Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

29 dic 2015

Los expertos creen que el tiburón confundió a la bañista con un pez...............................Manuel Planelles

En Canarias hay 86 especies de tiburón y rayas, pero no suelen acercarse a la playa. Las jaulas de piscifactoría les atraen, pero llevan más de una década instaladas.

 

Playa de Arinaga (Gran Canaria). / Christoph Moh Christoph Mohr (EFE) / vídeo: EL PAÍS

Fernando Frías Reis es el presidente de la organización Alianza por los Tiburones de Canarias. También practica el submarinismo y en sus más de 150 inmersiones en aguas de las islas nunca se ha topado con un tiburón sedoso como el que mordió a una bañista la semana pasada en Gran Canaria. "Y en las próximas 1.500 inmersiones tampoco me encontraré con uno salvo que lo busque", añade.

Frías, tras conocer el percance de la bañista, entró en contacto con ella.
 Y tras analizar la mordedura y el relato de la mujer, concluye que se trata de un ejemplar de sedoso de entre 1,80 y dos metros de largo, "aunque el cuerpo no llegará al metro y medio". Frías también ha contactado con varios expertos de la Universidad de Miami, que le han confirmado que se trataba de esta especie.
Rechaza que se utilice la palabra "ataque".
"No es un ataque; los tiburones atacan a sus presas y no a las personas".
 En su opinión, el escualo debió confundir el brazo de la nadadora con algún pez e intentó capturarlo. "Al tiburón no le gusta el sabor de la carne humana", apunta.
 El sedoso se suele alimentar de peces medianos o de presas más grandes, pero enfermas.
 "Es un oportunista", dice Frías.
Pero, ¿qué hacía este escualo a solo 20 metros de la playa? "No es normal que se acerquen tanto a tierra", sostiene Pascual Calabuig, director del centro de recuperación de fauna silvestre del Cabildo de Gran Canaria. Calabuig apunta a la presencia en las inmediaciones de varias jaulas de piscifactoría, que pueden atraer a estos depredadores oportunistas.
"Las jaulas de piscifactoría son polos de atracción de muchos peces, de rayas, mantelinas, tiburones y aves", explica Ricardo Aguilar, director de Investigación de la organización Oceana en Europa.
 "Es un lugar de concentración, pero lo extraño es que se produzca un ataque a una persona", añade. "La jaulas llevan más de diez años aquí y es la primera vez que hay una mordedura", sostiene Frías.
Todos los expertos consultados coinciden en lo inusual de la mordedura.
 "Es la primera vez que ocurre; es la excepción que confirma la regla.
 La regla es que en Canarias los tiburones no se acercan a la playa y no muerden", afirma Calabuig.
Pero eso no significa que en las aguas de las islas, con una rica biodiversidad, no existan animales de este tipo.
 "Hay muchos tiburones, pero en alta mar.
 Yo lo he visto cuando rescatamos el cadáver de algún cetáceo", indica el director del centro de recuperación de fauna de Gran Canaria.
"En Canarias se ha detectado la presencia de 86 especies de tiburón y rayas, que son las primas del tiburón", apunta Frías.
 "La mayor parte viven en grandes profundidades y no llegan al metro de longitud", explica el responsable de la organización Alianza por los Tiburones de Canarias. 
Frías cree que en el encontronazo también influyeron las condiciones de la mar. "Había viento del sur, calima, y el oleaje era sur norte", afirma. 
"Todo estaba al revés", sostiene para explicar la cercanía del ejemplar a la playa.
"Esto servirá para que dentro de 100 años si vuelve a suceder algo parecido se pueda tirar de hemeroteca y decir: ya ocurrió una vez", concluye Calabuig.     

¿Primavera en invierno?



Durante el mes de diciembre las temperaturas han sido inusualmente altas lo que ha hecho que, en muchos lugares de Europa, las flores broten como si estuviesen en primavera.
 En la imagen, un narciso en Heilo, Países Bajos. 



