Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

4 sept 2015

Cine en el Louvre ocupado.................................................... Tommaso Koch

El ruso Aleksandr Sokurov compite en Venecia con ‘Francofonia’,su regreso tras 'Hermitage'.

 

Fotograma de 'Francofonia'.

Para buena parte del público Aleksandr Sokurov debe de sonar más a trabalenguas que a cine.
En el festival de Venecia, sin embargo, el director ruso es una institución, más aun desde que se llevó el León de Oro por Fausto.
  Tanto que algunos hasta tienen un método especial aplicado a sus películas
. “Decidí desde el principio que la vería al menos dos veces, quizás tres”, decía un joven a su amigo, justo después de la proyección de Francofonia. “Obvio.
 Y creo que hay que dejar pasar al menos 70 horas antes de formular un juicio”, respondía el otro.
 A falta de tanto tiempo para opinar, la sala Darsena acogió ayer el nuevo filme de Sokurov con el mayor aplauso que se haya escuchado en el concurso oficial hasta la fecha.
Con un tremendo esfuerzo de síntesis y simplificación, se podría decir que Francofonia es el regreso del veterano director siberiano a los museos.
Tras la atrevidísima El arca rusa, un único plano secuencia de 96 minutos rodado en el Hermitage de San Petersburgo en 2002, ahora Sokurov se mide con el Louvre.
 El museo, de hecho, cofinancia el proyecto, filmado en sus pasillos y que relata la ocupación nazi de París en 1940.
 En concreto, el filme se centra en la relación entre el entonces director de la pinacoteca, Jacques Jaujard, y el oficial alemán encargado de la protección del arte, Franziskus Wolff-Metternich, enemigos y sin embargo aliados para salvar los tesoros que quedaban en el museo –muchos ya habían sido evacuados o escondidos-.
Pero Francofonia va mucho más allá. Al hilo principal se suman imágenes de archivo y otras rodadas como si lo fueran, la Libertad del célebre cuadro de Delacroix y Napoleón sentados juntos frente a la Gioconda, las reflexiones en voz alta del cineasta sobre la cultura y el pueblo y sus conversaciones telefónicas con su amigo Dirk, un capitán de un barco que lleva containers llenos de obras de arte y se halla en medio de una tormenta. El filme es, además, un homenaje de Sokurov “a los valores de Francia”, como contó el director ante la prensa. Lo cierto es que quizás ni 70 horas sean suficientes para entender del todo Francofonia.
Al fin y al cabo el propio director lanzó explicaciones igual de estructuradas.
“Las respuestas simples se han acabado, quedan las complicadas
. No ha habido ninguna renovación de la actitud de las personas, todo se hace a la vieja manera, desde la Primera Guerra Mundial no ha cambiado nada”, ha contado el cineasta, sobre todo atacando a la clase política de todo el mundo.
 Por lo menos, “el cine puede dirigirse a vuestros corazones y almas, para dar la posibilidad de soñar”.
Sokurov no aclaró si su presunta tetralogía soñada sobre museos (faltarían el Prado y el British Museum) se llevará a cabo: de momento, no la tiene planeada, ni quiere especializarse en filmar pinacotecas. “
El museo es el ADN auténtico de la sociedad civil.
 En mis filmes es uno de los personajes”, sostiene
. Y se lanzó a una aplaudida defensa de las artes, sobre todo europeas, y de las individualidades de cada país:
 “La pintura nos permite entender quiénes somos.
Hemos de mirarnos a los rostros, sus particularidades, en busca de lo que nos diferencia.
 En Rusia cuando decimos ‘Italia, Francia, Alemania’, lo hacemos con admiración.
 Tenéis que protegeros con vuestra cultura europea”.
“¿Qué es más valioso, la vida de un hombre o el arte?
 Cada individuo elige. Hay gente que sacrificó su vida por el arte”, planteó Sokurov, que pese a su veteranía dice sentirse todavía como “un alumno” del cine.
 “Todo lo que hago es demasiado imperfecto”, asegura el director.
 Aunque, por lo pronto, medio festival no estaría de acuerdo. En 70 horas, serán más.

Fotografías para no olvidar

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1
Ataque con napalm del ejército estadounidense en Vietnam el 8 de junio de 1972.
 La protagonista de la foto es la niña Kim Phuc, que huye herida junto con otros menores del poblado de Trang Bang. 
La imagen, obra de Nick Ut., ganó el premio World Press Photo Vietnam. 


