Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

10 may 2015

‘Parole, parole’............................................................................Juan Cruz.

La palabra es una magia que hace que ser humano, ser pensante, resulte más interesante que ser piedra o ser gallo o ser nada.

 

Aparte de dolor, felicidad o cuerpo somos palabras.
 Nada más que palabras. Es una grandeza. Todo ocurre por las palabras: la felicidad, el dolor; el cuerpo reacciona y se activa, despierta bien o mal, en virtud de las palabras que oye o sueña, su efecto depende del modo en que se dicen, de su contenido y de su tono.
La palabra es una magia que hace que ser humano, ser pensante, resulte más interesante que ser piedra o ser gallo o ser nada
. Esas palabras sobre la nada de José Hierro hielan el corazón porque remiten al final de todo, también a la ruina a la que al fin vamos todos los humanos, desde el despertar al sueño, que a veces no sólo es sueño sino también nada, despedida, humillación del hombre que se creyó inmortal.
Y uno no es nada ya cuando no es palabra sino olvido.
Las palabras son más que los hechos; cuando se emiten y llegan al otro tienen en el otro un efecto devastador o de consuelo, y son tan necesarias como el agua.
 “Una palabra tuya”, que sirvió de título a la vecina Elvira Lindo, es acaso la más desgarradora de las evocaciones que se dijeron desde la antigüedad.
 Es que la palabra me salva o me hunde.
 La palabra agua, en concreto, ya avanza el agua; no la produce, claro, pero la acerca, produce su sonido, pues la palabra acaba siendo también su contenido.
 La palabra agua, la palabra madre, la palabra hijo.
Y hay gente que se burla de las palabras
. O porque no las aman o porque no las conocen.
 La diputada andaluza Teresa Rodríguez dijo tras el discurso de su oponente socialista Susana Díaz (Teresa Rodríguez es la figura principal de Podemos en Andalucía) que lo que acababa de decir la presidenta en funciones eran palabras, no hechos
. Y para significar que no eran hechos sino palabras explicó, cantando como Mina, pero en prosa: “Parole, parole, parole”. ¡Como si las palabras no fueran nada, sólo palabras!
 No recordó a Shakespeare, quizá porque ella no quería irse tan lejos, pero extrajo del cancionero ese trío del tópico con el que descalificamos a otros cuando no nos gustan sus palabras.
Pues eso es lo que encierra lo que quería decir la diputada andaluza en su descalificación cancionera de lo que había dicho su oponente en el discurso de investidura, que al fin ha sido un discurso deslavado.
 Fuera de lo que es estrictamente político sí hay algo que decir de esta descalificación de lo que dice el otro acusándolo de decir palabras
. ¿Y quien descalifica no lo ha hecho también con palabras? ¿Es que las palabras propias, de las que debe sentirse orgullosa, legítimamente, la señora Rodríguez, no son tan palabras (parole, parole, parole) como las pronunciadas por la señora Díaz?
 ¿Por qué queremos más nuestras palabras que las palabras ajenas?
Las palabras son objetos, y son tan contundentes (como decía Nabokov) como los hechos.
 Una palabra es la antesala de un hecho, pero en sí misma es un hecho: si yo digo guerra o dinero o amistad o mar, estoy evocando hechos concretos, no son animaciones de un prestidigitador, son la esencia de lo que queremos decir porque son consecuencia de lo que queremos hacer. Empezamos por despreciar las palabras y metemos en un discurso la palabra endiñar o hacemos que Thomas Mann escriba La ciudad mágica y nos quedamos como si hubiéramos descubierto la palabra pólvora.

Cara Delevingne: “La belleza nunca fue importante para mí”........................................................Rocío Ayuso

La modelo del momento cumple su sueño de ser actriz con sus siete películas pendientes de estreno.

