Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

7 mar 2015

La mimosa: flor por excelencia del Día Internacional de la Mujer -

El sueño enfermo de Hollywood............................................................... Jordi Costa

'Maps to the Stars'
Julianne Moore y John Cusack, en un fotograma de 'Maps to the Stars'.

Escritor, guionista, ocasional director y discípulo de Carlos Castaneda, Bruce Wagner ha mantenido una relación siempre conflictiva con Beverly Hills que ha cristalizado en una obra mordaz, pero condenada, hasta ahora, a ser insidiosa nota a pie de página en esa tradición de pesadillas sobre Hollywood en la que conviven Billy Wilder (El crepúsculo de los dioses), Robert Aldrich (La leyenda de Lylah Clare), David Lynch (Mulholland Dr.), Ray Bradbury (Cementerio para lunáticos) y el historietista Kim Deitch (Hollywoodland).
  Como chófer de limusinas, Wagner asistió a la conversión de Juliette Lewis a la Cienciología, experiencia que le inspiraría la novela gráfica, dibujada por Julian Allen, Wild Palms, que Oliver Stone convertiría en miniserie en 1993, a la sombra del fenómeno de Twin Peaks.
Maps to the Stars, la película que ha realizado David Cronenberg a partir de un guion que Wagner ha ido puliendo a lo largo de diez años, es la depuración de todas las iluminaciones integradas en Wild Palms y, al mismo tiempo, el refinamiento de ese excéntrico sentido del humor del que tuvimos primera noticia cuando el guionista trasplantó el espíritu de La regla del juego (1939) al chirriante universo del glamur patológico en Escenas de la lucha de sexos en Beverly Hills (1989) de Paul Bartel.
Wagner ha encontrado en Cronenberg al perfecto lector de su universo disfuncional: la mirada clínica del canadiense sublima en gélida armonía de hilo musical e iguala en monocorde y obsesivo zumbido de aparato de aire acondicionado los dispares tonos de este cuento de fantasmas, que es, también, sátira inclemente, melodrama retorcido y relato trágico.
 Una extraña toxina (Mia Wasikowska) se infiltra en los intersticios de dos universos endogámicos —el de una estrella madura (Julianne Moore) con trauma materno a cuestas y el de un niño prodigio (Evan Bird) con padre terapeuta y pasado politóxico— para desvelar la enfermedad que los define y cerrar un círculo fatal.
Explorando el vínculo entre inconsciente, tragedia —entendida, según Piglia, como “forma que establece una tensión entre el héroe y la palabra de los muertos”— y folletín (a lo Manuel Puig), Cronenberg parece divertirse como nunca lo había hecho en esta, su precisa, clara y consecuente etapa de madurez.

De protagonista, mujer luchadora

Catherine Deneuve y Manuela Velasco son los motores de dos títulos muy distintos.

 

 APOCALIPSIS
Dirección: Jaume Balagueró.
Intérpretes: Manuela Velasco, Paco Manzanedo, Héctor Colomé, Ismael Fritschi, Críspulo Cabezas, Mariano Venancio, María Alfonsa Rosso, Emilio Buale.
Género: terror.
Distribuidora: Warner.
El tándem Jaume Balagueró / Paco Plaza se despiden de una de las sagas más exitosas del cine español. Si Plaza prefirió para la tercera parte un humor más fallero, Balagueró vuelve al terror zombi, y ahora lo enclaustra en un barco, recuperando de paso a Manuela Velasco
. No está a la altura de las dos primeras pero para nada esta clausura es desdeñable: Balagueró tiene un talento que podría llevarle muy muy lejos en el terror psicológico.
Y si no, recordad Mientras duermes. Bastantes extras.

EN UN PATIO DE PARÍS
Dirección: Pierre Salvadori.
Intérpretes: Gustave Kervern, Catherine Deneuve, Féodor Atkine, Pio Marmaï, Michèle Moretti, Nicolas Bouchad, Garance Clavel.
Género: tragicomedia.
Distribuidora: Cameo.
Patio de un edificio del París más burgués.
 Ese escenario es el fondo en el que se cimenta la amistad entre el nuevo portero, un músico en crisis y una jubilada que huye de su propia soledad.
Salvatori nunca ha sido un director arriesgado, sino que maneja con soltura un tono complaciente muy taquillero.
 Pero por primera vez, sin que sirva de precedente, aquí apuesta por un tono un poco más duro, más agradecido, y sabe dejar en manos de Deneuve y Kevern el ritmo de la narración.

