Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

9 mar 2015

Risto Mejide ficha por Atresmedia

El publicista y presentador deja Mediaset tras su sonada salida de 'Viajando con Chester'.

Chico Guapo, Chico Listo.

 

Risto Mejide
El publicista y presentador Risto Mejide. / LUIS SEVILLANO

"Hay viajes tan apasionantes que acaban convirtiéndose en migración.
 Feliz de volver a Atresmedia, donde todo esto empezó".
Así ha hecho público Risto Mejide en Twitter su fichaje por el grupo de televisión.
 A Atresmedia llega procedente de Mediaset, donde hace unas semanas el publicista y presentador no llegó a un acuerdo para renovar por otra temporada más en el programa que presentó hasta diciembre, Viajando con Chester.
Mejide vuelve así a Atresmedia, para la que su empresa de publicidad Aftershare ha desarrollado las campañas de Navidad de los cinco últimos años, como apunta Bluper, portal web que adelantó la noticia. En 2006, el publicista debutaba en televisión con el programa El invento del siglo, en Antena 3, aunque su salto al estrellato llegó tras convertirse en jurado de Operación triunfo en Telecinco.

Tras la salida de Mejide de Viajando con Chester, programa que presentó durante tres temporadas, el espacio de entrevistas de Cuatro pasará a manos de Pepa Bueno, quien compaginará su trabajo en la Cadena SER con las grabaciones para televisión.
Según explicó Mediaset en un comunicado, la salida de Mejide de Viajando con Chester se debió a motivos económicos.
 "Lamentablemente no se ha podido alcanzar un acuerdo en la renegociación de su contrato
. Dadas las circunstancias de los últimos años, hemos pedido a empleados, artistas y proveedores el mismo esfuerzo de mantenimiento de sus retribuciones y en general hemos encontrado mucha comprensión", explicó Mediaset.

Penélope Cruz: “He llegado a ser una adicta al trabajo, pero no me compensaba".......................Ana Fernández Abad

Si no hubiera sido actriz se habría formado como bailarina... o médico. Ahora es la nueva imagen de Viceroy.

cover 
 
Ha decidido frenar, saborear el tiempo. “Antes rodaba cuatro películas al año; ya no
. Ahora soy más selectiva. Era muy frenético. Cuatro películas al año quiere decir estar siempre en algún rodaje en una ciudad que no es la tuya, en los zapatos de otro.
Un día me dije: 'El personaje de tu propia vida es otra planta que también hay que cuidar, porque si no se seca'. Y paré”.
A punto de cumplir 41 (el 28 de abril), Penélope Cruz se muestra reflexiva pero amable.
 No quiere hablar de sus hijos, aunque la presencia de Leo (4 años) y Luna (que hace 2 en julio) se cuela en sus respuestas, marca sus decisiones, ordena su vida. Ahora es la nueva imagen de Viceroy, horas y horarios son muy importantes desde que es madre.
“Me he vuelto más puntual. Antes lo era con las cosas de mi trabajo, en un rodaje cada minuto cuenta, y en lo demás era más despistada.
 Pero con los niños es muy importante tener un horario ya desde que nacen, sobre todo cuando además forman parte de una familia que viaja”.
Hoteles y aviones siguen presentes, pero menos. Ha vuelto a casa, en más de un sentido. A vivir en Madrid y al cine español, tanto a la pantalla –en septiembre estrena Ma ma, la nueva película de Julio Medem, que también produce– como a la gala de los Goya, a la que llevaba cinco años sin asistir.
Qué alfombra impone más, ¿la roja de los Oscar o la fucsia de los Goya?

Para mí no hay ni menos ni más, es lo mismo.
¿Se siente mucha presión al elegir el vestido?

Tenemos la suerte de que haya gente que ayuda con eso.
 Los mejores diseñadores se ofrecen a vestirte y te lo ponen muy fácil, no creo que sea ningún mérito mío ir bien vestida a un sitio así.

vestida a un sitio así.

De todos los que ha llevado, ¿cuál ha sido el más importante, el Balmain con el que recibió el Oscar?

Ése es muy especial, porque lo vi y dije: “Si alguna vez hay algo muy importante, volveré a buscarlo”
. Ocho años después regresé y el vestido seguía metido en su caja. Pensé que era una señal, y me dio suerte. Es una pieza de museo.

¿Lo conserva?

