Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

5 sept 2015

Freddie Mercury habría cumplido hoy 69 años

El líder de Queen falleció en 1991 a los 45 años al día siguiente de anunciar que tenía sida.

Freddie Mercury y Brian May, el 13 de julio de 1985 en el estadio Wembley. / Getty

El líder del grupo británico Queen, Freddie Mercury, falleció el 24 del noviembre de 1991 a los 45 años. El artista británico murió en su casa de Kensington, Londres (Reino Unido) un día después de anunciar que estaba infectado por el virus del sida.

La anciana madre de Freddie Mercury desmitifica a su hijo.

 

El líder de Queen alimentó una imagen salvaje, provocativa y bisexual.

Hay una cosa en la que todo el mundo parece estar de acuerdo: nunca hubo un solo Freddie Mercury. Para el periodista Sean O’Hagan, de The Guardian, nada expresa esta idea mejor que la imagen del divo en el famoso vídeo de Bohemian rhapsody, rodado en 1975: “Un prisma, repetido como una representación caleidoscópica de sí mismo
Ahí estaba Freddie: el showman, el camaleón, el fantasioso en el más estricto sentido del término. Todos ellos eran tan solo pistas del que llegaría a ser con el tiempo”, escribe en uno de los textos que acompañan a Freddy mercury, the great pretender. A life in pictures, un libro recién publicado que sirve de homenaje visual al cantante fallecido el 21 de noviembre de 1991 a causa de una bronconeumonía asociada al sida.
Esas imágenes de las que habla O’Hagan son solo la cara visible del vocalista de Queen. 
Al parecer, había más. Algunas, muy alejadas de esa figura de personaje salvaje, histriónico, aficionado a las fiestas en las que no faltaba de nada. Como la de su 39º cumpleaños celebrada en un club de Múnich en 1985, que aparecerá en el documental The great pretender, que se publicará en DVD el lunes. “Hay cuero, culos desnudos, bigotes, strippers y está Brian May vestido como una bruja”, dice su director, Rhys Tomas
. Lo esperable, en suma.
“Freddie mantenía una estricta separación entre su trabajo, su hogar y su vida”, explicaba hace unas semanas la señora Jer Bulsara, de 90 años, en una entrevista con el Daily Telegraph. 
La señora Bulsara, que vive en un bungalow de tres habitaciones en la ciudad de Nottingham, es la madre de Freddie Mercury
. Él jamás habló de su bisexualidad en casa.
 Ni siquiera con ella. Ni cuando estuvo muy enfermo.
 “Evitaba ciertos temas para protegernos”, contaba. “Hoy habría sido diferente, pero entonces le habría resultado muy difícil contárnoslo, y nosotros lo respetábamos”.
Brian May ha dado vía libre a Sacha Baron Cohen (Borat) para rodar un biopic centrado en los orígenes de Queen
 La película recordará que Mercury tuvo una novia durante seis años, Mary Austin (un papel que se ha ofrecido a hacer Katy Perry)
. A pesar de que su relación se rompió cuando el cantante se inclinó por los hombres, dedicó a Austin la balada Love of my life y estableció en su testamento que ella heredara su casa de Londres.
Muchas de las fotos menos conocidas del libro que ahora se publica, fechadas en los años cincuenta, las ha donado su progenitora.
 Entre ellas, el retrato de un niño dentón de cuatro años con una guirnalda de flores en el pecho y un sombrero blanco de oración.
 U otra, realizada ese mismo día, en la que la señora Bulsara, vestida al estilo indio, y el pequeño Freddie, que entonces era Farrokh, se trasladan a un templo en un rickshaw, el taxi local de Zanzíbar, una especie de calesa de la que tira un conductor.
Porque antes de que naciera Mercury, el cantante de Queen, la superestrella del rock más teatral de la historia, en su lugar estaba Farrokh Bomi Bulsara, el hijo mayor de Jer y Bomi Bulsara, un funcionario indio de la Administración colonial británica, desplazado a la isla de Zanzíbar, en la actual Tanzania, por motivos laborales.
La familia Bulsara son parsis, seguidores de Zoroastro, al que se considera primer profeta de la historia.
 Una pequeña comunidad que apenas supera los 60.000 integrantes y que se agrupa principalmente en Bombay, donde son conocidos por las torres del silencio, unas estructuras circulares en las que colocan a sus muertos envueltos en un sudario para que los cadáveres sean devorados por los buitres.
La personalidad exuberante de Mercury no encajaba excesivamente bien en el conservadurismo del culto.
 Tras estudiar desde los ocho años en internados británicos de la India, fundó su primer grupo con 12. Cuando tenía 15, Tanzania se declaró independiente y la familia Bursala se trasladó a Reino Unido. Para sus padres y su hermana pequeña, Kashmira, que ahora tiene 60 años, fue un trauma, pero no para él, que descubrió en el Reino Unido de mediados de los sesenta un ambiente mucho más adecuado para sus intereses.
 “La mayoría de nuestra familia eran abogados o contables.
 Pero Freddie insistía en que él no era lo bastante listo y que lo que quería era bailar y cantar”, explicaba la señora Bulsara en aquella misma entrevista.
 Mientras buscaba el éxito con sus bandas de juventud, Mercury vendía ropa de segunda mano en el mercadillo de Kensington, despachaba el catering del aeropuerto de Heathrow o ejercía de mozo de almacén
. “Mi marido y yo pensamos que era una fase y confiábamos en que pronto entraría en razón y regresaría a estudiar cosas serias. Nunca ocurrió”.

