Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

11 may 2015

La vida no es tan chula en Desigual........................................................... Dani Cordero

La firma textil despide a su primer ejecutivo y otros directivos tras el deterioro de sus ventas.

Interior de una tienda de Desigual en Nueva York
Interior de una tienda de Desigual en Nueva York. / RICHARD B. LEVINE (CORDON PRESS)

Cuando el pasado 17 de febrero Desigual presentó sus resultados de 2014 solo los murmullos internos hacían presagiar que dos meses después, el pasado martes, acabaría cesado el consejero delegado, Manel Jadraque.
 La cadena propiedad de la sociedad La vida es chula había elevado su facturación un 16% (963,5 millones de euros), había ganado 134,9 millones de euros (un 3% más).
Pese a la aparente espectacularidad de los números, antes que a Jadraque la compañía había dado puerta a dos pesos pesados: José Armillas, exresponsable del negocio de mujer —categoría reina de la cadena—, y Carlos Maíz, que tras un tiempo fuera, había regresado para hacerse cargo del desarrollo de nuevos productos
. Otros mandos intermedios también desfilaron.
En diciembre empezó el goteo de salidas.
 Una portavoz de Desigual cuenta 38 despidos entre enero y marzo.
Trabajadores de la firma aseguran que han seguido despidiendo a personal hasta mayo.
 Algo cambió durante la reunión que el comité de directivos de Desigual celebró, como cada otoño, en el Empordà (Girona) para preparar el siguiente ejercicio.
“A partir de diciembre empezaron los despidos y se generó un ambiente de miedo”, explica un afectado por el ajuste, que asegura que entre los argumentos de su cese estuvo la caída de ventas en España.

Los números del último ejercicio

Desigual facturó en 2014 un 16% más (963,5 millones de euros), ganó 134,9 millones de euros (un 3% por encima de 2013) y su Ebitda fue de 261 millones (un 8% menos).
Un documento interno elaborado para un nuevo accionista, revela que la facturación que no computa nuevas aperturas cayó un 10% de enero de 2014 a febrero de 2015.
La firma admite 38 despidos entre enero y marzo. La plantilla sostiene que son más.
Los resultados de 2014 muestran que la facturación había crecido.
 Pero esas ventas se podrían estar sustentando en el fuerte plan de aperturas puesto en marcha por Desigual
. Un documento interno muestra cómo la evolución orgánica de las ventas (que permite comparar año por año sin tener en cuenta las nuevas aperturas) en las tiendas de Desigual en Europa (su principal mercado) caen más de un 10% entre enero de 2014 y febrero de 2015.
 Ningún país se escapa.
Desigual se niega a desvelar su evolución de ventas orgánicas y se ciñe a las totales, computando nuevas aperturas, que en todos los países habrían crecido en dos dígitos en 2014. Del primer trimestre, solo facilita los datos de Italia, cuyas ventas totales dice que crecieron un 20%.

Agotamiento del producto

“Si la caída de ventas orgánicas se da en un país no pasa nada, pero si pasa en muchos hay algo sospechoso”, afirma un analista de comercio minorista de una importante firma.
 En su opinión, esa tónica podría denotar cansancio del producto pero también errores en la estrategia de ventas multicanal.
La sociedad no concreta los motivos de la marcha de Jadraque (el fundador y propietario de la compañía, el suizo Thomas Meyer, asume sus competencias).
También niega que haya sido Eurazeo quien haya motivado la destitución.
 Los 963 millones de euros de ventas de Desigual en 2014 no alcanzaron el objetivo de 1.000 millones que se había interiorizado en el cuartel central de la compañía.
Cuando el fondo firmó su entrada en la compañía incluyó una cláusula por si los resultados no eran los esperados: si Desigual flaquea, Eurazeo se queda un 4% del capital adicional sin coste alguno. Desde la compañía aseguran que esa cláusula solo se cumpliría si la compañía sale a Bolsa, una de las posibilidades para acabar de impulsar el crecimiento de la firma, algo que, según fuentes financieras, no se dará a corto plazo.

 

Casillas y el olvido que seremos..................................................... José Sámano

La inquina ya traspasa lo futbolero. La condena de José Mourinho parece a perpetuidad, al menos para un sector de Chamartín.

