Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

5 jun 2016

“Si alguien tiene la opción de manipularte, lo hará”..................................................... Amanda Mars

El premio Nobel analiza los trucos que emplean los mercados para meterse al consumidor en el bolsillo,George Akerlof | Economista.


El profesor pregunta dos veces, al principio y al final de la conversación. “¿Pero ha venido desde Nueva York solo a entrevistarme?”. George Akerlof (New Haven, Connecticut, 1940), premio Nobel de Economía en 2001, se comporta con una humildad que parece muy franca cuando se sorprende de que alguien viaje para charlar con él o cuando se interesa con recato por la agenda del alumno al que tiene en el despacho en la Universidad de Georgetown y con quien quiere seguir hablando más tarde. El viaje de Nueva York a Washington en tren puede quedarse en tres horas si se toma el servicio más rápido y llega a tres y media en la versión normal.
  “Pero no vale la pena la diferencia de precio para el poco tiempo que te ahorras, hasta el tren más lento en primera clase sale más barato”, se queja.
 Los trucos del mercado forman parte de La economía de la manipulación (Deusto, 2016), el libro que ha escrito junto a Robert J. Shiller. “Yo prefiero el tren, a Janet le gusta más el avión”, dice Akerlof antes de entrar en materia.
 Conoció a su esposa a finales de la década de los setenta en la cafetería de la Reserva Federal, se pusieron a hablar de macroeconomía y la cosa acabó en boda. Janet es Janet Yellen, la presidenta del banco central estadounidense, por la que el profesor rehúye cualquier pregunta de tinte político o de la actual coyuntura monetaria.

Pregunta. Usted ha abordado la psicología en la economía. ¿Qué significa exactamente la economía de la manipulación?
Respuesta. El comportamiento económico se refiere principalmente al hecho de que la psicología importa en la toma de decisiones de las personas.
 Ese sería el lado de la demanda.
En este libro hablamos del lado de la oferta, a la hora de ser manipulado.
Esa es una extensión de la economía básica del libre mercado: si existe una oportunidad de manipularte y aprovecharse de ti, alguien lo hará.
Es lo que vemos cada día en los casinos y las casas de apuestas; puede que le hagan bien a algunos, a gente a la que le encanta ir a Las Vegas, pero también causan mucho daño porque crean ludópatas.
 Si eres un adicto al juego, se van a aprovechar de ti. Esto es el lado de la demanda.
P. Además del juego, también pone como ejemplo de manipulación a la industria publicitaria, pero un creativo del sector le diría que ellos son inventores de necesidades, que hacen creer a la gente que necesita cosas que en realidad no le hacen falta, y que en eso se basa el crecimiento del consumo y la economía.
R. Sería mejor que gastáramos el dinero en cosas que de verdad necesitamos.
 Me gustan los publicistas, es una forma de arte y, en cierto sentido, hacen más rica a nuestra sociedad, pero al mismo tiempo creo que no es tan bueno tener necesidades inventadas.
 Podemos nombrar cientos de necesidades reales para las que no tenemos dinero suficiente, como por ejemplo tomar medidas contra el calentamiento global o asistir a la gente pobre.
P. Escuchar música con los auriculares, con el iPod ahora, o con el walkman en hace algunos años… ¿eso era una necesidad real cuando se inventó?
R. Bueno… Yo soy adicto a mi iPhone.
Hay un lado malo en esa adicción, pero también uno bueno y es que me hace caminar y eso es positivo para la salud.
 Yo tengo que caminar cuatro kilómetros cada día y hay una aplicación que me dice si lo he hecho o no.
 Hay dos caras aquí: el mercado nos está dando cosas que hace 100 años no podríamos haber imaginado y eso nos hace más felices, más saludables y más sabios; pero, por otra parte, hay una gran cantidad de actividades que la gente lleva a cabo y que son perjudiciales.
P. ¿Qué tipo de gente es más vulnerable a las trampas del mercado, la clase trabajadora, los ricos?
R. Los ricos tiene más dinero para gastar, así que… Pero el consumo de cigarrillos, por ejemplo, suele estar más relacionado con las clases modestas.
 Además, en Estados Unidos hay una tasa muy alta de obesidad y también afecta más a los pobres.
P. ¿Y quiénes serían los grandes manipuladores de la economía?
R. No deberíamos ver esto como un crimen, pero sí saber que esa manipulación existe
. Cuando vas al supermercado, por ejemplo, es de esperar que los caramelos estén cerca de las cajas registradoras
. Pero la cosa va incluso más allá cuando esas chucherías se colocan justo en el sitio en el que tienes que hacer cola y esperar, y precisamente a la altura de los ojos de un niño de seis a 10 años.
 Así que si vas con un niño de ocho años insistirá en perdirlos. Debería haber una conciencia pública que evitara que las tiendas hicieran eso.
P. ¿Pero puede imaginar a un Gobierno prohibiendo a los supermercados poner ahí los caramelos?
R. No tiene que ser cosa del Gobierno.
Todo lo que necesitas es algo como una fotografía en The Washington Post que diga que ha estado en 10 tiendas y que en todas partes sucede lo mismo
. No tiene que ser una regulación del Gobierno, puede venir de diferentes direcciones.

