Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

16 nov 2015

Pastilleras anónimas.......................................................................... Luz Sánchez-Mellado

Las mujeres toman tranquilizantes el doble que los hombres. Medio millón son adictas.

Los médicos admiten que recetan demasiado y no controlan su uso.

Un envase de Lorazepam asoma del bolso de una trabajadora / Samuel Sánchez
Quien la ha pasado, lo sabe
. El estómago se sube a la boca. La boca se seca.
Las axilas se inundan. La espalda se tensa como si la médula fuera uno de esos cables que mantienen los puentes en vilo sobre el abismo, solo que el puente es el propio cuerpo, y el abismo, el peligro real o imaginario —pero igual de intimidante— que acecha ahí fuera.
 Con el tiempo, se aprende que no es mal de morirse, pero que es mortal vivir con ella.
 La ansiedad es, con la depresión, el trastorno de salud mental más común. Aún más en las mujeres. El doble, según la Organización Mundial de la Salud. Los hipnosedantes —tranquilizantes y somníferos— son los únicos psicoactivos más consumidas por mujeres que por hombres. Más del doble, según el Plan Nacional de Drogas. Parece lógico. No es tan simple.
"No te crees que eres adicta a algo que te ha recetado un médico", dice una paciente
Hay ancianas que llevan lustros sin poder dormir sin ellas.
 Ejecutivas que las acarrean en el bolso junto al último grito de tableta y el más glamuroso rojo de labios.
 Amas de casa que las toman cada noche para poder pegar ojo, y/o por el día para poder tenerlos abiertos
. Son las pastillas, así, en genérico, como se las conoce popularmente; el Amiplim —A mí, plim—que se toman muchas para poder con la vida, según un chiste que banaliza un sufrimiento con muy poca gracia.
Los hipnosedantes, o benzodiacepinas, son las drogas más consumidas en España después del alcohol y el tabaco
. El 12% de la población los usa, el doble que en 2005.
El porcentaje sube al 16% en las mujeres, entre las que se estima que hay más de medio millón de adictas a la única droga legal que precisa receta médica.
Son esos pequeños discos blancos llamados Orfidal, Tranxilium, Lorazepam, Lexatin, Valium o Trankimazin
. Un fármaco barato (un par de euros la caja de 50 con receta pública), eficaz a corto plazo y sin grandes efectos secundarios.
 Ayudan a dormir.
 A domar la fiera que te devora por dentro.
 A poner al mal tiempo buena cara. A poder con la vida, sí. Un chollo, en teoría. Un caramelo. Por eso están entre los fármacos más recetados en España, el país de Europa donde más ha crecido su consumo por, pero no solo, la crisis económica.
Sin embargo, a cambio de su eficacia, las pastillas tienen una gran capacidad de generar dependencia. Ciertas pacientes necesitan cada vez más dosis.
Y muchas veces, médico y paciente saben cuándo inician un tratamiento pero no cuándo acaban.
Química laboral. El 7% de los trabajadores españoles consumen hipnosedantes. 
Ellas, el doble que ellos.
 El perfil es el de una mujer de 45 años, separada y sin estudios universitarios.
 Los sectores más afectados son las actividades domésticas y los servicios personales, el comercio, la sanidad y la educación, según la Encuesta de Alcohol y Drogas en el Ámbito Laboral del Plan Nacional.
En casa de la herrera. Las médicas consumen más hipnosedantes que sus colegas varones, en una proporción de dos a uno. 
Sobre todo las de familia y las de urgencias, según un estudio del colectivo Mujer, Salud y Calidad de Vida del Centro de Análisis y Programas Sanitarios (caps.cat).
Viejo problema. La mayor parte de las consumidoras crónicas son ancianas adscritas a centros de salud urbanos, según un estudio en Tarragona.
Alexia, una chica rubia y guapa que no aparenta sus 36 años, se estira las mangas para calentarse las manos.
Está helada, aunque la habitación está caldeada, y le tiembla la voz cuando hablaç. Los problemas familiares y su carácter introvertido la llevaron al médico de adolescente y, desde los 19 años usa benzodiacepinas.
 Cuando intentaba dejarlas, empeoraba.
Ha ido, dice, a 16 o 17 psicólogos. Ninguno pudo desengancharla. "Me cambiaban de fármaco, de dosis, pero no mejoraba.
 Cada vez necesitaba más, y he llegado a tomar seis pastillas diarias. Me pasaba el día amodorrada, viviendo en una cárcel dentro de mi casa y mi cuerpo.
Cuando estás así, no escuchas a nadie. Y tampoco crees que eres una adicta cuando estás tomando algo que te ha recetado el médico”, relata. Juan, su marido, un hombretón que se la come con los ojos, está acostumbrado a la incomprensión ajena.
"Tú vives con ella y sabes cómo sufre, pero la gente no se cree que alguien que lo tiene todo esté así. Y tú tampoco te explicas el círculo vicioso en el que está metida sin dejar de haber ido al médico”, confiesa.
Alexia y Juan han acudido a terapia en TAVAD —Tratamientos Avanzados de la Adicción—, un centro privado donde Juan José Legarda, psicólogo, deshabitúa a adictos de todo tipo.
Alexia estuvo cinco días hospitalizada para superar un síndrome de abstinencia que es, según Legarda, “peor que el de la heroína”.
 Le espera un año de tratamiento en el que aprenderá a autocuidarse y usar su potencial para superar su ansiedad
. “Estoy más consciente de mí misma, más ilusionada”, dice con un hilo de voz que denota que aún le queda camino por delante.
Enric Aragonés, coordinador de salud mental en la la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria hace autocrítica.
“Recetamos muchas benzodiacepinas y no siempre controlamos su uso”, admite.
“Es es un recurso fácil para médico y paciente. Las guías aconsejan no prolongar el tratamiento más de cuatro o seis semanas.
Pero no es tan sencillo.
 Los procesos de ansiedad y depresión son largos, el tiempo de consulta, corto, y el gran poder de habituación de estos fármacos hacen muy difícil retirarlos
. Debería haber más conciencia entre los profesionales y un sistema de alertas que nos avisarn del riesgo”.
La endocrinóloga Carme Valls, directora del taller Mujer, Salud y Calidad de Vida del Centro de Análisis y Programas Sanitarios de Cataluña, sostiene que la doble prevalencia de la ansiedad en las mujeres no es casual.
 “Las hormonas nos condicionan, pero no nos determinan”, afirma.
 “Tenemos una morbilidad diferenciada que nos predispone, como la falta de hierro asociada a la menstruación, la tiroiditis o las enfermedades autoinmunes.
Pero luego están las causas sociales: la doble jornada, el nido vacío, la soledad, la pobreza
.No soy fundamentalista, receto ansiolíticos, pero si afináramos el diagnóstico no se prescribirían ni la tercera parte.
 La mayoría de las ansiedades se aliviarían sin ellas".
"Deberíamos estar más alerta. El ansiolítico es un recurso fácil para médico y paciente", opina un facultativo
Los médicos citan el deterioro de la memoria como uno de los posibles efectos del uso prolongado de ansiolíticos
. Pero, a veces, es más urgente destensar el cable. Por eso, esta noche, más de una, mareada de dar vueltas en la cama, se pondrá una pastilla bajo la lengua y mañana será otro día.

