26 dic 2015
25 dic 2015
No sobreactúes, vive................................................................ Andrea Aguilar
Bernard Hiller, entrenador de actores como Cameron Díaz o Leonardo di Caprio, reúne en un libro sus consejos.
Su mujer le sugirió que montara encuentros cara a cara y así es como el actor Bernard Hiller (Buenos Aires, 1962) se convirtió en coach, un entrenador de intérpretes y empresarios que se esfuerza en facilitar el éxito de sus clientes.
A pesar de haber nacido en Argentina, este hijo de supervivientes del Holocausto, se crió en Nueva York y no habla español.
Tampoco queda un rastro de su vida en la Gran Manzana: Hiller vive en Los Ángeles desde hace dos décadas y exuda un inconfundible aire angelino con su abundante caballera bien peinada y su piel bronceada, mientras bebe un zumo en un hotel en el centro de Madrid.
“Los actores tienen los mismos bloqueos que todo el mundo. Hablar en público es una de las cosas que más aterroriza.
Para alcanzar los sueños y los objetivos muchas veces hay que volver al pasado, porque ahí está la clave”, explica, antes de señalar que la meca de la industria cinematográfica es la única ciudad donde es posible lograr lo imposible; el talento es lo que cuenta.
Hiller visitó Madrid con motivo de la aparición de su libro Deja de actuar empieza a vivir (Alba), e impartió clases magistrales en la escuela AISGE (Artistas Intérpretes, Sociedad de Gestión).
“Hay demasiada sobreactuación en el mundo.
Hoy en día se busca una actuación que sea verdadera, que no sea una imitación o una pretensión. Se trata más de ser que de actuar, es lo que quiere el público y de ahí viene el éxito de la telerrealidad”, reflexiona
. ¿Cuál es la mejor lección que él ha recibido?
“No sabes cuán lejos puedes llegar hasta que lo intentas”, responde sin asomo de duda. A Hiller le gusta hablar de sueños, pero también de disciplina. Es un firme defensor de la necesidad de prepararse y estudiar a fondo.
“No hay tanta gente dispuesta a pagar el precio para alcanzar la fama.
Lo sueños son una obsesión, no una pasión.
El éxito nunca es una casualidad”, explica.
Y sin embargo algo de azaroso tuvo que una joven modelo le llamara para preparar una de sus primeras pruebas cinematográficas.
La rubia era Cameron Díaz y tras superar esa prueba fue catapultada a la fama.
Como los niños
Formado con Eric Morris, discípulo de Lee Strasberg, los consejos que Hiller presenta en su libro parten de la idea de que uno debe ser más sincero con lo que de verdad quiere:“En general empiezas a vivir cuando dejas de actuar para gustar, como cuando los niños hacen algo determinado para cautivar a sus padres.
Claro que hay una parte de terapeuta en este trabajo pero también hay muchas ideas y conceptos”. Imparte entre ocho y diez clases magistrales al año por todo el mundo, da clases en Los Ángeles, tiene clientes privados y colabora en distintos equipos creativos
. Actualmente trabaja con Leonardo di Caprio en un proyecto que el actor produce para trasladar una obra de Broadway a la gran pantalla.
“Las superestrellas son la mejor gente para trabajar porque son los que más aprecian tus consejos, entienden lo que les dices y saben que se necesita ayuda para triunfar”, apunta. Hiller cuenta que a veces sus clientes recurren a él para reconectar y retomar sus carreras, otras porque no saben dilucidar lo que realmente quieren.
Todo el mundo, asegura, necesita un coach, la cuestión es encontrar el adecuado.
Subjetivamente............................................. Ana García-Siñeriz
¿Felipe y Letizia son los más populares? ¿Es Isabel Preysler la más elegante? ¿Y Pablo Iglesias carismático?.
Felipe y Letizia. los más... ¿Populares? ¿JNecesarios? ¿Normales? ¿Reales?
Este año ha sido el de su confirmación. Había tarea por delante y los tiempos no estaban para muchas alegrías.
Desde la Casa del Rey se ha transmitido voluntad de trabajo, normalidad y buena disposición. Felipe VI y Letizia han hecho un excelente tándem y han paseado a España por Estados Unidos, Francia, México, Honduras, Alemania o África, juntos y separados.
En la prensa seria y en la que llega a todos.