P. Menciona en el libro el papel de las agencias de calificación de riesgo durante la crisis, cuando dieron la mejor nota a productos financieros que al final resultaron ser basura. ¿Esas notas tan altas eran como poner los caramelos al lado de la caja registradora?
R. Sí, me gusta esa analogía.
P. ¿Hubo mucha manipulación en la crisis financiera?
R. Sí, hubo mucha manipulación y eso desempeñó un papel crucial en la crisis.
 Las calificaciones erróneas tuvieron un impacto enorme porque la gente compró activos que creían seguros.
 La gente confiaba en las agencias de calificación porque lo habían hecho bien en el pasado y deseaban confiar en ellas de nuevo.
P. Ideas equivocadas como esa afectan también a la economía.
R. Algo crucial en nuestras vidas son las historias que nos contamos a nosotros mismos y que afectan a muchas de nuestas decisiones.
 Esa es una variable importante que se omite en la economía.
El anunciante quiere interrumpir tu vida con su anuncio, te quiere contar una historia y ponerte a ti en ella.
 Este libro también es, en sí mismo, una historia que dice que sí, que los mercados funcionan, pero al mismo tiempo tienen su lado negativo, que es la manipulación.
P. ¿Se ha puesto demasiado énfasis en el libre mercado en EE UU?
R. Creo que nos han vendido un relato muy restrictivo respecto a lo que el Gobierno debería o no hacer.
 Creo que, en lugar de tener un tipo de relato abstracto, que te dice que los mercados te van a dar cualquier cosa que quieras, necesitamos un relato más pragmático en el que nos planteemos qué puede hacer bien el Gobierno y qué puede hacer mal. Esas personas que se etiquetan a sí mismas como conservadoras tienen una doctrina muy abstracta.
P. ¿Qué quiere decir?
R. Creo que debería haber otro tipo de conservadurismo, en el que se debería de tener más cuidado a la hora de pensar en las cosas que funcionan bien y las que no
. Si el Gobierno adopta una medida que puede ser buena para la gente, no te lanzas inmediatamente sobre ella.
 Primero pones un pie en el agua y ves si va bien o no, y si funciona, pues de acuerdo. ¿Interfiere demasiado en la libertad de la gente? Si parece que funciona y a la gente le gusta… Pues expándela.

 

Día Mundial del Medio Ambiente......................................................... Gema García



Clase de yoga en el Parque Letna en Praga (República Checa), el 10 de mayo de 2016. 


Una mariquita se desplaza entre gotas de lluvia en Múnich (Alemania), el 24 de mayo de 2016. 




El amanecer colorea los campos en Oderbruch (Alemania), el 6 de mayo de 2016.


 
Campo de flores de colza en Sasebo (Japón), el 5 de abril de 2016. 



Un hombre hace pompas de jabón en Berlín (Alemania), el 30 de abril de 2016.



Flores silvestres en Stratford-upon-Avon (Reino Unido), el 19 de abril de 2016.
 

Un ciervo nada en el río Brazos en Richmond, Texas (EE UU), el 31 de mayo de 2016.

Dos veces malditas...................................................Rosa Montero

Hay problemas gravísimos con los secuestros de mujeres saharauis adultas acogidas por familias españolas.

