Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

5 sept 2015

Cartografía íntima de un escritor....................................................................... Winston Manrique Sabogal

Juan Cruz Ruiz publica 'El niño descalzo', una carta dirigida a su nieto y a su hija.

El periodista y escritor Juan Cruz Ruiz, el pasado miércoles, en el Café Gijón, de Madrid. / Claudio Alvarez (EL PAÍS)

Oliver, Eva y Juanillo son los tres niños en la edad del llanto y los porqués y del descubrimiento alegre de los números, uno, dos, tres, cuatro… donde nace el tiempo bajo el que Juan Cruz Ruiz (Puerto de la Cruz, Tenerife, 1948) desvela su cartografía más íntima.
 En ella trata de poner en orden su pasado y presente al dialogar con su nieto, con su hija y con él mismo.
 Una carta privada a los tres y que hace pública en El niño descalzo (Alfaguara). Un libro que continúa el diálogo con su infancia tras La foto de los suecos (sobre su barrio) y Ojalá octubre (sobre su padre).
El rumor del mar oloroso a salitre acompaña esta confesión de 49 capítulos breves que son exploraciones a los orígenes de muchas cosas en la vida de este periodista, editor y escritor: la lectura, la soledad, los miedos, la melancolía, el amor, el desamor, el silencio, el dolor, la risa, el frenesí, la decepción, la escritura, el sexo, la amistad, el perdón, la culpa y el periodismo, su vida.
Tengo un silencio por dentro que no se puede medir, es el océano Atlántico y el Pacífico juntos, pero no tan pacífico.

Eso es lo que me hace escribir.

Escribir me ordena, pero sobre todo me ordena el periodismo"
El rumor de la ciudad olorosa a café acompaña este fin de verano los recuerdos del autor en el primer sitio donde vino a Madrid, por allá a comienzos de los años 70, cuando dejó su isla, el Café Gijón. Entonces dice que “era y es, sobre todo, un joven poeta”.
 El libro es una prueba del ritmo de Juan Cruz, escrito de primavera de 2013 a primavera de 2015 y en diferentes países. Como el periodismo que no duerme y sus días que parecen de 25 horas.
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“Tengo cierta nostalgia por ese tiempo.
Un periodista lo es haciendo periodismo.
 Cuenta la vida. El jefe da órdenes y mi vocación es la de periodista”, dice Cruz, adjunto a la dirección de EL PAÍS, y vinculado al periódico desde su fundación, en 1976, solo con el paréntesis de editor de Alfaguara y director de la Oficina del Autor del Grupo Prisa, entre 1992 y 2005.
Escribir, escribir, ese es su verbo preferido. ¿Por qué? “
Yo tengo mucho dolor.
A mí me conmueven muchas cosas, escribo lo que me conmueve. Tengo dos personalidades: una es la visible con la que la gente considera que soy un hombre con muchos recursos y creen que soy simpático o dicharachero, pero tengo un silencio por dentro que no se puede medir, es el océano Atlántico y el Pacífico juntos, pero no tan pacífico.
 Eso es lo que me hace escribir. Escribir me ordena, pero sobre todo me ordena el periodismo”.
Quería escribir un libro sobre la infancia de Eva por ocuparme tan poco de ella. Tenía una deuda, la tengo”
Y El niño descalzo le ha ordenado su vida privada.
“Es un libro sobre el tiempo. Yo estaba jubilado del periódico, no del periodismo, porque ahora cuando me ha llamado el director me he convertido en un jubilado activo.
 Del latigazo del tiempo me salva la evidencia del nieto que prolonga la alegría de vivir.
 El tiempo para mí no son los años sino el ánimo con que los afrontas. El tiempo es el espejo que va por dentro”.
El suyo tiene algunos fantasmas, como el niño Juanillo suspendido justo en el vacío, luego de que su madre lo lanzara hacia arriba en el juego infantil y que espera que lo reciba en brazos.
“La soledad que manifiesto no es mi soledad, porque soy muy sociable, soy un solitario que no está en soledad.
Tengo la soledad de quienes me han precedido... Por esa razón escribo tanto de los que no están, porque sí están. Nosotros los prolongamos”.
Es lo que le recuerda a su hija y a su nieto. Aquellos difuntos amados, madre y padre, y su prolongación en Eva y Oliver son los pilares de El niño descalzo junto a Pilar, su esposa, y una escena vivida cuando en su habitación infantil su padre fue amenazado con un cuchillo.
 Y la necesidad de saldar una deuda.
“Viví una época de mucho trabajo en Londres en los 70, ya era un obseso del periodismo. Eva era pequeña y presté poca atención a mi familia. Quería escribir un libro sobre la infancia de Eva por ocuparme tan poco de ella. Tenía una deuda, la tengo”.