2
'El miliciano herido', en Cerro Muriano, Córdoba.
 La fotografía de Robert Capa, tomada el 5 de septiembre de 1936, se ha convertido en un icono que retrata la Guerra Civil española por ser capaz de mostrar la muerte 'en directo'. 
3
Premio World Press Photo 1994.
 El fotógrafo estadounidense James Nachtwey, de la agencia Magnum Photos, obtuvo el galardón con su imagen 'Hutu mutilado', que refleja la crueldad de la guerra civil en Ruanda a principios de los noventa en la que murieron cientos de miles de personas. 

4
Imagen 3/8 de la secuencia de las protestas de la plaza de Tiananmen, en Pekín. 
La foto, del 4 de junio de 1989, muestra a un joven manifestante ante una columna de tanques. El Ejército Popular de Liberación aplastó las protestas pacíficas de los estudiantes y causó cientos de muertos.
 
5
La niña Omayra Sánchez, atrapada en el agua tras la erupción del volcán 'Nevado del Ruiz', en la localidad de Armero (Colombia)
. Esta fotografía, titulada 'La agonía de Omayra Sánchez', de Frank Fournier, fue la ganadora del World Press Photo 1986.
7
Manos blancas por Francisco Tomás y Valiente. 
Miles de estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid se manifiestan en el campus con las manos pintadas de blanco, en protesta por el asesinato por ETA, el día anterior en su despacho de la facultad de Derecho del catedrático y expresidente del Tribunal Constitucional. 

8
Fotografía tomada el 1 de febrero de 1968.
 El General Nguyen Ngoc Loan, jefe de la policía nacional en Vietnam del sur, dispara su pistola en la cabeza de Nguyen Van Lem (también conocido como Bay Lop), oficial sospechoso de pertenecer al Vietcong, en una calle de Saigón, en los inicios de la Ofensiva Tet.
 La imagen ganó el premio Pulitzer de ese año. 



  1. 9
    Una niña sudanesa rendida por el hambre, en 1993, mientras un buitre espera al acecho. El autor de la fotografía ganadora del Premio Pulitzer, el sudafricano Kevin Carter, se suicidó en julio de 1994.





3 sept 2015

HUequitos de Sol: Antonio Vega

HUequitos de Sol: Antonio Vega: ANTONIO VEGA La foto es de hace unos años. Hay muchos artículos sobre su muerte, me ha gustado éste, que se titula "Te echaremos de ...

Cuando somos testigos de la Tragedia

“Las manos de mis dos niños se escaparon de las mías”.

Y Dios está dormido...

Padre del niño sirio muerto, Aylan
Abdulá Kurdi espera a que le entreguen los cadáveres de sus hijos y esposa. / Tolga Adanali (AP)

Sobrevivió a las bombas y a la guerra, pero no al mar ni a las barreras geográficas y legales que separan un Oriente Próximo en llamas de Europa.
 El niño sirio cuya fotografía se ha convertido en el símbolo del drama de los refugiados -con su diminuta camiseta roja y su pantalón azul, tendido sin vida en la turística playa turca de Ali Hoca Burnu, lamiéndole la cara las mismas olas del mar que lo mataron- ha sido identificado como Aylan Kurdi.
Solo tenía tres años. Su familia había intentado pedir asilo en Canadá.
La barca hinchable en la que viajaban la familia de Aylan y otros refugiados sirios –un total de seis personas- partió en la noche del martes al miércoles de la península de Bodrum (suroeste de Turquía) con destino a la isla de Kos
. Pero jamás llegó a su destino. Junto al pequeño sirio murió su hermano, Galib (de 5 años), su madre, Rihan Kurdi (de 35 años) y un joven de 18 años.
Solo dos personas, una de ellas el padre de la familia Kurdi, Abdulá, lograron ser rescatadas por los guardacostas turcos.

