Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

15 feb 2015

Alexander Wang funde Manhattan.......................................................... Carmen Mañana

El joven diseñador, que encarna a una nueva generación con raíces asiáticas, convence en la semana de la moda de Nueva York.

Mdoelo de The Hood By Air. / John Minchillo (AP) (AP)

Durante años, la semana de la moda de Nueva York fue la de las marcas que se enorgullecían de vender millones de unidades de sus productos, de Calvin Klein a Tommy Hilfiger, y, minoritariamente, la de los reyes de la alfombra roja hollywoodiense —Carolina Herrera, Oscar de la Renta—. Una cita mastodóntica —como las raciones de comida que se sirven en la ciudad— que en esta edición inaugurada el pasado fin de semana acoge hasta el jueves a más de 260 firmas, frente a la treintena que desfila, por ejemplo, en la Madrid Fashion Week.
Manhattan se convierte así en un enorme foco de negocios, que aún será mayor si el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, cumple la promesa que hizo hace unos días: triplicar su inversión en la industria de la moda, inyectando más de 14 millones de euros a través de préstamos, becas y recursos tecnológicos
. De Blasio declaró a WWD que este sector resulta “más vital que nunca para la ciudad”.
 Emplea a 180.000 personas y genera impuestos por valor de unos 2.000 millones de euros.
Una iniciativa y unos datos que invitan a la reflexión.
Las razones que explican la gran relevancia de esta pasarela son múltiples: además de la magnitud de su calendario, de las transacciones comerciales y de la elevada ratio de celebridades sentadas en primera fila —o precisamente gracias a todo lo anterior—, es el alma mater de algunos de los diseñadores más emocionantes del panorama actual; creadores jóvenes con carreras serias y propuestas provocadoras que disputan a Europa su arcaico título de ser cantera de talentos.
El paradigma de esta nueva generación de la moda estadounidense es Alexander Wang. Californiano de 31 años e hijo de emigrantes taiwaneses, concentra varias de las características que definen a este pujante grupo.
 Como Phillip Lim, de padres chinos, o Prabal Gurug, nacido en Nepal, posee raíces asiáticas.
 Y, al igual que Shayne Oliver, responsable de la firma Hood by Air, ha sabido traducir el discurso hip hop y urbano al lenguaje del lujo. Sin complejos.
Este logro, que les conecta con un consumidor más joven y hasta hace poco olvidado por el sector, ha seducido a marcas vetustas. Carol Lim y Humberto Leon ocupan la dirección creativa de la casa francesa Kenzo; Jason Wu desempeña esta misma labor en Hugo Boss, y Wang, además de en su propia marca, lo hace también en Balenciaga desde 2012.
Modelo creado por Victoria Beckham. / LUCAS JACKSON (Reuters)
El sábado demostró por qué es uno de los niños mimados del Council of Fashion Designers of America, el organismo que está detrás de la semana de la moda neoyorquina, y que en 2009 le concedió el premio al mejor diseñador.
Su trabajo para la próxima temporada equilibra con sutileza ambición y compromiso comercial. Como buen heredero de la tradición textil estadounidense, Wang solo responde ante la calle.
 “Si nuestros clientes quieren ropa negra, ¿por qué no dársela?”, dijo antes de presentar una colección sin colores.
 Con vestidos de trabajados troquelados, chaquetas new romantic y una colección de botas rematadas con tachuelas, el joven diseñador consiguió derretir a una ciudad sumida en plena ola de frío.
Shayne Oliver aportó la dosis de efectismo que tanto gustó a la prensa estadounidense al presentar su trabajo en el corazón de Wall Street. Hood by Air está organizada como una suerte de comuna creativa y, en sus palabras, busca “subvertir los límites del guardarropa masculino”.
Su estrategia para lograrlo consistió en mezclar pantalones de aikido plisados con impolutas parkas de cashmere, y polos-túnica con americanas recubiertas de esterilla.
Pero Nueva York no solo potencia el diseño, sino que lo importa
. Las cinco marcas españolas que desfilarán esta edición —Desigual, Custo, Pedro del Hierro Madrid, Etxeberría y DelPozo— suponen un buen ejemplo.
También la británica Victoria Beckham, quien presenta su colección en Manhattan desde 2011.
 Hace ya tiempo que la excantante demostró su valía como creadora.
Para la próxima temporada, juega a subir la sisa de los abrigos hasta convertirla en el borde de sus rígidos cuellos y aprovecha los cortes de los vestidos para crear delicados volúmenes.
 Cada una de sus colecciones supone una evolución con respecto a la anterior.
 Ayer, la creadora dio un paso más y abordó el estudio de los patrones a través de prendas tan sofisticadas como funcionales.

