Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

10 jul 2016

Y llevaréis luto por él................................................................ Rubén Amón

Sepúlveda se cruje y se conmociona en el fervor de una capilla ardiente multitudinaria.

 

El novillero Carlos Ochoa se abraza a un familiar de Víctor Barrio.
De cuerpo presente estaba Víctor Barrio, aislado de la vida por un cristal que manoseaban sus familiares porque no podían abrazarlo. Se desdoblaban los psicólogos con sus chalecos distintivos. Y bullía el dolor hasta hacerse penetrante, claustrofóbico, feroz, entre las paredes del pabellón de deportes de Sepúlveda.

No cabía lugar más inhóspito para las exequias de un héroe joven.
 Ni siquiera la primavera de las coronas de flores lograba perfumar la combustión de la capilla ardiente, pero ningún templo sagrado hubiera podido contener la movilización de los sepulvedanos. Ni los niños ni los ancianos se quedaron en casa. Fueron a despedirse de Víctor. Porque Víctor no tenía apellido en Sepúlveda.
 Era el hijo de Joaquín, el panadero.
 Y Joaquín se trastabillaba porque no podía caminar. Lo sujetaban sus amigos, como los amigos sujetaban a la viuda del maestro, concejala del PP, viuda de aspecto adolescente y de rictus cadavérico, con las mejillas surcadas de lagrimones.
Es impudoroso contar estas cosas, asomarse a la sima del dolor ajeno, aunque sea con la coartada de la obligación profesional
. Y reconoce uno haberse precipitado al féretro del maestro. Que no fue amortajado de luces, sino como un príncipe en blanco y negro, aunque estaba su vestido catafalco y oro en una silla, custodiando la escena de la capilla ardiente, un traje funerario y deshabitado que desgarraba la ausencia.

"¡Torero, torero!"

Aplaudían los sepulvedanos para exorcizar el drama, le gritaban "Torero, torero" y se alineaban en la carretera nacional para despedirse.
 Adolescentes que se cuadraban como militares. Ancianos que se desmoronaban como marionetas sin hilos.
Toreros de la raza de Alberto Aguilar y de Sergio Aguilar. Y aprendices de toreros, como Carlos Ochoa.
 Que ya se ha puesto el vestido de luces. Y que no se lo piensa quitar.
 Porque le debe a su malogrado compadre prolongar hasta la gloria tantas horas de entrenamiento, tantos sacrificios sepultados en la arena de Teruel.
"Hoy es el día más triste e infeliz de mi vida", masculla el novillero madrileño. "Nunca he sentido tanto dolor.
 Pero yo voy a ser figura.
Se lo debo a Víctor. Su muerte me va a hacer más fuerte", confía Ochoa entre la incredulidad y los sollozos.
Se hizo el silencio en la cafetería del hostal Villa de Sepúlveda cuando apareció en la televisión una semblanza de Víctor Barrio.
 Y se pusieron de pie los comensales, como su fuera a escucharse la palabra de Dios. Unos retenían las lágrimas.
Otros las exponían sin disimulo, arañando el silencio con susurros.
Era un ritual inesperado y preparatorio.
Al otro lado de la carretera, aparecía en volandas el féretro que transportaba al maestro. Sus amigos lo llevaban en volandas
. Y lo descubrían con esmero para hacerlo resucitar al primer día.

Concha Velasco: “A los 76 años se puede comenzar”.......................................Manuel Morales

La actriz recibe el premio Corral de Comedias del festival de Almagro por su extensísima trayectoria.

Será casualidad, pero Almagro (Ciudad Real) amaneció hoy, jueves, nublado y con llovizna en el día de la inauguración de la 39ª edición de su festival Internacional de Teatro Clásico, un cielo inhabitual en estas fechas en la localidad manchega.
 Sin embargo, fue llegar la actriz Concha Velasco al palacio Valdeparaíso para charlar sobre la concesión del 16º premio Corral de Comedias del festival por su relevante trayectoria en las artes escénicas, y salió el sol.
 Concha Velasco (Valladolid, 1939) nunca había estado en Almagro como actriz, sí como espectadora.
 Ahora, a los 76 años, ha acudido para interpretar en el monólogo Reina Juana a quien la historia motejó como La Loca, en una obra escrita por Ernesto Caballero y dirigida por Gerardo Vera que ya se pudo ver este año en Sevilla y Madrid. ¿Por qué es su primera vez en Almagro?
 "No lo sé, nunca me lo habían ofrecido, y eso que soy de las que llama a los directores y productores para trabajar. Ha llegado cuando tenía que llegar".