EN 2001 SAQUÉ un artículo hablando de Aicha Embarek, una saharaui de 19 años que había sido secuestrada por su familia biológica en los campamentos de refugiados en Tinduf, Argelia. 
Se habían puesto en contacto conmigo sus “padres españoles”, es decir, la familia que la acogió de niña. 
El caso tuvo bastante repercusión y, tras dos angustiosos años, la chica fue liberada.
 Hace unas semanas hablé en estas mismas páginas de nuestro vergonzoso olvido de la tragedia saharaui, y de cómo ese pequeño pueblo lleva 40 años malviviendo en condiciones infrahumanas en el desierto argelino. 
Tras la publicación del texto recibí varias cartas que me contaban que el papel de la mujer entre los refugiados se ha deteriorado de manera alarmante.
 Cosa previsible, porque el avance global del islam más reaccionario está empeorando la condición de las mujeres musulmanas en todo el mundo, y porque la estancada y agónica situación de los saharauis ha hecho que los logros democráticos que un día fueron el orgullo de ese pueblo hayan cedido el paso al retrogradismo tribal y a la sharía.Si en los países desarrollados, con todo a nuestro favor, seguimos cometiendo actos tan bárbaros como los asesinatos de mujeres, ¿vamos a exigir acaso a esos desesperados refugiados que sean perfectos?
 Quiero decir que la causa saharaui sigue siendo trágicamente justa y urgente.
 Pero eso no significa que no haya problemas, y problemas gravísimos, con los secuestros reiterados de saharauis adultas que vinieron a nuestro país de niñas, fueron acogidas por familias españolas y estudiaron aquí; y que luego, aprovechando alguna visita a los campamentos para ver a sus padres, fueron retenidas contra su voluntad por sus familiares y tal vez casadas a la fuerza.
 Es el caso espeluznante de Koria Babdad, que fue secuestrada en diciembre de 2010, a punto de cumplir 18 años, cuando viajó a ver a su familia biológica. 
El 4 de enero de 2011, la madre de acogida oyó la voz de Koria que decía: “Ayúdame a salir de aquí, no sé cuánto aguantaré, no paréis hasta conseguirlo, no dejéis de luchar por mí”.
 Es el último contacto que han tenido con ella. Koria lleva más de cinco años en paradero desconocido.Pero hay muchas más.
 Como Darya Embarek, de 26 años, residente en Tenerife, en donde vivió 13 años
. Iba a entrar en la universidad a hacer Empresariales cuando en enero de 2014 fue a Tinduf para ver a su familia y ya no la dejaron volver.
 O como Maloma Morales de Matos, de 22 años y nacionalidad española, que visitó los campamentos el pasado mes de diciembre y fue metida a la fuerza en un coche por su hermano horas antes de regresar. Ni los padres adoptivos ni Ismael, la pareja de Maloma, han podido hablar con ella. 
Hace un par de semanas el Frente Polisario publicó un vídeo de 25 segundos en el que Maloma, con la cabeza cubierta por un pañuelo, dice escueta y rígidamente que nadie la tiene secuestrada.
 Es una grabación bastante inquietante: resulta difícil de creer que la haya hecho por su propia voluntad.
Entre las cartas que he recibido hay una estremecedora de X, una saharaui de 20 años
. Desde muy pequeña vivió la mayor parte del tiempo en Galicia con unos padres de acogida, pero a los 13 años sus parientes biológicos, algunos de los cuales estaban en España, la llevaron con ellos “de muy malos modos”.
La presionaron para que rompiera con la familia española y X, temerosa de ser trasladada a los campamentos, fingió obedecer durante cinco años porque era menor de edad.
 En cuanto cumplió los 18, “compré el billete a mi libertad y me fui con lo puesto”. Su familia biológica la amenazó entonces de tal modo que necesitó ayuda psicológica: “Fui tratada como víctima de violencia de género intrafamiliar”. Hoy X estudia en una universidad fuera de España “porque lo cierto es que yo misma sigo corriendo el riesgo de ser una secuestrada más”. 
No se sabe bien cuántas jóvenes, todas ellas adultas, pueden estar retenidas en Tinduf contra su voluntad: decenas, desde luego.
 Y el Gobierno saharaui se escuda en la pamema de que es un conflicto entre familias y no hace nada. Son víctimas olvidadas de un pueblo olvidado, dos veces malditas. Si no hablamos de ellas están perdidas.COLUMNISTAS-REDONDOS_ROSAMONTERO

Narcisismo hasta la enfermedad.....................................Javier Marias

Llegará el momento en que no se podrá hablar de nada por si acaso. Hacia él nos encaminamos para acabar con la libertad de expresión. 



