Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

13 feb 2016

Rusia alerta de que el mundo se aproxima a una nueva guerra fría...................................... Luis Doncel

Kerry reclama a Moscú que cese los bombardeos en Sira contra civiles y opositores a El Asad.


El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev saluda a su homólogo francés, Manuel Valls, en la cumbre de seguridad de Múnich. Getty Images
El deterioro de las relaciones entre Rusia y Occidente propiciadas por crisis como la de Siria y Ucrania se agrava hasta el punto de que el primer ministro Dmitri Medvédev alerta de un escenario cada vez más parecido a la guerra fría que dividió al mundo durante la segunda mitad del siglo XX. “La política de la OTAN hacia Rusia es poco amistosa y terca.
 Para ser sinceros, nos estamos desplazando rápidamente a un periodo de una nueva guerra fría”, ha asegurado el sábado Medvédev.
 El primer ministro añadió se siente confundido, ya que, según dijo, a veces no sabe si vive “en 2016 o en 1962”.
El duro discurso pronunciado por Medvédev en Múnich -donde este fin de semana se celebra la Conferencia de Seguridad que reúne a un centenar de jefes de Estado, de Gobierno y ministros- ha chocado con los reproches hacia Moscú lanzados por buena parte de los líderes occidentales que participan en el mismo foro.
 “La inmensa mayoría de bombardeos rusos van dirigidos contra grupos de la oposición legítimos. Esta situación debe cambiar”, dijo el secretario de Estado de EE UU, John Kerry.
“Todos sabemos que para regresar al camino de la paz, los bombardeos rusos contra civiles debe terminar”
, dijo el primer ministro francés, Manuel Valls.
 Su homólogo ruso, que participaba en el mismo debate que Valls, negó la mayor.
“Pese a que todo el mundo nos esté acusando de ello, no hay ninguna evidencia de que bombardeemos civiles.
 Simplemente es falso”, dijo Medvédev, un comentario que sorprendió a varios de los presentes.
 Medvédev ya había calentado el ambiente antes de llegar a Múnich.
 En plenas negociaciones de paz de Siria –que en la madrugada del viernes alumbraron un frágil alto el fuego para la próxima semana-, el primer ministro ruso había alertado en una entrevista al periódico alemán Handelsblatt de los riesgos de caer en una “guerra permanente” o incluso mundial si no se buscaba una solución al conflicto sirio.
 En su discurso del sábado, Medvédev pidió un compromiso para aumentar la cooperación militar –dijo que Estado Islámico debe estar agradecido a Occidente por no haber querido cooperar-, luchar contra el terrorismo e impedir la desintegración de Siria.
Pese a los grandes desafíos a los que se enfrenta el mundo, Kerry quiso ser optimista en su discurso en Múnich.
 El jefe de la diplomacia estadounidense cree que ahora se ha abierto la posibilidad para detener la guerra en Siria.
 “Espero que esta semana pueda ser de esperanza. Este es el momento.
 Las decisiones de los próximos días y semanas pueden acabar la guerra en Siria", aseguró.

 

12 feb 2016

Alcachofas y recuerdos............................................................................ Sergio C. Fanjul

La artista recuerda los espacios de su infancia, sus lugares de trabajo y recomienda restaurantes.

Lolita en la azotea del Teatro La Latina.
1. María de Molina. Ahí, en el número cinco, está la casa donde crecí.
 Mi madre tenía un piso en un edificio donde vivían grandes artistas como Marisol o Isabel Garcés. Yo llegaba del colegio, soltaba la cartera, y me iba corriendo a ver a Marisol.
 Ahí nació mi hermana y vivimos hasta que nos fuimos a La Moraleja. Ahora ya son todo oficinas.
2. El Viso. Un barrio emblemático de mi infancia porque iba al Liceo Anglo Español y frecuentaba toda esa zona. Recuerdo que por allí abrieron la primera cafetería Vips de Madrid, que era muy chiquitita. Hacía allí la vida.