Sí, claro. También guardo con cariño muchas cosas que me hizo para mí Oscar de la Renta, a quien quería mucho
. Era un hombre maravilloso, fue muy cariñoso conmigo, y vivimos momentos bonitos juntos. Las tres o cuatro cosas que me hizo las tengo guardadas para siempre.
¿En qué armario?

Porque estos trajes de noche son enormes... Tengo un sitio para guardarlos fuera de casa. Son muy especiales y hay que conservarlos bien.
Podría hacer un museo con ellos.

(Risas) Tampoco tengo tantos...
¿Qué habría hecho si no se hubiera dedicado a la actuación? ¿Se imagina en una oficina, fichando todos los días?

Creo que hubiera sido bailarina.
 Durante 17 años me dediqué a la danza; en la adolescencia intenté compaginarlo con la actuación, pero era imposible. Tenía que elegir.
 Y si no, habría elegido un trabajo en el que se esté en contacto con niños... o incluso Medicina. Pero nunca llegué a tener que planteármelo, porque empecé a trabajar a los 16. Fue todo rodado.
¿La fuerza del destino la llevó hasta donde está?

Ese vídeo de Mecano uno de mis primeros trabajos, así que supongo que sí, que fue cosa del destino. Todo empezó cuando estaba estudiando en la escuela de Cristina Rota
. Vi un cartelito de una representante, Katrina, y no paré hasta que me dio una oportunidad, aunque al principio le parecía muy pequeña, porque solo tenía 14. Sigo con ella después de todos estos años.
¿Mantiene también sus amistades de la infancia, o para llegar a Hollywood hay que dejar el pasado atrás?

Sí que las conservo, aunque lamento haber perdido el contacto con algunos compañeros del cole. Pero los amigos de la adolescencia sí que siguen ahí, tanto mi mejor amiga como mi mejor amigo son los mismos, y eso es un tesoro, hay que cuidarlo mucho, es parte de tu familia.
Ahora también tiene amigos con estrella en el Paseo de la Fama, como Johnny Depp.

Es uno de los tíos más listos y más especiales que hay. Tiene un sentido del humor muy marciano, más de una vez he estado tirada en el suelo llorando de las barbaridades que puede llegar a decir.
¿No se le ha subido el éxito a la cabeza? El año pasado la eligieron “la mujer más sexy del mundo”, ha ganado un Oscar... ¿Cómo se definiría usted?

Es difícil definir a nadie en dos o tres palabras.
 Lo que he tenido siempre y conservo es el sentido del humor necesario para ser capaz de reírme de mí misma.
 Me tomo las cosas con una distancia muy sana que luego ayuda. No hay que verlo todo desproporcionado, como el tamaño de la pantalla del cine
. Para lo bueno y para lo malo, en este trabajo tienes que encontrar una manera de lidiar con esas cosas. Y yo ya tengo años de entrenamiento.

Penélope Cruz 
 

¿Por eso protege tanto su intimidad?

Es una reacción natural, lo he hecho desde el principio. Tengo mi trabajo, que es de cara al público, y luego unas áreas de mi vida que son mías.
 Cualquier mujer con hijos entiende mi postura, se puede identificar. Es lo normal. Si lo he hecho siempre, ahora no voy a cambiar.
¿Cuesta conciliar cuando se es actriz y se trabaja por todo el mundo? En mayo comienza a rodar Zoolander 2, con Owen Wilson y Ben Stiller.

Llegué a ser la mayor adicta al trabajo del mundo, pero ese ritmo no compensa. Sobre todo, cuando tienes una familia.
Para mí es la prioridad y luego, por supuesto, tengo que trabajar, como todo el mundo. Ahora hago un rodaje o dos al año, y teniendo muchas más cosas en cuenta, no solo que me apetezca hacer esa película.
Y en una profesión en la que prima tanto la imagen, ¿cómo afronta el paso del tiempo?

No me importa. Solo me preocupa mantener la salud.
 Por eso nunca me ha llamado la atención fumar o beber. Fumé unos años porque empecé por un personaje.
 Le doy mucha importancia a la alimentación y prácticamente no bebo alcohol.
¿Eso no es muy difícil en el mundo de la farándula, conocido por los excesos?

Como he hecho deporte desde los 4 años, siempre he sido muy consciente de cómo me sentía cuando me cuidaba y cuando no.
Soy antidrogas total, porque nunca me ha compensado.
La salud es el mayor tesoro que existe. Si lo tienes, puedes resolver cualquier problema.
Precisamente en Ma ma, su nuevo filme, se aborda el tema de la enfermedad.