Iker Casillas ante el Valencia
Casillas, ante el Valencia / Kiko Huesca (EFE)

Hubo un tiempo en el que la gente tenía muy buen ojo con Iker Casillas, aquel chiquillo de cara angelical acunado en La Fábrica que obraba milagros y mucho más.
El diagnóstico de la grada era más fiable incluso que el de los técnicos.
Basta recordar la murga que dio Fabio Capello para fichar a Buffon.
 Pero con Iker se estaba cultivando un mito, el héroe inesperado de la Novena junto a Zidane. Palabras mayores.
Como toda leyenda, Iker trascendió al madridismo, se convirtió en el guardameta de toda España, solo comparable a lo que en su día supusieron Ricardo Zamora e Iribar, otros porteros sobrenaturales, tan capaces como el madridista de horripilar a los adversarios, que les veían como una barrera marciana, inverosímil para los terrenales.
Para alguien que ya sopla 25 velas desde su ingreso en el benjamín del Madrid, y 18 desde su estreno en una convocatoria con el primer equipo, con más de 700 partidos en la mochila, no cabría otro destino que el panteón madridista
. El que se ganaron Maldini en el Milan y Giggs en el Manchester United, por citar dos ejemplos del reciente ayer.
 O el olimpo que se han ganado Xavi en el Barça, Buffon en la Juve y Totti en la Roma
. La mitología abunda en el fútbol, que venera de forma hasta tribal a sus ritos y símbolos, aquellos que le reconcilian de por vida con unos colores.
 En el caso de Iker, la semilla del diablo ha tenido un efecto devastador y la fractura ya es insostenible para el futbolista y para la institución, que nunca le brindó el apoyo necesario.
La inquina ya traspasa lo futbolero.
 Ninguna culpa tuvo en los dos goles del Valencia, pero parte de la hinchada la tomó con él
. Así que nada apunta a que el destino de este gato con guantes sea el museo de Di Stéfano, Pirri, Amancio, Butragueño y Raúl, si es que a este le dan plaza.
 La condena de José Mourinho parece a perpetuidad, al menos para un sector de Chamartín.
No fue el primer cisma entre un jugador y su entrenador, ni será el último.
Pero el luso llevó su cruzada más lejos que nadie, fuera de los terrenos de juego, donde, con muchos altavoces alrededor, aireó sin parar sus intrigas contra el capitán, principal víctima de un técnico que no repara en atizar hogueras, que necesita tantas coartadas como vivir en permanente combustión. A lo Bilardo, al enemigo ni agua
. Así que nada más sacrílego que Casillas pidiera concilio a su amigo Xavi en favor de un mínimo de ética deportiva y el bien de la selección nacional.
 Quizá fuera su primera gran gestión con el brazalete. Ese puede ser el mayor reproche, nunca fue un intervencionista.
 En la intimidad del vestuario se dejó ir más de una vez. Nada que merezca las mazmorras. Menos aún una topera.
Desde Mou, a Casillas ya no se le juzga por su faceta deportiva, condicionada, además, por su puesta en la diana partido tras partido, suplencia tras suplencia.
 El madrileño soportó lo insoportable, al menos en público, sin una mala palabra para los jefes. Siempre se le tuvo por pasivo, por demasiado pasivo.
Tampoco encontró amparo en los despachos, donde el club se hizo el lonchas mientras una de sus principales divisas era arrastrada por el lodo
. A este Madrid le cuesta abrigar a sus iconos, sean Del Bosque o Raúl.
 No tanto a Mou, defendido a capa y espada con su dedo como guía. También Bale, un recién llegado, ha merecido el respaldo presidencial ante la prensa. Bien, como debiera ser con otros muchos.
Nadie es perfecto, ni está libre de críticas.
 Tampoco Casillas, claro está, pero no puede obviarse su vínculo y fidelidad al club.
Es historia del Real Madrid, no alguien en tránsito.
El tuétano de la entidad se debe a futbolistas así.
 Quizá ya no haga paradas de otra galaxia, pero sin el listón del propio Casillas hoy sería un portero de primerísimo nivel.
 Para su desgracia, llegados a este punto sin retorno y con el club en silencio, Iker tenga que leer ya, antes de que el tiempo mengüe su destino, El Olvido que Seremos, de Héctor Abad Faciolince.
Una terapia para no manchar su ida con tachas a la grada, munición para sus detractores. Para otros, como Rafa Nadal, su mejor paladín el sábado, será eterno. Como él. Ambos merecen honores.