 

Con camisa, pantalón y zapatos negros y chaqueta blanca, acudió Velasco al encuentro con los medios, con su eterna sonrisa y simpatía.
 "Doy gracias a Dios por tener a los 76 años ilusión en la vida y en el trabajo", declaró quien ya lo ha sido todo en el teatro, el cine y la televisión
. De su preparación para Reina Juana contó que dedicaba "cinco horas de estudio al día por página" de una obra que muestra las últimas horas de la reina castellana.
La gran intérprete se felicitó porque, a pesar de que en su trabajo ha sufrido "todo tipo de enfermedades y caídas", ha sido providencial su "memoria prodigiosa".
El futuro inmediato de quien quiso ser bailarina en sus comienzos es dar voz a la atormentada Juana la Loca "hasta finales de 2017, aunque les he dicho a los responsables de la obra ‘pero vosotros sabéis que edad tengo?"
. Uno de estos la acompañó en la rueda de prensa: el director Gerardo Vera, que se declaró “impresionado” cada vez que ve a Velasco en el escenario, “un lugar que se ha convertido en prolongación de su vida”.
 Vera, para quien también es su primer Almagro, alabó a la vallisoletana porque, “en un monólogo no hay trampa ni cartón, o tienes una gran actriz o te pegas una hostia”
. De la relación entre ambos en la preparación del montaje, Vera señaló que "no hablaron mucho de trasfondos, no hemos perdido ni un segundo, porque a Concha la pones en un trampolín y ella se tira".
 Una imagen que le llevó a definir a Velasco como su “flotador” para que el texto no naufragase
. A esa metáfora respondió la actriz con humor:
Sobre el otro motivo de su presencia en Almagro, el premio Corral de Comedias, la directora del festival, Natalia Menéndez, dijo que cuando ella propuso a Concha Velasco como merecedora del galardón, los miembros del jurado lo aceptaron por unanimidad.
Una distinción que para Velasco "supone seguir adelante, porque la vida, a los 76 años, puede comenzar".
Este reconocimiento se suma al premio Nacional de Teatro (1972), la Medalla de Oro de las Bellas Artes (1987), un Goya de Honor (2012), el premio Ondas a Mejor Actriz (2012), el premio de la Academia de Televisión a toda una vida…
Antes de despedirse, Velasco —que recogerá esta noche el galardón en el teatro Municipal de Almagro de manos de Menéndez y del ministro de Educación, Cultura y Deporte en funciones, Íñigo Méndez de Vigo (en principio la ceremonia iba a celebrarse en el precioso Corral de Comedias del siglo XVII) — quiso remarcar que lo suyo fue siempre “vocacional” y que su célebre frase de “Mamá, quiero ser artista”, que se convirtió hasta en un musical, “estaba bien”, pero que ella tuvo claro siempre que lo que le gustaba era el teatro.
 Eso y cantar, porque en el día en que han comenzado los Sanfermines, no se le olvidó que en la plaza de toros de Pamplona, cuando se paran las corridas para dar cuenta de las viandas y el vino, se canta La chica ye ye, el tema que ella popularizó en los sesenta, cuando protagonizó comedias indispensables del cine español.
 Y cuando, como confesó en una entrevista, todos los actores le querían meter mano “porque estaba buenísima”.
Y fue irse Concha Velasco y volvió a nublarse, quién sabe por qué.

 “Me han llamado muchas cosas en la vida, pero flotador, nunca”.

Tom Hanks cumple 60 años................................................ Canal TCM

El canal TCM dedica una programación especial al actor que mejor encarna al estadounidense medio.

