Casi nadie conoce la existencia de los bancos de leche; quizá sea por el machismo imperante.
El otro día estuve visitando una de las puertas de la vida.
Es decir, estuve en la unidad de neonatología del hospital 12 de Octubre.
Ahí es donde empiezan su lucha los bebés prematuros y también aquellos recién nacidos que, aun teniendo un peso normal, sufren alguna malformación y han de ser operados en sus primeros días. Niños heridos pero guerreros, con esa poderosa, conmovedora fuerza de la vida, que siempre se empeña en seguir viviendo.
La unidad del 12 de Octubre ha sido y es pionera en España en su
campo.
Por ejemplo, fue la primera en implantar un régimen de puertas abiertas. Los padres y los hermanos pueden entrar a ver al pequeño las 24 horas del día, incluso a la UCI, y estar allí todo el tiempo que quieran.
“Es que estamos hablando de ingresos de meses; la media de los niños se pasa aquí 60 días, pero algunos pueden estar un año.
Son tiempos tan largos que las familias se desestructuran, hay que intentar facilitarles las cosas lo más posible”
, me explicó Carmen Pallás, la jefa de servicio, mi guía en el territorio extraordinario de los neonatos. Entrar en la unidad es como viajar a Marte; hay máquinas increíbles por todas partes, modernísimos y complejos aparatos de luces parpadeantes que te hacen pensar en el puesto de mando de una nave intergaláctica (sí, pese a todo formamos parte del primer mundo: y qué ricos somos), y estos artefactos están mezclados con dibujos infantiles pegados en las paredes, pinturas alegres, muebles juveniles de colores vivos:
“Intentamos que parezca un sitio normal, bonito”.
Es decir, estuve en la unidad de neonatología del hospital 12 de Octubre.
Ahí es donde empiezan su lucha los bebés prematuros y también aquellos recién nacidos que, aun teniendo un peso normal, sufren alguna malformación y han de ser operados en sus primeros días. Niños heridos pero guerreros, con esa poderosa, conmovedora fuerza de la vida, que siempre se empeña en seguir viviendo.
Por ejemplo, fue la primera en implantar un régimen de puertas abiertas. Los padres y los hermanos pueden entrar a ver al pequeño las 24 horas del día, incluso a la UCI, y estar allí todo el tiempo que quieran.
“Es que estamos hablando de ingresos de meses; la media de los niños se pasa aquí 60 días, pero algunos pueden estar un año.
Son tiempos tan largos que las familias se desestructuran, hay que intentar facilitarles las cosas lo más posible”
, me explicó Carmen Pallás, la jefa de servicio, mi guía en el territorio extraordinario de los neonatos. Entrar en la unidad es como viajar a Marte; hay máquinas increíbles por todas partes, modernísimos y complejos aparatos de luces parpadeantes que te hacen pensar en el puesto de mando de una nave intergaláctica (sí, pese a todo formamos parte del primer mundo: y qué ricos somos), y estos artefactos están mezclados con dibujos infantiles pegados en las paredes, pinturas alegres, muebles juveniles de colores vivos:
“Intentamos que parezca un sitio normal, bonito”.
Vi un bebé de apenas 700 gramos de peso, vi una niña operada dos veces del estómago a los dos y a los cinco días de vida, y vi a muchas madres y a un par de padres con su minúscula criaturilla pegada al pecho, porque este hospital también ha sido pionero en la implantación del Método Canguro, que consiste en que el bebé permanezca en contacto con el cuerpo del progenitor el mayor tiempo posible, un procedimiento que se aplicó por primera vez en Colombia y que luego promocionó la pediatra francesa Nathalie Charpak, tras demostrar que contribuye de manera decisiva a la supervivencia y el desarrollo cognitivo del bebé
. Emociona verles en ese abrazo tan básico, tan hermoso y animal, rodeados de máquinas chisporroteantes y futuristas.
Y hay algo más en lo que también son pioneros en este hospital: en la donación de leche
. En 2007, el 12 de Octubre creó el primer banco de leche en una unidad neonatal de España, y desde entonces ayudaron a abrir otros bancos en el país (ahora mismo hay ocho).
“Atendemos a niños muy frágiles y muy enfermos y hay una absoluta evidencia científica de que la leche materna es esencial para su maduración y su desarrollo y además les protege de enfermedades devastadoras”.
Para ellos, en fin, ese fluido es una medicina que puede salvarles literalmente la vida.
Pero muchas de las madres de prematuros, por el estrés de la situación, no tienen leche o tardan en tenerla.
Y aquí entra la generosidad de las mujeres que donan.
Algunas lo hacen por puro altruismo; otras, porque han tenido la desgracia de perder a su bebé, y bastantes, en fin, porque recibieron leche para sus niños en momentos críticos, y cuando ya pueden dar de mamar o en partos posteriores se convierten a su vez en donantes
. Sea como sea, todas estas mujeres tienen la santa paciencia de sacarse la leche, congelarla y llevarla hasta el 12 de Octubre, un hospital lejos de todas partes, porque la unidad no dispone de servicio de recogida “y antes ni siquiera les pagábamos el parking, ahora por lo menos ya hemos conseguido darles un vale”.
Y todo esto lo hacen recién paridas y con bebés propios, es decir, cuando menos tiempo tienen y más agobiadas están
. Heroicas.
Sin embargo, casi nadie sabe de la existencia de estos bancos: tal vez sea por el machismo residual que aún arrastramos y que nos hace contemplar la lactancia como una cosa modesta, doméstica y secundaria.
Desde la creación del banco ha habido 1.173 donantes; ahora mismo están activas entre 80 y 100, y se recogen 1.600 litros de leche al año que luego se pasteurizan y procesan.
Para los bebés son utilizables 1.400 litros, y el resto se dedica a la investigación.
Y es que de la leche materna no se sabe casi nada: no se han molestado en estudiarla.
. Por ejemplo, hasta el año 2012, es decir, ayer mismo, no se supo que la leche materna tenía 415 proteínas, y 261 de ellas se identificaron entonces por primera vez:
“¡Parece que las mujeres no somos interesantes ni para la investigación!”. En la unidad de neonatología del 12 de Octubre ingresan mil niños al año.
Mueren entre 10 y 15. “Cuando empecé aquí, en 1984, se nos morían entre 40 y 50”. Toda una victoria contra la Parca, gracias, entre otras cosas, a la humilde e ignorada leche de las donantes.