Sánchez Adalid se acerca a la figura de la mística a través de los procesos que le abrió la Inquisición y de los que quedó absuelta en Sevilla.
Jesús Sánchez Adalid
se ha acercado a santa Teresa a través de su gran enemigo: la
Inquisición. Cuando, en 2012, recibió el encargo de la precomisión del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa
de escribir una novela histórica sobre la primera mujer reconocida como
doctora de la Iglesia católica, el escritor decidió sacar a la luz los
episodios más desconocidos de la vida de Teresa de Ahumada y Cepeda (1515-1582).
"Cuando canonizan a alguien se convierte en un personaje hagiográfico y se elimina todo lo que pueda quitarle lustre.
Por eso, el público en general no sabe mucho sobre su mala salud, que empezó tarde su obra, los viajes o las dos denuncias que le puso el Tribunal de la Inquisición", apunta Sánchez Adalid (Don Benito, Badajoz, 1962), quien presentó Y de repente, Teresa (Ediciones B) este martes en Sevilla.
El escritor, exjuez, filósofo y sacerdote que comenzó a publicar novela histórica en 2000 y desde entonces ha vendido más de un millón y medio de ejemplares de 14 títulos, ha investigado archivos y correspondencia de la santa para crear "una novela histórica, no una biografía novelada".
El autor de bestseller como El mozárabe ha investigado la sociedad en la que le tocó vivir a Teresa de Ahumada, descendiente de una familia de judeoconversos y cuyo abuelo fue procesado por la Inquisición en 1485. "Teresa de Jesús y Miguel de Cervantes son, sin duda, los españoles más universales
. Ella es una figura sin la que no se entiende el Siglo de Oro; pero su vida estuvo marcada por el fantasma de la Inquisición", precisa el escritor, quien destaca el papel de la escritora en la Contrarreforma.
"El siglo XVI fue una época convulsa, llena de tensiones y los inquisidores habían iniciado una batalla contra los llamados alumbrados, personajes falsarios que decían tener visiones místicas y poderes adivinatorios.
Embaucadores que utilizaban su poder para su propio provecho y que llegaron a engañar hasta a los reyes.
El problema que tuvo santa Teresa fue que el fantasma de los alumbrados la persiguió durante muchos años.
Fue acusada en Córdoba, en Madrid y en Sevilla, donde al final fue absuelta", asegura Sánchez Adalid, quien también ha escrito el guion para un documental sobre su novela que va a grabar Canal Historia y que se traducirá a 12 idiomas.
"Cuando Teresa de Ahumada llegó a Sevilla el 26 de mayo de 1575,
acompañada por seis monjas para fundar un convento de las carmelitas
descalzas, el entonces arzobispo, Rojas de Sandoval, le puso muchas
trabas para lograr su propósito porque el gran inquisidor había ordenado
que se la investigara.
Ella estaba enferma y no soportaba el calor de la ciudad, debió de sufrir muchísimo hasta que consiguió su propósito y, al año siguiente, se marchó", explica Sánchez Adalid.
Los inquisidores no entendieron la poesía mística de la santa y censuraron muchos de los pasajes de El libro de la vida.
"La Iglesia católica es una institución milenaria, con una gran estructura y una jerarquía que, a veces, se anquilosa, y resulta monolítica.
Le cuesta trabajo avanzar y adaptarse y, precisamente por eso, le cuesta reconocer a estas figuras que son absolutamente transformadoras", apunta el escritor, con conocimiento de causa puesto que es sacerdote desde hace más de 25 años y el pasado mes fue nombrado miembro de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes.
"Cuando Teresa de Ahumada ingresó en el convento de las carmelitas calzadas en Ávila se llevó una gran decepción porque se dio cuenta de que la vida en el convento funcionaba con un sistema tardofeudal.
Las segundonas de las familias nobles que tomaban los hábitos vivían como en sus casas, tenían criadas, recibían a caballeros...
Ella no aceptó ese tipo de comportamiento, pensaba que se había desvirtuado la regla primitiva y quiso volver a la pureza del evangelio; por eso decidió fundar su propia orden y eso le hizo chocar con el poder", explica el autor de obras como Treinta doblones de oro o Félix de Lusitania.
El escritor extremeño recuerda que su paso por la capital andaluza también le dio a la santa de Ávila, a los 61 años y cuando su salud había empeorado, una gran alegría.
"En Sevilla se liberó por fin del estigma de la Inquisición porque el 3 de junio de 1576, el arzobispo Rojas de Sandoval —el mismo que había sospechado de ella—, se dirigió en procesión a la calle Pajarería para llevarle el santo sacramento a las carmelitas descalzas que estrenaban convento y, frente una multitud que no daba crédito a sus ojos, se arrodilló ante Teresa de Jesús y le pidió la bendición", recuerda el autor de Y de repente, Teresa, que ha agotado ya seis primeras ediciones.