 EL PAÍS TCM
El 9 de julio Tom Hanks cumple 60 años y lo hace en uno de los momentos más dulces de su ya dilatada carrera.
 A finales de 2015 protagonizó El puente de los espías a las órdenes de su gran amigo Steven Spielberg.
 Ahora lo podemos ver en Esperando al rey, en la que interpreta a un ejecutivo norteamericano que intenta cerrar un convenio comercial con el monarca de Arabia Saudí.
 En octubre estrenará Inferno y, una vez más, se meterá en la piel de Robert Langdon, el experto en arte e iconología religiosa al que conocimos en títulos como Ángeles o demonios y El código Da Vinci.
Para otoño llegará también a las pantallas Sully, dirigida por Clint Eastwood, y en la que Hanks da vida a Chesley Sullenberger, el piloto que en 2009 salvó la vida de todos los pasajeros del Airbus que tripulaba amerizando sobre el río Hudson de Nueva York en una arriesgada maniobra.
 Un film que huele a posible nominación al Oscar.
Y, por si todo esto fuera poco, prestará su voz por cuarta vez al vaquero Woody en la próxima entrega de Toy Story.
De momento TCM le ha preparado para mañana, 9 de julio, día de su 60 aniversario, una gran fiesta de cumpleaños.
 A lo largo de toda la jornada se podrán ver en este canal de televisión tres largometrajes de su filmografía: La hoguera de las vanidades; Ladykillers, dirigida por los hermanos Coen, y Atrápame si puedes, de Steven Spielberg. Además, una pieza de producción propia repasará su vida y su carrera.
Tomas Jeffrey Hanks nació en la localidad californiana de Concord en 1956.
 Como siempre recuerda, no tuvo una infancia especialmente feliz
. Sus padres se divorciaron cuando tenía tan solo cinco años. Él quedó al cuidado de su padre que, por motivos de trabajo, tenía que viajar por todo el país.
El pequeño Hanks vivió en diez casas distintas en cinco años y creció prácticamente sin amigos. Por suerte, encontró en el mundo del teatro el lugar idóneo para superar esa sensación de soledad.
 “El cine tiene el poder de hacer que no te sientas solo, aunque lo estés”, dice a menudo el actor.

 

En una carta que envió al realizador George Roy Hill, el director de El golpe, un jovencísimo Tom Hanks dejaba claras cuáles eran sus intenciones. “No soy demasiado guapo, ni mi cuerpo es el de un dios griego pero si la gente paga por ver cierto tipo de películas, pagarán por verme a mí”, escribía. Un vaticinio que se fue cumpliendo puntualmente.
A comienzos de la década de los 80, empezó a aparecer en pequeños papeles, tanto en el cine como en la televisión.
 Su gran oportunidad le llegó en 1984 cuando protagonizó Un, dos, tres…Splash al lado de Daryl Hannah.
A partir de ese momento intervino en una serie de comedias que le dieron una gran popularidad: Despedida de soltero, Esta casa es una ruina y Big, por la que consiguió su primera candidatura al Oscar.
En 1990, con La hoguera de las vanidades, emprendió una nueva etapa en su carrera
. En el film, basado en la célebre novela de Tom Wolfe, interpretaba a Sherman McCoy, un rico corredor de bolsa, el prototipo de yuppie de esos años, que una noche atropella a un hombre negro dándose a la fuga.
Luego vendrían sus dos Oscar consecutivos al mejor actor por Philadelphia y Forrest Gump y su consolidación definitiva como rey de la comedia romántica
. “Aunque las historias no tengan nada que ver con mi vida, siempre busco reconocer algo de mí en cada personaje”, confiesa.
 Quizá por eso haya sido capaz de ponerse en la piel de tipos normales y corrientes que, en un momento dado, se convierten en héroes, como los que tuvo que interpretar en Apolo XIII o Salvar al soldado Ryan.
A sus 60 años, Tom Hanks parece estar viviendo una segunda juventud
. Su madurez como actor está regada con un entusiasmo pocas veces visto en el mundo del cine. Ha producido series de televisión como De la Tierra a la Luna, The Pacific o Hermanos de sangre, y ha dirigido un par de largometrajes. ¿Su secreto? Como él mismo suele decir, “no lo hay. Simplemente me encanta mi trabajo”.

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