Philip Treacy ha revolucionado el diseño de complementos. Un libro repasa su trayectoria junto a los grandes nombres e iconos de la moda.
El nombre de Philip Treacy
(Ballinasloe, Irlanda, 1967) encendió todas las alarmas informativas
cuando la princesa Beatriz, la nieta de Isabel II, acudió a la boda del
príncipe Guillermo y Kate Middleton exhibiendo un llamativo sombrero del diseñador irlandés
que a punto estuvo de robar el protagonismo a los protagonistas del
enlace real.
Para entonces Philip Treacy ya había dado muestras de sus artes creativas a la hora de coronar las más variadas cabezas del mundo de la moda y el espectáculo, de Lady Gaga, una de sus fans más devotas, a los sombreros de la saga cinematográfica Harry Potter, la incombustible Grace Jones o una personalidad como Daphne Guinness, quien le encargó uno de sus trabajos más insólitos: ¡Un sombrero sembrado de brillantes!
No hay que olvidar, según sus propias palabras, que “un sombrero puede cambiar completamente la personalidad del que lo lleva, darle la confianza y personalidad, desde el principio de la humanidad los seres humanos han buscado ornamentos para su cabeza, está en su naturaleza la necesidad de vestir cada parte de su cuerpo”.
Coordinado por la periodista Marion Hume, Philip Treacy. Hat Designer (Rizzoli,2015) repasa la trayectoria del diseñador, sus trabajos para creadores como Valentino, Karl Lagerfeld y Chanel, Ralph Lauren, Armani, Givenchy, junto con fotógrafos como Irving Penn, Bruce Weber o Nick Knight, o sus almas gemelas, la redactora de moda Isabella Blow y Alexander McQueen, con él colaboraría estrechamente hasta su desaparición en 2010.
Con sus más de 25 años de ejercicio profesional desde una total libertad creativa, el libro guía a través de la obra de un artista cuya única regla estilística es la absoluta falta de funcionalidad en aras de la fantasía más extrema.
“Desde el glamour más intenso o la provocación más impactante, el sombrero siempre ha suscitado reacciones muy fuertes”, señala Treacy a propósito del complemento de moda.
Vanguardia plástica y tradición británica se dan la mano en las cabezas diseñadas por Treacy.
“Uno lleva un sombrero en primer lugar para ser uno mismo, para sentirse bien y único. Todo el mundo quiere algo personal.
Hoy, cuando las marcas de lujo son como los McDonald's, tenemos una en cada esquina, no hay mayor lujo que el poseer algo único, solo para nosotros”.
En el libro recuerda sus inicios como estudiante en el Royal College of Art de Londres.
“Mis compañeros de estudios pensaban que diseñar sombreros era una cosa para señoras mayores, sin embargo para mí es algo muy sexy”.
Para entonces Philip Treacy ya había dado muestras de sus artes creativas a la hora de coronar las más variadas cabezas del mundo de la moda y el espectáculo, de Lady Gaga, una de sus fans más devotas, a los sombreros de la saga cinematográfica Harry Potter, la incombustible Grace Jones o una personalidad como Daphne Guinness, quien le encargó uno de sus trabajos más insólitos: ¡Un sombrero sembrado de brillantes!
No hay que olvidar, según sus propias palabras, que “un sombrero puede cambiar completamente la personalidad del que lo lleva, darle la confianza y personalidad, desde el principio de la humanidad los seres humanos han buscado ornamentos para su cabeza, está en su naturaleza la necesidad de vestir cada parte de su cuerpo”.
Coordinado por la periodista Marion Hume, Philip Treacy. Hat Designer (Rizzoli,2015) repasa la trayectoria del diseñador, sus trabajos para creadores como Valentino, Karl Lagerfeld y Chanel, Ralph Lauren, Armani, Givenchy, junto con fotógrafos como Irving Penn, Bruce Weber o Nick Knight, o sus almas gemelas, la redactora de moda Isabella Blow y Alexander McQueen, con él colaboraría estrechamente hasta su desaparición en 2010.
Con sus más de 25 años de ejercicio profesional desde una total libertad creativa, el libro guía a través de la obra de un artista cuya única regla estilística es la absoluta falta de funcionalidad en aras de la fantasía más extrema.
“Desde el glamour más intenso o la provocación más impactante, el sombrero siempre ha suscitado reacciones muy fuertes”, señala Treacy a propósito del complemento de moda.
Vanguardia plástica y tradición británica se dan la mano en las cabezas diseñadas por Treacy.
“Uno lleva un sombrero en primer lugar para ser uno mismo, para sentirse bien y único. Todo el mundo quiere algo personal.
Hoy, cuando las marcas de lujo son como los McDonald's, tenemos una en cada esquina, no hay mayor lujo que el poseer algo único, solo para nosotros”.
En el libro recuerda sus inicios como estudiante en el Royal College of Art de Londres.
“Mis compañeros de estudios pensaban que diseñar sombreros era una cosa para señoras mayores, sin embargo para mí es algo muy sexy”.