 

Mentiras, mentirijillas y mentirazas............................................................. Rosa Montero

Mentimos todo el rato por cortesía, por amor, por compasión, y bienvenidas sean esas mentiras dulces.

 

Debo confesar que las personas que hacen ostentación de su sinceridad y que alardean de no mentir nunca me ponen muy nerviosa.
 Muchas veces esos individuos son luego los más resbaladizos y mendaces (recordemos las grandes demostraciones de autenticidad de Jordi Pujol, por ejemplo), pero no es de ese nivel de falsedad del que hoy quiero hablar, sino de las mentiras cotidianas.
 Porque todos mentimos a mansalva.
En primer lugar, para decir todo el tiempo la verdad hace falta ser un auténtico grosero y un botarate. He conocido a algún imbécil así, tipos que se creen muy genuinos por soltarle a alguien que está envejecido y horroroso, por ejemplo.
 Mentimos todo el rato por cortesía, por amor, por compasión, y bienvenidas sean esas mentiras dulces.
 Pero la mentira que más me interesa es la estructural, la que forma parte esencial de nuestras vidas. Recordar es mentir, porque nuestra memoria es un invento
. Rehacemos y redondeamos constantemente nuestro pasado y luego nos creemos a pies juntillas esa reminiscencia falsa.
 De ahí la furia de algunas discusiones con familiares, con cónyuges o amigos que dicen recordar de otra manera vivencias comunes.
 A veces, después de alguna de estas broncas, me han enfrentado con algún documento irrefutable, una foto, una carta; y he tenido que admitir que mi memoria me engañaba
. Es duro aceptarlo, porque lo que crees rememorar tiene para ti la nitidez de los sueños, te ves con toda precisión, con todo detalle
. Pero es un pedazo de tu vida que en realidad jamás existió.
 Inquietante. Dice Epicteto que lo que nos afecta a los humanos no es aquello que nos sucede, sino lo que nos contamos sobre lo que nos sucede.
 Todo el rato vamos tejiendo y destejiendo el relato imaginario de nuestra existencia por medio de una maraña de palabras.
La mentira que más me interesa es la estructural, la que forma parte esencial de nuestras vidas
Esta tendencia natural a la mentira a veces cristaliza de forma superlativa en personajes raros que probablemente estén a medio camino entre el mero estafador y lo patológico.
Es un modelo de mentiroso que últimamente se ha puesto muy de moda: ahí está el estomagante pequeño Nicolás, por ejemplo, o Enric Marco, que fingió ser superviviente del Holocausto y es la base del último libro de Javier Cercas, El impostor.
 Marco es un personaje mucho más interesante que el pequeño Nicolás; aparte del hecho repugnante de hacerse pasar por una víctima de los campos nazis y pisotear así algo tan tremendo como el descomunal dolor de tantas personas, la perseverancia con la que se invistió de esa otra identidad y los extremos a los que llegó en su fingimiento dibujan un carácter mitómano y extravagante.
 El ser humano no deja de sorprenderme en sus excesos.
Los impostores siempre me han fascinado; todos deseamos en algún momento salir de nuestras vidas, pero los impostores lo hacen, lo ejecutan.
Algunos impostores son aterradores, como Jean-Claude Roman, que fingía ser médico de la OMS y que terminó asesinando en 1993 a sus padres, sus dos hijos y su mujer (Emmanuel Carrère tiene un libro sobre el caso, El adversario), pero hay otros que son hasta encantadores
. Acabo de leer una biografía sobre una mujer genial, Olof Krarer (Olof the Eskimo Lady, de Inga D. Björnsdóttir). Olof nació en 1858 en Islandia y murió en 1935 en Estados Unidos.
 Era la sexta hija de unos campesinos míseros y sufría acondroplasia, es decir, enanismo: sólo medía un metro dos centímetros.
 Huyendo de la hambruna, de joven emigró a Estados Unidos, y allí esta mujer pobre, extranjera, sin apenas estudios y con la desventaja de su altura se transmutó en un personaje colosal.
Aseguró haber nacido en Groenlandia (aunque jamás había puesto un pie allí) y ser esquimal, que era como entonces se llamaba a los inuit, por entonces un pueblo desconocido y exótico.
 Comenzó a dar conferencias sobre la vida de los esquimales, unas charlas amenísimas en las que aparecía vestida con pieles de oso blanco.
 Se anunciaba como la “única esquimal en Estados Unidos” y pronto se hizo famosa.
 Ni que decir tiene que todo lo que contaba era inventado; por ejemplo, como ella era rubia y con los ojos azules, decía que todos los esquimales eran así, de piel blanca y ojos claros, pero que, como desde que nacían los envolvían en grasa y nunca se bañaban en toda su vida, con el tiempo se volvían oscuros.
La deliciosa Olof, en fin, a base de ingenio y creatividad, supo rescatar su vida de un destino cruel; durante veinte años fue una conferenciante muy conocida e hizo innumerables giras.
 Y lo más conmovedor es que, según Olof, todo su pueblo era igual de pequeño.
Es decir, ella ya no era acondroplásica, sino una mujer normal e incluso “especialmente alta” dentro de la talla de las esquimales
. Y como tal la vieron, por supuesto: nadie volvió a considerarla enana.
 La imaginación obra estos milagros.
@BrunaHusky
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Un Papa.................................................... Javier Marías

