida en ruina por sus propios jefes, y aún menos de ERC, un
partido congénitamente taimado.
Pues bien, yo no sé ustedes, pero para
mí, con todo y con eso, casi cualquier prueba, casi cualquier riesgo, me
parecen preferibles a continuar en la ciénaga de los últimos cuatro
años. No se puede chapotear en ella indefinidamente.
La prisión de Reading homenajea al escritor a través de la obra de más de 30 grandes artistas internacionales.
La prisión de Reading, donde fue encerrado en 1895 el escritor Óscar Wilde,
abrirá sus puertas al público por primera vez en la historia este
septiembre.
A la vez, los pasillos de la cárcel se llenarán de obras de
creadores como Richard Hamilton o Nan Goldin.
No por nada Artangel, la organización británica promotora de la iniciativa, es conocida por sus muestras en lugares inesperados
. Así que Inside: Artists and Writers in Reading Prison (Dentro: artistas y escritores en la prisión de Reading),
organizada junto con la Universidad de Reading, contará con la
participación de más de 30 artistas internacionales que rendirán
homenaje al autor irlandés.
A través de la escritura, el arte y la lectura, los creadores
intentarán responder a la obra de Wilde. Abordarán temas como el dolor
de la separación impuesta por el Estado, la redención, el paso del
tiempo o el amor, partiendo de experiencias propias o de su imaginación.
Habrá obras nuevas de Marlene Dumas, Steve McQueen o Goldin y piezas ya conocidas de artistas como Hamilton, Doris Salcedo o Jean-Michel Pancin.
Además, se podrán visitar las celdas del recinto.
Entre ellas, estará
la denominada C.3-3, que acogió en su momento al escritor.
Es ahí donde
Wilde escribió su famosa De Profundis, una carta que nunca llegó a las manos de su destinatario, Lord Alfred Douglas, su amante y causa de su encarcelamiento.
Cada domingo, hasta que la muestra finalice el 30 de octubre, invitados como Neil Bartlett, Patti Smith o Ben Whishaw se reunirán en la antigua capilla de la prisión donde leerán esa obra.
En la tarde del 11 de septiembre, la cadena de radio BBC Radio 4 emitirá desde la vieja celda de Wilde una versión reducida de De Profundis.
La acompañará una serie de lecturas de cartas que escribirán artistas como Ai Weiwei, Binyavanga Wainaina y Anne Carson,
en respuesta al trabajo del escritor.
Durante la exposición, también se
podrán observar las fichas de detención de los presos que habitaron el
presidio y planos relacionados con el estricto sistema de aislamiento
que la filosofía del recinto imponía a cada prisionero.
Diseñada por los arquitectos británicos William Bonython Moffatt y
George Gilbert Scott, la prisión de Reading buscaba aislar a los presos y
privarlos de cualquier contacto humano.
Durante sus dos años de
condena, Wilde sufrió los estragos de este método, lo cual reflejó una
vez liberado en Balada de la cárcel de Reading,
su última obra antes de morir en 1900.
La estructura cruciforme que
abarca el espacio, ahora expositivo, abrió en julio de 1844 y se acabó
cerrando el 4 de septiembre de 2013.
Justo ese día, tres años después, arrancará Inside: Artists and Writers in Reading Prison. Tal como mencionan en su nota de prensa, los directores de Artangel,
James Lingwood y Michael Morris, creen que será una oportunidad única
para “reflexionar, en un lugar particularmente poderoso, sobre las
implicaciones para el individuo cuando se separa de la sociedad por
culpa del Estado”.
Como cada
verano, las playas se llenan de celebridades como el destino preferido
de los famosos para descansar.
Aunque algunos también trabajan en
temporada estival.
Paris Hilton en Ibiza. La heredera de la cadena
de hoteles se encuentra en la isla a donde acude todos los veranos para
ser 'dj' en el exitoso club Amnesia Ibiza.
La actriz Paula Echevarría, difruta de la olas en las playas de Chiclana de la Frontera.
Margott Robbie surfea en Hawái. La actriz ha
compartido en su cuenta de Instagram una de sus caídas mientras practica
surf. "Gracias por sacar siempre mi mejor ángulo", ha bromeado
El empresario italiano Lapo Elkann y la modelo Shermine Shahrivar, su última novia, han iniciado
Miranda
Kerr, en las playas de Malibú. La modelo estuvo acompañada de un largo
equipo de personas ya que se acercó a la costa para una sesión de fotos.
La cantante Mariah Carey se pasea bajo el sol de Saint Tropez, protegida por un paraguas y unas enormes gafas de sol.
EL PAÍS ha celebrado este jueves de manera solemne sus 40 años al
servicio de la democracia, de la libertad y de sus millones de lectores
en todo el mundo.
El marco fue la entrega de los Premios Ortega y Gasset de Periodismo,
en su 33ª edición, durante una emotiva ceremonia presidida por los
Reyes en la que resaltó sobre todo el compromiso del diario con la
modernización de España a lo largo de estas cuatro décadas. El Rey
entregó los premios a los galardonados —Joseph Zárate, Lilia Saúl, Ginna Morelo, Samuel Aranda y Adam Michnik—, junto a doña Letizia y Juan Luis Cebrián,
primer director de EL PAÍS y actual presidente del diario y del grupo
PRISA. Felipe VI destacó que el rotativo ha sido “testigo y altavoz de
los grandes acontecimientos y las transformaciones experimentadas por
nuestra sociedad en los últimos decenios”.