La modelo y actriz Cara Delevingne. / Vera Anderson (WIREIMAGE)

La describen como a la heredera de Kate Moss, una supermodelo a la que las nuevas generaciones idolatran, con 2,51 millones de seguidores en Twitter y más de 11 millones en Instagram, y por la que se pelean Burberry, Tom Ford o Chanel
. Hace apenas cuatro años nadie la conocía, y hoy, a sus 22 años, Cara Delevingne es la top más famosa del mundo
. Y quiere ser actriz. Bueno, ya lo es, con siete películas pendientes de estreno y el galardón de la Asociación Mundial de Exhibidores de Cine al mejor descubrimiento de 2015.
“Yo nunca quise ser modelo. Desde niña quise ser actriz.
 Pero para serlo tenía que estudiar arte dramático y me salió lo de ser modelo, quise ganar dinero para viajar y pagarme los estudios
. Nunca pensé que mi carrera como modelo iba a explotar de esta forma”, afirma.
 Todavía hoy, cuando se calcula que diariamente cobra cerca de 9.000 euros y tiene millón y medio de euros en su cuenta bancaria, se siente algo sorprendida de que alguien haya querido contar con ella como modelo
. ¿La razón? Nunca pensó que facciones como las suyas, tan marcadas y únicas, pudieran gustar. “De niña era un gremlin de los raros”, se ríe esta belleza rubia que se recuerda de niña como un “chicote” y que confiesa su amor por las sudaderas y las pizzas cuando está en casa.
 “La belleza nunca fue importante para mí
. Y de algún modo sigue sin serlo”, asegura. Incluso confiesa que le aterrorizó la idea de trabajar en la que hoy es su profesión.
Seleccionada modelo del año por los galardones británicos de la moda, hoy tiene abiertas las puertas de Hollywood de par en par con siete estrenos, que alternan películas indies o de arte y ensayo tipo Kids in Love o The Face of an Angel y grandes estrenos como Paper Towns, Pan, London Fields o la próxima entrega de Piratas del Caribe. “Es lo que he querido toda mi vida y el hecho de que me premien por ello me parece tan extraño”, se admira alargando las últimas palabras. Amiga de Rihanna y de la nueva generación de los Jagger -la modelo Georgia May-, el suyo es el nombre de la moda más buscado en Google en 2013. Y aunque ella misma abre su corazón en las redes sociales, defiende su intimidad a capa y espada: “Soy muy honesta y muy real con lo que comparto con la esperanza de evitar la parte más fea de esto, los paparazis. De todos modos la fama no es tan divertida como parece”.
Delevingne junto al diseñador Karl Lagerfeld, en el desfile de Chanel del año pasado en París. / CORDON PRESS
Muchos achacan la determinación y claridad de Delevingne a su linaje; es parte de la alta sociedad londinense, ahijada de Joan Collins y con vínculos con la realeza británica.
 Su seguridad de hecho raya la grosería, poco dada a pedir las cosas por favor o dar las gracias al séquito que le echa una mano durante la entrevista con EL PAÍS
. Ella recuerda sus veraneos en el sur de Francia con su madrina con cariño pero ese sentimiento no se extiende a los hijos de los amigos de sus padres, en su memoria una pandilla de niñatos con los que no le gustaba salir y menos aún ir a las carreras de caballos.
“Temeraria” y, según dice, amante de los riesgos, Delevingne prefiere buscarse sus propias compañías, como su comentada relación del pasado año con la actriz Michelle Rodríguez o la que la une ahora a Annie Clark, una cantante de rock alternativo más conocida como St. Vincent.
 La modelo y actriz que odia sentirse encasillada ha declarado su amor por la cantante de 32 años en la Red
. Lo que sigue sin aclarar es su orientación sexual, pero ni falta que le hace, según dice esta firme defensora de la igualdad de los sexos.
 “He visto como a los niños les enseñan desde pequeños a pensar que los hombres son mejores y la realidad es que hombres y mujeres son iguales”
, defiende con fiereza quien llevó la voz cantante en las protestas por la igualdad de la mujer que organizó el maestro de la moda y el mejor fan de la modelo, Karl Lagerfeld, en la pasarela de París el pasado año.
En otros temas Delevingne es mucho más discreta.
 En su día a día invierte poco en productos de belleza
. Tiene buenos genes, su cuerpo desnudo anunciando el perfume Black Orchid de Tom Ford ha creado conmoción en Londres.
 Pero ella se distancia de todo lo que signifique ejercicio, dieta o cuidados diarios:
 “Agua templada y jabón es todo lo que necesito. Cuando eres joven lo mejor es evitar cualquier cosa con muchos químicos”.
Pero no quiere dar consejos. Una cosa es ser modelo o actriz y otra que la gente te siga como una figura modélica, algo que pese a la fama o los 600.000 “me gusta” que se ganó en Facebook su primera foto en la película Paper Towns no quiere ser.
“Lo único que espero es influenciar a los jóvenes a que sean independientes”, resume.

