Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

20 may 2015

Leonor hace la comunión como colegiala, no como princesa..................................... Mábel Galaz

La hija de los Reyes de España recibe el sacramento con sus 19 compañeros del colegio de Los Rosales.

 Don Juan Carlos se deja ver por primera vez con su hijo desde el pasado 19 de junio.

ATLAS

Leonor de Borbón y Ortiz, de 9 años,  hija mayor de los Reyes de España y princesa de Asturias, ha recibido este miércoles su primera comunión en una ceremonia sencilla, alejada de cualquier oficialidad pese a tratarse de la heredera al trono
. Don Felipe y doña Letizia han querido para Leonor un protocolo de colegiala y no de alteza.
 Con esta decisión rompen otra tradición de la familia real en la que era costumbre que sus integrantes hicieran la comunión en una ceremonia solemne: los tres hijos de don Juan Carlos y doña Sofía la celebraron en la capilla del palacio de La Zarzuela, todos lo hicieron un 30 de mayo, y vestidos de blanco.
 El cambio en el escenario y en las formas obedece a la decisión de los actuales Reyes de que sus hijas lleven una vida lo más "normal" posible pese a la condición de la que disfrutan.
Leonor ha estado acompañada de sus padres, de su hermana Sofía, de sus abuelos maternos y paternos y de su bisabuela Menchu del Valle.
Es la primera vez que se dejan ver en público don Felipe y don Juan Carlos desde que se produjo el relevo en la corona el pasado 19 de junio.
Los Reyes de España, Felipe y Letizia, acompañados por sus hijas, Leonor y Sofía, a su llegada al parroquia Asunción de Nuestra Señora de Aravaca.
Los Reyes de España, Felipe y Letizia, acompañados por sus hijas, Leonor y Sofía, a su llegada al parroquia Asunción de Nuestra Señora de Aravaca. / Ballesteros (EFE)
La princesa de Asturias llegó a la iglesia de la mano de su padre
. Tras los Reyes y sus hijas iban don Juan Carlos, con bastón, y doña Sofía.
Después los parientes de doña Letizia. Todos ocuparon un lugar en los bancos del templo destinados a los familiares.
La única excepción de esta ceremonia a diferencia de otras del colegio, es que se habilitó en el exterior un espacio reservado a los medios de comunicación que solo pudieron obtener imágenes de la entrada y la salida de Leonor.
Don Juan Carlos camina tras su hijo en la comunión de su nieta.
Don Juan Carlos camina tras su hijo en la comunión de su nieta. / Ballesteros (EFE)
Leonor ni tan siquiera se puso un vestido blanco de ceremonia
. La costumbre del colegio es que los niños lleven el uniforme del colegio que consiste en el caso de las niñas en una falda gris, jersey azul, y zapatos oscuros.
 Al ser un día especial, la chaqueta llevaba bordado el escudo del colegio. Así vistió ella y los alumnos de 4º de Primaria del colegio Santa María de los Rosales, el centro privado en el que estudia, el mismo en el que se formó su padre, el Rey Felipe VI
. Los Rosales es un colegio privado y laico que imparte clases de Religión si los padres así lo quieren para sus hijos. Don Felipe y doña Letizia pagan en torno a 700 euros al mes por cada una de sus hijas y ambas reciben por deseo suyo formación religiosa.
La última vez que pudo verse en público a la Princesa de Asturias fue el 5 de abril, en Palma de Mallorca, cuando los Reyes, con sus hijas y la reina Sofía asistieron en la catedral a la misa del domingo de Resurrección, una tradición que se repite año tras año durante la estancia de la familia real en Pascua.
Está previsto que esta tarde Leonor y su familia celebre una fiesta familiar en el pabellón del Príncipe en el palacio de La Zarzuela a la que asistirán algunos de sus primos.
No se espera a ningún representante de la familia Urdangarin
. Hace dos semanas Irene Urdangarin, la hija menor de los duques de Palma también recibió la comunión
. Lo hizo en Ginebra con la presencia de la reina Sofía y de su tía la infanta Elena que acudió con su hijo Felipe.

 

Una vida pensando................................................................ Juan Cruz

En sus clases recordaba a sus alumnos que "dentro de todo sí hay un pequeño no, y dentro de todo no hay un pequeño sí”.