Athina Onassis: divorcio a la griega....................................................... Mábel Galaz

Fueron millonarios y poderosos. En Grecia se les veneraba y temía por igual. Pero como si de una maldición se tratara fueron desapareciendo. Ahora la supervivente huye de su pasado.

 

Athina Onassis, durante un concurso hípico. / WIRELMAGE

Es menuda.
 Posee unos enormes ojos miel que recuerdan la mirada triste de su fallecida madre.
 Pero lo que más llama la atención cuando se está cerca de ella es su intento por pasar desapercibida, por que nadie descubra quién es. Athina Onassis es la superviviente de una familia de navieros que disfrutó de todo su esplendor en Grecia durante los años cincuenta.
El próximo día 15 se cumplen 40 años de la muerte de su abuelo Aristóteles Onassis y ella acaba de celebrar los 30, cifra que le ha dado derecho a recibir los 800 millones de euros que quedaban pendientes de una herencia difícil de calcular, pero que algunos medios financieros establecen en cerca de 3.000 millones.
En la Grecia de Syriza, los Onassis han pasado casi al olvido
. Poco queda de ellos. Su recuerdo lo mantiene vivo una fundación que este año organizará diversos actos en su memoria con motivo de este aniversario.
Si a su abuelo, el magnate más famoso y temido de la industria naviera del siglo XX, el hombre más rico del mundo en su época —se decía en aquellos años que si vendía todos sus activos, Wall Street temblaría—, le gustaba hacer ostentación de su riqueza, Athina huye de sí misma
. Si a su abuelo le gustó disfrutar de poder, fama y conquistó nada menos que a la ex primera dama de Estados Unidos, Jacqueline Kennedy, y a la gran soprano María Callas, Athina vive feliz desde hace una década con su marido, el jinete brasileño Álvaro Afonso de Miranda Neto, conocido como Doda Miranda, entre Brasil y Europa.
Athina, con su madre Christina Onassis. / WIRELMAGE
Pero no es fácil escapar del pasado.
 La vida de esta triste heredera sigue marcada por la tragedia de su familia. Aristóteles Onassis perdió a su hijo y heredero con tan solo 23 años de edad en un accidente aéreo, mientras su hija Christina llevó una vida llena de excesos y relaciones sentimentales fallidas.
Tras la muerte del patriarca Christina fue designada heredera universal, pero Jackie Kennedy, su viuda, reclamó la tercera parte de las posesiones del que fue su marido, como estaba estipulado en el acta de matrimonio
. Resuelto el conflicto y tras la muerte también prematura de Christina, a los 37 años, los dos tercios restantes de la herencia pasaron a su única nieta: unos 3.000 millones de euros.
La última vez que hay constancia de que Athina estuvo en Grecia, concretamente en Skorpios, fue hace tres veranos.
Llegó en barco con su amiga Ekaterina Ribolovlev, hija del magnate ruso Dmitry Ribolovlev.
 El viaje no fue casual.
 La receptora del gran imperio de los Onassis había decidido deshacerse de la joya de la corona: la isla de Skorpios en la que su familia vivió grandes momentos y donde están enterrados sus antepasados.
La operación se cerró en 2013 por 100 millones de euros. La transacción contó con el visto bueno del entonces primer ministro griego Antonis Samarás, que se reunió con Rybolovlev en Atenas.
De los Onassis ya no se habla en Grecia.
 Cuando se llama a la fundación que Aristóteles creó para honrar la memoria de su hijo Alexander no se facilita información.
 La sede legal está de hecho en Liechtenstein, donde se crearon dos organismos: uno para la gestión de los negocios y otro, la Fundación Alexander S. Onassis —dedicada a la promoción de actividades culturales y artísticas e investigación académica—, que recibe el 40% de las ganancias anuales generadas por el primero.
 Athina ha dejado la gestión en manos de expertos.
La millonaria y su marido, Doda Miranda. / WIRELMAGE
Solo tenía tres años cuando se quedó sin madre.
 Fue su padre, el playboy Thierry Roussel, quien se hizo cargo de ella.
 Dejó Grecia para crecer en Suiza con él, su madrastra, Gaby, y sus tres hermanos: Sandrine, Johanna y Erik
. Una de ellas de la misma edad que Athina. Y es que Roussel se casó por dinero y posición social con Christina Onassis mientras mantenía otra familia, la que él consideraba suya, en la sombra. Athina no fue feliz y en cuanto pudo cortó amarras.
 Doda la ayudó a dar el salto definitivo, a independizarse. Ahora la relación con su padre no está rota del todo pero es distante.
Ella no habla con la prensa pero ha ocupado desde que nació las portadas de todas las grandes revistas de la prensa social.
Tiene pocos amigos que saben que saltarse las normas de silencio impuestas por ella supone salir del círculo. A él pertenece Marta Ortega , la heredera del imperio Inditex.
 Ambas tienen en común su obsesión por la discreción, por intentar llevar una vida lo más normal posible y por los caballos.
 Tal es la relación entre ambas que Athina, que rechaza la vida social, fue una de las invitadas a la boda de Marta Ortega con Sergio Álvarez en el pequeño pueblo de Anceis, a 12 kilómetros de A Coruña.
 Hasta allí también acudió a primeros de año para apoyar a su amiga cuando se hizo público su divorcio.
Athina conoció a Doda en el circuito hípico y ese es el ámbito en el que se mueve la pareja: jinetes y amazonas que recorren el mundo compitiendo.
 Él lo ha hecho siempre como profesional, ella no ha necesitado ganar premios para sobrevivir pero se emplea con la misma devoción.
 Su reto ahora es ser olímpica en los Juegos de Río de Janeiro.
Athina entre su padre Thierry Roussel y su madrasta. / GETTY
Foto Sumario 3 - Hueco 1
Brasil se ha convertido en el país de Athina desde que se casó.
 En São Paulo la pareja posee una casa en la que reside con los dos hijos que Doda aportó —uno de su matrimonio con una modelo que falleció y el otro, hijo de esta y que él adoptó—. Athina los cría como sus hijos porque ella, de momento, no se ha planteado ser madre
. La pareja se casó en régimen de separación de bienes y en alguna de las escasas declaraciones que ha hecho Doda a la prensa asegura que viven “una vida tranquila y sencilla”. El matrimonio también pasa mucho tiempo en Europa sobre todo en época de concursos hípicos.
 Por eso tienen una finca en la frontera entre Holanda y Bélgica en la que han estabulado sus caballos. Desde allí se mueven por el continente de manera más fácil. Y es que esta heredera millonaria ha cambiado el glamour que desprendían las fotos en blanco y negro de las fiestas en el barco de su abuelo Aristóteles Onassis, en aquella época dorada de la jet-set europea, por el anonimato, una tranquila vida familiar y muchas horas en los establos.