COLUMNISTAREDONDA_JAVIERMARIAS




EL NARCISISMO de nuestra época está alcanzando cotas inimaginables.
 Hay un creciente número de individuos tan enamorados de sí mismos que dan por sentado que lo que ellos hagan, opinen, tengan o incluso padezcan es bueno o está dignificado.
 He contado que la Real Academia Española recibe protestas y presiones para que suprima la siguiente acepción de “autista” (como adjetivo y como sustantivo):
 “Dicho de una persona: Encerrada en su mundo, conscientemente alejada de la realidad”. Los quejosos no tienen en cuenta que, como he explicado mil veces –y no he sido el único–, la RAE carece de potestad para enmendarles la plana a los hablantes
. Si a ellos se les antoja emplear “autista” en sentido figurado, para referirse a alguien ensimismado, impermeable al exterior y a sus semejantes, a la Academia no le queda sino recoger ese uso. Pertenece a la lengua porque así lo han decidido los hablantes. También se soliviantan muchos por esta acepción de “cáncer”: “Proliferación en el seno de un grupo social de situaciones o hechos destructivos”.
 Y se añade el ejemplo: “La droga es el cáncer de nuestra sociedad”. Este sentido metafórico de la palabra está extendidísimo, y a la RAE no le cabe sino registrarlo.
 Esta institución, en contra de lo que muchos quisieran, no prohíbe ni impone nada; tampoco juzga; a lo sumo advierte, mediante las marcas “Vulgar” o “Negativo”, que tal o cual vocablo pueden resultar malsonantes o denigratorios.
 Pero el narcisismo de muchos individuos roza el absurdo o cae de lleno en él. 
Hay enfermos de cáncer que consideran falta de respeto la inclusión de la acepción mencionada.
 Parecen decirse: “¿Cómo va a ser destructivo algo que yo tengo? Eso es una ofensa”. Siempre se ha hablado de tumores “malignos”, y todos sabemos lo destructivo que es el cáncer.
 Algunos de los que lo padecen, sin embargo, han decidido que, si ellos lo albergan, no puede ser maligno ni destructivo, o que al menos no debe emplearse el nombre como sinónimo de algo negativo.
 Otro tanto ocurre con “autista”, como si serlo fuera algo neutro y no una desgracia. 
Su uso figurado agravia a los afectados. Pero lo cierto es que ambas cosas son negativas, se miren como se miren, y nada tiene de particular que los hablantes lo entiendan así y se valgan de los términos en sentido no literal (y negativo).
 Pero en fin, ya saben que hoy está mal visto hasta decir que alguien es sordo, o ciego, no digamos tullido o lisiado.
 Quien sufre una carencia o un defecto a veces no está dispuesto a admitir que no ver o no oír lo sean. 
Pretenden que lo consideremos una especie de “opción”, algo “elegido”, cuando no lo es.
  Claro que hubo el caso de dos lesbianas estadounidenses sordomudas que, hace años, y a la hora de fecundarse una de ellas artificialmente, exigieron que su nasciturus heredara su sordomudez: querían para él la misma “forma de vida” que a ellas les había tocado en suerte, de la que habían logrado sentirse orgullosas…
Hace pocas semanas hablé aquí de la extrema susceptibilidad de mucha gente, que intenta imponernos a los demás.
 La Defensora del Lector de este diario se hizo eco recientemente –y además les dio en buena medida la razón– de las susceptibilidades desaforadas de varios lectores que habían tomado por “burla” del cáncer del novelista gráfico Frank Miller los comentarios que sobre su demacrado aspecto había hecho en una entrevista Jacinto Antón, probablemente el mejor periodista cultural que haya en España.
 Dado que Miller es un celebérrimo autor de cómics violentos y desmesurados, Antón decía cosas tan terribles como que “se parecía extraordinariamente a Freddy Krueger” (lo cual era cierto, a la vista de las fotos), como podía haber dicho que se daba un aire a Nosferatu.
También lo afrentaba al compararlo con un Ecce Homo, es decir, con el Cristo una vez hecho un Cristo, como tanto se dice en el lenguaje coloquial.
Esto equivalía, según los quisquillosos lectores, a “burlarse con saña” (!) del enfermo, o a “reírse en la cara de una persona … aquejada por una enfermedad” (!). 
Y la Defensora, para mi sorpresa (EL PAÍS suele estar a favor de la libertad de expresión, y no debería temer tanto a los tiquismiquis, intolerantes por naturaleza), acababa amonestando al periodista: “Sus comparaciones no dejan de ser una aproximación humorística a una realidad nada cómica: los estragos causados por una enfermedad muy seria”.
 ¿Humorística? ¿Reírse en la cara? ¿Burlarse con saña? No se sabe en qué quedamos.
 Quizá haya que pasar por alto el aspecto de alguien por llamativo que sea; quizá haya que silenciar las enfermedades sin más, porque cada uno es muy libre de ofrecer el aspecto que quiera o se le haya puesto, por la razón que sea. 
Y al fin y al cabo el cáncer no es maligno, puesto que muchos lo tienen.
 A este paso, llegará el momento en que ni siquiera se admita que es una enfermedad. 
Y llegará también el momento en que no se podrá hablar de nada, por si acaso.
 Hacia él nos encaminamos a grandes zancadas, para acabar con la libertad de expresión.