Ellos beben, ellas se medican

Las mujeres se consuelan de sus penas y sus nervios con pastillas, y los hombres con alcohol. En los países desarrollados, 1 de cada 5 hombres adquiere dependencia vitalicia del alcohol, por 1 de cada 12 mujeres, según la OMS.
 Por cada trabajadora que bebe a diario, hay cuatro varones, según la Encuesta de Alcohol y Drogas en el Ámbito Laboral. Médicos y psicólogos certifican que ellos son más propensos a las adicciones y menos proclives a acudir al galeno, y las pastillas necesitan receta.
 Ellas expresan su sufrimiento, piden ayuda y acatan la prescripción facultativa.
 Las benzodiacepinas alivian su malestar y no llevan asociada tanta connotación de placer, o de vicio, como el alcohol, mal visto por muchos, incluso por ellas.
 La ansiedad femenina, y su trato con fármacos, forma parte del imaginario contemporáneo. Recuérdese la escena en que Carmen Maura droga a Antonio Banderas con un gazpacho atiborrado con las pastillas con las que ella se había intentado suicidar en 'Mujeres al borde de un ataque de nervios'. O 'Mujeres desesperadas', donde amas de casa pijas se desquitan del sinvivir de hijos, maridos o la ausencia de ellos con química.
La realidad tiene menos gracia. La vida puede ser muy cuesta arriba.