Abdulá Kurdi, el padre del niño ahogado cuya imagen se ha convertido en símbolo de la tragedia de los refugiados sirios ha relatado la tragedia: "La guardia costera [turca] nos detuvo y después nos liberó
. Nosotros mismos conseguimos un bote y empezamos a remar hacia Kos", ha explicado.
 "Después de alejarnos unos 500 metros de la costa, en el bote empezó a entrar agua y se nos mojaron los pies. A medida que aumentaba el agua, cundía el pánico.
 Algunos se pusieron de pie y el bote volcó. Yo sostenía a mi mujer de la mano", ha recordado. "Las manos de mis dos niños se escaparon de las mías, intentamos quedarnos en el bote, pero el aire disminuía.
Todo el mundo gritaba en la oscuridad. Yo no lograba que mi esposa y mis hijos oyeran mi voz", ha añadido.
"Quiero que todo el mundo vea lo que nos ha ocurrido en el país al que vinimos a refugiarnos de la guerra
. Queremos que el mundo nos preste atención para que puedan impedir que esto les ocurra a otros. Que ellos [sus hijos y su esposa] sean los últimos”, declaró. Su plan ahora es regresar a su país: "Voy a llevarme los cuerpos primero a Suruç [ciudad turca en la frontera con Siria] y luego a Kobane [Siria]. Pasaré el resto de mi vida allí", ha explicado.
De acuerdo a los medios locales, los Kurdi habían escapado de Kobane, la ciudad kurdo-siria fronteriza con Turquía que, durante casi medio año, fue fieramente asediada por el Estado Islámico. Con todo, dos fuentes del gobierno cantonal de Kobane consultadas por este diario afirman que todavía no se ha podido confirmar su origen:
 “Estamos tratando de identificar a la familia, pero su apellido es muy genérico y, además de en Kobane, hay Kurdi en las zonas de Raqqa, Alepo y Homs”, aseguró a EL PAÍS el viceministro de Exteriores de Kobane, Idris Nassan. Otra fuente gubernamental explicó que “poco a poco” la mayoría de los refugiados que huyeron de Kobane “están regresando” después de que las milicias kurdas hayan asegurado su control sobre el terreno:
 “Pero hay algunos, que huyeron a Turquía antes del asedio del Estado Islámico, que sí quieren escapar a Europa, la mayoría habla de ir a Alemania”.
Abdulá Kurdi, con sus hijos Aylan y Galib, en una imagen de Facebook.
Al parecer este no era el destino preferido por los Kurdi, que habrían intentado obtener un visado para Canadá, según la prensa de ese país.
 En unas declaraciones citadas por el diario Ottawa Citizen, la tía del pequeño Aylan, Teema Kurdi, residente en Vancouver desde hace más de 20 años, explicó que la Oficina de Ciudadanía e Inmigración de Canadá rechazó la petición de asilo que sus parientes habían solicitado en una representación consular canadiense en Turquía.
"Yo estaba intentando patrocinarles, y mis amigos y mis vecinos me ayudaron con los depósitos bancarios, pero no pudimos conseguir sacarlos y por eso se subieron en un bote", ha precisado la tía en el diario canadiense
. "Yo incluso les pagaba el alquiler en Turquía, pero es horrible el modo en que tratan a los sirios allí", ha añadido.
Aylan y Galib no fueron los únicos niños que fallecieron esa fatídica noche
. Otra embarcación naufragó mientras seguían la misma ruta que el bote de los Kurdi. Ocho personas murieron, entre ellas una bebé de 9 meses, dos gemelos de año y medio y dos hermanos de 9 y 11 años.
 En esta barca, con capacidad para 10 ocupantes, viajaban 17 refugiados sirios por lo que se cree que fue el exceso de peso lo que hundió el bote.
Sólo siete personas sobrevivieron y dos aún no han sido halladas, aunque un oficial de la Armada turca citado por Reuters reconoció que apenas hay esperanza de que encontrar con vida a los desaparecidos.
 Uno de los supervivientes, entrevistado por la agencia turca DHA, afirmó que habían pagado 2.050 euros por cabeza a los traficantes que organizaron el viaje de la costa turca a la isla griega de Kos.
Prácticamente todos los medios turcos llevan hoy en su portada la foto del pequeño Aylan Kurdi con grandes titulares en que se acusa a la comunidad internacional de permanecer impasible al drama migratorio que se vive en el Egeo.
“En 2015, el número de refugiados sirios en Turquía ha alcanzado los 2 millones; en Líbano, con una población de 4,5 millones, hay 1,1 millones –escribe Celal Özcan en el diario Hürriyet-
. Los 28 países de la Unión Europea, que se encuentran entre los más ricos del mundo, han recibido 338.000 refugiados en los primeros siete meses de este año.
 La UE, que ha celebrado cumbre tras cumbre para tratar de rescatar a Grecia de la bancarrota, es en cambio incapaz de ponerse de acuerdo sobre los refugiados”.
Ahora que la imágen de un niño ahogado nos sobrecogió hablamos de ello, pero me temo que como dice Iñaki Gabilondo en unos dias nadie se acordará, ¿Por que hay guerra en Siria? sería la 1º pregunta que muy pocos sabrían la respuesta. Y la huída de una muerte de bombas nos lleva al Mar un mar que te atrapa, poniendo un poco de fantasía creamos que el Mar elige a los que quieren que estén con él y se lleva a los mejores.
El Drama humano de ser espectador de la tragedia queda para esa persona que lo ve y no puede hacer nada, por eso mi madre decía siempre que si existiera un Dios no prmitiría que los niños murieran desnutridos de enfermedades o ahogados.....Que si existan los angeles para que se los puedan levar a un lugar mejor y ¿Qué decir a ese padre? nada, silencio, que lleve su pena como testimonio de lo que ocurre en este mundo.