Este Papa actual cae muy bien a laicos y a católicos disidentes, y bastante mal, al parecer, a no pocos obispos españoles.

Este Papa actual cae muy bien a laicos y a católicos disidentes, y bastante mal, al parecer, a no pocos obispos españoles y a sus esbirros periodísticos, que ven con horror las simpatías de los agnósticos (utilicemos este término para simplificar).
 Las recientes declaraciones de Francisco I respecto a los atentados de París (qué es esa coquetería historicista de no llevar número: Juan Pablo I lo llevó desde el primer día) no parecen haber alertado a esos simpatizantes y en cambio me imagino que sus correligionarios detractores habrán respirado con alivio.
Un Papa es siempre un Papa, no debe olvidarse, y está al servicio de quienes está.
 Puede ser más limpio o más oscuro, más cercano a Cristo o a Torquemada, sentirse más afín a Juan XXIII o a Rouco Varela
. Pero es el Papa.
Francisco I es o se hace el campechano y procura vivir con sencillez dentro de sus posibilidades, pero esas declaraciones me hacen dudar de su perspicacia.
 Repasémoslas: “En cuanto a la libertad de expresión”, respondió a la pregunta de un reportero, “cada persona no sólo tiene la libertad, sino la obligación de decir lo que piensa para apoyar el bien común … Pero sin ofender, porque es cierto que no se puede reaccionar con violencia, pero si el Doctor Gasbarri, que es un gran amigo, dice una grosería contra mi mamá, le espera un puñezato. ¡Es normal!
 No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás …
 Hay mucha gente que habla mal, que se burla de la religión de los demás
. Estas personas provocan y puede suceder lo que le sucedería al Doctor Gasbarri si dijera algo contra mi mamá.
 Hay un límite, cada religión tiene dignidad, cada religión que respete la vida humana, la persona humana … Yo no puedo burlarme de ella
. Y este es el límite … En la libertad de expresión hay límites como en el ejemplo de mi mamá”.
En nombre de las religiones, a la gente se la ha obligado a creer, se la ha torturado y sentenciado a muerte
El primer grave error –o falacia, o sofisma– es equiparar y poner en el mismo plano a una persona real, que seguramente no le ha hecho mal a nadie ni le ha impuesto ni dictado nada, ni jamás ha castigado ni condenado fuera del ámbito estrictamente familiar (la madre del Papa), con algo abstracto, impersonal, simbólico y aun imaginario, como lo es cualquier religión, cualquier fe.
 Con la agravante de que, en nombre de las religiones y las fes, a la gente se la ha obligado a menudo a creer, se la ha sometido a leyes y a preceptos de forzoso y arbitrario cumplimiento, se la ha torturado y sentenciado a muerte.
 En su nombre se han desencadenado guerras y matanzas sin cuento (bueno, no sé por qué hablo en pasado), y durante siglos se ha tiranizado a muchas poblaciones.