 



 

Cartografía íntima de un escritor....................................................................... Winston Manrique Sabogal

Juan Cruz Ruiz publica 'El niño descalzo', una carta dirigida a su nieto y a su hija.

El periodista y escritor Juan Cruz Ruiz, el pasado miércoles, en el Café Gijón, de Madrid. / Claudio Alvarez (EL PAÍS)

Oliver, Eva y Juanillo son los tres niños en la edad del llanto y los porqués y del descubrimiento alegre de los números, uno, dos, tres, cuatro… donde nace el tiempo bajo el que Juan Cruz Ruiz (Puerto de la Cruz, Tenerife, 1948) desvela su cartografía más íntima.
 En ella trata de poner en orden su pasado y presente al dialogar con su nieto, con su hija y con él mismo.
 Una carta privada a los tres y que hace pública en El niño descalzo (Alfaguara). Un libro que continúa el diálogo con su infancia tras La foto de los suecos (sobre su barrio) y Ojalá octubre (sobre su padre).
El rumor del mar oloroso a salitre acompaña esta confesión de 49 capítulos breves que son exploraciones a los orígenes de muchas cosas en la vida de este periodista, editor y escritor: la lectura, la soledad, los miedos, la melancolía, el amor, el desamor, el silencio, el dolor, la risa, el frenesí, la decepción, la escritura, el sexo, la amistad, el perdón, la culpa y el periodismo, su vida.
Tengo un silencio por dentro que no se puede medir, es el océano Atlántico y el Pacífico juntos, pero no tan pacífico.

Eso es lo que me hace escribir.

Escribir me ordena, pero sobre todo me ordena el periodismo"
El rumor de la ciudad olorosa a café acompaña este fin de verano los recuerdos del autor en el primer sitio donde vino a Madrid, por allá a comienzos de los años 70, cuando dejó su isla, el Café Gijón. Entonces dice que “era y es, sobre todo, un joven poeta”.
 El libro es una prueba del ritmo de Juan Cruz, escrito de primavera de 2013 a primavera de 2015 y en diferentes países. Como el periodismo que no duerme y sus días que parecen de 25 horas.
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“Tengo cierta nostalgia por ese tiempo.
Un periodista lo es haciendo periodismo.
 Cuenta la vida. El jefe da órdenes y mi vocación es la de periodista”, dice Cruz, adjunto a la dirección de EL PAÍS, y vinculado al periódico desde su fundación, en 1976, solo con el paréntesis de editor de Alfaguara y director de la Oficina del Autor del Grupo Prisa, entre 1992 y 2005.
Escribir, escribir, ese es su verbo preferido. ¿Por qué? “
Yo tengo mucho dolor.
A mí me conmueven muchas cosas, escribo lo que me conmueve. Tengo dos personalidades: una es la visible con la que la gente considera que soy un hombre con muchos recursos y creen que soy simpático o dicharachero, pero tengo un silencio por dentro que no se puede medir, es el océano Atlántico y el Pacífico juntos, pero no tan pacífico.
 Eso es lo que me hace escribir. Escribir me ordena, pero sobre todo me ordena el periodismo”.
Quería escribir un libro sobre la infancia de Eva por ocuparme tan poco de ella. Tenía una deuda, la tengo”
Y El niño descalzo le ha ordenado su vida privada.
“Es un libro sobre el tiempo. Yo estaba jubilado del periódico, no del periodismo, porque ahora cuando me ha llamado el director me he convertido en un jubilado activo.
 Del latigazo del tiempo me salva la evidencia del nieto que prolonga la alegría de vivir.
 El tiempo para mí no son los años sino el ánimo con que los afrontas. El tiempo es el espejo que va por dentro”.
El suyo tiene algunos fantasmas, como el niño Juanillo suspendido justo en el vacío, luego de que su madre lo lanzara hacia arriba en el juego infantil y que espera que lo reciba en brazos.
“La soledad que manifiesto no es mi soledad, porque soy muy sociable, soy un solitario que no está en soledad.
Tengo la soledad de quienes me han precedido... Por esa razón escribo tanto de los que no están, porque sí están. Nosotros los prolongamos”.
Es lo que le recuerda a su hija y a su nieto. Aquellos difuntos amados, madre y padre, y su prolongación en Eva y Oliver son los pilares de El niño descalzo junto a Pilar, su esposa, y una escena vivida cuando en su habitación infantil su padre fue amenazado con un cuchillo.
 Y la necesidad de saldar una deuda.
“Viví una época de mucho trabajo en Londres en los 70, ya era un obseso del periodismo. Eva era pequeña y presté poca atención a mi familia. Quería escribir un libro sobre la infancia de Eva por ocuparme tan poco de ella. Tenía una deuda, la tengo”.