 Internet y periodismo

 Juan Cruz no quería estar solo, y ve cómo la soledad de la gente se evidencia en las redes sociales.
“Esa es la expresión de un enorme desasosiego social que vivimos y que aprovechan las multinacionales.
 Es el gran negocio del desasosiego.
 Ahora creemos que es mejor periodista el que acusa sin exponer argumentos y no contrasta.
 El que más grita. Es parte del efecto de las redes sociales. Olvidamos la esencia del periodismo. Y la esencia es el contraste.
 El respeto a las distintas posiciones, la denuncia con datos y argumentos, lo que fue siempre”.
El origen del periodismo le viene de cuando niño estaba en casa con asma y no podía salir mucho y a determinadas horas su madre le pedía silencio para escuchar las noticias de la radio.
“El origen es la necesidad que me creó la radio de conocer mundo, una manera de salir de casa”
Juan Cruz Ruiz es un hombre siempre en tránsito que se autorretrata:
“Soy una persona que tiene miedo y que corre, que corre detrás de una noticia, de un hecho, de la alegría. Corro para perder el miedo, ese soy yo”.

 

“Hay una cosa que he hecho bien, protegerme”...................................................... Luis Gómez

A Jorge Javier Vázquez le aburre el término telebasura y no quiere que Cataluña sea independiente. 

El presentador estrena programa de televisión y obra de teatro.

A él le aburre la tele basura y a mi. No sopoto más ese programa de cambiar a la gente y regalar cosas, eso no es un cambio eso es una copia de otro programa, no lo emitan mas por favor.

Ahora JJ se va al teatro , con ese aire de divismo de contar su vida que no me interesa para nada.

