Christina Aguilera y Sean Penn, algunos de los famosos criticados en un informe de un cooperante, por su trabajo con la ONG.
Las imágenes son poderosas. Angelina Jolie con una niña en los brazos a su paso por la República del Congo. Sean Penn cargando un saco de víveres en sus hombros con tal de ayudar a los supervivientes del terremoto que asoló Haití. George Clooney
cambiando la alfombra roja por los desérticos parajes de los campos de
refugiados del Sudán.
Sin embargo un cooperante implicado en numerosas labores humanitarias describió esta semana en la prensa británica la otra realidad que acompaña a las estrellas de Hollywood en los conflictos internacionales.
El tiempo perdido buscando una gorra con el logotipo de la ONU para la foto o preguntando al séquito de una actriz cuál era su talla para poderle dar una camiseta que se le ajustara a sus curvas
. O cediendo la única tienda de campaña con aire acondicionado en el sofocante calor de Haití para ofrecerle un refrigerio al invitado estrella.
Muchas de estas historias llegan sin nombre, protegidas por el anonimato de quien las cuenta, que tampoco revela su identidad.
Otras, como la tienda de campaña con aire acondicionado, tienen nombre y apellidos, los de Christina Aguilera.
El cooperante, que se describe como un trabajador en labores humanitarias con años de experiencia, no hace un análisis económico de lo que las estrellas aportan o traen a la mesa con su visita, o de lo que ésta cuesta.
Pero si subraya las ironías de tener que buscar “agua mineral europea embotellada” para una británica actriz o una coca-cola bien fría para otro actor al que cedió su nevera portátil.
Penn también aparece en la lista de los criticados por dejar que su furia se apropiara de él cuando amenazó a los presentes en un mitin de la ONU de criticarles en televisión a menos que hicieran lo que él quería.
No todo es negativo.
Incluso tras las críticas, el cooperante subraya el respeto ganado por el protagonista de Mystic River por su trabajo en Haití una vez que se “calmó y aprendió su trabajo”.
Lo mismo dice de Jolie, “alguien que enmudeció a los expertos” y le impresionó cada vez que coincidieron en Haití, Jordania y Sri Lanka.
Durante su última entrevista con El País, Jolie citó su trabajo “político y humanitario” como la prioridad de su carrera, con más de 40 visitas a diferentes campos de refugiados en todo el mundo y como recordó entonces Arminka Helic, enviada especial de La Haya en Bosnia, la actriz y realizadora tiene una capacidad inusual a la hora de entender las consecuencias de la guerra.
“La guerra, las crisis humanitarias, las situaciones extremas, sacan lo mejor y lo peor de nosotros”, dijo entonces alguien, como Clooney, conocido por saltarse el protocolo con tal de acercarse a los más necesitados.
El cooperante aporta más datos en este sentido y habla de David Beckham, cuya única petición fuera de programa fue jugar al fútbol con los refugiados.
O la ilusión que les hizo en Haití la presencia de Lionel Messi.
Pero no todos se saltan el protocolo de la misma forma según recuerda este testigo directo.
Los hay que, embriagados por el alcohol y las condiciones del lugar en el que pasan unas horas, ponen en duda la experiencia de los cooperantes que llevan años en la zona
. O los que imponen sus creencias como el avión que pilotó John Travolta a Haití con un cargamento de seguidores de la Cienciología.
O esa otra actriz asiática de la que, sin dar nombre, el trabajador humanitario recuerda que se puso a recitar poesía en lugar de hablar de los problemas de agua potable para lo que había sido invitada.
O esa otra que, delante de un campo de supervivientes de un tsunami, se puso a contarles cómo había interpretado en el cine una escena en la que estaba a punto de ahogarse.
Sin embargo un cooperante implicado en numerosas labores humanitarias describió esta semana en la prensa británica la otra realidad que acompaña a las estrellas de Hollywood en los conflictos internacionales.
El tiempo perdido buscando una gorra con el logotipo de la ONU para la foto o preguntando al séquito de una actriz cuál era su talla para poderle dar una camiseta que se le ajustara a sus curvas
. O cediendo la única tienda de campaña con aire acondicionado en el sofocante calor de Haití para ofrecerle un refrigerio al invitado estrella.
Muchas de estas historias llegan sin nombre, protegidas por el anonimato de quien las cuenta, que tampoco revela su identidad.
Otras, como la tienda de campaña con aire acondicionado, tienen nombre y apellidos, los de Christina Aguilera.
El cooperante, que se describe como un trabajador en labores humanitarias con años de experiencia, no hace un análisis económico de lo que las estrellas aportan o traen a la mesa con su visita, o de lo que ésta cuesta.
Pero si subraya las ironías de tener que buscar “agua mineral europea embotellada” para una británica actriz o una coca-cola bien fría para otro actor al que cedió su nevera portátil.
Penn también aparece en la lista de los criticados por dejar que su furia se apropiara de él cuando amenazó a los presentes en un mitin de la ONU de criticarles en televisión a menos que hicieran lo que él quería.
No todo es negativo.
Incluso tras las críticas, el cooperante subraya el respeto ganado por el protagonista de Mystic River por su trabajo en Haití una vez que se “calmó y aprendió su trabajo”.
Lo mismo dice de Jolie, “alguien que enmudeció a los expertos” y le impresionó cada vez que coincidieron en Haití, Jordania y Sri Lanka.
Durante su última entrevista con El País, Jolie citó su trabajo “político y humanitario” como la prioridad de su carrera, con más de 40 visitas a diferentes campos de refugiados en todo el mundo y como recordó entonces Arminka Helic, enviada especial de La Haya en Bosnia, la actriz y realizadora tiene una capacidad inusual a la hora de entender las consecuencias de la guerra.
“La guerra, las crisis humanitarias, las situaciones extremas, sacan lo mejor y lo peor de nosotros”, dijo entonces alguien, como Clooney, conocido por saltarse el protocolo con tal de acercarse a los más necesitados.
El cooperante aporta más datos en este sentido y habla de David Beckham, cuya única petición fuera de programa fue jugar al fútbol con los refugiados.
O la ilusión que les hizo en Haití la presencia de Lionel Messi.
Pero no todos se saltan el protocolo de la misma forma según recuerda este testigo directo.
Los hay que, embriagados por el alcohol y las condiciones del lugar en el que pasan unas horas, ponen en duda la experiencia de los cooperantes que llevan años en la zona
. O los que imponen sus creencias como el avión que pilotó John Travolta a Haití con un cargamento de seguidores de la Cienciología.
O esa otra actriz asiática de la que, sin dar nombre, el trabajador humanitario recuerda que se puso a recitar poesía en lugar de hablar de los problemas de agua potable para lo que había sido invitada.
O esa otra que, delante de un campo de supervivientes de un tsunami, se puso a contarles cómo había interpretado en el cine una escena en la que estaba a punto de ahogarse.