 Internet y periodismo

 Juan Cruz no quería estar solo, y ve cómo la soledad de la gente se evidencia en las redes sociales.
“Esa es la expresión de un enorme desasosiego social que vivimos y que aprovechan las multinacionales.
 Es el gran negocio del desasosiego.
 Ahora creemos que es mejor periodista el que acusa sin exponer argumentos y no contrasta.
 El que más grita. Es parte del efecto de las redes sociales. Olvidamos la esencia del periodismo. Y la esencia es el contraste.
 El respeto a las distintas posiciones, la denuncia con datos y argumentos, lo que fue siempre”.
El origen del periodismo le viene de cuando niño estaba en casa con asma y no podía salir mucho y a determinadas horas su madre le pedía silencio para escuchar las noticias de la radio.
“El origen es la necesidad que me creó la radio de conocer mundo, una manera de salir de casa”
Juan Cruz Ruiz es un hombre siempre en tránsito que se autorretrata:
“Soy una persona que tiene miedo y que corre, que corre detrás de una noticia, de un hecho, de la alegría. Corro para perder el miedo, ese soy yo”.

 

“Hay una cosa que he hecho bien, protegerme”...................................................... Luis Gómez

A Jorge Javier Vázquez le aburre el término telebasura y no quiere que Cataluña sea independiente. 

El presentador estrena programa de televisión y obra de teatro.

A él le aburre la tele basura y a mi. No sopoto más ese programa de cambiar a la gente y regalar cosas, eso no es un cambio eso es una copia de otro programa, no lo emitan mas por favor.

Ahora JJ se va al teatro , con ese aire de divismo de contar su vida que no me interesa para nada.