No es fácil tener todos los ojos encima de uno, pero Reyes no hay más que dos.
Isabel Preysler, la más... ¿Elegante? ¿Envidiada? ¿Perseguida? ¿Atosigada?
Sigue siendo la más. Punto.
Más de 30 años en el candelero y, como decían de Gardel, cada día canta mejor. La dama con mayor poder de convocatoria del eje Madrid-Miami está en el punto de mira de los paparazis, pero también de las grandes firmas y la sociedad internacional.
Ni su hijo Enrique Iglesias la ha convertido en “madre de”; madre amorosa, por cierto, de cinco hijos repartidos por el mundo.
Todos quieren a Isabel, y solo ella consigue elevar un acto a la categoría de acontecimiento mediático.
Pablo Iglesias. ¿Carismático? ¿Temido? ¿Bolivariano?
El líder de Podemos es, entre otras muchas cosas, el más televisivo.
Pablo Iglesias arrancó el año 2015 desde los telediarios en Bruselas al conseguir cinco eurodiputados en las elecciones y cerró los comicios generales del 20 de diciembre en el Reina Sofía con un discurso retransmitido en directo por todas las cadenas nacionales.
Entremedias, ha estado en La tuerka, laSexta noche, Las mañanas de Cuatro, El hormiguero, Viajando con Chester y hasta con AR en la cocina de su casa.
Solo le ha faltado hacerse un Bertín y escalar alguna montaña high enough con Calleja.
Frente a un Rajoy muy fan de los plasmas, pero alérgico al cara a cara, a Iglesias le quiere la cámara, una virtud de la que gozan pocos buenos presentadores
. Él también habría tenido un gran futuro en la televisión.
Este año ha sido el de su confirmación. Había tarea por delante y los tiempos no estaban para muchas alegrías.
Desde la Casa del Rey se ha transmitido voluntad de trabajo, normalidad y buena disposición. Felipe VI y Letizia han hecho un excelente tándem y han paseado a España por Estados Unidos, Francia, México, Honduras, Alemania o África, juntos y separados.
En la prensa seria y en la que llega a todos.
No es fácil tener todos los ojos encima de uno, pero Reyes no hay más que dos.
Isabel Preysler, la más... ¿Elegante? ¿Envidiada? ¿Perseguida? ¿Atosigada?
Sigue siendo la más. Punto.
Más de 30 años en el candelero y, como decían de Gardel, cada día canta mejor. La dama con mayor poder de convocatoria del eje Madrid-Miami está en el punto de mira de los paparazis, pero también de las grandes firmas y la sociedad internacional.
Ni su hijo Enrique Iglesias la ha convertido en “madre de”; madre amorosa, por cierto, de cinco hijos repartidos por el mundo.
Todos quieren a Isabel, y solo ella consigue elevar un acto a la categoría de acontecimiento mediático.
Pablo Iglesias. ¿Carismático? ¿Temido? ¿Bolivariano?
El líder de Podemos es, entre otras muchas cosas, el más televisivo.
Pablo Iglesias arrancó el año 2015 desde los telediarios en Bruselas al conseguir cinco eurodiputados en las elecciones y cerró los comicios generales del 20 de diciembre en el Reina Sofía con un discurso retransmitido en directo por todas las cadenas nacionales.
Entremedias, ha estado en La tuerka, laSexta noche, Las mañanas de Cuatro, El hormiguero, Viajando con Chester y hasta con AR en la cocina de su casa.
Solo le ha faltado hacerse un Bertín y escalar alguna montaña high enough con Calleja.
Frente a un Rajoy muy fan de los plasmas, pero alérgico al cara a cara, a Iglesias le quiere la cámara, una virtud de la que gozan pocos buenos presentadores
. Él también habría tenido un gran futuro en la televisión.
Boris Izaguirre...................................................................Cara y cruz
Puede que el año que viene la abrumadora diferencia entre buenos y malos se pierda aún más entre tinieblas.
Una vez escuché decir a Raphael
que toda carrera artística tiene subidones y baches y que lo importante
es saber estarse quietecito en el término medio.
Porque de ese balance dependía la llegada de un nuevo subidón.
Es posible que esa fórmula la haya aplicado Bertín Osborne, que fue sex symbol latinoamericano en su apogeo como cantante solista, iniciador de una manera despatarrada y bonachona de hacer televisión en los años noventa y, tras pasar un sereno desierto a principios de siglo, coincidiendo con otra jefatura política, ha regresado como fenómeno esta legislatura.
