Kristin Scott Thomas es la última actriz que critica la falta de papeles para las veteranas
A pesar de la victoria de Moore en los Oscar y de que Monica Bellucci sea la próxima chica Bond, la industria les sigue cerrando puertas.
La última sátira de David Cronenberg sobre Hollywood, Maps to the Stars
(filme que se estrena este mes en España), lo dice claro. En la meca
del cine tener 26 años es como tener la menopausia, según bromea la
cinta con más razón que un santo. Y tener los 50, “un desastre”, añadió
este fin de semana la actriz Kristin Scott Thomas.
Sus palabras no son parte de la sátira sino de la realidad. La dama
británica no quiere aburrir a nadie con el tema de siempre, con la
cantinela de “que las mujeres mayores” no consiguen trabajos en cine.
“Pero es la verdad. Es un desastre”, afirmó en una entrevista a la BBC. Y si dice que el tema es aburrido es porque la intérprete de 54 años, candidata al Oscar con El paciente inglés, sabe que no va a cambiar. “Así son las cosas. Lo siento”.
Mucho se habló hace poco más de un año de que las cosas estaban cambiando, que los 40 de la mujer en Hollywood eran los nuevos 30, incluso los nuevos 20. Sandra Bullock, con los 50 años cumplidos, dominaba la taquilla con Gravity y en los Oscar había una riqueza de papeles para las intérpretes femeninas veteranas que iban de Julia Roberts (47) y Meryl Streep (65) en Agosto, Emma Thompson (55) en Al encuentro de Mr. Banks, o esa otra dama octogenaria como es Judi Dench en Philomena. Incluso la victoria este año de Julianne Moore con Siempre Alice da pie a la esperanza, ganadora de su primera estatuilla como mejor actriz a los 54 años.
Todo un logro dado que solo nueve de sus predecesoras en esta categoría superaban los 50 en los 86 años de historia de los premios.
Y tres de ellas fueron la misma mujer, Katharine Hepburn.
Pero como recuerda Scott Thomas, “a menos que nuestra esperanza de vida supere los 150” las mujeres por encima de los 50 no son una opción viable en esta industria.
Ni tan siquiera ya para el papel de madre.
Y no es eso lo único que busca Scott Thomas, aburrida de que siempre le ofrezcan el mismo rol.
Sus palabras avivan la polémica que levantó meses atrás Russell Crowe cuando dijo que las actrices de 40, 45, 50 se quejan de vicio y su problema es “que quieren seguir interpretando el papel de ingenua”.
“Hay actrices increíbles en sus 50 y 60 que no tienen trabajo y que alguien diga algo así es que no va mucho al cine”, le respondió airada en su momento Jessica Chastain. Patricia Arquette coincide con Chastain recordando que es una de las razones por las que, pese a su recién recibida estatuilla como mejor actriz de reparto, su próximo trabajo es la serie de televisión CSI: Cyber.
Y a eso le llama “suerte” porque son muchas sus compañeras de generación que no tienen trabajo en una industria donde “saber envejecer” parece el eufemismo de una buena cirugía plástica.
Como dijo en su día Joan Collins, la discriminación de las actrices por su edad viene de tiempo atrás y el “desastre” ocurre mucho antes de los 50.
En su experiencia, las intérpretes empiezan a sentir los efectos en cuanto llegan a los 35.
De ahí que haya mentido tanto en cuestiones de edad.
“Lo malo es que ahora lo puedes mirar en Google”, lamentaba la estrella.
Eso explica el empeño de Chastain, de 37 años, por no confirmar su edad en público.
“A mi fácilmente me quedan 15 o 20 años hasta que me llamen viejo”, declaró recientemente John Cusack (48 años) en solidaridad con las actrices.
“En el caso de las mujeres es brutal.
Las sacan de la película en cuanto pasan los 29”, añadió describiendo algunos filmes actuales como “pornografía infantil” por la diferencia de edad entre el hombre y la mujer.
Eso sí, prefirió no decir títulos.