 

La camiseta ensangrentada de la mujer que se hizo la muerta y otros virales de supervivientes

Un hombre explica que tener el móvil ante la cara le sirvió para esquivar un trozo de metralla.

 

La camiseta ensangrentada que acompaña uno de los testimonios más populares en redes
La camiseta ensangrentada que acompaña uno de los testimonios más populares en redes
Tras los primeros tuits y mensajes virales de los atentados de París, que contenían llamamientos a la solidaridad como la iniciativa de "puertas abiertas" o imágenes de los lugares de la tragedia, a partir del domingo han sido varios las publicaciones de supervivientes -cuya presencia en la tragedia, no obstante, no se ha podido confirmar- o de familiares de víctimas que han sido ampliamente compartidos a través de redes sociales
. Estos son algunos de los más populares:
1. La camiseta ensangrentada de la mujer que se hizo la muerta
Más de 2,6 millones de "likes" sólo en Facebook -incluido el del fundador de la red social, Mark Zuckerberg- y la historia rebotada en webs de todo el mundo. Isobel Bowdery -licenciada en la Universidad de Cape Town, según su perfil- cuenta en esta publicación cómo sobrevivió a los atentados de París, aunque no ha concecido después ninguna entrevista a ningún medio (Verne también se ha puesto en contacto con ella sin recibir respuesta) y tampoco hay fuentes oficiales citándola como testigo.
 Este post viral se acompaña de una imagen muy potente, una camiseta ensangrentada.  Tras esta publicación cambió su foto de perfil para ponerle los colores de la bandera de Francia, con la herramienta lanzada por Facebook, y actulizó su foto principal de la biografía con una imagen de una marcha tras los atentados del Charlie Hebdo: parisinos con un cartel de 'Sin miedo'.
 A continuación puedes leer la traducción al español del post, compartido más de 700.000 veces desde este domingo: 


La camiseta ensangrentada de la mujer que se hizo la muerta y otros virales de supervivientes

Un hombre explica que tener el móvil ante la cara le sirvió para esquivar un trozo de metralla


  • La camiseta ensangrentada que acompaña uno de los testimonios más populares en redes
    La camiseta ensangrentada que acompaña uno de los testimonios más populares en redes
    Tras los primeros tuits y mensajes virales de los atentados de París, que contenían llamamientos a la solidaridad como la iniciativa de "puertas abiertas" o imágenes de los lugares de la tragedia, a partir del domingo han sido varios las publicaciones de supervivientes -cuya presencia en la tragedia, no obstante, no se ha podido confirmar- o de familiares de víctimas que han sido ampliamente compartidos a través de redes sociales. Estos son algunos de los más populares:
    1. La camiseta ensangrentada de la mujer que se hizo la muerta
    Más de 2,6 millones de "likes" sólo en Facebook -incluido el del fundador de la red social, Mark Zuckerberg- y la historia rebotada en webs de todo el mundo. Isobel Bowdery -licenciada en la Universidad de Cape Town, según su perfil- cuenta en esta publicación cómo sobrevivió a los atentados de París, aunque no ha concecido después ninguna entrevista a ningún medio (Verne también se ha puesto en contacto con ella sin recibir respuesta) y tampoco hay fuentes oficiales citándola como testigo. Este post viral se acompaña de una imagen muy potente, una camiseta ensangrentada.  Tras esta publicación cambió su foto de perfil para ponerle los colores de la bandera de Francia, con la herramienta lanzada por Facebook, y actulizó su foto principal de la biografía con una imagen de una marcha tras los atentados del Charlie Hebdo: parisinos con un cartel de 'Sin miedo'. A continuación puedes leer la traducción al español del post, compartido más de 700.000 veces desde este domingo:
    Nunca piensas que te va a pasar a ti.