Jorge Javier Vázquez
Jorge Javier Vázquez, en Málaga. / Daniel García Santo

Jorge Javier Vázquez vive su semana fantástica. Polémico y ahora parece ser que poliédrico. Estrena programa en Telecinco (Cámbiame) y ayer en Málaga obra de teatro (Iba en serio), como actor y como autor, en un musical basado en un libro autobiográfic
o. Son ganas de contar su vida con 45 años cumplidos.
Pregunta. Por la programación va a ser un actor de fin de semana, un actor dominguero.
Respuesta. Bueno, dominguero y lunero, porque domingo y lunes son los días que tengo libre por el trabajo.
P. ¿No es una desfachatez presentarse como actor en una obra autobiográfica?
R. Supongo que, visto así, sí.
 Después de tantos años no encuentro motivos para justificarme. ¿Es una desfachatez? Supongo que perdería en ese debate.
 Tampoco le presto mucha atención.
P. ¿Qué hay en su vida que merezca ser llevada a un escenario?
R. No creo que solo en mi vida.
Creo que la vida de todo el mundo tiene motivos para ser llevada a un escenario.
 Eso lo he aprendido presentando el programa Hay una cosa que te quiero decir, donde me encontraba con historias que eran auténticas novelas y eran de gente anónima.
Tenemos muy mitificado lo que significa aquello que debe ser llevado al cine o a una novela.
P. La obra se va a difundir en teatros públicos y eso ha motivado críticas.
R. No solo teatros públicos, también privados.
P. Dijo hace tiempo que lo que más miedo le daba era ser actor
. ¿No será que como presentador ya interpretaba un papel?
R. Entiendo que todo esto que estoy haciendo esté llamando mucho la atención
. Tengo la impresión de que la gente piensa que yo de la noche a la mañana me he montado un chiringuito y ahora me lanzo a las calles como actor, como productor y como lo que sea.
 Tengo un autor y director detrás que es Juan Carlos Rubio, que es uno de los autores más respetados de este país.
Tengo a uno de los mejores directores musicales que es Jaime Aguado.
 Tengo a Kiti Mánver que es premio Goya y no sé cuántos premios más, entonces, cuando me hacen esa pregunta, también me gustaría que me preguntaran por todo lo que me rodea.
No es eso de, ahora me monto una historia.
 Mire, si hay una cosa que he hecho bien, es protegerme.
P. Cuando fue criticado por recibir el premio Ondas, usted habló de una casta de periodistas. Ahora, vendrán los actores.
Se va a convertir en un personaje anti casta.
R. Probablemente, pero tampoco voy a pedir permiso para dar cualquier paso de mi vida
. Nadie me lo pide a mí. ¿Por qué tengo que hacerlo?
P. Le molesta mucho el término telebasura.
R. No me molesta. Me aburre.
 Cuando un periodista me lo dice, desconecto y pienso en otras cosas. Llevo 10 años escuchándolo. A los presentadores se nos pide que vayamos un paso más allá, que sorprendamos, pero a los periodistas no se les pide lo mismo.
 Así que pienso, ¿otra vez?
P. Usted prefiere el término Fast tv
R. Televisión rápida. Digo que los presentadores somos cromos intercambiables destinados al olvido. No somos más que eso.
P. ¿La audiencia por la audiencia?
R. En mi caso entretener.
 No aspiro a más.
P. Un psiquiatra le recomendó a un familiar que vieran sus programas como terapia.
R. Seguramente se lo recomendó para que se diera cuenta de que había gente peor que él.
P. ¿Debe existir algún límite?
R. Eso de los límites me hace gracia. No me gusta esa expresión. Me parece como antigua. Los límites de ahora no son los de antes.
Todo cambia en la sociedad pero parece que la televisión tiene que estar anclada en ciertos parámetros.
P. En algunos programas se descuartiza a un personaje.
R. No sé si se ha llegado a producir, pero en cualquier caso, no hacemos periodismo sino entretenimiento.
Cuando se produce lo de Bárcenas o lo de Rato, ¿no se produce también un descuartizamiento?
P. Estuvo cerca del Opus Dei. ¿Imprime carácter?
R. Imprime carácter en el punto de santificar el trabajo.
Y de tener miedo a decir que no a algún trabajo.
También es una paradoja hablar de santificar el trabajo en lo que yo hago.
P. Es catalán. ¿Tiene opinión sobre estas elecciones?
R. Lo sigo con mucho interés.
Estoy cada vez más descolocado con el asunto del 3% y con la sensación de que en ningún momento nos están contando lo que está pasando y lo que va a pasar
. No creo que Artur Mas sea la persona adecuada para llevar a cabo ese proceso que él pretende.
P. ¿Le gustaría que Cataluña se vaya de España?
R. No me gustaría que Cataluña fuera independiente, pero quien soy yo para negarles el derecho a decidir.

 

Factoría de comunicación Rivera Ordóñez............................................................................ Antonio Lorca

Los hermanos han reaparecido esta temporada pero su vida lejos de los ruedos ha engullido su retorno.

