Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

27 mar 2016

¿Qué hacer cuando un hijo rompe la relación con sus padres?......................................Héctor Llanos Martínez

Las relaciones tóxicas entre padres e hijos inspiran a autores como Alice Munro y Pedro Almodóvar

A menudo, se habla de las consecuencias psicológicas a las que se enfrenta un hijo a causa de la ausencia de los padres, pero apenas se ha explorado la situación inversa, cuando los hijos desaparecen voluntariamente de las vidas de sus progenitores.
 El silencio es el enemigo principal en este tipo de situaciones.
Este abandono y el sentimiento de culpa que arrastra con él son dos de los grandes temas que abordaba la premio Nobel de Literatura Alice Munro en su trilogía de relatos cortos Destino, Pronto y Silencio, englobados en el libro Escapada.
 El cineasta Pedro Almodóvar se inspira, aunque solo de manera parcial, en estos textos para construir su nueva película, Julieta, personaje que encarnan Adriana Ugarte y Emma Suárez en la cinta que se estrena el 8 de abril. Son dos de los grandes autores que se cuestionan en sus trabajos este sentimiento sin nombre específico y sin manual de supervivencia.
El silencio al que hace referencia parte del relato de la escritora canadiense es el castigo que dedica una joven de 21 años, Penelope, a su madre Juliet, desapareciendo de su vida sin dar ninguna explicación.
 "Las reacciones comunes ante cualquier tipo de abandono suelen ser la soledad, la culpa, la rabia, pero la intrahistoria detrás de ese hecho es la que define las pautas a la hora de enfrentarse a él, en especial si se trata de un abandono progresivo o uno brusco", explica a Verne el psicólogo Alberto Soler.
El dolor no procesado del personaje principal de Munro se basa en la ausencia de una hija que sigue existiendo, solo que no lo hace en la vida de su madre.
 Esa relación perdida no sigue las fases de un duelo puro y duro, como el originado por una desaparición o un fallecimiento.
 Por eso, apunta Soler, no hay un patrón de sufrimiento establecido.
Relaciones tóxicas
Una de las causas más habituales que originan esta situación es la necesidad de romper con la relación tóxica que se ha establecido entre el padre o madre y el hijo.
 "La ruptura llega cuando al menos el hijo lo percibe de este modo", explica Soler, quien considera los ejemplos más habituales de este tipo de relaciones aquellos que se basan en el excesivo control paterno, en la falta de afecto o en la dependencia que desarrolla el progenitor con el hijo.
Entre los temas que el nuevo drama de Almodóvar hereda de Munro también figura el intercambio de roles entre madre e hija.
"La falta de comunicación de Julieta es clave para entender por qué llega a la situación a la que llega. Durante una fase de su vida, no está capacitada para cuidar a nadie, se queda sin recursos para avanzar y se convierte en su hija", comenta a Verne Emma Suárez, sobre su papel en la cinta del director manchego.
"Cuando el padre o la madre se enfrenta a la ausencia de un hijo sin ser consciente de esa relación tóxica que ha provocado la distancia, reacciona con incredulidad o sorpresa.
Eso revela una pobre gestión de las emociones de quien debería ser más adulto y una escasa capacidad de diálogo, lo que daña a la gente cercana", argumenta Soler.
"¿Va a durar este silencio para siempre?", pregunta una madre anónima al hijo que dejó de hablar con ella en una carta abierta que publicó el año pasado el diario británico The Guardian.
 El comentario a propósito de esta publicación más celebrado en el perfil de Facebook del periódico, con más de 250 "me gusta", se cuestiona si la madre debe reflexionar sobre su parte de responsabilidad en esa ruptura.
Si el progenitor reconoce haber construido una relación tóxica, debe enfrentarse a la situación "revisando sus propias creencias, desarrollando empatía con su hijo y siendo humilde", explica el psicólogo.
Y si se recupera la relación, ¿qué pautas se han de seguir?
"Si el problema no ha sido muy grave, algo que afecte a las bases de la relación, lo más aconsejable es no hablar de este episodio en exceso.
 En el caso contrario, sí ha de establecerse una negociación que siente las bases para una nueva relación, todo ello basado en el diálogo, que es una de las cosas que ha fallado en el pasado", argumenta Soler.
En tono de humor y aplicando así la venda antes de la herida, una madre holandesa decidió enfrentar el abandono creando en punto de cruz una versión a tamaño natural de su hijo adolescente, que ya prefiere pasar tiempo con sus amigos que con su madre.
!