    Sólo era un viernes por la noche en un concierto de rock.

    La atmósfera era muy feliz y todo el mundo estaba bailando y sonriendo. Y cuando unos hombres llegaron por la puerta delantera y comenzaron a disparar creímos inocentemente que todo era parte del espectáculo.
    No fue sólo un ataque terrorista, fue una masacre.

    Decenas de personas fueron asesinadas justo enfrente de mí.

    El suelo se llenó de charcos de sangre.

    Los llantos de hombres adultos que sostenían los cuerpos muertos de sus novias traspasaron la pequeña sala de conciertos. Futuros demolidos, familias con el corazón roto. En un instante

    . Conmocionada y sola, fingí estar muerta durante más de una hora, tendida entre las personas que podían ver a sus seres queridos inmóviles…

    Conteniendo la respiración, tratando de no moverme, de no llorar - de no dar a esos hombres el miedo que querían ver. Tuve una suerte increíble al sobrevivir. Pero muchos no lo hicieron

    . Las personas que habían estado allí por las mismas razones que yo -pasar una divertida noche de viernes- eran inocentes.
    El mundo es cruel.

    Y actos como este se supone que debe resaltar la depravación de los seres humanos y las imágenes de los hombres dando vueltas a nuestro alrededor como buitres me atormentarán durante el resto de mi vida.

    La forma en que apuntaban meticulosamente a la gente a la que disparaban alrededor del área donde estaba sin ninguna consideración por la vida humana.

    No me parecía real. Esperaba que alguien me dijera en algún momento que solo era una pesadilla. Pero haber sobrevivido a este horror me permite ser capaz de arrojar luz sobre los héroes. El hombre que me tranquilizó y puso su vida en riesgo al tratar de cubrir mi cerebro mientras yo gemía, la pareja cuyas última palabras de amor mantuvieron mi fe en la bondad en el mundo, la policía que rescató con éxito a cientos de personas, a los desconocidos que me recogieron en la calle y que me consolaron durante los 45 minutos en los que creí que el chico al que quería estaba muerto, el hombre herido al que confundí con él y que luego vi que no era Amaury y me sostuvo y me dijo que todo iba a salir bien a pesar de que él también estaba solo y asustado, la mujer que abrió sus puertas a los supervivientes, la amiga que me ofreció refugio y se fue a comprarme ropa nueva para que no tuviera que llevar mi camiseta manchada de sangre, a todos los que me habéis enviado mensajes de apoyo - me hacéis creer que este mundo tiene potencial para ser mejor. Para que esto no suceda de nuevo.
    Pero esto es sobre todo para las 80 personas que fueron asesinadas en el interior de ese lugar, que no fueron tan afortunados, que no despertaron hoy, para la tristeza y el dolor de sus amigos y familiares. Lo siento

    . No hay nada que se pueda aliviar el dolor. Me siento privilegiada de haber estado ahí para sus últimos suspiros. Y creer de que me iba a unir a ellos, os prometo que sus últimos pensamientos no fueron hacia los animales que causaron todo esto. Fueron para las personas que amaban.
    Mientras estaba tumbada en la sangre de extraños y esperando la bala que daría fin a mis 22 años de vida, vi cada cara que he amado y a la que he susurrado te quiero.

    Una y otra vez. Recordando los mejores momentos de mi vida. Deseando que aquellos a los que amo supieran cuánto, deseando que lo supieran con independencia de lo que me ocurriera, y siguieran creyendo en la bondad de las personas.

    Que no dejaran ganar a esos hombres.

    Anoche, la vida de muchos cambiaron para siempre y depende de nosotros que seamos mejores personas. Que vivamos las vidas que las víctimas inocentes de esta tragedia soñaban, pero lamentablemente ahora no podrán vivir.
    Descansad en paz, ángeles. Nunca os olvidaremos.
    Esta mujer ha conseguido semejante repercusión que numerosos perfiles de Facebook copian ahora su identidad, quizás en busca de los seguidores que acumula el verdadero (más de 142.000).

