Lleva más de dos décadas retirada, pero el mito sigue vivo.
El anuncio de una exposición, El resplandor de un mito, con cincuenta fotografías de su vida disparadas por César Lucas, ha movilizado a su club de fans.
Marisol quiso matar su nombre y hasta ahora lo ha hecho con coherencia.
Hace casi tres décadas que Pepa Flores (Málaga, 1948) se retiró del cine y de la canción para vivir al margen de los focos en su ciudad natal, y ahí sigue en silencio.
A sus 67 años, ha rehecho su vida sentimental, cuida de su madre anciana y vigila de cerca la carrera de sus tres hijas, pero guarda su intimidad cual Greta Garbo
. La exposición El resplandor de un mito se inaugura el próximo jueves en la Térmica (Málaga) y casi nadie cree que la artista rompa con la discreción que acompaña su vida, lo opuesto a cómo transcurrió su infancia y juventud.
Además de belleza, simpatía y desparpajo, Marisol tenía un don que solo poseen algunos personajes: la capacidad para asaltar el corazón del público.
Seguramente César Lucas sea la persona que más veces fotografió a Marisol y luego a Pepa Flores. Entre los años setenta y los ochenta, mientras ella se mantuvo en el candelero, la retrató tantas veces que lo difícil ahora ha sido escoger las imágenes para la muestra.
Tantos años de relación profesional han creado cierta complicidad entre el fotógrafo y la artista
. “He crecido con ella y le tengo mucho cariño.
Entendía que debía contar con su aprobación, por eso hablé con ella antes de empezar con los preparativos de la exposición. Me contestó que le parecía bien,”, cuenta. Lucas confía en que, fuera de los focos, ambos visiten juntos un día la muestra. “A ella le gusta ver esas imágenes en las que ya casi no se reconoce
. Son tantas que, a veces, ni ella ni yo recordamos cuándo se hicieron”.
El propio Lucas se ha sorprendido al comprobar cómo su cara quedó grabada en la memoria de la gente.
Bastó un anuncio en Facebook de la exposición para que sus fans se movilizaran. “Me han escrito de medio mundo”, confiesa.
“Me llegan testimonios de sitios remotos, quieren el cartel de la muestra o nos piden que intentemos que la exposición viaje por el mundo”, cuenta en su domicilio madrileño, ubicado en una calle paralela a Arturo Soria, donde antaño estaban las oficinas de la productora y donde se rodaron algunas escenas de Un rayo de luz, la primera película de Marisol a la que siguió una saga de filmes musicales y con la que ganó en 1960 el premio a la mejor actriz en la Mostra de Venecia.
La fama la situó como la niña prodigio del franquismo y el éxito fue tal que su descubridor, el productor Manuel Goyanes, la trasladó a vivir a Madrid, alojándola en su propia casa, mientras su madre vivía cerca de ella, pero en una pensión.
Con Goyanes rodó numerosas películas en las que Marisol cantaba, bailaba y se movía con total naturalidad ante las cámaras.
Convertida a su pesar en un icono cultural de la España del momento, se casó con Carlos Goyanes, uno de los hijos de su descubridor, del que acabaría divorciándose.
Esa ruptura marcaría un giro radical en su vida y en su carrera. Marisol se convirtió en Pepa Flores. Siguió haciendo cine y grabando discos.
Conoció al bailarín Antonio Gades con el que se casó en Cuba y tuvo tres hijos. En paralelo a esa relación, se produjo también un giro ideológico.
Se hizo militante del Partido Comunista de los Pueblos de España, una escisión por la izquierda del Partido Comunista.
Rodó con Juan Antonio Bardem, trabajó a las órdenes de Mel Ferrer y un buen día, tras rodar Caso cerrado, de Juan Caño en 1985, decidió cortar con todo y volver a Málaga.
Una dificultad añadida ha sido la recuperación de material fotográfico que ya ha quedado casi obsoleto, como revelar diapositivas realizadas hace cuatro décadas para sacar nuevas copias
. De entre el material seleccionado, una fotografía marcó la carrera del fotógrafo, que formó parte del equipo que fundó EL PAÍS, su famoso desnudo, publicado en 1976 por la revista Interviú.
La foto tuvo un eco mediático inaudito.
Lucas fue acusado de atentado a la moral y de escándalo público y el fiscal pedía una condena de 10 años de inhabilitación.
