2 sept 2015
Joyas y millones para Carla Bruni............................................................... Álex Vicente
La cantante y modelo renueva como imagen de Bulgari. Solo el año pasado cobró 2,15 millones por ceder su imagen.
La cantante, modelo y exprimera dama francesa protagoniza la nueva campaña publicitaria de la lujosa marca de joyería italiana, a la que representa desde 2013.
A partir de ahora, Bruni será imagen de tres colecciones distintas —Serpenti, Diva y Lucea—, en una campaña disparada por el cotizado fotógrafo Mikael Jansson. Según el semanario L’Express, Bruni cobró el año pasado 2,15 millones de euros por prestar su imagen a Bulgari.
Se desconoce la cifra por la que ha renovado su colaboración con la marca, pero en ningún caso debería de ser una suma inferior.
Con sede en la exclusiva Via Condotti de Roma, Bulgari es propiedad desde 2011 del conglomerado del lujo LVMH (Louis Vuitton Moët Hennesy, propiedad del empresario Bernard Arnault, primera fortuna de Francia) desde 2011.
Fundada en 1884, es el tercer joyero del mundo, tras Cartier y Tiffany.
Desde que Bruni firmó como imagen de la marca en 2013, las ventas han registrado una sustancial mejora.
El año pasado superaron los 1.500 millones de euros. Durante los últimos meses, Bulgari habría registrado un crecimiento de más del 10% gracias a su expansión en Estados Unidos, China y Japón, según su presidente, Jean-Christophe Babin.
La marca contará con 312 tiendas a finales de 2015, frente a las 290 con las que contaba hace dos años.
A punto de cumplir 48 años, Bruni también sigue adelante con su carrera como intérprete y compositora.
La semana pasada, actuó en tres conciertos en Brasil, donde aprovechó para visitar a su padre biológico, el empresario Maurizio Remmert, de quien conoció la existencia hace solo veinte años (la crio Alberto Bruni-Tedeschi, industrial y compositor turinés que falleció en 1996).
Después, Bruni se reunió con su marido, Nicolas Sarkozy, de visita en Argentina para entrevistarse con los candidatos a las elecciones presidenciales.
Durante el verano, Sarkozy y Bruni también llenaron portadas durante sus vacaciones en la mansión familiar de los Bruni en la Costa Azul.
Ambos aparecieron abrazados, en un probable posado, paseando por la playa, con Bruni contorneando su silueta para no parecer más alta que su marid
o. Quedó claro que la power couple calentaba motores de cara a la precampaña para las elecciones presidenciales de 2017, en las que Sarkozy aspira a arrebatar el Elíseo a François Hollande.
No parece descabellado que Bruni vuelva a jugar un papel destacado en la campaña de su marido, a quien ha acompañado en distintas ocasiones durante los últimos meses.
En enero, por ejemplo, se presentó por sorpresa junto a Sarkozy a la gran manifestación ciudadana que siguió al atentado contra Charlie Hebdo, cuando ninguno de los demás mandatarios que encabezaban el desfile había acudido con su pareja.
Un niño es el mundo entero...................................................................... Juan Cruz
La muerte de un niño huyendo de la guerra es una afrenta, un grito de la vida contra la muerte.
La muerte de un niño es una afrenta, un grito de la vida contra la
muerte.
Un niño muerto en la playa, en el lugar en el que se produce ese idilio del mar con la tierra y que ahí no desprende felicidad sino el terrible sonido de una noticia que llueve como el llanto en el corazón. Un niño muerto en la playa, buscando refugio en el mundo, huyendo de la guerra, escapando del cruel sonido de las armas y también del hambre.
Esta imagen del niño sirio muerto en una playa turca, la desolación que desprende el gesto del guardia que fue a salvarlo, la luz, la playa, esa orilla que parece un símbolo del propio paso descalzo del muchacho por un mundo que ya no lo va a recibir nunca, ni a él ni a tantos.
Es un poema desgarrador, un réquiem como aquel que entonaba José Hierro: es un niño como millones de niños, un ser humano que ya ríe y pregunta y persigue sombras como si fueran juguetes.
El hachazo cruel de la época lo convierte en el retrato con el que la conciencia del mundo ha de convivir como la expresión de esa afrenta.
El guardia hizo el gesto desesperado; pero antes del guardia fue el mundo el que no lo supo salvar; el guardia fue el héroe de los ojos tristes, hizo todo lo que pudo.
No lo supo salvar el mundo.
Su único destino, el de sus padres, el de sus pasos, era sobrevivir; su horizonte no era ni siquiera vivir, tener oficio, amores y despedidas: su destino, ese que yace ahora sin vida en el mundo, era el de dibujar en la arena la casa, el barco, y ya no hay ni casa ni barco ni nada.
No hay nada.
El mundo se lo ha quitado todo: ni este ni aquel, ni este país ni este otro: el responsable de esa terrible expresión de este tiempo es el mundo entero, porque el niño también es el mundo entero.
Sus manos son los dibujos que deja, su cuerpo de tres o cuatro años es lo que queda del árbol que él hubiera imaginado que era la vida, y antes de tiempo supo que el mundo no sabe salvar a los niños porque también desconoce cómo salvarse.
Ahí yace, en esa playa, el mundo entero.
Un niño muerto en la playa, en el lugar en el que se produce ese idilio del mar con la tierra y que ahí no desprende felicidad sino el terrible sonido de una noticia que llueve como el llanto en el corazón. Un niño muerto en la playa, buscando refugio en el mundo, huyendo de la guerra, escapando del cruel sonido de las armas y también del hambre.
Esta imagen del niño sirio muerto en una playa turca, la desolación que desprende el gesto del guardia que fue a salvarlo, la luz, la playa, esa orilla que parece un símbolo del propio paso descalzo del muchacho por un mundo que ya no lo va a recibir nunca, ni a él ni a tantos.
Es un poema desgarrador, un réquiem como aquel que entonaba José Hierro: es un niño como millones de niños, un ser humano que ya ríe y pregunta y persigue sombras como si fueran juguetes.
El hachazo cruel de la época lo convierte en el retrato con el que la conciencia del mundo ha de convivir como la expresión de esa afrenta.
El guardia hizo el gesto desesperado; pero antes del guardia fue el mundo el que no lo supo salvar; el guardia fue el héroe de los ojos tristes, hizo todo lo que pudo.
No lo supo salvar el mundo.
Su único destino, el de sus padres, el de sus pasos, era sobrevivir; su horizonte no era ni siquiera vivir, tener oficio, amores y despedidas: su destino, ese que yace ahora sin vida en el mundo, era el de dibujar en la arena la casa, el barco, y ya no hay ni casa ni barco ni nada.
No hay nada.
El mundo se lo ha quitado todo: ni este ni aquel, ni este país ni este otro: el responsable de esa terrible expresión de este tiempo es el mundo entero, porque el niño también es el mundo entero.
Sus manos son los dibujos que deja, su cuerpo de tres o cuatro años es lo que queda del árbol que él hubiera imaginado que era la vida, y antes de tiempo supo que el mundo no sabe salvar a los niños porque también desconoce cómo salvarse.
Ahí yace, en esa playa, el mundo entero.
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