    A las armas, ciudadanos, con la fuerza del silencio

    Los periodistas de EL PAÍS describen el minuto de recogimiento de los parisinos.

     

    Minuto de silencio en la Sorbona. / Vídeo: Atlas / Foto: STEPHANE DE SAKUTIN (EFE)

    De manera espontánea, los parisinos se han concentrado en los rincones de la ciudad más emblemáticos del terror para guardar esta mañana un minuto de silencio
    . Los sesenta segundos no han sido suficientes para quienes se han concentrado junto al Bataclan, el lugar más castigado por la masacre.
     Las cabezas seguían agachadas minutos después, los ojos en lágrimas, las miradas perdidas. Como la de Maxime Tutrim, estudiante de 20 años, sentado solo en un bordillo a pocos metros de la sala. "No estábamos aquí con mis amigos la noche de los ataques por mi culpa, o gracias a mí.
    Habíamos salido la víspera y estaba cansado", cuenta emocionado.
    Acabaron la velada de madrugada precisamente sentados en el banco frente al Bataclan "como casi siempre"
    . Entre los cientos de personas que han querido homenajear a las víctimas junto a la sala de conciertos, donde los investigadores siguen trabajando bajo una gigante pancarta que reza "La libertad es un monumento indestructible", se encuentra Fabienne, de 42 años, que ha viajado desde la otra punta de la ciudad.
     "No me veía guardando un minuto de silencio sola delante de la tele", comenta. Thomas Pujol, joven estudiante de periodismo, estaba fuera el fin de semana
    . Llegó, ha dejado la maleta, y ha venido directo al Bataclan. "Estoy totalmente en estado de shock. Pero admiro también la actitud de los parisinos, solidarios, aquí reunidos”.

    Cerca, la plaza de la República, convertida en el lugar de reunión para homenajear a las víctimas, se ha llenado de gente también poco antes del mediodía.
    Entre ellos, muchos jóvenes y mucha emoción.
     Los vecinos se han sumado al recogimiento desde los balcones. Muchos ciudadanos, con claros distintivos judíos, han acudido al lugar
    . Finalmente, se ha entonado colectivamente La Marsellesa: "¡Aux armes, citoyens!" (A las armas, ciudadanos), han cantado con emoción; palabras que ahora cobran un nuevo significado.
    El metro se ha paralizado a las doce en punto.
     La megafonía de la línea 8 lo ha anunciado previamente. "La RATP [compañía de transporte público] les invita a observar un minuto de silencio por las víctimas del atentado del viernes", solicita.
     En la parada de Liberté, una veintena de pasajeros se pone en pie y aguarda en silencio.
     Media docena rompe a llorar en la extraña intimidad del vagón, antes que los sesenta segundos terminen y el tren siga con su recorrido.
    A las puertas de la universidad de La Sorbona cientos de estudiantes se han concentrado.
     El edificio estaba cerrado para la mayoría ellos con motivo de los atentados y porque el presidente François Hollande estaba dentro con parte de su Gobierno sumándose al silencio.
    Todos conocen o saben de alguien próximo que ha sido víctima de los atentados.
     “Han ido a por los jóvenes”, dice Mélanie, que apenas puede hablar por la emoción.
     Las lágrimas afloran con facilidad. Tras un minuto de silencio absoluto, como ha ocurrido en otros lugares, todos han entonado La Marsellesa. “Tenemos miedo, claro”, decía después el estudiante de Historia Arthur Messi, “pero ahora vamos a salir más que nunca”. “Tenemos veinte años
    . No pueden ganarnos”, añade a su lado Laure Calixte.
    Los líderes europeos guardan un minuto de silencio en Turquía. / Vídeo: Atlas / Foto: AP
    Bajo el Arco de Triunfo, en la plaza de Étoile, medio centenar de personas han guardado el minuto de silencio con los espectaculares Campos Elíseos a la vista.
     “Estoy aquí por solidaridad y para demostrarles [a los terroristas] que vamos a seguir haciendo una vida normal”. Lo dice Yvanna, de 25 años, que trabaja en el simbólico monumento parisino.
    Su compañera, Isa, está más afectada: “He ido muchas veces a Bataclan.
     Para mí, ya no se le puede llamar sala de fiestas”. Las dos cuentan que el ataque indiscriminado marcará sus vidas para siempre. “Todos estamos en riesgo en todos los sitios, pero no me voy a encerrar en casa”, comenta Yvanna.
    En la plaza de Ópera, los trabajadores y viandantes se han concentrado ante el imponente edificio, uno de los símbolos de París.
     Algunos han roto a llorar al final y ha habido muchos abrazos y miradas tristes.
     Sin embargo, el hecho de que no se detuviese el tráfico en las arterias más transitadas de la ciudad ha roto el silencio con el sonido constante de los coches.
    Algo parecido ha pasado en los Campos Elíseos, donde suele haber un tráfico intenso.
    Información de Álex Vicente, Ana Teruel, Carlos Córdoba, Guillermo Altares, Carlos Yárnoz y Gabriela Cañas.

