Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

10 ene 2016

Los famosos tienen más probabilidad de divorciarse............................................... Andrea Morales Polanco

Un estudio revela que durante el primer año las celebridades son casi seis veces más propensos a terminar su matrimonio.

Gwyneth Paltrow y su exesposo Chris Martin, en una gala benéfica en 2014.
Gwyneth Paltrow y su exesposo Chris Martin, en una gala benéfica en 2014. / GETTY IMAGES

Cuando uno está acostumbrado a ser el centro de atención, no se puede olvidar ningún detalle.
Si de anunciar su compromiso se trata, las celebrities usan las redes sociales para mostrarle al mundo su felicidad.
 Así lo acaba de hacer Eva Longoria.
  Una foto de ella besando a su novio con el desierto de Dubái como fondo y, obviamente en primer plano, el anillo de diamantes y rubíes que José Antonio Bastón, ejecutivo de Televisa, le entregó como símbolo de amor eterno.
 Más tarde llega la boda. Esa fiesta millonaria, con lujos, excentricidades y miles de invitados. El negocio se hace redondo si venden la exclusiva
. Las casas de vestidos de novias se pelean por tener una clienta VIP, y las ventas de los tabloides se disparan.
 Por supuesto, esto no va cambiar si la cuestión es anunciar una separación.
 Los comunicados de prensa son el primer paso, luego van los mensajes con indirectas en Twitter o Instagram y los dimes y diretes terminan con la difusión del millonario acuerdo de separación con el que ponen punto y final a su historia de amor.
Lo que no sabían las estrellas es que en los primeros 14 años de matrimonio, ellos, los famosos, son más propensos a separarse que el resto de la población
. O al menos eso asegura Harry Benson, director de investigación del Marriage Foundation.
 El think tank británico analizó a 488 parejas de famosos que se casaron entre 2001 y 2010.
 La investigación reveló que la tasa de divorcios durante los primeros 14 años era el doble en comparación a la del resto de la población en el mismo período de tiempo en el Reino Unido.
“Se supone que la estabilidad económica de ellos debería ser un atenuante, pero lo cierto es que en el primer año, las celebridades son casi seis veces más propensos a terminar su matrimonio que las no-celebridades”, explicó Benson a EL PAÍS.
Britney Spears y Kevin Federline en 2004.
Britney Spears y Kevin Federline en 2004. / cordon press

Las parejas analizadas

Entre las parejas que el estudio analizó se encuentran las formadas por Drew Barrymore y Tom Green, Eminem y Kim Mathers y Britney Spears y Jason Alexander.
 En todos los casos ninguno de ellos llegó a su primer aniversario de bodas.
En el listado también aparece el segundo matrimonio de Britney Spears con Kevin Federline, que terminó en 2007 tras tres años de casados.
 La ruptura fue una de las más sonadas del momento debido a la disputa que mantenían por la custodia de sus dos hijos Sean Preston, de 11 años, y Jayden James, de 10.
El caso de Gwyneth Paltrow y Chris Martin es comparativamente mejor que el de Spears.
 La pareja estuvo junta durante 11 años y tiene dos hijos Apple, de 11 años, y Mosses, de 9. Sin embargo, ellos no aparecen en el análisis, pues finiquitaron su separación en abril de 2015.
Según Sir Paul Coleridge, fundador de Marriage Foundation, el listado es algo más que una excusa para hablar de famosos.
 “Esto es serio. Nos guste o no, todos en mayor o menor medida admiramos a alguna celebridad.
 A veces, incluso buscamos seguir su forma de vida.
 Pero, y según esta investigación, se debería prestar atención a los patrones que se venden como ejemplos de una vida envidiable”, afirma Coleridge.
Ellos podrán deslumbrar con sus bodas de cuentos de hadas, pero lo cierto es que sus matrimonios se enfrentan desde el día uno al ojo público.
Y ese es tema difícil de lidiar.