Jorge Javier Vázquez
Jorge Javier Vázquez, en Málaga. / Daniel García Santo

Jorge Javier Vázquez vive su semana fantástica. Polémico y ahora parece ser que poliédrico. Estrena programa en Telecinco (Cámbiame) y ayer en Málaga obra de teatro (Iba en serio), como actor y como autor, en un musical basado en un libro autobiográfic
o. Son ganas de contar su vida con 45 años cumplidos.
Pregunta. Por la programación va a ser un actor de fin de semana, un actor dominguero.
Respuesta. Bueno, dominguero y lunero, porque domingo y lunes son los días que tengo libre por el trabajo.
P. ¿No es una desfachatez presentarse como actor en una obra autobiográfica?
R. Supongo que, visto así, sí.
 Después de tantos años no encuentro motivos para justificarme. ¿Es una desfachatez? Supongo que perdería en ese debate.
 Tampoco le presto mucha atención.
P. ¿Qué hay en su vida que merezca ser llevada a un escenario?
R. No creo que solo en mi vida.
Creo que la vida de todo el mundo tiene motivos para ser llevada a un escenario.
 Eso lo he aprendido presentando el programa Hay una cosa que te quiero decir, donde me encontraba con historias que eran auténticas novelas y eran de gente anónima.
Tenemos muy mitificado lo que significa aquello que debe ser llevado al cine o a una novela.
P. La obra se va a difundir en teatros públicos y eso ha motivado críticas.
R. No solo teatros públicos, también privados.
P. Dijo hace tiempo que lo que más miedo le daba era ser actor
. ¿No será que como presentador ya interpretaba un papel?
R. Entiendo que todo esto que estoy haciendo esté llamando mucho la atención
. Tengo la impresión de que la gente piensa que yo de la noche a la mañana me he montado un chiringuito y ahora me lanzo a las calles como actor, como productor y como lo que sea.
 Tengo un autor y director detrás que es Juan Carlos Rubio, que es uno de los autores más respetados de este país.
Tengo a uno de los mejores directores musicales que es Jaime Aguado.
 Tengo a Kiti Mánver que es premio Goya y no sé cuántos premios más, entonces, cuando me hacen esa pregunta, también me gustaría que me preguntaran por todo lo que me rodea.
No es eso de, ahora me monto una historia.
 Mire, si hay una cosa que he hecho bien, es protegerme.
P. Cuando fue criticado por recibir el premio Ondas, usted habló de una casta de periodistas. Ahora, vendrán los actores.
Se va a convertir en un personaje anti casta.
R. Probablemente, pero tampoco voy a pedir permiso para dar cualquier paso de mi vida
. Nadie me lo pide a mí. ¿Por qué tengo que hacerlo?
P. Le molesta mucho el término telebasura.
R. No me molesta. Me aburre.
 Cuando un periodista me lo dice, desconecto y pienso en otras cosas. Llevo 10 años escuchándolo. A los presentadores se nos pide que vayamos un paso más allá, que sorprendamos, pero a los periodistas no se les pide lo mismo.
 Así que pienso, ¿otra vez?
P. Usted prefiere el término Fast tv
R. Televisión rápida. Digo que los presentadores somos cromos intercambiables destinados al olvido. No somos más que eso.
P. ¿La audiencia por la audiencia?
R. En mi caso entretener.
 No aspiro a más.
P. Un psiquiatra le recomendó a un familiar que vieran sus programas como terapia.
R. Seguramente se lo recomendó para que se diera cuenta de que había gente peor que él.
P. ¿Debe existir algún límite?
R. Eso de los límites me hace gracia. No me gusta esa expresión. Me parece como antigua. Los límites de ahora no son los de antes.
Todo cambia en la sociedad pero parece que la televisión tiene que estar anclada en ciertos parámetros.
P. En algunos programas se descuartiza a un personaje.
R. No sé si se ha llegado a producir, pero en cualquier caso, no hacemos periodismo sino entretenimiento.
Cuando se produce lo de Bárcenas o lo de Rato, ¿no se produce también un descuartizamiento?
P. Estuvo cerca del Opus Dei. ¿Imprime carácter?
R. Imprime carácter en el punto de santificar el trabajo.
Y de tener miedo a decir que no a algún trabajo.
También es una paradoja hablar de santificar el trabajo en lo que yo hago.
P. Es catalán. ¿Tiene opinión sobre estas elecciones?
R. Lo sigo con mucho interés.
Estoy cada vez más descolocado con el asunto del 3% y con la sensación de que en ningún momento nos están contando lo que está pasando y lo que va a pasar
. No creo que Artur Mas sea la persona adecuada para llevar a cabo ese proceso que él pretende.
P. ¿Le gustaría que Cataluña se vaya de España?
R. No me gustaría que Cataluña fuera independiente, pero quien soy yo para negarles el derecho a decidir.

 

Factoría de comunicación Rivera Ordóñez............................................................................ Antonio Lorca

Los hermanos han reaparecido esta temporada pero su vida lejos de los ruedos ha engullido su retorno.