Juan Cruz, como yo y como tantos tuvimos la suerte de ser alumnos suyos, uno de sus libros va dedicado a "Sus alumnos de la Universidad de La Laguna"

 

A don Emilio Lledó (sus alumnos lo seguimos llamando don Emilio) le surgen alegrías por todas partes; en primer lugar, las nietas: lo llaman Nono, se alegran de sus éxitos y se burlan de él; es un abuelo consentido y un padre feliz: del éxito de sus hijos, y también de lo que hacen sus amigos.
Su mente está poblada de nombres propios a los que guarda gratitud, por su presencia o por su magisterio
. Montse, su mujer, a la que perdió muy pronto, está en la primera línea de esos afectos
. Su emoción es amistosa siempre: no ofrece, ni en su esencia ni en su apariencia, un gramo de frivolidad.
Está comprometido con la vida y con la historia que ha vivido; de modo que sigue siendo, en un lugar muy visible de la memoria, el niño que se sometió a las enseñanzas de don Francisco, en la escuela de Vicálvaro, en la República, con la misma pasión agradecida que a las que luego tuvo de Gadamer, cuando era flaco como un árbol y se fue a Alemania a saber de la vida.
Esta presencia suya en Alemania, en los años 50, fue decisiva en su vida y en su moral: estudiar no era sólo para aprender sino para vivir.
 En aquel tiempo aquí se vivía la secuela humeante y empobrecedora de la guerra incivil, y allí vio que en la distancia que hay entre el maestro y el discípulo residía la felicidad de combinar amistad y aprendizaje.
Con esa enseñanza en su alma se volvió a España, a Valladolid, a La Laguna, a Barcelona, a Madrid, y en todas partes ha ido dejando hermosa memoria de esa hermandad entre la amistad y el aprendizaje.
 Los que estudiamos con él sabemos de los efectos de ese maridaje feliz: nunca nos dejó solos, nunca dejó de interesarse por lo que vivían los otros y por lo que a los otros le acontecían
. Esta vida de maestro le deparó una actitud que no es habitual a ciertas edades, probablemente desde que uno se hace adulto
: Lledó no tiene ni envidia ni resentimiento, no habla de lo que sufrió en la guerra (con sus padres) con otro ánimo que el de hacerse a la mar de los abrazos entre los diversos y los diferentes.
Esa tolerancia incluye una intolerancia: no es lícito arrojar las verdades como puños para reproducir en este país triste (o entristecido) lo que se siente como verdad absoluta.
 A él no le gusta que le recordemos esa frase que es tesitura de una vida pensando y que nos decía desde el estrado: “dentro de todo sí hay un pequeño no, y dentro de todo no hay un pequeño sí”. “¡Parece que es lo único que he dicho!”.
 A él no le gusta, pero es equivalente a esa otra que escribió su Albert Camus en el frontispicio de su manera de vivir
: “El sol que reinó sobre mi infancia me privó de todo resentimiento”.
Él pudo haber sido avaricioso y contrariado, pero en su esencia no están esos defectos que la gente asume como grumos malditos: nos ha enseñado a pensar y por tanto a vivir pensando.
 Es un maestro feliz, al que ahora le caen encima tantas alegrías.
 Hoy, una más, en Asturias
. Pero los que lo conocen saben positivamente que el primer recuerdo habrá sido, ante este otro agasajo de la vida, la risa de su nietas y la risa siempre presente de la abuela Montse de sus nietas.
Gracias por todo Querido Profesor nunca sabrá todo lo que usted me enseñó me hizo madurar el pensar fuera del Mito de La Cueva de Platón.
Deberíamos reunirnirnos todos sus alumnos para darle el premio a sus enseñanzas....

Emilio Lledó gana el premio Princesa de Asturias de Humanidades........................................ Tereixa Constenla / Jesús Ruiz Mantilla

Mi querido profesor, D. Emilio LLedó se merece "Todos los premios del Mundo""

El filósofo suma un nuevo reconocimiento tras recibir el Nacional de las Letras en 2014.

Emilio Lledó
Emilio Lledó, instantes después de recibir en Madrid la noticia de que había ganado el Premio Nacional de las Letras, en noviembre de 2014. / Samuel Sánchez

El filósofo y académico Emilio Lledó (Sevilla, 1927) ha ganado el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades.
 Seis meses después de recibir el Premio Nacional de las Letras por su dilatada trayectoria literaria como referente intelectual y ético, Lledó acumula una nueva distinción, la cuarta que recibe en los últimos meses (también obtuvo el premio Antonio de Sancha por su defensa de la lectura y el Premio Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña, en México).
 El jurado, presidido por el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, se decantó finalmente por Emilio Lledó frente a otros aspirantes como el historiador Miguel León-Portilla (Ciudad de México, 1926).
 En total se habían presentado 28 candidaturas, entre ellas las del fotógrafo de guerra estadounidense James Nachtwey y la periodista británica Christiane Amanpour, corresponsal de la jefatura internacional de la CNN.

Lledó, que ha sido profesor de Historia de la Filosofía en las universidades de La Laguna, Barcelona y la UNED, es el autor de algunos textos esenciales del pensamiento contemporáneo español: Memoria del logos, El surco del tiempo, Lenguaje e historia o Memoria de la ética
Su último libro publicado ha sido Palabra y humanidad (KRK), que recopila artículos centrados en la disección del lenguaje como aglutinante de la comunicación social.
El filósofo trabaja en la actualidad en un ensayo sobre los afectos.
 "Me gustaría poder aportar algo nuevo aunque sea pequeñísimo
. Los afectos no tienen una gramática como la Filología, pero eso le da fuerza y libertad.
 Habría que pensar en una gramática de los afectos para que el amor no se convierta en odio o la amistad en enemistad.
 El principio de las relaciones afectivas que tengamos empieza con la relación afectiva con nosotros mismos
. Y esto te obliga a mejorarte, luchar para mirarte en el espejo y no avergonzarte”.