La memoria viva de Niarchos

María Antonia Sanchez-Vallejo
A diferencia de su compadre Aristóteles Onassis, la memoria de Stavros Niarchos, el patriarca de la otra familia de armadores griegos que mantuvo una extraña relación de amor y rivalidad con el primero, sigue muy viva en su país natal, al menos en lo que se refiere a las actividades de la fundación que lleva su nombre, presente en ámbitos tan variados como el fomento de las artes y la investigación o el más perentorio alivio de las consecuencias de la crisis económica.
 Por oposición también a sus rivales, y aunque los epígonos de la dinastía no desempeñan ninguna actividad pública en el país y se dejan caer por allí muy de vez en cuando, la Fundación Stavros Niarchos sí tiene su sede en Grecia, en concreto en una de las principales y más señoriales avenidas de Atenas.
Gracias a uno de sus muchos programas sociales, más de 15.000 niños de 64 colegios de la capital griega pudieron comer o completar su dieta en el curso pasado.
 La mitad de ellos pertenecían a familias que viven bajo el umbral de la pobreza; el 25% de los menores atendidos pasaba hambre y el 60%, inseguridad alimentaria, es decir, imposibilidad material de acceder a alimentos por la falta de ingresos de sus padres o tutores, según el Instituto Prolepsis, encargado de supervisar este programa de ayuda.
 Fueron los comentarios de numerosos maestros acerca del estado de práctica inanición que presentaban muchos niños al llegar a las aulas los que provocaron la respuesta de la Fundación Stavros Niarchos, que también financia programas de acogida para menores desamparados o en situación de riesgo.
Pero la joya de la corona de la Fundación Stavros Niarchos no verá la luz hasta finales de 2016.
 Se trata del megacentro cultural que albergará las nuevas sedes de la biblioteca nacional y la ópera nacional, que se levanta entre un baile de grúas en Fáliro, a medio camino entre la conurbación de Atenas y el puerto del Pireo.
 La que será enésima oferta cultural de la capital griega, y buque insignia de la Fundación, se levantará además en medio de un inmenso parque que llevará el nombre del fundador de la dinastía. Las obras, que comenzaron en 2013, han sido en varias ocasiones escenario de curiosos conciertos, con los asistentes en trajes de faena: la etiqueta prescribía casco y chaleco reflectante.