 

Va de culo................................................................ Boris Izaguirre

Mientras en el Met unas estrellas acudían a Fuman Chú como referencia otras optaron por volverse jarrones Ming, estratégicamente desnudas y vestidas a la vez.

 

Donatella Versace y, a la derecha, Jennifer Lopez, a su llegada a la gala del Met en Nueva York. / TIMOTHY A. CLARY (AFP)

Hay eventos que se convierten en míticos ante nuestros ojos. Es lo que ha sucedido este año en la escalinata del Museo Metropolitano en Nueva York.
  Esta primavera el Instituto de Moda del citado museo ha travestido un evento social en un acontecimiento sociológico. Desde hace más de 30 años, esta gala inaugura una exposición volcada a un diseñador o a una etapa histórica en la moda
. Pero este año se ha transformado en un desfile del lujo, la exuberancia y quizás de la creatividad más desnortada, algo que todos consumimos como si fuera un fascinante circo.
El tema de la exposición era China a través de un espejo, una clara demostración que la nueva y pujante China comunista es la mayor consumidora de glamour, marcas y lujo del planeta. Mientras unas estrellas acudían a Fuman Chú como referencia otras optaron por volverse auténticos jarrones Ming, estratégicamente desnudas y vestidas a la vez.
Y como siempre sucede con la moda se creó la tendencia y el escándalo. Beyoncé, Kim Kardashian y Jennifer Lopez decidieron ajamonar la mayor competencia de culos en el hemisferio occidental, algo todavía inalcanzable todavía en el oriente.
 A unos les resulta una tortura china la vulgar combinación de encaje y piel apretada. A otros les vigoriza. Con la que se montó en España cuando Carla Bruni y Letizia Ortiz ascendieron por las pequeñas escaleras de Zarzuela, la imagen de las nuevas tres gracias, Beyoncé, Jennifer y Kim, viene a decirnos que en América todo es más grande, más arriba, más ceñido y a otra escala. Más allá de las transparencias y jirones también pudimos constatar que la moda internacional y sus clientes todavía observan a China como algo misterioso.
Una combinación de 50 sombras de Grey con 50 Días en Pekín. JLo y Donatella Versace posaron cogidas de la mano, confirmando la llegada de la avanzadilla zombi chic.
  O una nueva Pandilla Basura
. Y es que a la moda nunca le gusta encorsetarse en una sola tendencia, prefiere o devora la acumulación de varias
. En la escalera del Met hubo culos vivos y zombis a medio vestir, quizás escapados de las torturas de Fuman Chú o quizás como alegoría de la escasa libertad de expresión en China.
De izquierda a derecha: la estrella de la televisión Kim Kardashian y las cantantes Beyoncé y Jennifer Lopez, a su llegada a la gala del Met. / gc images / afp
Madonna, que es siempre la más cerebral de las celebridades, no se decantó por las transparencias, ella ya lo hizo antes de que JLo supiera hablar inglés, sino por una suerte de traje-capa Vampirella con inscripciones achinadas.
