Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

20 feb 2016

Chocolate, pura tentación.............................................................................. Mònica Escudero.

Las posibilidades de este delicioso ingrediente parecen infinitas. La bloguera Sandra Mangas ha dedicado su quinto libro a explorarlas.

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Tarta selva negra con frutos rojos.

Sandra Mangas empezó con su blog, La receta de la felicidad, cuando nacieron sus hijos y no tuvo más remedio que “aprender a cocinar de verdad”. Confiesa que lleva enamorada del chocolate desde que tiene memoria.
 El viernes por la noche era cuando se comía este dulce en su casa, “solo cuatro cuadraditos cada uno. Me sabían a gloria”, puntualiza.
Y le siguen sabiendo, aunque ahora lo come algo más a menudo y suele elegirlo con mayor contenido de cacao.
Uno de los mitos que quiere desmontar con su libro Chocolate. Recetas con un toque de felicidad (Aguilar) es que este producto es difícil de trabajar.
 “Aunque lleve escritos cinco libros de cocina, en Chocolate no vas a encontrar recetas o explicaciones de un profesional del cacao.
 Salvo que hablemos de una profesional en comer chocolate: eso sí”, matiza.
 Las bases para dominar las técnicas esenciales –fundir, atemperar, moldear o bañar– están explicadas de manera simple en el primer capítulo, donde también se enumeran las herramientas para trabajarlo.
Aunque Sandra no se declara fan de casi nadie, si tuviese que elegir un maestro chocolatero, se quedaría con Frédéric Bau, “porque además hablaríamos de chocolate en francés, lo que tiene todas las ventajas”.
 Su libro Enciclopedia del chocolate (Blume) es su referencia favorita en este tema.
También iría a la barcelonesa pastelería Escribà y visitaría al repostero Oriol ­Balaguer. “Pero realmente sería feliz, y es algo que espero en el futuro, si me dejasen hacer prácticas en cualquier obrador”, explica con ilusión.
Además del placer de cocinar en sí mismo, Sandra pone el foco sobre la que, para ella, es la mayor ventaja de preparar estos dulces en casa: saber exactamente lo que comes. “Una de las cosas que más me ha sorprendido en los cursos que he hecho es que cuando compras algo en una pastelería no tiene por qué diferir mucho de lo industrial”.
  Descubrir que los productos congelados, las grasas vegetales hidrogenadas y el sucedáneo de chocolate campaban a sus anchas en muchas pastelerías la animó todavía más a arremangarse y ponerse el mandil.
 “Creo que tengo derecho a saber lo que como, y eso me temo que solo pasa cuando lo preparas tú mismo. Así eres consciente de qué ingredientes lleva y en qué cantidades. Tú eliges”.
elpaissemanal@elpais.es

 

La historia de Julia........................................................... Rebeca Carranco.

Ella tenía más de 100 puntos por todo el cuerpo fruto de la agresión de Javier. “Pero no me quería matar”, le excusó

La Policía de Madrid, en un curso sobre violencia de género.
Siguiendo con todo aquello que queda fuera del cuadrilátero de la noticia, esta es una de esas historias que ojalá, sencillamente, nunca hubiese existido
. Era una mañana de 2014, pongamos de julio, pongamos que en París.
 La cita era a las 11. Teníamos que hablar de la muerte de, supongamos, Javier, después de ser detenido por la policía.

 