3. Goya. Yo era mucho de ir a la cafetería California 47 durante mi adolescencia a comer tortitas con nata y chocolate.
Tenía amigas en la zona, y luego nos íbamos al cine Carlos III, donde una vez me colé a ver La gata sobre el tejado de zinc porque era menor de edad.
 Ahora donde estaba el cine hay un espacio de ocio gastronómico, Platea Madrid.
4. Teatro español y alrededores. Al Español le estoy muy agradecida porque me dio la oportunidad de interpretar a la Colometa en La plaza del Diamante y todavía sigo con ello, un año y pico después. Allí debuté, con mucho miedo, pero fue muy bien.
 Me gusta la plaza de Santa Ana, El Callejón, de amiga Dolores, también gitana, el Viva Madrid, la calle del Príncipe donde tuve mi primer modisto de jovencita...
5. Teatro La Latina. Aquí vine a ver muchas veces a Lina Morgan, mi madre trabajó aquí y luego yo misma.
Y tuve el honor de que Lina viniera a vernos con la primera temporada de Sofocos, que hice con Paz Padilla, Fabiola Toledo y Ana Hurtado (Plaza de la Cebada, 2).
6. Tirso de molina y alrededores. Por ahí están algunos sitios de flamenco y de copitas que solía frecuentar, aunque ahora ya no salgo mucho: el Candela, Casa Patas, Cardamomo, el Burladero. También solía salir en los 80 por el Mau Mau, en el Eurobuilding, o por Chueca, cuando despuntó en los 90.
7. Floren Domezain, el Rey de las Verduras. Todo lo que comes en este restaurante es ecológico, de su huerta, y todo está hecho muy sano, en un lugar muy agradable, bonito, casero, moderno, donde te sientes bien.
Es imprescindible probar las alcachofas, los cardos, la ensalada de tomate (Castelló, 9).
8. Casa Lucio. Los huevos fritos, claro
. Conocí a Lucio cuando tenía El Chotis, y mi padre nos llevaba a toda la familia a comer la carne a la piedra
. Cuando abrió Casa Lucio seguimos yendo todas las semanas. Lucio es Madrid. Si vienes a esta ciudad y no vas a su restaurante es como si no visitases el museo del Prado.
 Lucio es el oso y también el madroño (Cava baja, 35).
9. Teatro Bellas Artes. Será mi casa durante los próximos tiempos, pues estaré dos meses con La Plaza del Diamante.
En ese teatro vi a grandes actores, he cantado y he visto actuar por primera vez a mi sobrina Alba Flores, que ahora está a tope.
También me gusta frecuentar el Círculo de Bellas Artes, que tiene esa cafetería maravillosa (Marqués de Casa Riera, 2).
10. Mi casa. Mi sitio preferido, junto con Caños de Meca y Marbella.
Mi casa es el descanso del guerrero, porque viajo muchísimo, y ahí es donde disfruto del amor de mis hijos.
 Y también mi espacio creativo, en el que veo series, pinto y escribo canciones, pensamientos y todo lo que se me ocurre
. Me lleno de energía, de paz y de amor.

 

El lado ecléctico de Desigual................................................ Sandro Pozz

La firma de moda española da el pistoletazo de salida a la Semana de la Moda en Nueva York.


Una modelo luce una creación de la marca española Desigual. EFE
Desigual dio el pistoletazo de salida a la Semana de la Moda en Nueva York invitando a la mujer a crear su propio estilo a partir de diferentes influencias. No podía ser de otra manera en la metrópoli más abierta del mundo.
 La firma de moda española presentó así ante el público diverso de la ciudad de los rascacielos una colección ecléctica, que evoca a una joven urbana con un gusto multiétnico y multicultural.

Una modelo luce una creación de la marca española Desigual. EFE
Desigual dio el pistoletazo de salida a la Semana de la Moda en Nueva York invitando a la mujer a crear su propio estilo a partir de diferentes influencias. No podía ser de otra manera en la metrópoli más abierta del mundo. La firma de moda española presentó así ante el público diverso de la ciudad de los rascacielos una colección ecléctica, que evoca a una joven urbana con un gusto multiétnico y multicultural.
Uno de los bolsos presentados por la firma. WireImage
Las prendas están, de hecho, inspiradas en las grandes ciudades míticas, pasadas y presentes. Espacios en los que sus gentes vienen de diferentes orígenes y crean gracias al intercambio de ideas una nueva realidad.
 La mujer del siglo XXI, en concreto, se nutre de esa riqueza para expresarse con un estilo muy personal, mezclando piezas de diferentes épocas, culturas y regiones del mundo.
Los modelos eran así la vez bohemios y sofisticados, que combinaban múltiples estampados geométricos sobre una paleta de colores neutros y distintos tejidos, desde el terciopelo al cuero.
 La colección para la próxima temporada Otoño-Invierno 2016 está cargada de texturas y puso mucha fuerza en abrigos largos que contrastan con faldas muy cortas.
 Todos estructurados para respetar la silueta natural.