Francisco Rivera Ordóñez da la alternativa a su hermano Cayetano. / efe

Los hermanos Rivera Ordóñez, Francisco y Cayetano, forman un tándem casi perfecto; y posiblemente no lo pretendan.
 Pero son en sí mismos un producto moderno, con un inagotable caudal informativo que no se detiene nunca.
 Toreros por la gracia de sus genes —biznietos, nietos, hijos, sobrinos y primos de héroes enfundados en trajes de luces—, pero, por encima de todo, personajes públicos que han conseguido oscurecer su fulgurante paso por los ruedos para reinar con esplendor en la crónica del cotilleo nacional, no exentos de admiración, envidia y curiosidad pasajera.
Pero dentro o fuera del vestío de torear no paran; cuando no es un embarazo, es un nacimiento; o un anuncio de boda, una retirada y una reaparición, una caída de un cartel, la promoción de un reloj o una colonia; una vuelta al mundo con fines solidarios o, y eso ha sido lo peor, una muy grave cogida que a punto ha estado de quitar de la circulación mundana al hermano mayor.
 Pero está claro que uno y otro son incombustibles
. Cuando parece que un manto de silencio se les acerca amenazante, renacen cual ave fénix para ocupar las primeras páginas de interés general.
Ahí está Cayetano, que acaba de anunciar que se casa el 6 de noviembre con la modelo y presentadora Eva González, con la que ha mantenido un tira y afloja sentimental hasta que ha prevalecido el mutuo acuerdo
. Pero no le anda a la zaga su hermano, que no ha dudado en levantarse de la cama para presentar a su nueva hija, Carmen, que ha llegado al mundo con el pan de la recuperación de su padre, que se asustó, y con razón, cuando se vio las tripas mientras lo trasladaban a la enfermería de la plaza de Huesca.
 Y el culpable, un toro.
Los diestros Antonio Ordóñez (i) y Paquirri (d) son sacados a hombros de la plaza de Ronda, al finalizar la corrida goyesca en 1973. / efe
El toro; ese ha sido siempre el convidado de piedra que no se ha resistido a convertirse en protagonista y hacer añicos el culebrón social de los Rivera.
Ese toro de la ganadería de Albarreal que el 10 de agosto clavó un pitón en el vientre de Francisco y buscó con saña la columna vertebral del torero ha roto todos sus planes.
El primero, culminar una temporada de reaparición, satisfactoria en número de festejos —18 corridas ha lidiado y no podrá cumplir muchos contratos firmados—, y quien sabe si en euros, aunque poco exitosa en orejas con fundamento
. Ciertamente, en la vuelta de Paquirri a los ruedos ha pesado más su nombre que el vacío que produjo su marcha
. Los años no pasan en balde, y la de torero es una profesión a la que solo unos pocos pueden volver cuando quieren.
Y segundo, no podrá compartir esta tarde cartel con su hermano Cayetano y dos figuras, Morante de la Puebla y Manzanares, en la corrida goyesca de Ronda, una de las más emblemáticas de la tauromaquia contemporánea.
 Allí, en su centenaria plaza, reposan las cenizas del abuelo, el mítico Antonio Ordóñez, alma verdadera del festejo, y a quien cada año se rinde un merecido homenaje. Francisco ya ha anunciado que asistirá con traje de calle
. Nadie sabe si podrá reaparecer en la feria de Zaragoza o deberá esperar, que será lo más probable, a la próxima temporada para espantar los miedos que le acecharon en Huesca.
Lo de Cayetano es más liviano, pero igualmente frustrante.
Tras dos años dedicado a otros proyectos, tales como la publicidad, la formación empresarial y una vuelta al mundo, volvió a oler la profesión allá por mayo en la feria de Jerez de la Frontera.
 Dijo entonces que no venía "de visita", pero los hechos han demostrado que lo suyo no ha pasado de un saludo afectuoso.
 Solo ha participado en seis corridas de toros, no ha dejado recuerdos toreros y un percance sufrido en el campo el 8 de agosto lo ha tenido en descanso hasta hoy.
 Un percance nada grave —un esguince en el pulgar izquierdo—, que revela que su ambición es más corta, sin duda, que su afición.
El torero Cayetano Rivera Ordóñez brinda su último toro al lugar donde se encuentran las cenizas de su abuelo Antonio. / efe
Sea como fuere, ese manantial de noticias de los Rivera Ordóñez continua en ebullición.
 Tras la goyesca, la agenda está repleta: la boda de Cayetano y Eva, el viaje de novios, la nueva casa, las dudas sobre la incipiente o no barriguita de la desposada; el bautizo de Carmen, la completa recuperación del feliz papá, su reaparición ante el toro…
En fin, agotador
. Pero así es la dura vida de estos personajes que nacieron famosos y son reos de una buena estrella social que los ilumina con fuerza cuando su luz torera ha perdido toda intensidad.
Francisco volvió a los ruedos porque lo necesitaba, según su propia confesión, y para celebrar en triunfo sus 20 años como matador. No ha sido así.
 Le prometió a su esposa que solo sería un año, pero los acontecimientos quizá le obliguen a renegociar el acuerdo.
Es lo que tiene el toro; pero las dolorosas circunstancias de su inesperada retirada se han visto aliviadas, sin duda, por la infantil mirada de una nueva vida.
 Y Cayetano, con ese aire melancólico y aspecto indolente, sonríe ante la inminencia de su nuevo estado.
Ninguno de los dos ha triunfado en su nueva etapa torera. ¿Persistirán en su empeño? No lo parece.
 A Francisco solo le queda volver a la cara del toro para cerrar la herida del alma que sufrió en Huesca; y Cayetano solo está anunciado el 15 de septiembre en la feria de Murcia.
Decidan lo que decidan, la factoría de comunicación seguirá adelante.

 

4 sept 2015

Anjelica encuentra su sitio............................................................Margot Molina

La actriz y modelo repasa su vida en 'Mírame bien', que acaba de salir en castellano.

 Una existencia rodeada de grandes del cine y a la sombra de dos grandes del cine: John Huston y Jack Nicholson.