 

Tengo un sueño............................................Rosa Montero

Dentro de unas décadas, nuestros hijos mirarán hacia atrás y se horrorizarán al ver cómo tratamos hoy a los animales.

Sueño que un día no muy lejano, los humanos aceptemos la total continuidad orgánica que nos une con el resto de los animales y seamos capaces de actuar en consecuencia
. Que respetemos sus derechos; que no los torturemos, esclavicemos y maltratemos atrozmente con ciego desdén a su dolor.
 Que comprendamos de una maldita vez que son seres sintientes y no objetos.
Tengo un sueño, el sueño de la hermandad animal
. No viviré para verlo, pero sé que está cerca
Dentro de unas décadas, nuestros hijos mirarán hacia atrás y se horrorizarán al ver cómo tratamos hoy a los animales, del mismo modo que hoy nos espantamos al recordar los desmanes de la esclavitud y de la segregación racial.
Por eso he pedido prestadas las famosas palabras de Martin Luther King en aquella multitudinaria marcha de 1963
. Seguro que ya hay lectores torciendo el gesto por mi osadía al unir la cuestión racial y el maltrato animal.
 Y sin embargo son problemas muy parecidos.
 En ambos casos son pura barbarie, ignorancia y rancios prejuicios
. Los racistas que creen que un negro es inferior a ellos son como los energúmenos que piensan que un animal es una cosa con la que se puede cometer cualquier salvajada
. O sea, seres profundamente incultos e incapaces de empatía.
Por cierto, se ha demostrado que los maltratadores de animales lo son también de personas; según un importante estudio hecho en Escocia con psiquiatras, médicos de familia, asistentes sociales y policías, en el 86% de las mujeres maltratadas que tenían animales de compañía, la mascota también había sufrido daños; y de un 30% a un 88% de los tipos condenados por exhibicionismo, acoso, violación, abuso familiar y asesinato tenían antecedentes de maltrato animal.
 Y estamos hablando de antecedentes policiales, o sea, que debieron de ser especialmente brutales
. A saber cuántos más quedaron en el anonimato. Deberíamos castigar con mucha más contundencia el abuso animal aunque sólo fuera para defendernos nosotros mismos de los violentos.
Pero es que no se trata sólo de autodefensa; es sobre todo una cuestión de ética, pura justicia elemental y desarrollo cívico.
 El progreso social pasó por la Declaración de los Derechos del Hombre del siglo XVIII; después, por la inclusión de la mujer en esos derechos; y ahora tendrá que pasar por el reconocimiento de los derechos de los demás seres vivos
. Sólo así podremos crecer y progresar.
El mundo se está moviendo en esa dirección, impulsado sobre todo por los avances científicos, que echan por tierra nuestro etnocentrismo.
 En 2012, trece eminentes neurocientíficos de las más importantes instituciones del mundo firmaron en la Universidad de Cambridge, junto a Stephen Hawking, el llamado Manifiesto de Cambridge, en el que declaran que las investigaciones demuestran que los animales tienen conciencia.
 Y, hace un mes, una juez argentina ha reconocido el estatuto de persona no humana a una orangutana.
 En América hay varios procesos más parecidos en marcha, y también peticiones de habeas corpus. En España, como somos especialmente bárbaros y unos analfabetos, nos hemos puesto a hacer chistecitos con lo de persona no humana.
 Sin embargo, no nos parece nada raro que una empresa sea persona jurídica.
La decisión de la juez argentina tan sólo indica que considera que la orangutana tiene derechos (que es lo mismo que sucede con las empresas).
El progreso social tendrá que pasar por el reconocimiento de los derechos de los demás seres vivos
Los otros animales poseen menos inteligencia que los humanos, obvio (del mismo modo que una medusa no es igual que un perro), pero, en sus diversos grados, tienen conciencia, sufren y son inteligentes, algunos inteligentísimos, como los grandes simios, con quienes nos separa tan sólo un 1% del genoma.
 Somos tan semejantes a los simios que incluso podemos intercambiar transfusiones con los chimpancés y los bonobos.
Y la gorila Koko, que aprendió el lenguaje de signos y entiende y usa varios miles de palabras, puntúa entre 70 y 95 en nuestros exámenes de inteligencia, lo que quiere decir que, si fuera una persona, se la consideraría de aprendizaje lento, pero no retrasada
. Pero no nos limitemos a los primates; los elefantes tienen ritos de muerte, los cuervos fabrican herramientas, una collie ha demostrado que los perros entienden mil palabras…
 Y sin embargo, ¿qué estamos haciendo con todas esas criaturas tan complejas con capacidad para amar y sentir y sufrir? Brutalidades.
Aun así, las cosas están cambiando.
 Tengo un sueño, el sueño de la hermandad animal.
 No viviré para verlo, pero sé que está cerca
. Por lo pronto, incluso en este bárbaro país nuestro, el PACMA, el partido animalista, ha sacado 220.000 votos al Congreso y más de un millón al Senado (500.000 de ellos únicos al cabeza de lista). Es decir, ha sacado más votos que UPyD y Vox juntos.
 Nuestra injustísima ley electoral les ha dejado sin escaño, pero ahí está la presencia de su fuerza. Somos muchos quienes estamos soñando.
@BrunaHusky
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Mandato y arrepentimiento....................................................... Javier Marías.