Es una película con mucho corazón, con toda la poesía del mundo de Julio Médem, pero a la vez con los personajes más terrenales que ha tenido hasta ahora
. Magda [a quien ella interpreta], tiene cáncer de mama, y en el rodaje conocí a muchas mujeres con una situación parecida a la de ella, que me ayudaron a entenderla y a preparar el papel.
 Lo que inspira esta película es salir corriendo e irte a tu casa a abrazar a tu familia. Siendo dura por momentos, que lo es, y mucho, te lleva a recordar lo importante del agradecimiento en tu día a día, con tu gente, con lo que tienes.
En ella es también productora, ¿resulta complicado compaginar ficción y números?

Ha sido una gran experiencia.
Cada vez tengo más claro que la interpretación, cuanto más basada en la imaginación y en este baile de entrar y salir de la ficción, mejor, es lo más sano.
Tu dolor ya entra solo, tus experiencias positivas, negativas, tus tormentos... Todo se va a colar, no vas a poder evitarlo, pero no hay que forzarlo.
 El momento en el que se fuerza, es truco.
 Ya le estás dando al personaje algo que no es suyo, estás metiendo lo tuyo, como una especie de terapia... El baile de entrar y salir de la ficción, volar, probar cosas y olvidarte del resultado para ver hasta dónde puedes conectar con el alma de esa persona, de ese personaje, es un proceso alucinante.
¿Seguirá produciendo, por ejemplo La reina de España, la segunda parte de La niña de tus ojos, de Fernando Trueba?

Eso todavía no lo puedo decir, estamos hablando sobre ello
. Para mí, volver a rodar con Fernando y con mis compañeros de esa peli, que fue un rodaje de los más divertidos que he vivido, es muy especial. Y me interesa Macarena, mi personaje, poder ver quién es ella unos años después.
Y cuando pasen otros diez años, queremos rodar una tercera parte.
Si sus hijos dijeran “mamá, quiero ser artista” porque lo llevan en los genes, ¿qué haría?

Paso por paso... Yo empecé muy joven y en mi casa me dieron mucha libertad.
 No te puedo decir lo que haría, pero creo que no presionaría en ninguna dirección, simplemente hay que escuchar y estar ahí.
En todos los sentidos, no solo en lo profesional.
Ellos tomarán sus decisiones.


 

Mentira y piedad.............................................................................Elvira Lindo

Me gustaría saber cuál es el impulso que lleva a algo tan complicado como fabricarse una vida falsa.

 