Francisco Rivera Ordóñez da la alternativa a su hermano Cayetano. / efe

Los hermanos Rivera Ordóñez, Francisco y Cayetano, forman un tándem casi perfecto; y posiblemente no lo pretendan.
 Pero son en sí mismos un producto moderno, con un inagotable caudal informativo que no se detiene nunca.
 Toreros por la gracia de sus genes —biznietos, nietos, hijos, sobrinos y primos de héroes enfundados en trajes de luces—, pero, por encima de todo, personajes públicos que han conseguido oscurecer su fulgurante paso por los ruedos para reinar con esplendor en la crónica del cotilleo nacional, no exentos de admiración, envidia y curiosidad pasajera.
Pero dentro o fuera del vestío de torear no paran; cuando no es un embarazo, es un nacimiento; o un anuncio de boda, una retirada y una reaparición, una caída de un cartel, la promoción de un reloj o una colonia; una vuelta al mundo con fines solidarios o, y eso ha sido lo peor, una muy grave cogida que a punto ha estado de quitar de la circulación mundana al hermano mayor.
 Pero está claro que uno y otro son incombustibles
. Cuando parece que un manto de silencio se les acerca amenazante, renacen cual ave fénix para ocupar las primeras páginas de interés general.
Ahí está Cayetano, que acaba de anunciar que se casa el 6 de noviembre con la modelo y presentadora Eva González, con la que ha mantenido un tira y afloja sentimental hasta que ha prevalecido el mutuo acuerdo
. Pero no le anda a la zaga su hermano, que no ha dudado en levantarse de la cama para presentar a su nueva hija, Carmen, que ha llegado al mundo con el pan de la recuperación de su padre, que se asustó, y con razón, cuando se vio las tripas mientras lo trasladaban a la enfermería de la plaza de Huesca.
 Y el culpable, un toro.
Los diestros Antonio Ordóñez (i) y Paquirri (d) son sacados a hombros de la plaza de Ronda, al finalizar la corrida goyesca en 1973. / efe
El toro; ese ha sido siempre el convidado de piedra que no se ha resistido a convertirse en protagonista y hacer añicos el culebrón social de los Rivera.
Ese toro de la ganadería de Albarreal que el 10 de agosto clavó un pitón en el vientre de Francisco y buscó con saña la columna vertebral del torero ha roto todos sus planes.
El primero, culminar una temporada de reaparición, satisfactoria en número de festejos —18 corridas ha lidiado y no podrá cumplir muchos contratos firmados—, y quien sabe si en euros, aunque poco exitosa en orejas con fundamento
. Ciertamente, en la vuelta de Paquirri a los ruedos ha pesado más su nombre que el vacío que produjo su marcha
. Los años no pasan en balde, y la de torero es una profesión a la que solo unos pocos pueden volver cuando quieren.
Y segundo, no podrá compartir esta tarde cartel con su hermano Cayetano y dos figuras, Morante de la Puebla y Manzanares, en la corrida goyesca de Ronda, una de las más emblemáticas de la tauromaquia contemporánea.
 Allí, en su centenaria plaza, reposan las cenizas del abuelo, el mítico Antonio Ordóñez, alma verdadera del festejo, y a quien cada año se rinde un merecido homenaje. Francisco ya ha anunciado que asistirá con traje de calle
. Nadie sabe si podrá reaparecer en la feria de Zaragoza o deberá esperar, que será lo más probable, a la próxima temporada para espantar los miedos que le acecharon en Huesca.
Lo de Cayetano es más liviano, pero igualmente frustrante.
Tras dos años dedicado a otros proyectos, tales como la publicidad, la formación empresarial y una vuelta al mundo, volvió a oler la profesión allá por mayo en la feria de Jerez de la Frontera.
 Dijo entonces que no venía "de visita", pero los hechos han demostrado que lo suyo no ha pasado de un saludo afectuoso.
 Solo ha participado en seis corridas de toros, no ha dejado recuerdos toreros y un percance sufrido en el campo el 8 de agosto lo ha tenido en descanso hasta hoy.
 Un percance nada grave —un esguince en el pulgar izquierdo—, que revela que su ambición es más corta, sin duda, que su afición.
El torero Cayetano Rivera Ordóñez brinda su último toro al lugar donde se encuentran las cenizas de su abuelo Antonio. / efe
Sea como fuere, ese manantial de noticias de los Rivera Ordóñez continua en ebullición.
 Tras la goyesca, la agenda está repleta: la boda de Cayetano y Eva, el viaje de novios, la nueva casa, las dudas sobre la incipiente o no barriguita de la desposada; el bautizo de Carmen, la completa recuperación del feliz papá, su reaparición ante el toro…
En fin, agotador
. Pero así es la dura vida de estos personajes que nacieron famosos y son reos de una buena estrella social que los ilumina con fuerza cuando su luz torera ha perdido toda intensidad.
Francisco volvió a los ruedos porque lo necesitaba, según su propia confesión, y para celebrar en triunfo sus 20 años como matador. No ha sido así.
 Le prometió a su esposa que solo sería un año, pero los acontecimientos quizá le obliguen a renegociar el acuerdo.
Es lo que tiene el toro; pero las dolorosas circunstancias de su inesperada retirada se han visto aliviadas, sin duda, por la infantil mirada de una nueva vida.
 Y Cayetano, con ese aire melancólico y aspecto indolente, sonríe ante la inminencia de su nuevo estado.
Ninguno de los dos ha triunfado en su nueva etapa torera. ¿Persistirán en su empeño? No lo parece.
 A Francisco solo le queda volver a la cara del toro para cerrar la herida del alma que sufrió en Huesca; y Cayetano solo está anunciado el 15 de septiembre en la feria de Murcia.
Decidan lo que decidan, la factoría de comunicación seguirá adelante.