Retrato de Anjelica Huston. / Chris Felver (Getty)

Formar parte de la primera saga de Hollywood con tres generaciones seguidas de oscarizados tiene que pesar lo suyo.
 Sin embargo, Anjelica Huston soporta esa responsabilidad con una elegancia y sencillez envidiables. Las mismas cualidades de las que se ha servido para escribir sus memorias, una empresa que le ha llevado más de tres años y cuya primera parte se ha publicado esta semana en castellano. Mírame bien (Lumen) relata a través de casi 700 páginas su infancia en la casa familiar de St. Clerans, en Irlanda, rodeada de mitos del cine universal como Marlon Brando o Peter O’Toole; su rebelde adolescencia; su catastrófico estreno como actriz bajo las órdenes de su padre, el gran John Huston, en Paseo por el amor y la muerte (1969); el fallecimiento de su madre, la bailarina Enrica Soma, en un accidente de tráfico; sus primeros años de modelo en Nueva York, sus amores…
 La actriz y directora ha buceado en su pasado sin ayuda de un escritor en la sombra, lo ha hecho ella misma y a mano, apoyándose en cartas, diarios, recuerdos de sus amigos y, sobre todo, en su portentosa memoria.
“Tú tienes que ser responsable no solo de tu propia vida, sino también de las palabras que eliges para contarla
. Un negro tiene que intentar meterse en tu piel, imaginar cómo te sientes para poder contarlo, y pensé que eso nunca funcionaría”,
explica Anjelica Huston (Los Ángeles, Estados Unidos, 1951) por teléfono desde su casa cerca de Malibú, en la escarpada costa del Pacífico, a la que se mudó tras la muerte de su esposo, el escultor Robert Graham, en 2008.
Además de ser tozuda e inteligente como su padre, ha heredado del director de La reina de África —película que John Huston estaba rodando cuando ella nació— una fina ironía que exhibe también en sus escritos.
Anjelica Huston celebra sus 35 años junto Jck Nicholson en un club de Silver Lake en Los Ángeles, 1986. / Phyllis Somer
Pregunta. Lo primero que sorprende de sus memorias es la profusión de nombres, fechas y lugares que despliega. ¿Cómo puede usted acordarse de tantos detalles?
Respuesta. Cuando era niña tuve una infancia muy simple, en el campo.
 No estaba expuesta a las influencias de la ciudad, a la televisión.
 Claro que también me he apoyado en mis notas, siempre lo he guardado todo, mis diarios y las cartas de mis padres.
 Nunca tiro nada y he sido muy fiel a todos esos escritos.
P. ¿Le ha costado más escribir que actuar?
R. En parte es lo mismo, ambos son trabajos de creación
. Cuando actúas te metes dentro del personaje y al escribir estás reviviendo esas situaciones, es casi como representarlas
. No puedo decir qué me gusta más, son experiencias distintas.
P. Usted narra experiencias dolorosas, como la pelea que tuvo con su padre cuando, con 14 años, bailó “meneando las cachas” en una fiesta y él se lo recriminó; su intento de suicidio cuando salía con el fotógrafo Bob Richardson, o el trágico accidente de su madre, que falleció a los 39 años.
 ¿Le ha costado sincerarse?
Anjelica Huston posa imitando al hombre del anuncio de Malboro en Montana (1975). / Joan Juliet Buk
R. Si la experiencia que estás narrando fue algo que te produjo dolor, tiene que doler escribir sobre ella, porque tienes que ser capaz de volver allí y experimentar otra vez esos sentimientos.
 Si no lo haces de verdad, no merece la pena.
 Una copa de vino, de vez en cuando, te ayuda.
Recuerda la niña que hizo de todo para conquistar el corazón de su “casi siempre ausente” padre
. La pequeña Anjelica no dudaba en volver a montar su pony, aún maltrecha por la caída, cuando su padre le decía:
 “¡No me digas que has perdido el coraje!”. El amor a los caballos es una constante en la existencia de Anjelica Huston, quien se resarció de las malas críticas que recibió tras su debut en Paseo por el amor y la muerte cuando en 1985 obtuvo el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto por su papel en El honor de los Prizzi, película que la consagró junto a dos de los hombres más importantes de su vida: John Huston y Jack Nicholson, con quien mantuvo una tempestuosa relación durante 17 años.
 Esa estatuilla convirtió a los Huston en el primer clan con tres generaciones de premiados.