 

26 mar 2016

El amor es más fuerte que las bombas


El amor es más fuerte que las bombas 

Sinopsis

Película no recomendada a menores de 12 años.
Cuatro años después de la muerte en accidente de coche de la fotógrafa de guerra Isabelle Joubert Reed (Isabelle Huppert), una galería va a dedicar una gran retrospectiva a su obra fotográfica
. Con motivo de esta exposición, Jonah (Jesse Eisenberg), el hijo mayor de la familia, que acaba de ser padre, vuelve a casa donde se reencuentra con su padre (Gabriel Bryne) y con su hermano menor Conrad (Devin Druid), en plena explosión adolescente.

Los tres, bajo el mismo techo, intentarán estrechar lazos, comprender y manejar sus sentimientos con respecto a la muerte de su madre.
 Es ella el enlace que hará que se den cuenta de que recuerdan el pasado de una manera muy diferente unos de otros.
 Una crónica sentimental de una familia alrededor de la figura de la madre muerta.

El amor es más fuerte que las bombas está dirigido por el danés Joachim Trier (Oslo, 31 de agosto, Reprise) y protagonizada por Jesse Eisenberg (A Roma con amor, Bienvenidos a Zombieland), Gabriel Bryne (Nadie quiere la noche, En terapia) e Isabelle Huppert (Amor, La pianista).

Dylan, por delante y por detrás........................................................ Carles Gámez

El fotógrafo Ken Regan saca a la luz en un libro con material inédito de la legendaria gira 'The Rolling Thunder Revue' realizada por Bob Dylan en 1975.

Dylan y Patti Smith en 1975.
“Tenía total libertad. Podía entrar en su habitación en cualquier momento y fotografiar lo que estuviera haciendo”, comenta Ken Regan, en el texto de presentación del libro Rolling Thunder. Photographs By Ken Regan (Ormond Yard Press, 2016).
 A lo largo de varios meses, entre octubre y diciembre de 1975, Regan se convertirá en el ojo gráfico de la gira más extravagante, caótica, irrepetible y vibrante realizada por Bob Dylan, Rolling Thunder Revue, que servirá de material creativo para la película, Renaldo & Clara, un extraño artefacto cinematográfico escrito y dirigido por el propio cantante.