 

10 may 2015

Gigi el Amoroso

https://youtu.be/LlL8yQ_L4nU


https://youtu.be/DRPJ0zfTwf4

‘Parole, parole’............................................................................Juan Cruz.

La palabra es una magia que hace que ser humano, ser pensante, resulte más interesante que ser piedra o ser gallo o ser nada.

 

Aparte de dolor, felicidad o cuerpo somos palabras.
 Nada más que palabras. Es una grandeza. Todo ocurre por las palabras: la felicidad, el dolor; el cuerpo reacciona y se activa, despierta bien o mal, en virtud de las palabras que oye o sueña, su efecto depende del modo en que se dicen, de su contenido y de su tono.
La palabra es una magia que hace que ser humano, ser pensante, resulte más interesante que ser piedra o ser gallo o ser nada
. Esas palabras sobre la nada de José Hierro hielan el corazón porque remiten al final de todo, también a la ruina a la que al fin vamos todos los humanos, desde el despertar al sueño, que a veces no sólo es sueño sino también nada, despedida, humillación del hombre que se creyó inmortal.
Y uno no es nada ya cuando no es palabra sino olvido.
Las palabras son más que los hechos; cuando se emiten y llegan al otro tienen en el otro un efecto devastador o de consuelo, y son tan necesarias como el agua.
 “Una palabra tuya”, que sirvió de título a la vecina Elvira Lindo, es acaso la más desgarradora de las evocaciones que se dijeron desde la antigüedad.
 Es que la palabra me salva o me hunde.
 La palabra agua, en concreto, ya avanza el agua; no la produce, claro, pero la acerca, produce su sonido, pues la palabra acaba siendo también su contenido.
 La palabra agua, la palabra madre, la palabra hijo.
Y hay gente que se burla de las palabras
. O porque no las aman o porque no las conocen.
 La diputada andaluza Teresa Rodríguez dijo tras el discurso de su oponente socialista Susana Díaz (Teresa Rodríguez es la figura principal de Podemos en Andalucía) que lo que acababa de decir la presidenta en funciones eran palabras, no hechos
. Y para significar que no eran hechos sino palabras explicó, cantando como Mina, pero en prosa: “Parole, parole, parole”. ¡Como si las palabras no fueran nada, sólo palabras!
 No recordó a Shakespeare, quizá porque ella no quería irse tan lejos, pero extrajo del cancionero ese trío del tópico con el que descalificamos a otros cuando no nos gustan sus palabras.
Pues eso es lo que encierra lo que quería decir la diputada andaluza en su descalificación cancionera de lo que había dicho su oponente en el discurso de investidura, que al fin ha sido un discurso deslavado.
 Fuera de lo que es estrictamente político sí hay algo que decir de esta descalificación de lo que dice el otro acusándolo de decir palabras
. ¿Y quien descalifica no lo ha hecho también con palabras? ¿Es que las palabras propias, de las que debe sentirse orgullosa, legítimamente, la señora Rodríguez, no son tan palabras (parole, parole, parole) como las pronunciadas por la señora Díaz?
 ¿Por qué queremos más nuestras palabras que las palabras ajenas?
Las palabras son objetos, y son tan contundentes (como decía Nabokov) como los hechos.
 Una palabra es la antesala de un hecho, pero en sí misma es un hecho: si yo digo guerra o dinero o amistad o mar, estoy evocando hechos concretos, no son animaciones de un prestidigitador, son la esencia de lo que queremos decir porque son consecuencia de lo que queremos hacer. Empezamos por despreciar las palabras y metemos en un discurso la palabra endiñar o hacemos que Thomas Mann escriba La ciudad mágica y nos quedamos como si hubiéramos descubierto la palabra pólvora.