Quizá ver esa actitud engreída e irrealista es lo que lleva a muchos votantes al arrepentimiento.

Escribo esto cuando aún no ha transcurrido una semana desde las elecciones, por lo que no sé si cuando se lea el panorama se habrá aclarado; si los partidos habrán acordado algo para la gobernación o estaremos vislumbrando otra convocatoria a las urnas para dentro de unos meses
. No obstante, en estos pocos días –bien pocos– he percibido un fenómeno no sorprendente pero sí inquietante: son numerosas las personas medio o totalmente arrepentidas del voto por el que se inclinaron.
Si me parece esperable es por lo siguiente: según las encuestas, había un 40% de indecisos en vísperas del 20 de diciembre, y mucha gente oscilaba cada semana de una opción a otra y volvía atrás
. Nada tiene de particular que, después de haber elegido, el día que no quedaba más remedio, se siga vacilando, se siga cambiando de opinión y se lamente el circunstancial impulso que nos llevó a coger una papeleta.
Yo mismo me cuento entre los semiarrepentidos, sin por ello saber tampoco qué haría si pudiera retroceder. (Abstenerme o votar en blanco me ha parecido siempre la peor solución: que decidan otros por uno.)
Yo mismo me cuento entre los semiarrepentidos, sin por ello saber tampoco qué haría si pudiera retroceder
Pero aparte de ese factor natural y esperable (la indecisión permanece tras decidir), creo que se ha producido una enorme decepción general.
 Se suponía que estas elecciones iban a ser distintas; que, por primera vez en décadas, habría más de dos partidos con posibilidad de triunfo, o al menos en condiciones de influir en la gobernación; que habría “maneras” frescas y jamás vistas.
Sin embargo, la reacción de todos los partidos ha sido la consabida, sólo que agravada, y en eso no se han distinguido los tradicionales de los recién estrenados.
 Lo clásico era que casi nadie admitiera haber perdido, ni siquiera haber hecho un mal papel; que todos buscaran el ángulo más favorable, que les permitiera consolarse y salvar la cara, por ficticiamente que fuera.
 En esta ocasión los partidos han ido más allá: la mayoría se han conducido como si hubieran sido los vencedores incontestables y sus respectivas cabezas de lista pudieran ponerse a exigir.
 La paternidad de esta actitud hay que reconocérsela a la CUP catalana, que así lleva comportándose desde las autonómicas de septiembre (claro que con el servil beneplácito de Mas y Junqueras, Romeva y Forcadell).
 Con diez diputados, actúan como si tuvieran la sartén por el mango (en parte porque los susodichos se lo han entregado con abyección).
 Toda postura antidemocrática y chantajista prospera y encuentra imitadores, y en eso ha destacado Podemos, cuyo ensoberbecido Pablo Iglesias se ha apresurado a imponer condiciones a los demás cuando todavía nadie le había pedido su colaboración
. Pero también Sánchez del PSOE, y en menor medida Rivera de Ciudadanos, y no digamos el más votado Rajoy.
Quizá ver esa actitud engreída e irrealista es lo que ya lleva a muchos votantes al arrepentimiento. ¿No hay nadie capaz de saber cuál es su verdadera dimensión?
 Quizá el origen esté asimismo en esas autonómicas “plebiscitarias” de hace escasos meses: si quienes han obtenido un 47% proclaman con desfachatez su victoria, ¿por qué no proclamar lo mismo con un 20%?