Casi no se sabía nada de lo sucedido porque había quedado absorbido por otra muerte en condiciones similares
. Arreciaba con intensidad contra la autoridad aquellos días. “Habla con mi nuera”, me dijo el padre de Javier, algo que a mí me sorprendió bastante.
 La versión inicial de los hechos era que Javier estaba a punto de matar a su pareja, y que de no ser por la policía, quizá lo hubiese logrado.
Los años, algunos jefes muy bregados y el ensayo-error te enseñan a dudar, a ser posible de todo.
Aparqué y allí estaba ella, Julia, de unos 50 años.
Sonreía mucho y, amabilísima, solo ponía facilidades: daba a escoger el lugar donde tomar un café, se ofrecía a contarlo todo, quería pagar la consumición...
“No puedo caminar muy deprisa”, se excusó
. Ni vocalizar demasiado tampoco. Julia tenía más de 100 puntos por todo el cuerpo fruto de la agresión de Javier, antes de morir
. “Pero no me quería matar”, le excusó.
Aquel día, a las cinco y media de la tarde, Julia salió de casa para hacer unos recados.
“Estuve fuera dos horas, él se quedó allí, viendo la televisión, tranquilo”. Pero al volver, “se había tomado mucha cocaína
”. Estaba alterado, raro. “No me encuentro nada bien”, asegura que dijo. Javier violó a Julia, le destrozó la cara, la encerró en el baño…
“Si no llega a llegar la policía a mí me mata”, admitió. Para ella, Javier pasó dos horas y media fuera de sus cabales.
“Decía que yo le quería matar”. También le desgarró vaginalmente, con el vidrio de una botella rota.

En el tiempo que tardaron en llegar los agentes, Javier había cerrado la puerta blindada del piso.
 No había manera de acceder a la casa. Ni siquiera escuchaba los ruegos de su padre, que le decía “hijo mío, abre”, desde la calle.
Al final fueron los bomberos quienes echaron una puerta lateral abajo.
 Cuando entraron los policías, Javier estaba encima de Julia.
“Vi cómo le pegaron con una porra, y también a mí, aunque sin querer, me dieron”, explicaba Julia, sollozando, que intercalaba en su relato palabras de amor hacia su pareja.
“Me elegía a mí”, repetía, a pesar de poder escoger a mujeres más jóvenes. “Le oí chillar, oí un silencio, y se acabó”, lloraba.
“En lugar de reanimarlo, llamaron a la ambulancia”.
 Mientras, fuera, el padre de Javier no sabía muy bien qué había pasado con su hijo. Javier murió fruto de una mezcla de cosas: las drogas, el estrés de la detención y su estado de agitación. Julia ingresó malherida en el hospital, donde necesitó cinco días para recuperarse.
Al subir de nuevo al coche, tenía una cosa clara: Julia estaba viva de milagro y ella lo sabía.
 A pesar de eso, se querelló contra la policía, junto a la familia de Javier, alegando que su pareja sufrió un brote psicótico y la policía no le dio un trato médico al caso, sino de violencia de género.
Ocho mujeres fueron asesinadas el año pasado por sus parejas o exparejas en Cataluña. En ningún caso existía denuncia previa.
Tampoco en el de Julia. La lucha de la administración contra la violencia de género parece baldía. También la de la sociedad, incluyendo a los medios. ¿Qué más se puede hacer? Esa era una de las preguntas que salió en la mesa redonda No mueren, las asesinan. Las queremos vivas, de la BCNegra, donde la profesora de la UAB Joana Gallego, especializada en el trato de la mujer en los medios, pidió que este tipo de asesinatos formen parte de las páginas de política.
 “Que se hagan funerales de Estado”, reivindicó.
“La gente joven repite patrones, aunque la violencia muta, se hace cada vez más sofisticada, se perpetúa”
, explica la psicóloga Alba Alfageme, especialista en violencia machista. Algunas mujeres son presas de esa realidad, y nadie puede echarles la culpa.
“Acaban viendo el mundo a través de los ojos de él, reconstruyen una vida a su medida, la que él les impone. Intentan no salirse de sus límites para no provocar conflictos y no alimentar la culpa
. Se pierden a sí mismas”, describe. “Cuando les preguntas: ¿Qué quieres? ¿Quién eres?, parece que se hayan perdido a ellas mismas, ante una situación dura de culpa constante”.
Después de hablar con Julia, decidí no volver a escribir sobre la muerte de Javier, a la espera de lo que sentencie el juez.

Cinco minutos más, por favor....................................................... Jorge Morla

La novela 'En cinco minutos levántate María', de Pablo Ramos, que recorre su vida a través de su monólogo interior desde la cama.