Para mí, parte de la clave del éxito de Bertín es su apellido
. Osborne marca mucho y a él le da un punto aristocrático pero también popular.
Al torito de Osborne todo el mundo le quiere, desde los hipsters de verdad hasta los hipsters del PP, al punto que nadie le recrimina esa verónica con la que toreó su voto de Albert Rivera a Mariano Rajoy.
La explicación es que, tras la entrevista con el presidente, prefirió volver al redil
. Algo del triunfo de sus entrevistas es que normalmente sus entrevistados son como él, de derechas. Eso, más los cojines amarillos del sofá de Bertín, hace que todos caigan bien.
En tu casa o en la mía se ha convertido en eso que la FAES no consiguió ser: un think tank de la derecha cómoda y aparentemente flexible.
O sea, lo que propone Ciudadanos. Pero claro, Bertín tiene mucho kilometraje como para quedarse sentado a ver crecer un partido joven y lógicamente prefiere la estabilidad del más votado.
También nos gusta de Bertín que es un hombre con suerte.
En un país donde la lotería es casi una religión, todos adoramos al hombre con suerte. ¿Qué es la suerte en España?
Caer simpático. Miren al pobre José María Aznar, que ahora en las reuniones de su casi expartido lo sientan en la esquina.
Está claro que Bertín entiende estas disyuntivas
. Hace años, en un programa que yo presentaba junto a Ana García-Siñeriz, Channel Nº 4, nos visitó para promocionar sus productos vinícolas y de alimentación.
Fue una de nuestras mejores entrevistas. Bertín y yo nos disfrazamos de vaqueros para hacer un remedo de Brokeback Mountain que terminó siendo una mezcla de humor inteligente con humor de toda la vida
. Me cantó una balada con una guitarra rota y al final no pudimos evitar reírnos durante el sketch
. En un momento dado, discutimos porque a tenor del estreno de La mala educación Bertín opino ásperamente sobre Almodóvar y su cine
. No le parecían representativos de España. Por ese recuerdo espero cada miércoles la aparición del director en su sofá.
Sería el encuentro definitivo de dos Españas.
En un país que disfruta tanto de sus diferencias, donde existe una historia feliz, también existe una menos feliz
. Si Bertín es la cara de 2015, Rodrigo Rato es la cruz.
En ese difícil equilibrio entre el éxito y el abismo, Rato es un hombre suspendido
. En los días de recontar los sobresaltos de este año, el momento en que Rato fue detenido, e introducido en un vehículo policial con una mano sobre su nuca, fue uno de mucho asombro.
Y casi escandalizó más cuando se reunió con el ministro del Interior porque temía por su seguridad después de ver cómo le seguían las cámaras de televisión en las cercanías de su casa.
El éxito es siempre extraño. Muchos nos preguntamos cómo un hombre que pudo ser presidente del Gobierno se volvió imagen perfecta de lo que no nos gusta y una de las razones por las cuales el Partido Popular perdió miles de votos en las pasadas elecciones.
Quizás Bertín debería invitarlo a su programa y entre los cojines amarillos hacerle la pregunta cuya respuesta todos queremos oír: “Rodrigo, ¿qué te paso?”.
Bertín y Rubén, mi marido, tienen algo en común: sus matrimonios con venezolanos.
Comparten haberse casado dos veces.
Bertín ha sido padre, Rodrigo también.
Pero hasta ahí llegan las similitudes. Rato entrena en un gimnasio caro, protegido de las miradas indiscretas por una visera.
Bertín disfruta de la comida y el vino español sabiendo que sus años de equitación le aseguran corrección postural. Bertín y Rato han trabajado para el Estado, en ministerios diferentes, pero Bertín tiene el suficiente oficio para invitar en su casa sin tener que pagar con una tarjeta de Bankia en un restaurante.
En América hace poco escuché a una veterana actriz de telenovelas decir que el mejor papel es el de villana, “porque hoy ya no está tan clara la diferencia entre buenos y malos”.
Puede tener razón y que el año próximo esa brumosa diferencia se pierda aún más entre tinieblas.
Porque de ese balance dependía la llegada de un nuevo subidón.