 Si cuela, cuela, y lo asombroso es que aquí cuelan y convencen las mayores inverosimilitudes, las mayores negaciones de la aritmética y de la realidad.
Precisamente en las elecciones democráticas no hay “mandatos” homogéneos, término temible donde los haya
También los políticos catalanes han sido pioneros en el uso y abuso de una palabra que solía estar ausente de la política de nuestro país y que delata como peligroso y autoritario a quien se vale de ella, del mismo modo que la fórmula “compañeros y compañeras”, “españoles y españolas”, etc, delata sin excepción a un farsante
. La palabra es “mandato”. “Hemos recibido el mandato claro y democrático”, se han hartado de repetir Mas, Junqueras y compañía … para referirse a ese 47% que era todo menos claro y democrático. Pues bien, el detestable vocablo está ya en boca de todos, con notable predilección por parte de Iglesias y Sánchez. ¿Y quién emite ese “mandato”?
El pueblo, claro está, que todo lo santifica.
Precisamente en las elecciones democráticas no hay “mandatos” homogéneos, término dictador y temible donde los haya.
La gente suele votar lo que le parece menos malo, nada más; con mediano o nulo entusiasmo, con el ánimo dividido y con fisuras, aprobando algunas medidas y desaprobando otras, dispuesta a vigilar a los gobernantes elegidos.
 La utilización de esa palabra es una burda forma de dotarse de manos libres y decir: “Lo que queremos hacer, el pueblo nos lo ha mandado; sólo somos el instrumento de una voluntad superior que, eso sí, nos toca a nosotros interpretar; luego haremos lo que nos venga en gana, porque en realidad nos limitamos a cumplir órdenes de la mayoría o de nuestra minoría particular (que es la que cuenta), tanto da”.
En el caso de la CUP y de Podemos la cosa va aún más lejos: son asambleístas o proponen hacer referéndums continuos (bien teledirigidos, claro está), para reafirmar y reclamar ese “mandato” cada dos por tres.
 Uno se pregunta para qué quieren entonces gobernar, ya que esto siempre ha consistido en tomar decisiones, a veces impopulares si hace falta, y en tener mayor visión que el común de los ciudadanos, a los que no se puede “consultar” sin cesar.
No les quepa duda: la apelación al “mandato” no es sino el anuncio de que quien emplea el término va a mandar “sin complejos”, como gustaba de decir Aznar por “sin escrúpulos”, con imposición y arbitrariedad.
elpaissemanal@elpais.es

 

La tozudez de Cristina de Borbón................................................... Mábel Galaz

Cuatro años después del estallido del caso Nóos la hermana de Felipe VI se siente víctima de una campaña.

La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin en 2010. / AFP

Este año por primera vez Cristina de Borbón ha pasado las vacaciones de Navidad en Ginebra
. No ha habido visita fugaz al palacio de La Zarzuela, ni almuerzo en Vitoria con la familia Urdangarin.
En los días previos al inicio del juicio por el caso Nóos, la hermana del Rey ha optado por mantener la distancia, algo hasta ahora inusual en ella
. Y es que desde que estalló la implicación de su esposo y luego la suya en este asunto, ha intentado mantener los vínculos con la familia real como si nada hubiera cambiado.
Pero la farsa no se sostiene desde hace tiempo.
 Los lazos están rotos.