 


El hijo de María

Pablo Ramos nació en el suburbio bonaerense de Avellaneda en 1966, y el conflicto y la violencia siempre han sobrevolado su obra. El origen de la tristeza (Malpaso, 2014) y La ley de la ferocidad (Malpaso, 2015) se centran en Gabriel, hijo de la María de En cinco minutos levántate María. Las tres novelas forman una trilogía, aunque pueden leerse de forma independiente.
Ese lugar de confort del que nos saca cada mañana el despertador es un lugar tan bueno como cualquier otro para las epifanías.
 Ese templo entre las sábanas en el que todos jugamos a ser otro alguien (ese alguien que nos dejó el regusto del sueño, quizá), justo antes de levantarnos, vestirnos de nosotros mismos, y retomar el día a día. Ahí se desarrolla En cinco minutos levántate María, la novela de Pablo Ramos que recorre la vida de una mujer de forma de chorro de pensamiento caprichoso pero coherente.
El argentino ordeña la conciencia de María, argentina pasada ya la sesentena, despertada antes de tiempo, con el cuerpo cansado que le pide cinco minutos más de cama, pero la mente lúcida y juguetona embarcada en uno de esos viajes por los páramos de la memoria que todos hemos recorrido.
 Como guía de la oscuridad templada, como mascota silente de esa reflexión, una luciérnaga, que con su luminiscencia hermosa y marciana acuna sus pensamientos mientras rasca la madera del techo.
 Es la de Es la de María una historia de superación, sí, pero sobre todo de los obstáculos superados. Ramos reivindica la figura de la madre como motor espiritual de la familia: del mismo modo que Úrsula Iguarán tira del carro de los Buendía (Personaje con el que también la emparenta la ceguera, definitiva en el caso de Úrsula, transitoria en el de María), tira María del carro de los que están a su alrededor. Tira de su hijo drogadicto Gabriel, de sus tíos, de sus nietos.
 Y sobre todas las demás sobrevuela la presencia del marido, ausente, violento, querido, anónimo.
 La narradora se cuida muy mucho de bordear siempre su nombre (¿Quizá de borrarlo?) y de convertirlo siembre en ‘ese hombre’, en ‘este marido mío’, en ‘él’.
 Depresiones, visitas secretas a la psicóloga, vida de barrio, fiestas, problemas universales de los hijos de todas y de los suyos, intentos de suicidio
. Un relato sin descanso que muestra cómo todas las piezas encajan en el puzzle que es nuestra vida. Esa vida que quizá no es la que queríamos pero sí la que nos tocó en suerte. ¿Es tarde para cambiar? Hagan caso a su luciérnaga.
elpaissemanal@elpais.es

Recuperar la sonrisa........................................................... Boris Izaguirre

Media España vio su sonrisa aspiracional a lo Kim Basinger hecha realidad gracias a Vitaldent. Ahora su fundador está acusado de estafa y blanqueo... de capitales.

La actriz Kim Basinger. GETTY IMAGES
Acaban de celebrarse 30 años del estreno de Nueve Semanas y media.
 He intentado recordar lo que más me marcó la primera vez que la vi. No fue la canción de Joe Cocker, porque el truco de la iluminación azulada a través de las persianas ya estaba muy visto: salía en todos los vídeos musicales.
Me marcó más el armario de John Gray, el personaje que interpreta Mickey Rourke, con sus ordenadísimas camisas blancas y trajes oscuros todos iguales.
 Era muy joven para darme cuenta que aquello era el primer triunfo del minimalismo.
Seguro que a Cristina Cifuentes le interesó Kim Basinger, como a todas y todos
. Probablemente deseó, de entre todo lo que nos ofrecía Kim, su dentadura perfecta.
 Y con ella media España, que a partir de entonces vio esa sonrisa aspiracional hecha una realidad gracias a Vitaldent
. Ahora su fundador y propietario está encarcelado, acusado de estafa y blanqueo… de capitales
. Con la perfecta dentadura vino también la perfecta mordida y ahora son muchos los responsables tanto de la mueca que tenemos por sonrisa como del mal aliento político.