 

19 may 2015

Villeneuve mete su poderoso bisturí en el narcotráfico............................................. Carlos Boyero


Emily Blunt, protagonista de 'Sicario', escucha al director del filme, Denis Villeneuve, en Cannes. / L. V. (AFP)

Steven Soderbergh retrató en Traffic con resultados inmejorables una guerra cuyos vencedores a largo plazo son siempre los mismos.
 Es la que llevan a cabo la ley y los Estados contra uno de los negocios más grandiosos que se ejercen en la Tierra, algo llamado narcotráfico.
 Su oferta será eterna mientras exista demanda en el mercado.
 Y está claro que con una droga u otra los humanos siempre han necesitado colocarse
. Y las inmensas ganancias de los que trapichean con sustancias tan anheladas (y que jamás serán legalizadas) les permiten corromper a las mismas instituciones que supuestamente pretenden destruirlos
. La economía, y el poder que esta genera, como siempre, son lo que manda sobre todo.
El director canadiense Denis Villeneuve, alguien con una capacidad estremecedora para hablar de la violencia, como demostró en las alarmantes Incendies y Enemy, retorna al muy explotado tema del narcotráfico con Sicario.
 También aporta nuevas y desasosegantes teorías sobre la sangrienta partida de ajedrez que establecen los Gobiernos y los reyes de la droga.
Una agente del FBI, estupefacta y horrorizada al encontrarse en territorio estadounidense con un almacén de cadáveres, crímenes perpetrados por el narco mexicano, acepta la intrigante oferta de la DEA y de la CIA para acompañarles a la caza de los grandes carteles en las ciudades fronterizas de México y en los túneles que llegan a Estados Unidos.
No sabe muy bien cuál es su papel en esta turbia historia; aún mantiene cierta inocencia y la creencia firme en la identidad de buenos y malos
. En Ciudad Juárez, ese lugar tenebroso que el escritor Roberto Bolaño imaginó que estaba habitado por el diablo en su novela 2666, descubrirá que allí la vida no vale nada, que el terror y los asesinatos masivos forman parte de la cotidianidad.
 También que las fuerzas de la ley actúan de una forma muy rara, con métodos al margen de ella y la sospecha de que muchos de sus integrantes están comprados por el narco.
 Como le recuerda un sicario colombiano, que ahora trabaja para el Gobierno estadounidense, no podrá sobrevivir en una tierra de lobos.

Durísima crónica

Villeneuve no te permite ausentarte ni un momento de su durísima crónica.
Su estilo visual impresiona y maneja con inteligencia el ritmo y el suspense.
Todo resulta creíble en el retorcido y brutal universo que explora, en ese templo del exterminio, incluyendo a niños y mujeres
. Su virtuosismo narrativo le sirve para exponer una conclusión escalofriante
. Y es que los guardianes del orden lo que más temen no es al narcotráfico, sino a que se produzca el caos en él.
 En los viejos tiempos, el imperio de los estupefacientes estaba centrado en la organización colombiana
. Se podía pactar, negociar o transigir con el enemigo
. Pero ya no es posible hacerlo con los excesivos clanes y ramificaciones del narco mexicano.
 Y entonces llegarán la temida anarquía y el apocalipsis. Incluso el delito y el crimen necesitan un orden.
 El sistema sabe protegerse y el perseguido tráfico también forma parte de él.
Si existe actualmente un actor que encarne a la perfección a un sicario vengativo, frío y pragmático, este es Benicio del Toro.
No necesita el exhibicionismo gestual; le basta con su presencia para encarnar la amenaza, la violencia gélida, la sensación de que es el animal más peligroso de la selva. Sicario, como antes Traffic, ponen el listón muy alto en las historias sobre la inacabable guerra de la droga.
Para curarnos de tanto realismo nos han ofrecido en la sección oficial la película más tonta, falsa, relamida y seudorromántica que he visto hasta el momento en el festival
. Se titula Marguerite y Julien y la dirige Valerie Donzelli.
 Cuenta de forma lamentable el incestuoso y volcánico amor entre dos hermanos pertenecientes a la aristocracia rural, desde su infancia hasta que consuman su inaplazable deseo sexual en su juventud ante el escándalo de la familia y de su entorno.
 Es una película que desconoce el sentido del ridículo.
Y te preguntas cómo ha logrado colarse en la sección competitiva.
 La respuesta es obvia, como tantas otras.
 En Cannes acostumbran a convivir el gran cine y el indigesto, el clasicismo y la modernidad más irritante, las sorpresas gratas y lo previsible en el peor sentido.