En su lujoso retiro suizo, los Urdangarin sí han recibido la visita de la infanta Elena, que acudió a celebrar la Navidad acompañada de sus dos hijos.
 Esta vez no ha trascendido sí doña Sofía ha estado en algún momento con su hija menor.
 En cualquier caso ellas son las dos únicas que mantienen una relación regular con la que un día fue duquesa de Palma de Mallorca.
 Hace tiempo que en el palacio de La Zarzuela reside una familia en la que sentimientos y obligaciones conviven con dificultad dando paso a dos bandos.
El Rey emérito se ha mostrado inflexible como monarca, pero herido y profundamente decepcionado como padre
. La comunicación con su hija es cada vez más fría.
 Las constantes llamadas de don Juan Carlos pidiendo a su hija que renunciara a sus derechos como infanta cortaron el cordón umbilical y si había aún alguna posibilidad de acercamiento, todo acabó el día en que se produjo el relevo en la Corona
. El entonces Rey, de acuerdo con el Rey que llamaba a la puerta, asumió la tarea de comunicar a Cristina de Borbón que no asistiera a los actos programados para la ocasión.
 Fue una conversación tensa pero más aún el momento en que la infanta desoyó la orden paterna y se presentó en el palacio de La Zarzuela.
 Pero el cortafuegos se puso en marcha y Cristina solo tuvo acceso a las habitaciones que ocupa su madre.
 Ambas almorzaron allí a solas.
La reina Sofía ha sido con la infanta Cristina más madre que reina, lo que ha colocado a la Casa del Rey en complicadas situaciones.
 Ocurrió con el viaje a Estados Unidos. En pleno estallido del caso Nóos, doña Sofía pasó unos días con su hija y posó con Urdangarin en una foto de grupo familiar que publicó la revista ¡Hola!, que fue alertada del encuentro y no precisamente por el palacio de La Zarzuela.
Cuatro años después de que Urdangarin fuera afeado por su comportamiento por el jefe de la Casa del Rey y excluido de la agenda oficial, Cristina de Borbón se siente todavía una víctima.
 No ha tenido, dicen quienes hablan con ella de estas cuestiones, ni un solo momento para el arrepentimiento.
 Cree que todo es fruto de una conspiración contra su esposo.
 La infanta ha cerrado filas con él. Si hubo algún momento de crisis matrimonial tras la filtración de unos correos que mostraban una aparente infidelidad de Urdangarin, este se ha desvanecido
. Cristina es cabezota, tozuda, tanto que mantiene a veces actitudes por pura altivez.
Conforme la instrucción de caso Nóos avanzaba, ella más se aferraba a su marido y a sus derechos como infanta de España a los que no renuncia, dice, que por sus hijos.
El último enfrentamiento con su hermano, el Rey, es un claro ejemplo de que está fuera de control. Tras varias llamadas de don Felipe para que renunciara al título de duquesa de Palma de Mallorca, no solo dio largas al asunto, sino que cuando el monarca decidió quitarle el título, ella maniobró simulando un gesto que nunca existió.
 Jamás pensó en perder el privilegio pero sí en hacer ver a la opinión pública que nadie le imponía nada cuando en realidad la decisión la tomaron por ella. Le salió mal. Nadie la creyó y su hermano se distanció más aún.
Hace mucho tiempo que Cristina de Borbón no acude a Palma de Mallorca, colectivos de la isla pidieron antes que nadie la retirada del ducado y que se quitara la calle a la que daba nombre.
 Se acabaron las vacaciones en Palma y sus visitas al palacio de Marivent que no abrirá sus puertas para ella y su marido mientras dure el juicio.
Cristina manda mensajes a la familia a través de su madre y hermana,  se siente “abandonada”.
 En los últimos días ha visitado a hurtadillas Barcelona para preparar su comparecencia.
 En Ginebra se quedan sus cuatro hijos. El mayor ya sabe que sus padres van a juicio.
Ese es el mayor castigo para la infanta.