La gira se enmarca en un periodo señalado por el recibimiento entusiasta de su álbum, Blood on the Tracks, su crisis matrimonial, la grabación de un nuevo álbum, Desire y el reencuentro sobre el escenario con su antigua compañera sentimental, Joan Baez, y otros camaradas musicales, Bob Neuwirth, o literarios, Allen Ginsberg o un joven dramaturgo llamado Sam Shepard; todos ellos embarcados en ese Rolling Thunder Revue, viaje musical a modo de caravana circense que algunos bautizan como una versión de Alicia en el País de las Maravillas a ritmo de rock, tequila y generosas provisiones de cocaína.
Todo había empezado el año anterior, en 1974, cuando el promotor Bill Graham le encarga a Regan una crónica fotográfica para la revista Times con motivo de la gira que el cantante está protagonizando con su antigua formación, The Band.
 Entre los rostros que su cámara recoge se encuentra el de una mujer mayor que asiste todas las noches a la velada musical.
Para su sorpresa, Regan, que había tomado a la mujer por una extravagante seguidora del cantante, descubre que se trata de la madre de Bob Dylan, una figura desconocida del gran público.
 Las fotografías familiares nunca verán la luz respetando los deseos del cantante.
 Un año después, a las tres mañana recibe una llamada del cantante encargándole el seguimiento gráfico del tour que estaba a punto de iniciar.
 Regan ejercerá de cronista oficial como único fotógrafo autorizado de la tournée.
Rolling Thunder Revue, dividida en dos partes, comienza el 30 de octubre en el War Memorial Auditorium de Plymouth (Massachussets) y finaliza el 8 de diciembre en el Madison Square Garden de Nueva York en un concierto benéfico a favor del boxeador Rubin Carter, protagonista de la canción “Hurricane” que el cantante ha creado para denunciar su caso.
 El boxeador cumple cadena perpetua acusado de asesinado en un juicio lleno de irregularidades y falsos testimonios.
 Su caso ha despertado una gran expectación y el apoyo, entre otros, del polémico director creativo de la revista Esquire, George Lois, que ha conseguido implicar a Bob Dylan, en la defensa de Carter. Entre los personajes que se dan cita esa noche en el Madison se encuentra el boxeador Mohamed Ali que la cámara de Regan recoge junto a Dylan.
En el balance final de la gira quedan cerca de 14.000 negativos siguiendo la caravana itinerante formada por Dylan y sus amigos, Joan Baez, Roger McGuinn, Ramblin’Jack Elliot, Mick Ronson, el guitarrista de David Bowie o la violinista Scarlet Rivera con su aspecto de heroína prefarraelista; invitados como Gordon Lighftfoot, Richie Havens o Joni Mitchell se suman también al espectáculo. Dylan recibe la vista de un debutante, Bruce Springsteen, que la publicidad anuncia como “el nuevo Dylan” que acaba de vender más de seis millones de discos de su primer álbum, Born to Run, pero que finalmente no participa en el show ante la exigencia por parte de Springsteen de actuar con su propia banda, la E Street Band.
 La cámara de Regan también inmortaliza el encuentro de Dylan con otra joven “promesa” del rock, Patti Smith, en animada conversación durante una fiesta en el Greenwich Village neoyorquino.
Cuarenta años después parte de aquel material gráfico sirve para revelar nuevos focos de atención sobre una de las figuras más legendarias y a la vez más enigmáticas de la música popular del siglo XX.
 Un Dylan observado en la intimidad de una gira anárquica e irrepetible, distendido en las secuencias de descanso, divertido y cómplice durante los ensayos o la estrella y mito sobre el escenario; con aspecto de clown o de príncipe zíngaro, ese rostro que desde hace más de medio siglo los objetivos tratan de desentrañar.
Como punto final del encuentro entre Regan y Dylan quedará la portada de su nuevo álbum, Desire, un Dylan feliz exhibiendo un exuberante look hippie y la fotografía que ilustra la portada de The Bootleg Serie 5: Bob Dylan Live 1975, The Rolling Thunder Revue, la otra cara del mito, de nuevo el rostro enmascarado, vulnerable y misterioso…
Cuandoconocí a Bob Dylan fue en la Universidad de La Laguna. Oir la repuesta está en el viento que ahora parece una frase Zen y antes tb, En aquella Universidad tuvimos la suerte de encontrar profesores que fuera de su horario nos daban charlar o lo que nos ofrecian fuera de todo Programa. Alli estaba siempre D. Emilio Lledó, en este caso fue un Profesor de Matemáticas que por su hijo, no recuerdo su nombre ya, muchos años sin saber de él, pues por Casas oíamos por las tardes a Bob Dylan, sus discos prohibidos llegaron a La Laguna y así tuvimos ese privilegio, Me gustaria tanto que alguno de aquellos que luego debatíamos lo imposible porque de cada reunión, como leer el libro de Tamames, todo era debate, con Buñuel, ya ven que cóctel. .
Luego en Barcelona pude ver y oir a Dylan en carne y hueso. Momentos memorables.




 

100 años cambiando la hora.................................................................. Miguel Ángel Criado

La implantación del horario de verano siempre estuvo relacionada con la guerra y las crisis energéticas.