El rastro del año que Teresa de Ávila, que fue canonizada en 1622, pasó en Sevilla y su legado puede seguirse gracias a las visitas guiadas que organiza la empresa Engranajes Culturales y que culminan en el convento de las carmelitas descalzas que san Juan de la Cruz ayudó a fundar en 1586 en el barrio de Santa Cruz, donde se conserva el manuscrito original de Las moradas, una de las obras cumbres de la mística española.
"Cuando canonizan a alguien se convierte en un personaje hagiográfico y se elimina todo lo que pueda quitarle lustre.
Por eso, el público en general no sabe mucho sobre su mala salud, que empezó tarde su obra, los viajes o las dos denuncias que le puso el Tribunal de la Inquisición", apunta Sánchez Adalid (Don Benito, Badajoz, 1962), quien presentó Y de repente, Teresa (Ediciones B) este martes en Sevilla.
El escritor, exjuez, filósofo y sacerdote que comenzó a publicar novela histórica en 2000 y desde entonces ha vendido más de un millón y medio de ejemplares de 14 títulos, ha investigado archivos y correspondencia de la santa para crear "una novela histórica, no una biografía novelada".
El autor de bestseller como El mozárabe ha investigado la sociedad en la que le tocó vivir a Teresa de Ahumada, descendiente de una familia de judeoconversos y cuyo abuelo fue procesado por la Inquisición en 1485. "Teresa de Jesús y Miguel de Cervantes son, sin duda, los españoles más universales
. Ella es una figura sin la que no se entiende el Siglo de Oro; pero su vida estuvo marcada por el fantasma de la Inquisición", precisa el escritor, quien destaca el papel de la escritora en la Contrarreforma.
"El siglo XVI fue una época convulsa, llena de tensiones y los inquisidores habían iniciado una batalla contra los llamados alumbrados, personajes falsarios que decían tener visiones místicas y poderes adivinatorios.
Embaucadores que utilizaban su poder para su propio provecho y que llegaron a engañar hasta a los reyes.
El problema que tuvo santa Teresa fue que el fantasma de los alumbrados la persiguió durante muchos años.
Fue acusada en Córdoba, en Madrid y en Sevilla, donde al final fue absuelta", asegura Sánchez Adalid, quien también ha escrito el guion para un documental sobre su novela que va a grabar Canal Historia y que se traducirá a 12 idiomas.
El escritor investiga las acusaciones de alumbradismo que el Santo Oficio lanzó contra la mística de Ávila
Ella estaba enferma y no soportaba el calor de la ciudad, debió de sufrir muchísimo hasta que consiguió su propósito y, al año siguiente, se marchó", explica Sánchez Adalid.
Los inquisidores no entendieron la poesía mística de la santa y censuraron muchos de los pasajes de El libro de la vida.
"La Iglesia católica es una institución milenaria, con una gran estructura y una jerarquía que, a veces, se anquilosa, y resulta monolítica.
Le cuesta trabajo avanzar y adaptarse y, precisamente por eso, le cuesta reconocer a estas figuras que son absolutamente transformadoras", apunta el escritor, con conocimiento de causa puesto que es sacerdote desde hace más de 25 años y el pasado mes fue nombrado miembro de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes.
"Cuando Teresa de Ahumada ingresó en el convento de las carmelitas calzadas en Ávila se llevó una gran decepción porque se dio cuenta de que la vida en el convento funcionaba con un sistema tardofeudal.
Las segundonas de las familias nobles que tomaban los hábitos vivían como en sus casas, tenían criadas, recibían a caballeros...
Ella no aceptó ese tipo de comportamiento, pensaba que se había desvirtuado la regla primitiva y quiso volver a la pureza del evangelio; por eso decidió fundar su propia orden y eso le hizo chocar con el poder", explica el autor de obras como Treinta doblones de oro o Félix de Lusitania.
El escritor extremeño recuerda que su paso por la capital andaluza también le dio a la santa de Ávila, a los 61 años y cuando su salud había empeorado, una gran alegría.
"En Sevilla se liberó por fin del estigma de la Inquisición porque el 3 de junio de 1576, el arzobispo Rojas de Sandoval —el mismo que había sospechado de ella—, se dirigió en procesión a la calle Pajarería para llevarle el santo sacramento a las carmelitas descalzas que estrenaban convento y, frente una multitud que no daba crédito a sus ojos, se arrodilló ante Teresa de Jesús y le pidió la bendición", recuerda el autor de Y de repente, Teresa, que ha agotado ya seis primeras ediciones.
El rastro del año que Teresa de Ávila, que fue canonizada en 1622, pasó en Sevilla y su legado puede seguirse gracias a las visitas guiadas que organiza la empresa Engranajes Culturales y que culminan en el convento de las carmelitas descalzas que san Juan de la Cruz ayudó a fundar en 1586 en el barrio de Santa Cruz, donde se conserva el manuscrito original de Las moradas, una de las obras cumbres de la mística española.