Preysler, en los toros por amor: no es aficionada y hacía años que no iba.
Isabel
Preysler y Mario Vargas Llosa revolucionaron este martes Las Ventas con
su presencia. Isabel acudió, pero "el aficionado es Mario"
La plaza de toros de Las Ventas vivió este martes un día inolvidable,
no por el cartel de toreros o por abrirse la puerta grande, sino por la
presencia de la pareja de moda, la formada por Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa.
Llegaron cogidos del brazo y con mucha prisa por entrar en la plaza
. Ella lució unos pantalones blancos
a juego con su blusa, parece su color fetiche desde que pasea en
sociedad cogida del brazo del Nobel de Literatura, que por su parte
también sacó su traje elegante para ir a los toros.
Los
dos son conocedores de la expectación generan desde que se conoció su
relación, pero probablemente la salida de la plaza en la tarde del
martes les superó. Cercados por cientos de personas, les costó bastante llegar hasta el coche que les esperaba.
Todo el mundo les pedía selfies y les preguntaba por esa futura boda
que parece que está a punto de llegar
. Comenzaron posando con algunos
de sus 'fans', pero después estuvieron más concentrados en abrirse paso
para poder caminar sin tropezar con la gente. Hacía más de tres años que la reina de corazones no pisaba una plaza de toros, ella
no es demasiado amante del mundo taurino, pero sí de su galán, por ello
afirmaba que la razón por la que se encontraba allí es que "el aficionado es Mario".
Del
futuro casamiento no dijeron una sola palabra, pero tampoco negaron que
la fecha estuviera cerca
. Él ya está legalmente divorciado de Patricia
en España, solo le queda arreglar sus papeles en Lima que es donde contrajeron matrimonio, pero a día de hoy, podrían darse el 'sí quiero' en cualquier momento.
Cantantes,
modelos y presentadores se vuelcan en las redes sociales para apoyar a
las víctimas del peor atentado a tiros de la historia de EE UU.
El ataque contra un club gay de Orlando, en Florida, que tuvo lugar el pasado domingo y durante el que murieron al menos 50 personas ha conmocionado al mundo . Es
el peor atentado a tiros perpetrado en toda la historia de Estados
Unidos
. Las redes sociales se han volcado en apoyo a los familiares de
los fallecidos, el hashtag #PrayForOrlando —#RecemosPorOrlando— fue trending topic durante todo el día y los famosos, como en otras ocasiones similares, recurrieron a sus redes sociales para solidarizarse con las víctimas.
"En una semana nuestros corazones se rompieron por Christina Grimmie y
su familia y seguidores.
También se han destrozado por el ataque de
Orlando, una comunidad que no estaba a salvo ni en un espacio creado
para ellos. Nuestros corazones se rompen por un país donde estas son las
noticias que nos encontramos día tras día".
Los familiares de los desaparecidos aguardan noticias entre la esperanza, la incertidumbre y el dolor.
A las puertas del centro social Beardall, una de las dos
instalaciones habilitadas para los familiares de los asistentes a la
discoteca de Orlando donde este domingo se produjo el peor atentado en EE UU desde el 11-S,
hay una duda constante: si hablar en presente o en pasado sobre las
personas desaparecidas.
Conviven la incertidumbre ante la posible muerte
del familiar y la esperanza de que haya sobrevivido
. Y de vez en
cuando, llega el dolor extremo: personas que salen completamente
desoladas o atónitas tras comunicarles que su ser querido ha fallecido
.
Policías y médicos las reciben en el exterior y tratan de consolarlas.
La mayoría de asistentes al centro social son de Puerto Rico, que
tiene una extensa colonia en la ciudad.
Las autoridades han identificado
ya a 21 de las 50 víctimas mortales.
Buena parte de ellas son de origen
latino.
Tienen entre 20 y 50 años y entre ellos había estudiantes de
Farmacia, agentes de seguridad de la discoteca, trabajadores del parque
de atracciones Universal o de una agencia de viajes
. El club Pulse, popular entre la comunidad gay, celebraba el sábado su noche latina..
Maribel Mejía, de 42 años, nacida en República Dominicana, criada en
Puerto Rico y que vive desde pequeña en Florida, tiene 10 amigos que
asistieron a la discoteca.
Ella acudió junto a ellos, como suele hacer
los sábados junto a su esposa.
Pero estuvo poco tiempo: un mal presagio,
dice, le hizo marcharse pronto.
Sabe que uno de sus amigos está muerto.
Del resto, no sabe nada
. La falta de información la carcome.
“Está todo
incierto. Estamos en espera”, dice.
Su amigo muerto se llamaba Eric Ortiz, un treintañero puertorriqueño
que trabajaba en una tienda de regalos de cumpleaños.
“Era un muchacho
muy alegre, le gustaba mucho salir, compartíamos muchas comidas en
casa”, rememora, emocionada, Mejía la noche de este domingo a las
puertas del centro social, ubicado cerca de la discoteca.
“Era un amigo
muy cercano, con el que compartíamos tiempo juntos y estaba muy contento
porque se había casado recientemente después de que pusieran la ley en
Florida [que permite el matrimonio de personas del mismo sexo]”, agrega.
Su marido no acudió al club.
Mejía calcula que el 98% de las cerca de 300 personas que había en
Pulse durante el tiroteo eran latinas, sobre todo puertorriqueños,
dominicanos y venezolanos.
Todos sus amigos desaparecidos son puertorriqueños que llevan mucho
tiempo viviendo en Florida. Entre ellos, está el padrino de su boda, un
conocido estilista de Orlando.
Danny Concepción, puertorriqueño de 47 años, ha acudido a buscar
información de una prima suya de 50 años que acudió a la discoteca con
su hijo de 22.
Las autoridades le han dicho a Concepción que su prima no
está en la lista de 53 personas heridas, por lo que da por hecho,
aunque no sea oficial, que está muerta.
“Era una madre soltera que criaba a dos hijos, de 10 y 11 años, que
vivían con ella”, explica
. Tenía cinco hijos más de otras relaciones
.
Con el que acudió a Pulse, mantenía una relación estrecha.
Lo acompañaba
a la discoteca porque él es homosexual y quería formar parte de su
mundo
. “Nunca lo juzgo a él”, dice. El hijo sobrevivió al tiroteo, pero
vio cómo su madre era tiroteada.
El caso de Karina, puertorriqueña de 40 años, es parecido.
Su
hermano, de 25 años y que trabajaba en una empresa de alquiler de
apartamentos, tampoco está en la lista de personas heridas
. Pero ella
evita darlo por perdido. “Le gustaba la música, le gustaba bailar, una
persona muy buena, tiene un buen corazón.
Yo tengo fe que si no está
vivo el señor lo tenga en su gloria, haya tenido un encuentro con Jesús y
esté bien en los brazos de Jesús, y si está vivo pues que le dé gracias
a Dios porque le dio una nueva oportunidad de vida”, asegura.
“Uno
sigue teniendo fe hasta lo último, estoy tratando de prepararme por si
la noticia es la que no quisieras que fuera”.
Lo mismo dice Steve, puertorriqueño de 35 años sobre su hermano de 25,
“siempre alegre, echado para adelante, trabajador”.
Se cuida de usar los
tiempos verbales para mantener la esperanza: “A él le gusta, a él le
gustaba, digo que le gusta porque está vivo”, dice. Y decide dejar de
hablar.