Cambio de hora Este monolito recuerda al británico William Willett, impulsor del horario de verano.
El horario de verano, con sus largas tardes, habría que agradecérselo a la Primera Guerra Mundial.
 En unos días, el 6 de abril, se cumplen 100 años desde que Alemania decidiera adelantar el reloj por la guerra.
 La decisión fue poco a poco seguida por la mayoría de los países más desarrollados de entonces. Aquel primer cambio de hora de 1916 se justificó por razones de ahorro energético, igual que en toda su azarosa historia.
Cuando el káiser Guillermo II firmó el decreto del sommerzeit (horario de verano) el 6 de abril, lo hizo como una medida de guerra.
 Entonces, el carbón movía y encendía el mundo, pero la guerra lo estaba convirtiendo en un producto cada vez más caro de conseguir, en especial para las potencias centrales como Alemania o el Imperio austrohúngaro
. El oscuro mineral era fundamental para los trenes cargados de tropas y suministros o para iluminar las fábricas de armamento, las dos prioridades del Consejo Federal Alemán.
 Por eso, aquel domingo 30 de abril de 1916 a las 11 de la noche sería las 12.
El ejemplo alemán fue seguido por muchos países europeos. Sus aliados austrohúngaros cambiaron la hora a la vez que los germanos.
En otro ejemplo más de la racionalidad económica de la medida, los países cercanos a Alemania, con fuertes vínculos comerciales, como Países Bajos, Dinamarca o Suecia, adelantaron sus relojes en los días siguientes.
 Pero la decisión con mayor significado histórico fue la de los británicos.
 Los primeros que habían intentado convertir en norma el horario de verano no querían ser los últimos.
Un año antes de que los alemanes instauraran por decreto el horario de verano, en el Reino Unido moría el constructor William Willet. Apasionado de las carreras de caballos y del golf, a Willet le fastidiaba cómo, al llegar el verano y sus días más largos, sus conciudadanos no sabían aprovechar esas horas extra de luz. Desde 1907, cuando tuvo la idea de adelantar la hora, dedicó la mayor parte de su tiempo y su fortuna en conseguir que la Cámara de los Comunes aprobara una ley sancionando lo que los anglohablantes llaman Daylight Summer Time, o DST a secas. En su caso, el factor económico solo era uno más
.
 Para Willett, también era importante el tiempo extra de luz solar que sus compatriotas podrían disponer para el ocio, la práctica del deporte o estar con la familia.
El primer país en instaurar el horario de verano fue Alemania y lo hizo para ahorrar carbón durante la Gran Guerra
Cinco veces consiguió Willett que su idea se debatiera en el Parlamento y las cinco fue tumbada
. El constructor amante de la luz del día, por la importancia que le daba en sus casas, tuvo grandes aliados en su causa, como el futuro primer ministro Winston Churchill.
 Pero también se encontró con grandes objetores. Además de los granjeros y los que defendían sus intereses, buena parte de la comunidad científica de entonces se mostró en contra
. En particular, los editoriales de la revista Nature fueron muy críticos:
"La idea es impropia de la dignidad de una gran nación y haría de nosotros el hazmerreír de las gentes ilustradas del mundo", mantenía uno de sus editoriales sobre la materia.


España fue una de las últimas naciones occidentales en cambiar la hora
. En un real decreto de abril de 1918, se implantaba el adelanto horario para el 15 de ese mismo mes, cuando a las 23 horas serían las 24 horas, volviendo a recuperar esa hora el seis de octubre.
 Como el resto de los casos, "la razón aducida fue la escasez de carbón provocada por la Primera Guerra Mundial, que obligó a intensificar la producción y a reducir el consumo y, al mismo tiempo, armonizar el horario con el de los países vecinos", escribía Pere Planesas, del Observatorio Astronómico Nacional, en un artículo del Anuario del Observatorio Astronómico de Madrid.
Finalizada la guerra, también se acabó el horario de verano.
 La práctica totalidad de los países dejaron de cambiar la hora, salvo los británicos, que la han mantenido a lo largo de todo este tiempo, llegando incluso a realizar un experimento en los años 60 doblando el cambio de hora, adelantándola en dos horas. Durante tres años, los británicos tuvieron la misma hora que los europeos continentales.