Modelos lucen creaciones de la marca española Desigual. EFE
Desigual hace en esta colección un uso muy creativo de la prenda vaquera.
Es un recurso muy retro, que combina con bordados, encajes, detalles hindúes y múltiples accesorios. Es una colección, como señalan desde la marca, que traduce el espíritu libre propio de la filosofía de la firma, donde la creatividad se ve como un estilo de vida.
Se consigue crear una colección muy versátil.
 Así es la sociedad moderna.
 La colección de Desigual tiene una fuerte carga retro.
 Aunque ningún diseñador lo dice en voz alta, la muerte de David Bowie va a dejar huella en esta edición de la Fashion Week.
No solo porque fuera una de las figuras más relevantes de la urbe. Su recuerdo reconoce la influencia de los años Setenta en el mundo de la moda.
 La pasarela de Nueva York es la única por la que va a desfilar esta colección de Desigual.
Esta vez el protagonismo no se lo llevaron modelos estrella como en pasadas ediciones, sino el fascinante collage cultural en el que se convierten las prendas femeninas más sofisticadas
. Al evento acudieron celebridades como Alejandra Silva, novia de Richard Gere, Vega Royo Villanova, o Diane Pernet.

 

El argentino que se hizo querer de todos............................................ Gabriel García Marquez.

Fui a Praga por última vez hace unos quince años, con Carlos Fuentes y Julio Cortázar.
 Viajábamos en tren desde París porque los tres éramos solidarios en nuestro miedo al avión, y habíamos hablado de todo mientras atravesábamos la noche dividida de las Alemanias, sus océanos de remolacha, sus inmensas fábricas de todo, sus estragos de guerras atroces y amores desaforados.
A la hora de dormir, a Carlos Fuentes se le ocurrió preguntarle a Cortázar cómo y en qué momento y por iniciativa de quién se había introducido el piano en la orquesta de jazz
. La pregunta era casual y no pretendía conocer nada más que una fecha y un nombre, pero la respuesta fue una cátedra deslumbrante que se prolonga hasta el amanecer, entre enormes vasos de cerveza y salchichas de perro con papas heladas.
Cortázar, que sabía medir muy bien sus palabras, nos hizo una recomposición histórica y estética con una versación y una sencillez apenas creíbles, que culminó con las primeras luces en una apología homérica de Thelonius Monk.
 No sólo hablaba con una profunda voz de órgano de erres arrastradas, sino también con sus manos de huesos grandes como no recuerdo otras más expresivas.
 Ni Carlos Fuentes ni yo olvidaríamos jamás el asombro de aquella noche irrepetible.


