Las marcas de belleza idean sus productos de maquillaje para salir bien en las redes.
En la época del cine mudo, los filmes se rodaban en película
ortocromática, insensible al rojo y al amarillo.
Esos colores se veían oscuros en cámara y, en cambio, los tonos púrpura aparecían blanquecinos, lo que casi le cuesta su carrera a Norma Shearer, Griffith le dijo que tenía los ojos demasiado azules para triunfar en el cine.
Para contrarrestar esos efectos, los actores se maquillaban con una base azulada y se pintaban los labios de amarillo.
Sin llegar a ese nivel, la era del selfie requiere su propio maquillaje específico o, por lo menos, así lo anuncian algunas marcas que ya están comercializando productos pensados para autofotos o testando directamente sus productos con cámaras telefónicas.
Cover Girl, una marca de precio medio orientada a consumidores muy jóvenes que tiene a Katy Perry como imagen corporativa (y que no se comercializa en España), lanzó en julio una base de maquillaje testada usando iPhones 5 y 6.
La jefa de investigación de la marca, Sarah Vickery, declaró a The New York Times que su departamento tardó casi dos años y dio vueltas a 43 versiones del producto hasta que hallaron la fórmula definitiva
. Para potenciar la luminosidad, se habían añadido, por ejemplo, partículas de mica que permanecen en la piel durante mucho tiempo, pero las fotos hechas con teléfonos demostraron que daban un efecto demasiado brillante y casi parecido a la purpurina, así que se retocó la mezcla.
“Tenemos un tipo de clienta que se está constantemente haciendo fotos y lo que de verdad le importa es cómo sale en un selfie”, aseguraba Vickery en el mismo artículo.
Otra marca, Smashbox, comercializa lo que llaman un selfie kit, un estuche con varias piezas “creadas, testadas y fotografiadas” en su cuartel general, en el que han construido una caja de luz que sirve para probar cómo dan sus productos con distintas condiciones de luz, incluida la del selfie, hecho con iPhone y Samsung Galaxy.
Como ya sabían las estrellas del cine mudo, lo que da bien en cámara no siempre funciona en la vida real. Los labiales que fotografían bien pueden parecer demasiado pastosos en directo y algunas firmas de cosmética priorizan ahora lo primero aumentando el porcentaje de pigmento que utilizan en sus pintalabios.
José Miguel Belmonte, director de maquillaje de la Mercedes Benz Madrid Fashion Week y acostumbrado a trabajar con y sin cámaras, se muestra algo escéptico ante estas supuestas innovaciones.
“Si un maquillaje queda bien en un selfie pero no en directo, no sirve para nada”, dice.
Y apunta que, en cualquier caso, el efecto dependería de la luz y del momento del día en que se haga la foto.
“Imagino que esto sí que funciona como un reclamo comercial para chicas muy jóvenes, pero no es necesario, sobre todo cuando se pueden hacer retoques después, con las herramientas digitales que todos conocemos”.
Lo útil es idear productos todo en un uno para un arreglo rápido.
“Una especie de bolígrafo que tenga un labial por un lado y una máscara de pestañas por otro”, aventura. En Mac Cosmetics aseguran que no es una preocupación que hayan detectado en sus puntos de venta. “
Se busca un efecto natural, un estilo que quede bien en la vida diaria y en una foto o vídeo”, asegura la portavoz de la marca, Susana Brito.
Aunque no existe un maquillaje universal para autofotos, sí que se está perfilando una estética propia de Instagram, la red social más propensa al selfie, que se enseña en centenares de tutoriales por Internet y que tiene sus propias normas.
Se busca, por ejemplo, que los ojos parezcan desmesuradamente abiertos, con ayuda de pestañas falsas o muy marcadas y se abusa de la técnica del contorno, esa técnica popularizada por las hermanas Kardashian que implica marcar líneas por toda la cara con iluminador antes de aplicar la base de maquillaje y requiere una gran maestría.
O personas con cosas mejores que hacer.
Esos colores se veían oscuros en cámara y, en cambio, los tonos púrpura aparecían blanquecinos, lo que casi le cuesta su carrera a Norma Shearer, Griffith le dijo que tenía los ojos demasiado azules para triunfar en el cine.
Para contrarrestar esos efectos, los actores se maquillaban con una base azulada y se pintaban los labios de amarillo.
Sin llegar a ese nivel, la era del selfie requiere su propio maquillaje específico o, por lo menos, así lo anuncian algunas marcas que ya están comercializando productos pensados para autofotos o testando directamente sus productos con cámaras telefónicas.
Cover Girl, una marca de precio medio orientada a consumidores muy jóvenes que tiene a Katy Perry como imagen corporativa (y que no se comercializa en España), lanzó en julio una base de maquillaje testada usando iPhones 5 y 6.
La jefa de investigación de la marca, Sarah Vickery, declaró a The New York Times que su departamento tardó casi dos años y dio vueltas a 43 versiones del producto hasta que hallaron la fórmula definitiva
. Para potenciar la luminosidad, se habían añadido, por ejemplo, partículas de mica que permanecen en la piel durante mucho tiempo, pero las fotos hechas con teléfonos demostraron que daban un efecto demasiado brillante y casi parecido a la purpurina, así que se retocó la mezcla.
“Tenemos un tipo de clienta que se está constantemente haciendo fotos y lo que de verdad le importa es cómo sale en un selfie”, aseguraba Vickery en el mismo artículo.
Otra marca, Smashbox, comercializa lo que llaman un selfie kit, un estuche con varias piezas “creadas, testadas y fotografiadas” en su cuartel general, en el que han construido una caja de luz que sirve para probar cómo dan sus productos con distintas condiciones de luz, incluida la del selfie, hecho con iPhone y Samsung Galaxy.
Como ya sabían las estrellas del cine mudo, lo que da bien en cámara no siempre funciona en la vida real. Los labiales que fotografían bien pueden parecer demasiado pastosos en directo y algunas firmas de cosmética priorizan ahora lo primero aumentando el porcentaje de pigmento que utilizan en sus pintalabios.
José Miguel Belmonte, director de maquillaje de la Mercedes Benz Madrid Fashion Week y acostumbrado a trabajar con y sin cámaras, se muestra algo escéptico ante estas supuestas innovaciones.
“Si un maquillaje queda bien en un selfie pero no en directo, no sirve para nada”, dice.
Y apunta que, en cualquier caso, el efecto dependería de la luz y del momento del día en que se haga la foto.
“Imagino que esto sí que funciona como un reclamo comercial para chicas muy jóvenes, pero no es necesario, sobre todo cuando se pueden hacer retoques después, con las herramientas digitales que todos conocemos”.
Lo útil es idear productos todo en un uno para un arreglo rápido.
“Una especie de bolígrafo que tenga un labial por un lado y una máscara de pestañas por otro”, aventura. En Mac Cosmetics aseguran que no es una preocupación que hayan detectado en sus puntos de venta. “
Se busca un efecto natural, un estilo que quede bien en la vida diaria y en una foto o vídeo”, asegura la portavoz de la marca, Susana Brito.
Aunque no existe un maquillaje universal para autofotos, sí que se está perfilando una estética propia de Instagram, la red social más propensa al selfie, que se enseña en centenares de tutoriales por Internet y que tiene sus propias normas.
Se busca, por ejemplo, que los ojos parezcan desmesuradamente abiertos, con ayuda de pestañas falsas o muy marcadas y se abusa de la técnica del contorno, esa técnica popularizada por las hermanas Kardashian que implica marcar líneas por toda la cara con iluminador antes de aplicar la base de maquillaje y requiere una gran maestría.
O personas con cosas mejores que hacer.