 

En todo este entramado de dientes y blanqueo a Vitaldent le ocurrió lo mismo que a Open House, aquella academia de idiomas que creció gracias a los franquiciados y terminó acusada de estafa y cerrando. ¿Será que en España es igual de difícil aprender otra lengua que blanquear una sonrisa?
Después del éxito de Nueve semanas y media, Kim tuvo que esforzarse mucho para dejar de estar asociada a las breves escenas tórridas de la película
. Consiguió un Oscar por L. A. Confidential, pero antes vivió un via crucis con su divorcio de Alec Baldwin y por la custodia de la hija de ambos, que ahora es una celebridad gay de Instagram. Cifuentes también pasará lo suyo, primero tendrá que soportar que recordemos sus nueve semanas y media de campaña electoral al lado de Esperanza Aguirre.
  Cuando recupere credibilidad, olvidaremos esos momentos aterciopelados, cara a cara, codo a codo, de las dos estrellas madrileñas del PP.
Otra película que cumple 30 años es Terciopelo azul.
Dios mío, ese instante en que Isabella Rossellini recorre desnuda el jardín de la casa donde la tienen secuestrada es una de las imágenes más inquietantes de la década.
A la crítica le gustó más la película de David Lynch, a los más golfos nos apasionó esa posibilidad de sexo duro y victimizante de las Nueve Semanas.
Pero también surgió la reacción romanticona y neoliberal, propia de una joven Esperanza Aguirre, que prefería ir a ver Top Gun, cuyo protagonista Tom Cruise decidió celebrar este 30º aniversario con el rostro atiborrado de colágeno nuevo.
Tres décadas después, el bótox se ha infiltrado en todo, hasta en la Cienciología.

Esos fueron los años más importantes del pontificado de Karol Wojtyla, el gran santificador. Con él se disparó la producción de nuevos santos y los ingresos del Vaticano. Salían santos como churros, canonizó a más de 450. Ahora se descubre que era un romanticón penitente. Aparecen novias e intensas amistades platónicas que podrían empañar tanta santidad. Hay cosas que cuesta entender de los polacos, una nación que ha sufrido lo indecible. Pero es muy probable que sean los europeos más apasionados de todo el continente. De allí viene Chopin. Darek. Y Stanley Kowalski, el hombre que grita “Stella” cada vez que se emite Un tranvía llamado Deseo. Al final Wojtyla no pudo escapar a su idiosincrasia.
Y los jóvenes de los ochenta no pudimos escapar a la edad ni los políticos evitar la corrupción. Pero la fascinación por los horóscopos, que empezó tan hippy, ha superado el paso del tiempo. La otra noche supe que Pedro Sánchez es Piscis y que Albert Rivera es Escorpio, después leí que “la atracción entre Escorpio y Piscis es irresistible, una unión con todas las posibilidades de éxito. Los dos son apasionados y leales por lo que es fácil que disfruten de un compañerismo natural”. O sea, que la mejor síntesis posible para gobernarnos son Pedro y Albert. Parece que será en el horóscopo donde vamos a encontrar la solución.
Uno empieza a hablar de horóscopos y no para.
 En mi vida personal, un Piscis intentó estrangularme en una fiesta casera en esos años 80. Mi hermana Valentina, que es Escorpio, tiene un carácter que ya quisiera Cristina Cifuentes para espantar a los corruptos.
 No es que sea determinada, es determinadísima.
 Son dos los Piscis que han llegado a la presidencia del Gobierno: Felipe González y José María Aznar, que aunque nadan en direcciones opuestas y en círculo como los peces zodiacales, ambos han terminado en la pecera de grandes empresas. Pedro Sánchez podría ser el tercer presidente Piscis. Quizás consiga permanecer a flote, nadando junto a escorpiones.