El Rey, quien evocó las
figuras de los fundadores del periódico (José Ortega Spottorno, Jesús Polanco
y Juan Luis Cebrián), agradeció la labor jugada por este diario en su
empeño por impulsar el proyecto “con todo el compromiso profesional,
intelectual y social que merece y que lo caracteriza”.
En su discurso, el Rey se refirió a EL PAÍS como “cronista, pero
también protagonista” de la transformación experimentada por la sociedad
española tras la decisión de vivir en un régimen democrático “integrado
en Europa y con voz propia en el mundo”.
El Monarca destacó la “sólida
defensa en las páginas de EL PAÍS” de las reglas de convivencia por las
que se ha regido España desde hace 40 años, la clara vocación por
Latinoamérica, donde se ha convertido en un referente, y su apuesta
internacional.
Al acto, convertido en una fiesta del periodismo libre e
independiente, asistieron unos 400 invitados, entre ellos destacadas
personalidades de la política, la economía y la cultura, junto a la
cúpula directiva de EL PAÍS y de PRISA
. Es la primera vez que don Felipe
y doña Letizia asisten a la entrega de los Ortega, un acto que en 2001,
con motivo del 25º aniversario del periódico, contó con la presencia de los entonces reyes Juan Carlos y Sofía.
Entre los asistentes a la fiesta, que coincidía con los 40 años de un
periódico que nació en el regreso de la democracia tras una larga
dictadura y ha acompañado a los españoles en un viaje histórico,
figuraron la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de
Santamaría; la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena; el presidente del
Congreso, Patxi López; los ministros de Economía, Interior, Fomento,
Sanidad y Exteriores, Luis de Guindos, Jorge Fernández Díaz, Ana Pastor,
Alfonso Alonso y José Manuel García-Margallo, respectivamente, además
de los líderes del PSOE, Pedro Sánchez; Podemos, Pablo Iglesias;
Ciudadanos, Albert Rivera, e Izquierda Unida,Alberto Garzón. A ellos se sumaron otros representantes de comunidades autónomas y múltiples instituciones.
La Constitución
Cebrián recordó en su discurso de bienvenida cuando, en 1976, un
grupo reducido de personas coincidió en la iniciativa de fundar un
periódico que “recuperara la gran tradición de la prensa española,
agostada por la dictadura durante cuatro décadas”
. Una aventura
promovida por José Ortega Spottorno y secundada “vigorosamente” por
Jesús Polanco, que coincidió con el inicio de un nuevo régimen bajo el
marco de la monarquía parlamentaria.
La Constitución fue uno de los ejes del discurso de Cebrián, quien
recalcó que, pese a los defectos coyunturales, supone una garantía
jurídica y política de la libertad de los ciudadanos
. “Desde su
nacimiento, EL PAÍS contribuyó, incluso acaloradamente, al debate sobre
esta Carta Magna de nuestra convivencia, y cuantas veces se ha visto
amenazada por la violencia sectaria e irracional del golpismo o del
terrorismo, nuestro periódico no ha dudado en alinearse con la defensa
de los valores por ella representados, irrenunciables para nosotros”,
abundó.
Tras repasar los compromisos que durante estos años han presidido la
línea editorial del diario, el presidente de EL PAÍS profundizó en el
permanente desafío y los retos a los que se enfrenta el oficio de
periodista
. Al referirse a los premiados, Cebrián destacó a los
reporteros que, contra viento y marea, “arriesgando su vida, su hacienda
y su libertad muchas veces, ejercen su cometido conscientes de su
responsabilidad y del servicio que prestan a las sociedades a las que se
dirigen”.
“Los premios Ortega son un reconocimiento a la excelencia
profesional puesta al servicio de los valores democráticos.
Esos mismos
principios alumbraron el nacimiento de nuestro diario hace 40 años y han
de iluminar su andadura en el futuro”, continuó.
La solemnidad del acto, celebrado en el Palacio de Cibeles de Madrid y que contó con la actriz Cayetana Guillén Cuervo como maestra de ceremonias,
quedó acompasada por el periodismo de la resistencia, el drama y el
coraje que representan los trabajos galardonados en esta edición,
firmados por comprometidos reporteros que han pisado la calle para
contar al mundo una realidad muchas veces invisible.
La tragedia de los
refugiados en Europa que huyen de la guerra en Siria, la investigación
sobre los 50.000 desaparecidos forzados en México y Colombia en los
últimos años o la historia de la lucha de una campesina peruana contra
una poderosa empresa minera han merecido el reconocimiento del jurado,
que también ha valorado la trayectoria y honestidad del periodista
polaco Adam Michnik, fundador y director de Gazeta Wyborcza, en su defensa de la democracia y la libertad de expresión en su país.
“Los Ortega y Gasset simbolizan los más altos valores de la cultura
europea. EL PAÍS es, a la vez, hijo y cofundador de la democracia
española.
Por eso, recibir estos premios supone un gran honor para todos
y cada uno de nosotros”, aseguró Michnik en nombre de todos los
galardonados.
Este defensor de los valores supremos de la verdad y la
libertad resaltó su compromiso con la defensa del Estado de derecho, la
separación de poderes, la dignidad de las personas, el humanismo y la
tolerancia.
La música de Sílvia Pérez Cruz
cerró un cumpleaños, impregnado por el pensamiento de Ortega. Felipe VI
recordó así al filósofo: “Su propuesta intelectual, fundamentada en las
virtudes de la democracia, la mirada a Europa, la mejora de la
educación y la extensión de la cultura y la justicia social, ha
inspirado sin duda el progreso español de los últimos 40 años
. Releer a
Ortega es siempre un ejercicio enriquecedor y fructífero”.