Es posible que esa fórmula la haya aplicado Bertín Osborne, que fue sex symbol latinoamericano en su apogeo como cantante solista, iniciador de una manera despatarrada y bonachona de hacer televisión en los años noventa y, tras pasar un sereno desierto a principios de siglo, coincidiendo con otra jefatura política, ha regresado como fenómeno esta legislatura.
Para mí, parte de la clave del éxito de Bertín es su apellido
. Osborne marca mucho y a él le da un punto aristocrático pero también popular.
Al torito de Osborne todo el mundo le quiere, desde los hipsters de verdad hasta los hipsters del PP, al punto que nadie le recrimina esa verónica con la que toreó su voto de Albert Rivera a Mariano Rajoy.
La explicación es que, tras la entrevista con el presidente, prefirió volver al redil
. Algo del triunfo de sus entrevistas es que normalmente sus entrevistados son como él, de derechas. Eso, más los cojines amarillos del sofá de Bertín, hace que todos caigan bien.
En tu casa o en la mía se ha convertido en eso que la FAES no consiguió ser: un think tank de la derecha cómoda y aparentemente flexible.
O sea, lo que propone Ciudadanos. Pero claro, Bertín tiene mucho kilometraje como para quedarse sentado a ver crecer un partido joven y lógicamente prefiere la estabilidad del más votado.
También nos gusta de Bertín que es un hombre con suerte.
En un país donde la lotería es casi una religión, todos adoramos al hombre con suerte. ¿Qué es la suerte en España?
Caer simpático. Miren al pobre José María Aznar, que ahora en las reuniones de su casi expartido lo sientan en la esquina.
Está claro que Bertín entiende estas disyuntivas
. Hace años, en un programa que yo presentaba junto a Ana García-Siñeriz, Channel Nº 4, nos visitó para promocionar sus productos vinícolas y de alimentación.
Fue una de nuestras mejores entrevistas. Bertín y yo nos disfrazamos de vaqueros para hacer un remedo de Brokeback Mountain que terminó siendo una mezcla de humor inteligente con humor de toda la vida
. Me cantó una balada con una guitarra rota y al final no pudimos evitar reírnos durante el sketch
. En un momento dado, discutimos porque a tenor del estreno de La mala educación Bertín opino ásperamente sobre Almodóvar y su cine
. No le parecían representativos de España. Por ese recuerdo espero cada miércoles la aparición del director en su sofá.
Sería el encuentro definitivo de dos Españas.
En un país que disfruta tanto de sus diferencias, donde existe una historia feliz, también existe una menos feliz
. Si Bertín es la cara de 2015, Rodrigo Rato es la cruz.
En ese difícil equilibrio entre el éxito y el abismo, Rato es un hombre suspendido
. En los días de recontar los sobresaltos de este año, el momento en que Rato fue detenido, e introducido en un vehículo policial con una mano sobre su nuca, fue uno de mucho asombro.
Y casi escandalizó más cuando se reunió con el ministro del Interior porque temía por su seguridad después de ver cómo le seguían las cámaras de televisión en las cercanías de su casa.
El éxito es siempre extraño. Muchos nos preguntamos cómo un hombre que pudo ser presidente del Gobierno se volvió imagen perfecta de lo que no nos gusta y una de las razones por las cuales el Partido Popular perdió miles de votos en las pasadas elecciones.
Quizás Bertín debería invitarlo a su programa y entre los cojines amarillos hacerle la pregunta cuya respuesta todos queremos oír: “Rodrigo, ¿qué te paso?”.
Bertín y Rubén, mi marido, tienen algo en común: sus matrimonios con venezolanos.
Comparten haberse casado dos veces.
Bertín ha sido padre, Rodrigo también.
Pero hasta ahí llegan las similitudes. Rato entrena en un gimnasio caro, protegido de las miradas indiscretas por una visera.
Bertín disfruta de la comida y el vino español sabiendo que sus años de equitación le aseguran corrección postural. Bertín y Rato han trabajado para el Estado, en ministerios diferentes, pero Bertín tiene el suficiente oficio para invitar en su casa sin tener que pagar con una tarjeta de Bankia en un restaurante.
En América hace poco escuché a una veterana actriz de telenovelas decir que el mejor papel es el de villana, “porque hoy ya no está tan clara la diferencia entre buenos y malos”.
Puede tener razón y que el año próximo esa brumosa diferencia se pierda aún más entre tinieblas.
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