Una pareja pasea por la playa de Scheveningen, Holanda. 26 de diciembre de 2015. 



Una abeja recoge el polen de una rosa de Navidad en una soleada mañana en Hanau, al sur de Fráncfort, Alemania. 



Paseo en bici al atardecer en Fuerstenfeldbruck Pflaumdorf, Alemania. 



Un surfista hace estiramientos en la playa de Biarritz, en el suroeste de Francia. 

En Reino Unido han vivido el mes de diciembre más cálido en casi 70 años lo que ha hecho que la floración de los narcisos se haya adelantado en algunos jardines de Londres. 


Un grupo de gente disfruta del cálido sol de invierno en el lago Greifense en Suiza.



Un hombre da de comer a los cisnes en el lago Jarun de Zagreb bajo un cálido atardecer poco habitual en estas fechas en Croacia. 



Escena de playa en Atenas (Grecia) donde se alcanzaron los 17 grados de temperatura el 23 de diciembre.

Cerezos en flor en el centro de Magdeburgo, Alemania.


Jóvenes palestinas caminan por el puerto de la ciudad de Gaza. 


Práctica de paddle surf en la playa de Can Pere Antoni de Palma de Mallorca, España.



Jóvenes turistas disfrutan de un paseo por la Plaza Roja de Moscú donde las temperaturas han subido a los 5 grados, una temperatura insólita para el mes de diciembre en la capital rusa. 


Un joven hace deporte en el Alexandra Palace Park de Londres donde los almendros han comenzado a florecer debido al buen tiempo.


Una flor al borde de una carretera de la ciudad alemana de Fráncfort con las luces de la ciudad de fondo.

Una locutora de la Cope hace el ridículo al atacar a Pablo Iglesias con esta foto

Cristina López Schlichting, presentadora del programa Fin de Semana de la cadena Cope, ha recibido un aluvión de críticas este lunes por la noche en Twitter después de publicar un foto en la que, supuestamente, aparecía Pablo Iglesias junto al líder de Podemos en la Comunidad de Madrid, José Manuel López, pegando carteles electorales de Hugo Chávez antes de las últimas elecciones de Venezuela.
"De las elecciones que ganó Maduro hace dos años. Qué majo", decía en el tuit. El problema, como se encargaron de subrayar decenas de usuarios, es que esa imagen se trata de un montaje.
 En la foto original, obra del fotógrafo de El Mundo Javier Barbancho, se ve a los dos políticos pegando carteles de Podemos en el inicio de la campaña electoral de las autonómicas de mayo.
Tras el error y las críticas, Cristina López Schlichting ha pedido disculpas reiteradamente en Twitter.
Facu Díaz

28 dic 2015

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, treinta años de una amistad peligrosa

Hace dos años coincidieron en un viaje a México y Perú. Según testigos, por entonces el matrimonio del Nobel con Patricia Llosa ya estaba «terminado» 

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Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, treinta años de una amistad peligrosa