Como buena zombi, Madonna solo se dejaba fotografiar junto a otras zombis del colágeno y persiguiendo esa provocación lésbica de la cual ella es casi una pionera. JLo y Donatella la imitaron. Puede entenderse como poder femenino.
 O el hecho de que hoy, en la moda, humor y horror van de la mano.
La escalera del Museo Metropolitano no ha sido el único evento de la semana.
 No sería mala idea que en los Parlamentos autonómicos se dedicaran un rato a risas y charleta comentando los modelos, para evitar momentos políticos tan horrorosos como el bullying al que fue sometida la portavoz de Podemos en el Parlamento andaluz.
 Lo más tranquilizador que le espetaron fue “Cállate ya, bonita”. Sospechamos que si Teresa Rodríguez pudiera aparecer con uno de los trajes de la escalera del Met, a esos parlamentarios machistas se les helaría la sangre.
La moda a veces incomoda pero siempre abre y cierra bocas. Y bolsillos. Y aunque la todavía no presidenta, Susana Díaz, habrá sentido que tenia que hacer un gesto y optó por librarse de las medias que usaba incluso bajo el sol más justiciero de Sevilla
. Pero no es suficiente, Susana, ahora habría que corregir esa conducta cuartelaria de tus compañeros.
También pareciera que los de Podemos, quizás porque son una tendencia nueva, quizás porque el aparato institucional se esfuerza en hacerles bullying de todo tipo, deberían ascender por la escalera del Palacio de San Telmo, sede del Parlamento andaluz, en plan thriller.
Quizás algún día en el Met organicen una gala sobre España vista a través de sus cuentas en Suiza y a ver qué tipo de transparencias se llevan en la escalera.
 Y, sobre todo, quienes nos representarían, porque los representantes serían muchos y variopintos. Hay de todo, políticos, deportistas, celebridades A, B, C o Z. Una infanta, dos tesoreros, tres exministros, 40 exalcaldes.
Es necesaria mucha seguridad en esa escalera para defender esas pintas. Además ahora, con el feísmo, se está poniendo de moda arrojar comida a las personas públicas.
 Al cantante Adam Levine, uno de los varones más guapos de la televisión americana, le arrojaron un paquete de harina. Y a Nicolás Maduro le lanzaron un mango en mal estado durante un discurso en Caracas, según numerosas cuentas de Twitter venezolanas, donde la red social es como un canal de televisión.
 Y a Cristina Cifuentes, que como Díaz es probable que tenga que gobernar en compañía de alguien no tan bien vestido como ella, se le escapo lo de que en su partido no es que hubiera manzanas podridas sino melones podridos, casi sugiriendo un nombre de banda a algún retoño de Luis Bárcenas o de Rodrigo Rato.
 El hecho es que en términos de frutería, comer alimentos podridos podría dejarte el cuerpo preparado para uno de esos Versace zombi chic de la escalera del Met o del Parlamento
. Eso sí, con un buen culo.

El fragor del universo y los imbéciles..................................................................... Rosa Montero

Desde la física cuántica para acá me parece que los científicos andan empapados en ácido lisérgico y gloriosamente pirados.