Yo no soy de este mundo y como no soy de este mundo no me divierto con las desgracias de otros. Pero no estoy sola.
 Somos muchos los que no somos de este mundo, más de lo que cabría pensar si uno le echa un vistazo a las redes y contempla con estupor el cachondeo que genera el ridículo ajeno
. El problema de los que no somos de este mundo es que gozamos de menos visibilidad.
 Yo soy anormal, como anormal que soy siento vergüenza o piedad ante el ridículo ajeno, no sé si piedad hacia el prójimo o hacia mí misma, a causa de esa capacidad enfermiza a ponerme en los zapatos de otros, como decía el gran Atticus Finch, que tanta falta nos hace.
Me paso el día cambiándome de zapatos para poder entender por qué los demás hacen lo que yo jamás haría
Jamás recortaría mi cara de una foto y se la colocaría a una catedrática que aparece dando una charla en Harvard.
Más aún: si alguna vez he tenido la ocasión de dar una charla en Harvard, he tendido a pensar que no estaba a la altura de la tarea.
 No es complejo de inferioridad sino decoro, una palabra que anda desterrada del diccionario, con la falta que hace.
En mi vida me he visto varias veces señalada públicamente.
 Es un bautismo obligado para todo aquel que se dedica a esta faena.
Ahora conozco mejor la relación entre actos y consecuencias; cuando piso un terreno pantanoso, sé dónde me estoy metiendo.
 Y si alguien tiene el mal gusto de ridiculizarme, trato de aliviar el embate pensando que defendí una causa justa o que, sencillamente, dije lo que pensaba.
Pero me resulta difícil de comprender a ese tipo de persona tan insensata que no calibra la repercusión de sus mentiras, que no tiene ese mecanismo de defensa que consiste en imaginar el ridículo que uno puede sentir si es descubierto
. Leo sobre esta tal Anna Allen y recuerdo una tarde de septiembre pasado, en la peluquería del Teatro Español.
 No era algo nuevo.
 Algunos trabajadores del teatro hablaban de ella, de su tendencia a embaucar a los compañeros, a fabular con proyectos internacionales.
 Nadie decía, en cambio, que fuera mala actriz.
 Llevaba tiempo siendo un misterio
. Un misterio no desvelado ahora, porque de la mofa jamás se concluye nada.
 Risotadas, crueldad, escarnio
. Mucho montaje fotográfico añadido a los que ella pergeñó.
 Tiendo a pensar que alguien que fabrica una mentira que más tarde o más temprano se descubrirá es porque no tiene la cabeza en su sitio.
 Tirarse el rollo se lo tiran muchos.
 En mi profesión también. Hace no tanto, algunos recordarán que una escritora fabricó o hizo que le fabricaran una reseña en The New York Times.
 Ya no digamos en el show business. Hay ciudades, como Los Ángeles, que son fábricas de sueños para unos y fábricas de alucinaciones para otros. Nueva York no le anda a la zaga
. Estas moles urbanas albergan a miles de desgraciados que tratan de vender la moto de que han triunfado.
 A ver si cuela. Engañan a los demás un rato, pero finalmente acaban siendo víctimas de su propia mentira.
Yo soy anormal, como anormal que soy siento vergüenza o piedad ante el ridículo ajeno
Estos días pasados, en la prensa americana, se habló mucho de embusteros
. Dos célebres presentadores de noticias en la televisión fueron destapados en su mentira
. El primero, Brian Williams, de NCB News, escribió en un libro de experiencias periodísticas que cuando cubría la guerra de Irak en 2003 el helicóptero en el que viajaba fue abatido. Pues resulta que no. Se ha descubierto que no.
 El tipo ha tenido que pedir disculpas y se le ha sancionado sin empleo y sueldo durante seis meses. Otra batallita ha sido la del rey del periodismo reaccionario, Bill O’Reilly, de la Fox, el individuo que consigue a diario echar más leña al fuego ardiente del ala fanática del Partido Republicano. O’Reilly escribió que había cubierto la guerra de las Malvinas desde primera línea de fuego.
 Pues tampoco. Resultó que estaba a salvo y en Buenos Aires.
 Unos reporteros han rastreado el asunto y la verdad parece clara, aunque la Fox está siendo implacable en la defensa del tipo, amenazando incluso a otros medios si siguen poniendo en duda la honorabilidad de su presentador
. O’Reilly tiene a su favor a un público que no cree en el buen periodismo sino en el mero aniquilamiento del enemigo político, ¿nos suena de algo?
Podría concluir que los hombres mienten para presumir de un valor que les falta; quién no conoce a algún fabricante de valentías a toro pasado y desde la barrera.
 Podría pensar que las mujeres fabulan sobre lo que se espera de ellas, celebridad y belleza. No lo haré.
 Estos delirios son transversales. Acabo de leer, por ejemplo, las memorias recién reeditadas de Lillian Hellman, la guionista y escritora americana, en las que se ve a sí misma como protagonista de pequeñas o grandes heroicidades que luego han sido desmentidas abundantemente.
Nada más irritante para una lectora informada que leer las aventuras de una heroína falsa, más todavía a lo largo de un siglo XX en el que hubo tantos héroes involuntarios.
Pero esto merece un capítulo aparte.
Lo que me gustaría saber es cuál es el impulso que conduce a algo tan complicado como fabricarse una vida falsa
. Aunque más me inquieta la risotada colectiva: hay personas que no se imaginan nunca como víctimas de un trastorno mental.
 Con lo cerca que estamos todos de perder la cabeza.

Los misterios de Madame Lanvin................................................................ Álex Vicente

El diseñador Alber Elbaz rinde homenaje a la fundadora de la marca que dirige con una exposición en el Museo Galliera de París.

