El exministro de Exteriores británico deja la política para trabajar con la actriz contra la violencia sexual en zonas de guerra.
En el mundo de los derechos humanos el político William Hague y Angelina Jolie
son una de las dos parejas de moda.
La otra, por supuesto, es la que forman la estrella de Hollywood George Clooney y su flamante esposa, la abogada Amal Alamuddin.
Pero aunque el actor y su mujer enloquezcan a los paparazis, el tándem entre una de las intérpretes más glamurosas y mediática de la meca del cine y el político británico resulta mucho más interesantes, puesto que no les une el amor si no el trabajo y un objetivo tan ambicioso como noble: terminar con la violencia sexual contra las mujeres en zonas de guerra.
Aunque desde un principio pareció una unión improbable y de corta duración, ha resultado ser una de las que mejores frutos está dando en el área de los derechos humanos, hasta tal punto que el que fuera el hombre más poderoso de Reino Unido en política exterior hasta hace apenas ocho meses no se presentará a las próximas elecciones al Parlamento británico.
Él prefiere continuar trabajando con Angelina Jolie en un proyecto en el que se embarcaron hace ya tres años.
“Es demasiado importante para abandonarlo. La campaña está en un buen momento y tiene que mantenerse.
Tenemos que demostrar que es posible tomar medidas en todo el mundo”, declaró en el diario Evening Standard Hague, actual portavoz tory de la Cámara de los Comunes.
Se conocieron en 2011, cuando él era aún ministro de Exteriores británico. Jolie le propuso ver su primera película como directora, En tierra de sangre y miel, donde denuncia las violaciones de las mujeres bosnias durante la guerra de los Balcanes.
La actriz, que entonces era embajadora de buena voluntad de la ONU para los refugiados (desde 2012 tiene un cargo diplomático como enviada especial para el Alto Comisionado de Naciones Unidas), no buscaba precisamente la crítica cinematográfica sino un aliado en lo que le parecía un tema completamente olvidado por las instituciones internacionales: los crímenes sexuales utilizados como arma de guerra en los conflictos de todo el planeta.
“Su película fue la que me ayudó a conectar muchas cosas de las que había sido testigo en mi vida como político.
Si sabemos tanto sobre determinados crímenes, ¿por qué no actuamos para frenarlos?”, se preguntó Hague tras ver el filme. A partir de ese momento la actriz y este político, perteneciente al partido conservador y con 26 años de experiencia a sus espaldas, se pusieron a trabajar juntos para cambiar la actitud de gobiernos e instituciones hacia los crímenes de guerra de tipo sexual, convirtiendo su condena en una prioridad que tuvo su punto álgido en la cumbre que se celebró en Londres en junio de 2014.
En el centro de su agenda estaba activar un protocolo internacional con medidas de prevención y acción pero cuyo objetivo principal era cambiar la actitud de gobiernos e instituciones hacia crímenes contra los derechos humanos que sin embargo nunca son perseguidos.
“Y funcionó. Vinieron ministros de 125 países que pensaban que escucharían charlas aburridas y se dormirían en sus asientos. En cambio, se encontraron con un lugar lleno de energía, con reuniones intensas, películas, ONG, activistas y gente corriente.
Aquella cumbre ha provocado un cambio claro de mentalidad hacia el problema”, asegura Hague en la misma entrevista.
Y lo atribuye a la tenacidad de Angelina: “Ella ha hecho muchísimo por esta causa y además sabe muchísimo sobre el tema y está totalmente entregada a él”.
De hecho, Angelina Jolie no ha descartado su intención de abandonar poco a poco el cine para centrarse en el futuro en su trabajo como diplomática, algo que el propio Hague reconoce que hace muy bien
. A la actriz además no le iría mal como política: una encuesta reciente en Reino Unido la convirtió el pasado enero en la mujer más admirada del planeta.
La otra, por supuesto, es la que forman la estrella de Hollywood George Clooney y su flamante esposa, la abogada Amal Alamuddin.
Pero aunque el actor y su mujer enloquezcan a los paparazis, el tándem entre una de las intérpretes más glamurosas y mediática de la meca del cine y el político británico resulta mucho más interesantes, puesto que no les une el amor si no el trabajo y un objetivo tan ambicioso como noble: terminar con la violencia sexual contra las mujeres en zonas de guerra.
Aunque desde un principio pareció una unión improbable y de corta duración, ha resultado ser una de las que mejores frutos está dando en el área de los derechos humanos, hasta tal punto que el que fuera el hombre más poderoso de Reino Unido en política exterior hasta hace apenas ocho meses no se presentará a las próximas elecciones al Parlamento británico.
Él prefiere continuar trabajando con Angelina Jolie en un proyecto en el que se embarcaron hace ya tres años.
“Es demasiado importante para abandonarlo. La campaña está en un buen momento y tiene que mantenerse.
Tenemos que demostrar que es posible tomar medidas en todo el mundo”, declaró en el diario Evening Standard Hague, actual portavoz tory de la Cámara de los Comunes.
Se conocieron en 2011, cuando él era aún ministro de Exteriores británico. Jolie le propuso ver su primera película como directora, En tierra de sangre y miel, donde denuncia las violaciones de las mujeres bosnias durante la guerra de los Balcanes.
La actriz, que entonces era embajadora de buena voluntad de la ONU para los refugiados (desde 2012 tiene un cargo diplomático como enviada especial para el Alto Comisionado de Naciones Unidas), no buscaba precisamente la crítica cinematográfica sino un aliado en lo que le parecía un tema completamente olvidado por las instituciones internacionales: los crímenes sexuales utilizados como arma de guerra en los conflictos de todo el planeta.
“Su película fue la que me ayudó a conectar muchas cosas de las que había sido testigo en mi vida como político.
Si sabemos tanto sobre determinados crímenes, ¿por qué no actuamos para frenarlos?”, se preguntó Hague tras ver el filme. A partir de ese momento la actriz y este político, perteneciente al partido conservador y con 26 años de experiencia a sus espaldas, se pusieron a trabajar juntos para cambiar la actitud de gobiernos e instituciones hacia los crímenes de guerra de tipo sexual, convirtiendo su condena en una prioridad que tuvo su punto álgido en la cumbre que se celebró en Londres en junio de 2014.
En el centro de su agenda estaba activar un protocolo internacional con medidas de prevención y acción pero cuyo objetivo principal era cambiar la actitud de gobiernos e instituciones hacia crímenes contra los derechos humanos que sin embargo nunca son perseguidos.
“Y funcionó. Vinieron ministros de 125 países que pensaban que escucharían charlas aburridas y se dormirían en sus asientos. En cambio, se encontraron con un lugar lleno de energía, con reuniones intensas, películas, ONG, activistas y gente corriente.
Aquella cumbre ha provocado un cambio claro de mentalidad hacia el problema”, asegura Hague en la misma entrevista.
Y lo atribuye a la tenacidad de Angelina: “Ella ha hecho muchísimo por esta causa y además sabe muchísimo sobre el tema y está totalmente entregada a él”.
De hecho, Angelina Jolie no ha descartado su intención de abandonar poco a poco el cine para centrarse en el futuro en su trabajo como diplomática, algo que el propio Hague reconoce que hace muy bien
. A la actriz además no le iría mal como política: una encuesta reciente en Reino Unido la convirtió el pasado enero en la mujer más admirada del planeta.