El argentino que se hizo querer de todos

. Doce años después vi a Julio Cortázar enfrentado a una muchedumbre en un parque de Managua, sin más armas que su voz hermosa y un cuento suyo de los más difíciles
La noche de Mantequilla Nápoles.
 Es la historia de un boxeador en desgracia contada por él mismo en lunfardo, el dialecto de los bajos fondos de Buenos Aires, cuya comprensión nos estaría vetada por completo al resto de los mortales si no la hubiéramos vislumbrado a través de tanto tango malevo; sin embargo, fue ése el cuento que el propio Cortázar escogía para leerlo en una tarima frente a la muchedumbre de un vasto jardín iluminado, entre la cual había de todo, desde poetas consagrados y albañiles cesantes, hasta comandantes de la revolución y sus contrarios.
 Fue otra experiencia deslumbrante.
 Aunque en rigor no era fácil seguir el sentido del relato, aun para los más entrenados en la jerga lunfarda, uno sentía y le dolían los golpes que recibía Mantequilla Nápoles en la soledad del cuadrilátero, y daban ganas de llorar por sus ilusiones y su miseria, pues Cortázar había logrado una comunicación tan entrañable con su auditorio que ya no le importaba a nadie lo que querían decir o no decir las palabras, sino que la muchedumbre sentada en la hierba parecía levitar en estado de gracia por el hechizo de una voz que no parecía de este mundo.
Estos dos recuerdos de Cortázar que tanto me afectaron me parecen también los que mejor lo definían
. Eran los dos extremos de su personalidad
. En privado, como en el tren de Praga, lograba seducir por su elocuencia, por su erudición viva, por su memoria milimétrica, por su humor peligroso, por todo lo que hizo de él un intelectual de los grandes en el buen, sentido de otros tiempos.
 En público, a pesar de su reticencia a convertirse en un espectáculo, fascinaba al auditorio con una presencia ineludible que tenía algo de sobrenatural, al mismo tiempo tierna y extraña. En ambos casos fue el ser humano más impresionante que he tenido la suerte de conocer.
Desde el primer momento, a fines del otoño triste de 1956, en un café de París con nombre inglés, adonde él solía ir de vez en cuando a escribir en una mesa del rincón, como Jean Paul Sartre lo hacía a trescientos metros de allí, en un cuaderno de escolar y con una pluma fuente de tinta legítima que manchaba los dedos
. Yo había leído Bestiario, su primer libro de cuentos, en un hotel de lance de Barranquilla donde dormía por un peso con cincuenta centavos, entre peloteros mal pagados y putas felices, y desde la primera página me di cuenta de que aquél era un escritor como el que yo hubiera querido ser cuando fuera grande.
 Alguien me dijo en París que él escribía en el café Old Navy, del Boulevard Saint Germain, y allí lo esperé varias semanas, hasta que lo vi entrar como una aparición.
Era el hombre más alto que se podía imaginar, con una cara de niño perverso dentro de un interminable abrigo negro que más bien parecía la sotana de un viudo, y tenía los ojos muy separados, como los de un novillo, y tan oblicuos y diáfanos que habrían podido ser los del diablo si no hubieran estado sometidos al dominio del corazón.
Años después, cuando ya éramos amigos, creí volver a verlo como lo vi aquel día, pues me parece que se recreó a sí mismo en uno de sus cuentos mejor acabados -El otro cielo-, en el personaje de un latinoamericano sin nombre que asistía de puro curioso a las ejecuciones en la guillotina.
Como si lo hubiera hecho frente a un espejo, Cortázar lo describió así:
"Tenía una expresión distante y a la vez curiosamente fija, la cara de alguien que se ha inmovilizado en un momento de su sueño y rehúsa dar el paso que lo devolverá a la vigilia".
 Su personaje andaba envuelto en una hopalanda negra y larga, como el abrigo del propio Cortázar cuando lo vi por primera vez, pero el narrador no se atrevía a acercársele para preguntarle su origen, por temor a la fría cólera con que él mismo hubiera recibido una interpelación semejante.
 Lo raro es que yo tampoco me había atrevido a acercarme a Cortázar aquella tarde del Old Navy, y por el mismo temor.
 Lo vi escribir durante más de una hora, sin una pausa para pensar, sin tomar nada más que medio vaso de agua mineral, hasta que empezó a oscurecer en la calle y guardó la pluma en el bolsillo y salió con el cuaderno debajo del brazo como el escolar más alto y más flaco del mundo.
En las muchas veces que n os vimos años después, lo único que había cambiado en él era la barba densa y oscura, pues hasta hace apenas dos semanas parecía cierta la leyenda de que era inmortal, porque nunca había dejado de crecer y se mantuvo siempre en la misma edad con que había nacido. Nunca me atreví a preguntarle si era verdad, como tampoco le conté que en el otoño triste de 1956 lo había visto, sin atreverme a decirle nada, en su rincón del Old Navy, y sé que dondequiera que esté ahora estará mentándome la madre por mi timidez.


Los ídolos infunden respeto, admiración, cariño y, por supuesto, grandes envidias.
 Cortázar inspiraba todos esos sentimientos como muy pocos escritores, pero inspiraba además otro menos frecuente: la devoción.
 Fue, tal vez sin proponérselo, el argentino que se hizo querer de todo el mundo.
Sin embargo, me atrevo a pensar que si los muertos se mueren, Cortázar debe estarse muriendo otra vez de vergüenza por la consternación mundial que ha causado su muerte.
Nadie le temía más que él, ni en la vida real ni en los libros, a los honores póstumos y a los fastos funerarios.
 Más aún: siempre pensé que la muerte misma le parecía indecente. En alguna parte de La vuelta al día en ochenta mundos un grupo de amigos no puede soportar la risa ante la evidencia de que un amigo común ha incurrido en la ridiculez de morirse.
 Por eso, porque lo conocí y lo quise tanto, me resisto a participar en los lamentos y elegías por Julio Cortázar.
Prefiero seguir pensando en él como sin duda él lo quería, con el júbilo inmenso de que haya existido, con la alegría entrañable de haberlo conocido, y la gratitud de que nos haya dejado para el mundo una obra tal vez inconclusa pero tan bella e indestructible como su recuerdo.
Copyright 1984. Gabriel García Márquez - ACI.