    15 nov 2015

    Facebook, criticado por no haber usado antes su función para desastres

    La comprobación de seguridad identifica que están bien los amigos en una zona de desastres.

     Los usuarios críticos censuran que no se activase en atentados anteriores.

    Fotografía de perfil del fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, con el filtro solidario con las víctimas de los atentados de París activado. / FACEBOOK

    El viernes pasado, poco después de conocerse las primeras víctimas de los atentados de París, Facebook empezaba a disparar mensajes de alivio por doquier: "tu amigo X ha confirmado que está bien".
     Por primera vez desde su creación hace algo más de un año, la red social ponía de largo una aplicación especial para identificar el estado de sus usuarios para un fin distinto de una catástrofe natural: la masacre de los yihadistas en París.
     En las redes sociales se ha criticado que la función no se haya activado hasta que un atentado ha golpeado un país occidental.
    Facebook activó por primera el servicio para el terremoto de Nepal. Hasta el atentado de París, no se había usado para ayudar en una masacre 
    La aplicación pregunta automáticamente a un usuario que se cree está en la zona si está bien. También lo puede hacer el usuario mismo, pulsando en el botón "estoy bien". Facebook crea una lista de personas que pueden estar afectadas, bien porque figura la zona de la catástrofe en su perfil o porque se ha conectado a Internet desde ahí.
     Una tercera posibilidad es que haya incluido ese lugar en la aplicación de contactos Nearby friends. Permite confirmar que un tercero está a salvo.
     Para las personas que tengan amigos en Facebook en esas zonas, la utilidad crea un listado con ellas para ver los que ya han dado señales de vida y los que aún no
    . En todo caso, también lanza una alerta cada vez que uno de ellos confirma su estado.

    Una red social para cuando no hay Internet

    La aplicación Firechat permite conectar entre sí teléfonos inteligente a través de la atena Bluetooth y de la wifi P2P.
     Esta aplicación gratuita permite crear una red entre usuarios cuando no hay disponible una red de Internet, especialmente en situaciones de catástrofe o porque se aplica la censura.
    Un bloguero libanés y francohablante, Joey Ayoub, criticaba en un post compartido más de 10.000 veces en Facebook que la red social hiciera distingos entre las víctimas de un origen y de otro, tal y como refiere el portal de la cadena de televisión árabe Al-Jazeera. Ayoub se refería a los dos atentados ocurridos en la capital de su país, Beirut, un día antes de los de París.

    Tsunami de Japón

    Tuvo que ser una catástrofe como la del terremoto y tsunami en el país más tecnificado del mundo, Japón, la que en 2011 inspiró a los ingenieros de Facebook a pensar en una aplicación que ayudase a conocer rápidamente la situación de una persona tras un desastre.
    Se creó una consola especial para este tipo de mensaje y la testaron "con una respuesta apabullante", según se valoraba en la página de noticias de la red social.
    Facebook activó por primera vez el servicio en el terremoto de 7,3 grados que asoló Nepal el pasado abril, también en el de Chile Del pasado septiembre y, ya en octubre, con motivo del huracán Patricia que sacudió varios estados de México o el terremoto de Pakistán y Afganistán, que causó más de 300 muertos.