Si la victoria de Moore en los Oscar o el hecho de que Monica Bellucci, a sus 50 años, sea la próxima chica Bond abre la puerta a la esperanza, la experiencia de otras más veteranas como Eva Marie Saint ofrecen el panorama muy negro.
A sus 90 años, cuando le preguntaron recientemente eso de por qué no había trabajado más a menudo su respuesta fue tajante:
“Esto no es Inglaterra”, indicó en referencia a la afluencia de papeles para las británicas Dench o Maggie Smith comparado con el secano de Hollywood.
“Y como estoy sana, no quiero hacer siempre de alguien que se está muriendo”, añadió.
Mucho se habló hace poco más de un año de que las cosas estaban cambiando, que los 40 de la mujer en Hollywood eran los nuevos 30, incluso los nuevos 20. Sandra Bullock, con los 50 años cumplidos, dominaba la taquilla con Gravity y en los Oscar había una riqueza de papeles para las intérpretes femeninas veteranas que iban de Julia Roberts (47) y Meryl Streep (65) en Agosto, Emma Thompson (55) en Al encuentro de Mr. Banks, o esa otra dama octogenaria como es Judi Dench en Philomena. Incluso la victoria este año de Julianne Moore con Siempre Alice da pie a la esperanza, ganadora de su primera estatuilla como mejor actriz a los 54 años.
Todo un logro dado que solo nueve de sus predecesoras en esta categoría superaban los 50 en los 86 años de historia de los premios.
Y tres de ellas fueron la misma mujer, Katharine Hepburn.
Pero como recuerda Scott Thomas, “a menos que nuestra esperanza de vida supere los 150” las mujeres por encima de los 50 no son una opción viable en esta industria.
Ni tan siquiera ya para el papel de madre.
Y no es eso lo único que busca Scott Thomas, aburrida de que siempre le ofrezcan el mismo rol.
Sus palabras avivan la polémica que levantó meses atrás Russell Crowe cuando dijo que las actrices de 40, 45, 50 se quejan de vicio y su problema es “que quieren seguir interpretando el papel de ingenua”.
“Hay actrices increíbles en sus 50 y 60 que no tienen trabajo y que alguien diga algo así es que no va mucho al cine”, le respondió airada en su momento Jessica Chastain. Patricia Arquette coincide con Chastain recordando que es una de las razones por las que, pese a su recién recibida estatuilla como mejor actriz de reparto, su próximo trabajo es la serie de televisión CSI: Cyber.
Y a eso le llama “suerte” porque son muchas sus compañeras de generación que no tienen trabajo en una industria donde “saber envejecer” parece el eufemismo de una buena cirugía plástica.
Como dijo en su día Joan Collins, la discriminación de las actrices por su edad viene de tiempo atrás y el “desastre” ocurre mucho antes de los 50.
En su experiencia, las intérpretes empiezan a sentir los efectos en cuanto llegan a los 35.
De ahí que haya mentido tanto en cuestiones de edad.
“Lo malo es que ahora lo puedes mirar en Google”, lamentaba la estrella.
Eso explica el empeño de Chastain, de 37 años, por no confirmar su edad en público.
“A mi fácilmente me quedan 15 o 20 años hasta que me llamen viejo”, declaró recientemente John Cusack (48 años) en solidaridad con las actrices.
“En el caso de las mujeres es brutal.
Las sacan de la película en cuanto pasan los 29”, añadió describiendo algunos filmes actuales como “pornografía infantil” por la diferencia de edad entre el hombre y la mujer.
Eso sí, prefirió no decir títulos.
Si la victoria de Moore en los Oscar o el hecho de que Monica Bellucci, a sus 50 años, sea la próxima chica Bond abre la puerta a la esperanza, la experiencia de otras más veteranas como Eva Marie Saint ofrecen el panorama muy negro.
A sus 90 años, cuando le preguntaron recientemente eso de por qué no había trabajado más a menudo su respuesta fue tajante:
“Esto no es Inglaterra”, indicó en referencia a la afluencia de papeles para las británicas Dench o Maggie Smith comparado con el secano de Hollywood.
“Y como estoy sana, no quiero hacer siempre de alguien que se está muriendo”, añadió.