Tras el juicio quedó absuelto, pero la foto se convirtió en un icono. Fue recreado en uno de los capítulos de la popular serie Cuéntame.
Hace casi tres décadas que Pepa Flores (Málaga, 1948) se retiró del cine y de la canción para vivir al margen de los focos en su ciudad natal, y ahí sigue en silencio.
A sus 67 años, ha rehecho su vida sentimental, cuida de su madre anciana y vigila de cerca la carrera de sus tres hijas, pero guarda su intimidad cual Greta Garbo
. La exposición El resplandor de un mito se inaugura el próximo jueves en la Térmica (Málaga) y casi nadie cree que la artista rompa con la discreción que acompaña su vida, lo opuesto a cómo transcurrió su infancia y juventud.
Además de belleza, simpatía y desparpajo, Marisol tenía un don que solo poseen algunos personajes: la capacidad para asaltar el corazón del público.
Seguramente César Lucas sea la persona que más veces fotografió a Marisol y luego a Pepa Flores. Entre los años setenta y los ochenta, mientras ella se mantuvo en el candelero, la retrató tantas veces que lo difícil ahora ha sido escoger las imágenes para la muestra.
Tantos años de relación profesional han creado cierta complicidad entre el fotógrafo y la artista
. “He crecido con ella y le tengo mucho cariño.
Entendía que debía contar con su aprobación, por eso hablé con ella antes de empezar con los preparativos de la exposición. Me contestó que le parecía bien,”, cuenta. Lucas confía en que, fuera de los focos, ambos visiten juntos un día la muestra. “A ella le gusta ver esas imágenes en las que ya casi no se reconoce
. Son tantas que, a veces, ni ella ni yo recordamos cuándo se hicieron”.
El propio Lucas se ha sorprendido al comprobar cómo su cara quedó grabada en la memoria de la gente.
Bastó un anuncio en Facebook de la exposición para que sus fans se movilizaran. “Me han escrito de medio mundo”, confiesa.
“Me llegan testimonios de sitios remotos, quieren el cartel de la muestra o nos piden que intentemos que la exposición viaje por el mundo”, cuenta en su domicilio madrileño, ubicado en una calle paralela a Arturo Soria, donde antaño estaban las oficinas de la productora y donde se rodaron algunas escenas de Un rayo de luz, la primera película de Marisol a la que siguió una saga de filmes musicales y con la que ganó en 1960 el premio a la mejor actriz en la Mostra de Venecia.
La fama la situó como la niña prodigio del franquismo y el éxito fue tal que su descubridor, el productor Manuel Goyanes, la trasladó a vivir a Madrid, alojándola en su propia casa, mientras su madre vivía cerca de ella, pero en una pensión.
Con Goyanes rodó numerosas películas en las que Marisol cantaba, bailaba y se movía con total naturalidad ante las cámaras.
Convertida a su pesar en un icono cultural de la España del momento, se casó con Carlos Goyanes, uno de los hijos de su descubridor, del que acabaría divorciándose.
Esa ruptura marcaría un giro radical en su vida y en su carrera. Marisol se convirtió en Pepa Flores. Siguió haciendo cine y grabando discos.
Conoció al bailarín Antonio Gades con el que se casó en Cuba y tuvo tres hijos. En paralelo a esa relación, se produjo también un giro ideológico.
Se hizo militante del Partido Comunista de los Pueblos de España, una escisión por la izquierda del Partido Comunista.
Rodó con Juan Antonio Bardem, trabajó a las órdenes de Mel Ferrer y un buen día, tras rodar Caso cerrado, de Juan Caño en 1985, decidió cortar con todo y volver a Málaga.
Una dificultad añadida ha sido la recuperación de material fotográfico que ya ha quedado casi obsoleto, como revelar diapositivas realizadas hace cuatro décadas para sacar nuevas copias
. De entre el material seleccionado, una fotografía marcó la carrera del fotógrafo, que formó parte del equipo que fundó EL PAÍS, su famoso desnudo, publicado en 1976 por la revista Interviú.
La foto tuvo un eco mediático inaudito.
Lucas fue acusado de atentado a la moral y de escándalo público y el fiscal pedía una condena de 10 años de inhabilitación.
Tras el juicio quedó absuelto, pero la foto se convirtió en un icono. Fue recreado en uno de los capítulos de la popular serie Cuéntame.