Retrato de Jeanne Lanvin. / Harcourt (Patrimoine Lanvin)

Hace casi 15 años, cuando Alber Elbaz fue nombrado director creativo de Lanvin, tuvo el reflejo de encerrarse varios días en los archivos de la mítica maison parisina, la más antigua que sigue hoy en activo.
 Su objetivo era entender quién fue su semidesconocida fundadora, una mujer avanzada a su tiempo que empezó su carrera en la Francia de 1885 y logró abrir su primera boutique cuatro años más tarde, en los albores de la Belle Époque.
“De todas las costureras de su época, Jeanne Lanvin fue la más misteriosa y la menos conocida”, explica Elbaz, quien encontró la clave para entender al personaje en los vestidos que diseñó. “Descubrí a una mujer a imagen y semejanza de sus creaciones: de apariencia frágil, pero con una fuerte personalidad.
 A través de esta exposición, he querido compartir presentarla al mundo”.
Elbaz habla de la suntuosa muestra que ha orquestado en el Palais Galliera, museo municipal de la moda en París, donde a partir de este domingo se exponen un centenar de vestidos de elegancia atemporal, que resumen la trayectoria de una mujer cargada de misterios
. La misma Jeanne Lanvin da la bienvenida a la exposición a través de una fotografía de 1937, donde aparece tapándose la cara con las manos.
 Tal vez fueron su atributo más conocido: Lanvin fue celebrada por su virtuosismo en el bordado, la sobrecostura y el uso de abundante pedrería, así como en la combinación de elementos procedentes de horizontes estéticos muy diversos
. Pasó sin transición del clasicismo Dieciochesco a la modernidad art déco, y de los monacales atuendos medievales a la inspiración venida de las culturas asiáticas.
 En las piezas presentadas sobresale su predilección por un minimalismo en blanco y negro, pero también por su color fetiche, el azul, que declinó del lavanda al añil, inspirándose en los cuadros del Quattrocento italiano.
Patrimoine Lanvin
Hija de periodista y nieta de tipógrafo, de familia humilde pero cultivada, Jeanne Lanvin se casó dos veces –la primera, con el conde italiano Emilio di Pietro– ­­y tuvo una vida más tradicional que Coco Chanel, a quien llevaba 16 años de ventaja.
 “Chanel fue una mujer del siglo XX, mientras que Lanvin todavía pertenecía al XIX. No tuvo el mismo gusto por lo mundano.
 Fue una patrona a la antigua, tan admirada como temida, de carácter discreto aunque no necesariamente austero”, aclara el director del Palais Galliera, Olivier Saillard.
 Este reputado historiador de la moda afirma que no existió rivalidad alguna entre ambas, pese a que sus concepciones de la moda fueran muy distintas.
 “Para vestir de Chanel más valía ser joven, mientras que Lanvin vestía a mujeres de todas las edades”, apunta.
El propio logo de la marca, que representa a la modista bailando junto a su adorada hija Marguerite, da fe de ello.
 De hecho, Lanvin confeccionó colecciones de alta costura para niños desde 1908, antes de crear también una línea sport, una colección para novias y otra masculina, además de perfumes y objetos de decoración. “No tenía el sentido del marketing de Chanel, ni la técnica de Madame Grès, ni los cortes de Vionnet, pero tal vez fue la más inteligente de todas.
 No se trataba solo de hacer vestidos, sino de responder a todas las necesidades de la mujer de su época
. Fue la primera en entender la costura como un estilo de vida”, analiza Alber Elbaz, quien dice encontrar numerosos parecidos entre su trabajo al frente de Lanvin y la herencia de su predecesora. “Mi trabajo se centra en una reflexión sobre la vida de hoy, sobre la comodidad.
Me interesa crear vestidos que a las mujeres les apetezca llevar, que sean ligeros y cómodos, y que permitan que quien los lleva pueda repetir postre”, sonríe.
Vestido Scintillante, de 1939 / Katerina Jebb
En el trabajo de Lanvin se detecta la misma preocupación por el confort, como si quisiera liberar a la mujer de la fortaleza del vestido decimonónico.
 “Nunca tuvo un discurso feminista, aunque su posición creativa la acercaba a eso sin saberlo”, matiza Saillard.
 “No suprimió el corsé como Poiret, ni tuvo las opiniones radicales de Chanel, pero quiso que quien llevara sus vestidos se sintiera a gusto.
En ese sentido, se nota que están diseñados por una mujer: su ropa pesa muy poco”.
En la sala principal, un espejo perpendicular da el reflejo de un vestido dispuesto en una vitrina. Parece cobrar vida “como si fuera una bella durmiente”, bromea Elbaz.
Lo mismo sucede con la propia protagonista, cuya borrosa silueta será, a partir de ahora, un poco menos imprecisa.