 Las religiones se han permitido establecer lo que estaba bien y mal, lo lícito y lo ilícito, y no según la razón y un consenso general, sino según dogmas y doctrinas decididos por hombres que decían interpretar las palabras y la voluntad de Dios.
 Pero a Dios –a ningún dios– se lo ve ni se lo oye, solamente a sus sacerdotes y exégetas, tan humanos como nosotros.
La madre de Francisco I fue probablemente una buena señora que jamás hizo daño, que no intervino más que en la educación de sus vástagos, y contra la cual toda grosería estaría injustificada y tal vez, sí, merecería un puñetazo.
 Pero la comparación no puede ser más desacertada, o más sibilina y taimada.
 A diferencia de esta buena señora, o de cualquier otra, las religiones se han arrogado o se arrogan (según los sitios) el derecho a interferir en las creencias y en la vida privada y pública de los ciudadanos; a permitirles o prohibirles, a decirles qué pueden y no pueden hacer, ver, leer, oír y expresar.
 Hay países en los que todavía las leyes las dicta la religión y no se diferencia entre pecado y delito: en los que lo que es pecado para los sacerdotes, es por fuerza delito para las autoridades políticas. Hasta hace unas décadas así ocurrió también en España, bajo dominación católica desde siempre
. Y hoy subsisten fes según las cuales las niñas merecen la muerte si van a la escuela, o las mujeres no pueden salir solas, o un bloguero ha de sufrir mil latigazos, o una adúltera la lapidación, o un homosexual la horca, o un “hereje” ser pasado por las armas.
No digamos un “infiel”.
Así que, según este Papa, “la fe de los demás” hay que soportarla y respetarla, aunque a veces se inmiscuya en las libertades de quienes no la comparten ni siguen.
 Y en cambio “no se puede uno burlar de ella”, porque entonces “estas personas provocan y puede suceder lo que le sucedería al Doctor Gasbarri…”. Sin irse a los países que se rigen por la sharía más severa, nosotros tenemos que aguantar las procesiones que ocupan las ciudades españolas durante ocho días seguidos, y ni siquiera podemos tomárnoslas a guasa; y debemos escuchar las ofensas y engaños de numerosos prelados en nombre de su fe, y ver cómo la Iglesia se apropia de inmuebles y terrenos porque sí, sin ni siquiera mofarnos de la una ni de la otra, no vayamos a “provocar” como ese pobre Doctor que se ha llevado los hipotéticos guantazos de Francisco I.
 Con semejantes “razonamientos”, no se hace fácil la simpatía a este Papa.
 Al fin y al cabo es el jefe de una religión.
elpaissemanal@elpais.es

 

Gala con Korchnói y Pérez-Reverte.........................................................Leontxo García

Seis de los mejores ajedrecistas del mundo compiten en el torneo de Zúrich.