 Antes habían sido galardonados el abuelo Walter por mejor actor (El tesoro de Sierra Madre, 1948) y el padre, John, por mejor director y mejor guion adaptado en la misma cinta.
 La proeza la repitieron después los Coppola.
­P. ¿Sigue usted montando a caballo?
R. Sí, pero no todos los días, porque están en una finca a más de tres horas de casa.
Tengo cinco caballos y, aunque algunos están muy viejos, monto a un par de ellos de vez en cuando. Me encantan los animales salvajes, creo que me gustan todos salvo los cocodrilos y las serpientes, porque no muestran sus sentimientos.
P. La casa de su infancia en St. Clerans, en el condado de Galway, debía de ser un auténtico museo con antigüedades de todo el mundo y obras de Monet, Toulouse-Lautrec… ¿Qué ha ocurrido con esos tesoros? ¿Conserva usted algo?
R. Mi padre vendió la finca a mediados de los setenta con casi todo lo que tenía
. Antes nos preguntó a sus hijos si queríamos conservar algo.
 Yo elegí una pequeña escultura de Rodin, el bronce de una familia que teníamos en el salón.
 Y es gracioso porque últimamente me han dicho que puede ser falsa
. Creo que me la llevaré al Museo Rodin de París alguna vez para que la vean; pero incluso si no fuese auténtica me la quedaría, porque el sentimiento que representa para mí sí lo es.
 De mi madre también conservo muchas joyas, sus trajes de ballet y fotos.
John Huston le da indicaciones a su hija durante el rodaje de la película 'Paseo por el amor y la muerte'. (1969) / Bettmann (Corbis)
P. Tanto en su filmografía, con su icónica encarnación de Morticia Adams, como en su vida parece que se siente más atraída por el lado oscuro…
R. Todas las niñas queremos ser princesas, pero a mí me tocó representar el otro lado, me resultaba más fácil.
 Toda bruja es una princesa frustrada.
P. ¿Fue ese lado oscuro el que le llevó hasta las fotografías del torero Manolete como describe en sus memorias?
R. Era una imagen muy poderosa, yo estaba fascinada por la idea de un hombre que se ponía frente a un toro y estaba dispuesto a morir.
 Siempre me fascinó la idea de la muerte, y recuerdo muy claramente esas dramáticas fotografías que mi padre tenía en el baño.
P. ¿Ha visto alguna corrida de toros?
R. La primera fue en Barcelona y salí corriendo a los 10 minutos; después asistí a otra en Madrid y tampoco me gustó, pero me quedé porque a Robert [con quien estuvo casada de 1992 hasta su fallecimiento en 2008] le gustaba mucho.
Además, hace unos 10 años asistí a otra en México DF. El Palacio de Bellas Artes le había organizado una exposición a mi marido y parte de la fiesta era una capea con un pequeño toro. Después de varios tequilas me animé y dije: “Yo lo hago”, y salí al ruedo con un capote, pero el toro estaba más interesado en mis pantalones rojos y tuve que salir corriendo y esconderme tras el burladero.
La actriz monta un purasangre irlandés en Wicklow en 1988. / David Bailey
P. Al escribir sobre su vida ha podido revivir aciertos y errores. ¿Cambiaría algo si pudiese?
R. Creo que no, probablemente volvería a hacerlo todo otra vez.
 Quizá sería un poco más cauta; pero en cuestiones del corazón, uno se siente atraído siempre por el mismo tipo de persona, y eso no lo puedes controlar.
Supongo que si volviese a encontrarme con Ryan [O’Neal] y con Jack [Nicholson], sentiría por ellos lo mismo que la primera vez.
 Pienso que la única diferencia sería que tardaría menos tiempo en tomar ciertas decisiones.
P. Tiene usted una vida de película. ¿Le gustaría verla en la gran pantalla?
R. Hace dos años, al poco de salir el libro en Estados Unidos, una persona vino a verme para planteármelo, pero no adelantaré nada porque soy muy supersticiosa.
 La productora ya tiene un escritor que está trabajando en el guion y, hasta ahora, me han gustado mucho sus propuestas, aunque de momento solo son eso, propuestas.
La modelo que revolucionó Londres en los locos años setenta, la actriz que conquistó Hollywood una década después descubre su lado más vulnerable en Mírame bien, una ventana al corazón de un niña que siempre ha buscado la aprobación de los demás y que, por fin, ha encontrado la más importante: la de Anjelica Huston.