Leo en un libro interesantísimo de Rafael Alemañ, ¿Qué hubo antes del Big Bang?, en editorial Laetoli, que por lo visto nuestro universo tiene 13.750 millones de años.
 La verdad, me ha parecido poquísimo.
 Hombre, no llega a ser una cifra tan ridículamente corta como los famosos cinco mil años y pico que calculó en 1650 James Ussher, arzobispo anglicano de Armagh (hoy Irlanda del Norte), quien, tras minuciosos estudios bíblicos, llegó a la bizarra y flipante conclusión de que el primer día de la Creación fue el atardecer anterior al domingo 23 de octubre del año 4004 antes de Cristo, según el calendario juliano. Los cómputos de los científicos actuales superan con mucho esos estrechos márgenes, pero de todas maneras es una cifra que cabe en la cabeza.
A ver: por un lado sabemos perfectamente lo que es un año, y por otro una cantidad de 13.750 millones de algo apenas supone dos veces la población mundial, que es una suma que de algún modo también tenemos incorporada a nuestra visión de la realidad.
 ¿O sea que el universo sólo existe desde hace ese puñadito de tiempo? ¿El enorme universo, cuyo tamaño sí que soy incapaz de vislumbrar?
 La dimensión espacial se me antoja mucho más aplastante e inhumana que la temporal.
Claro que luego seguí leyendo el libro de Alemañ, cosa que confieso que he tenido que hacer con notable esfuerzo pese a la gran capacidad divulgativa del autor, porque desde la física cuántica para acá me parece que los científicos andan empapados en ácido lisérgico y gloriosamente pirados, incomprensibles pero formidables en sus chifladuras.
 Digo que continué leyendo el libro y entonces me enteré de que ésa tal vez sea la edad de nuestro universo visible, pero que éste puede provenir de otro montón de universos antes expandidos y colapsados, o de una multiplicación de universos paralelos unidos en la actualidad o en algún momento por agujeros de gusano, o de un universo interminable inflacionario que brota en nuevos universos como en burbujas, sea eso lo que sea, o de un universo pulsante que no llega a colapsarse sino que se renueva interminablemente en ciclos como las estaciones del año, e incluso hay un tipo llamado Tegmark que a finales de la década de 1990 propuso la hipótesis del universo matemático según la cual, y copio las palabras de Alemañ para no pifiarla, “parece querer decir que lo que consideramos la realidad física es una estructura matemática abstracta tan compleja como para admitir subestructuras autoconscientes (nosotros mismos) que creen vivir en un mundo material”.
O sea, puro Matrix.
 Lo mismo cualquier día hasta le dan un Premio Nobel al Tegmark éste.
En resumen, un maldito lío, un embrollo de proporciones sublimes que lo único que demuestra es que no sabemos casi nada, y que nuestros esfuerzos, los esfuerzos sumados de una legión de las mentes humanas más portentosas, siempre chocan contra los infinitos, contra la pesadilla de las singularidades, que son aquellas fronteras del saber en donde dejan de funcionar las leyes físicas y matemáticas y todas las herramientas científicas que poseemos
. En palabras vulgares, no conseguimos resolver el problema de la creación o no creación, del principio o no principio de las cosas, del final o no final del universo
. Y a mí, paradójicamente, esta ignorancia esencial me parece maravillosa y excitante, me parece un misterio deslumbrante y tentador.
Así que lo de los 13.750 millones de años de edad del universo es una fruslería dentro de la enormidad.
 Dentro de la enormidad de lo muy grande, pero también de lo muy pequeño.
 Porque los quarks y demás partículas elementales son tan diminutos que vienen a ser de tamaño, con respecto al núcleo de un átomo, como un átomo con respecto al sistema solar. Repito: como un átomo comparado con todo el sistema solar.
Por su parte, el núcleo es con respecto al átomo como una pulga a un estadio. Y un átomo es una birria tan chica como… En fin, paremos, me marea semejante inmensidad liliputiense.
Formamos parte de esa complejidad indescriptible, de ese fragor fenomenal, somos un ingrediente banal en el colosal chisporroteo de masa y energía.
Y en medio de esa desmesura maravillosa, hay gentes que dedican la increíble, casi imposible casualidad de sus ínfimas vidas a lanzar por la borda de la patera a una docena de pobres desheredados como ellos por el simple hecho de creer en otros dioses.

 Qué desolación, qué completa imbecilidad, qué desperdicio.
@BrunaHusky
www.facebook.com/escritorarosamontero
www.rosamontero.es