Korchnói y su esposa, durante la gala de inauguración. / Eteri Kublahsvili

“Para quienes sustituimos a Dios por el ajedrez, estar en el hotel Savoy de Zúrich a un metro de Víktor Korchnói equivale a asistir a misa”.
 Lo tuiteó Arturo Pérez-Reverte tras una noche de gala, con seis ajedrecistas de élite y dos músicos rusos, organizada por el mecenas Óleg Skvórtsov, experto en el comercio de diamantes
. De esos seis maestros del tablero se espera que produzcan joyas desde hoy.
Aunque falta el actual campeón, el noruego Magnus Carlsen, la nómina que ha reunido Skvórtsov en su torneo es una de las mejores del año: el indio Viswanathan Anand, pentacampeón del mundo; el ruso Vladímir Krámnik, excampeón; el italiano Fabiano Caruana, 2º del escalafón actual; el armenio Levon Aronián, 9º; el estadounidense Hikaru Nakamura, 10º; y el ruso Serguéi Kariakin, 12º.
 Se enfrentarán por sistema de liga a una vuelta, para deleite del patrón y sus invitados presentes, pero también para millones de aficionados que seguirán las partidas por Internet, en directo o diferido
. Y para otros, como el asturiano Fernando Bernardo, capaces de viajar miles de kilómetros para ver de cerca a sus ídolos.
Pérez Reverte en el torneo de Zúrich.
Los seis conocen y han leído a Pérez-Reverte, traducido a muchos idiomas.
 El ajedrez forma parte de las tramas principales de dos de sus novelas –La Tabla de Flandes y El tango de la Guardia Vieja-, aparece en varias más y es probable que esté en alguna de las próximas. “El ajedrez, y sobre todo el ambiente de estos torneos, me produce paz interior, me permite reencontrarme con el sosiego y la reflexión serena.
 No soy un jugador de conocimientos técnicos avanzados; solo sé lo justo para entender una partida, pero me da otras cosas”, explicaba este sábado el escritor español, invitado especial en la primera fila de los espectadores, poco antes de que Aronián, ya sentado en el escenario y preparado para disputar la primera ronda con Kariakin, se levantara para acercarse a saludarlo con cara de emoción:
 “Le presento mis respetos. Me alegra mucho que haya venido”.
Es probable que Korchnói, quien cumplirá 84 años el 23 de marzo, haya leído también al cartagenero , pero es difícil comprobarlo porque ya está muy deteriorado
. Si uno repasa su biografía, lo raro es que haya llegado a esa edad tras sufrir en su adolescencia el sitio de Leningrado:
 Hitler cortó los suministros para matar de hambre y frío a los defensores de la ciudad; Korchnói derretía el hielo para beber, se alegraba de ver cadáveres porque eso le permitía quitarles las cartillas de racionamiento para poder comer, y tuvo que arrastrar a varios familiares muertos hasta el cementerio.
 Mucho más tarde fue un disidente soviético, se escapó de su país a Suiza, fue perseguido y presionado por el KGB de múltiples maneras, mantuvo con el héroe nacional Anatoli Kárpov una de las rivalidades más escandalosas de la historia de todos los deportes, batió marcas de longevidad competitiva (con más de 70 años derrotó varias veces a rivales de alcurnia) y firmó una gran colección de partidas magníficas e inmortales.

Lo único que Korchnói aún parece entender bien es el ajedrez, que sigue fijado y vivo en su cerebro, como un lenguaje materno.
 La gala del viernes consistió en un pequeño concierto de dos músicos de cuerda rusos que interpretaron obras de Piazzola y Tárrega, y un torneo de partidas relámpago (unos cinco minutos por jugador) entre los seis gladiadores del tablero
. Mientras sonaron la guitarra y el violín, Víktor El Terrible parecía ausente, ensimismado, con su esposa, Petra Leeuwerik (acusada de espionaje en su juventud e internada en un campo de concentración de Siberia), siempre al lado para atenderlo
. Pero en cuanto los tableros electrónicos empezaron a reflejar los movimientos de las partidas, los ojos de Korchnói también se encendieron con la vista clavada en la pantalla mural
. Para el domingo y el lunes está previsto un miniduelo entre él y otro veterano ilustre, Wolfgang Uhlmann.
Solo uno de los seis jugadores acaba de demostrar que está en gran forma: Nakamura, vencedor del durísimo abierto de Gibraltar
. Los otros cinco necesitan un buen resultado que los reconforte de actuaciones decepcionantes, por diversos motivos. Anand, de 45 años, plantó cara a Carlsen en el Mundial de Sochi, pero la semana pasada fracasó en Baden-Baden (Alemania)
. Caruana, de 22, firmó una hazaña en agosto cuando engarzó seis victorias seguidas en San Luis (EE UU), pero su rendimiento posterior ha sido más bien gris. Krámnik, 39, intenta convencerse de que puede ser un cuarentón muy fuerte. Aronián, 32, no termina de ser un candidato indiscutible a la corona mundial, a pesar de una carrera brillantísima
. Y Kariakin aún no ha hecho como adulto nada proporcional a su gran marca histórica, aún vigente: el gran maestro más joven del mundo, a los 12 años y siete meses.
A finales del siglo XVI, Felipe II reunía en su corte a los mejores ajedrecistas españoles e italianos, que eran los mejores del mundo y competían por premios muy atractivos
. Han pasado 450 años; el ajedrez tiene otro tipo de mecenas pero sigue despertando grandes pasiones en todo tipo de gentes, como el célebre Pérez-Reverte o el aficionado Bernardo.