Hace dos años coincidieron en un viaje a México y Perú. Según testigos, por entonces el matrimonio del Nobel con Patricia Llosa ya estaba «terminado»
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Marbella, agosto de 1986. En torno a la media noche Isabel Preysler, Miguel Boyer y Mario Vargas Llosa, a quien acompañaba su esposa Patricia, salen del restaurante La Fonda tras compartir mesa y mantel.
 Sonrientes, bronceados, relajados... La escena, captada por el fotógrafo de ABC, mostraba a la pareja del momento, Boyer-Preysler, apenas cuatro meses después de que su amor clandestino se hiciera público con otras fotografías consagradas a certificar la evidencia: Isabel y Miguel estaban enamorados.
Los Vargas-Llosa aparecían como mera comparsa. Es bastante improbable que quienes disfrutaron de aquella cálida velada se les pasara por la imaginación que, casi 30 años más tarde, protagonizarían un triángulo amoroso en el que algunos ven un novelón y otros, un folletín.
Isabel Preysler y Miguel Boyer ya convivían, pero aún no se habían casado.
 Los Vargas eran marido y mujer desde 1965. Por aquel entonces, el escritor peruano, que era más amigo de Boyer que de Preysler, se encontraba en Málaga en compañía de Patricia.
 Instalados en la clínica Buchinger, se estaban sometiendo a tratamientos antiestrés.
Un mes antes, en julio del 86, la exmujer de Julio Iglesias y de Carlos Falcóhabía viajado con la revista «¡Hola!» hasta San Luis (EE.UU.), donde entrevistó el escritor.
Allí conoció a Mario.
El 2 de enero de 1988, Boyer y Preysler sellaban su amor con una boda civil en Madrid.
Pero varios meses más tarde, ya en 1989, en los mentideros de la Villa y Corte se hablaba de una crisis entre la socialite y el exministro socialista; también se decía que Preysler habría recurrido a Vargas Llosa como «su paño de lágrimas».
 Por aquel entonces, el escritor ya estaba metido en la arena política de su país natal, que derivaría en su candidatura a la presidencia en 1990.
 Cuentan las malas lenguas que a Isabel le atraía la idea de convertirse en la primera dama del Perú y muchos ya veían al escritor como su cuarto marido.
 Ella no tardó en negarlo.
Ahora, cuando falta un mes para que se cumplan 29 años de aquel primer encuentro, «¡Hola!» ha unido el tercer vértice del triángulo.
Esta semana, la revista publicaba en portada unas imágenes de Presyler junto al Nobel paseando por Madrid tras un almuerzo para dos.
 Una instantánea que «¡Hola!» no habría difundido sin el consentimiento de la viuda de Boyer.
La revista señalaba que Vargas Llosa se había «separado» de Patricia, con la que «mantiene una relación cordial».
También, que Isabel y Mario conservan «una amistad que las circunstancias de sus vidas han hecho que se afianzara últimamente». El mismo día del reportaje de «¡Hola!», Tamara Falcó, la cuarta hija de Isabel, confesaba a Beatriz Cortázar que lo que quería era ver feliz a su madre y que por eso no había ningún reparo a la hora de aceptar esta relación.

Reencuentro en un yate

El 27 de febrero de 2012, Boyer sufría un ictus por el que se sometió a una dura rehabilitación.
 Murió en septiembre del pasado año. «La soledad de la ausencia de Miguel la sufrí muchísimo durante su enfermedad (...) Reconozco que fue entonces cuando verdaderamente perdí a mi compañero de viaje», contó Preysler en una entrevista para «¡Hola!».
Un año después del ictus de Miguel, la socialite y el escritor habrían coincidido en un viaje a México y Perú organizado por la petrolera mexicana Pemex junto a uno de los hijo del magnate Carlos Slim. «Entonces ya había cierta química entre ellos», cuenta un testigo, quien detalla que estuvieron en Isla Mujeres, en el yate de Slim, «junto a otros matrimonios».
 Una información que representantes de la petrolera no han confirmado ni desmentido a este diario. «Vargas Llosa no fue con Patricia, su relación estaba terminada, ella solo le acompaña a los actos oficiales.
 Boyer no estuvo en el viaje porque ya estaba enfermo», sentencia el testigo.
Ahora parece que el tiempo ha ordenado los sentimientos que florecían bajo una simple amistad.
 Lejos quedan las palabras de agradecimiento que Vargas Llosa dedicó a su esposa con motivo del Premio Nobel. El jueves, tras ser sorprendido en un taxi, confirmó ante las cámaras de «Sálvame» que está «separado».
Es su primera incursión en la prensa del corazón, cuya artesanía tanto criticó en su ensayo «La civilización del espectáculo».
 Quizá arranque ahora su novela más incierta, aquella que de ninguna manera el escritor peruano podrá comenzar pensando en el final.