Alfonso Díez pretende una vida nueva. Retomar su faceta anterior de funcionario no tiene mucho sentido tras la muerte de la duquesa de Alba.
Ha recibido suculentas ofertas para entrevistas, pero por ahora prefiere un perfil bajo.
Lo que sí podría aceptar, dada la amistad que le une con los dueños de Porcelanosa, sería una especie de acuerdo para colaborar de vez en cuando con ellos.
Ya lo hizo en vida de la duquesa.
Fuentes de toda solvencia aseguran que es muy probable que el duque siga formando parte del cuadro escénico de Isabel Preysler, con la que mantiene una excelente relación, al igual que con Tamara y Ana, las hijas de la socialite, con las que ya ha compartido viajes al Reino Unido.
Una de las grandes inauguraciones de Porcelanosa será la apertura de su tienda en Nueva York, prevista para mediados de este año.
El duque viudo y la reina del baldosín podrían formar el tándem publicitario.
Preysler y sus hijos Ana, Julio y Tamara, en un acto de Porcelanosa (Gtres)Nueva vida lejos de Dueñas
El sábado pasado, Alfonso Díez cerraba por fin un capítulo de su vida al abandonar el palacio de Dueñas, donde compartió los últimos ocho años con la duquesa de Alba
. Se marchó como había llegado, con muy poco equipaje.
Unas maletas con sus pertenencias personales y sus películas, porque tampoco se llevó los regalos que durante ese tiempo le hizo a su mujer
. Tan solo el reloj de brillantes de su madre, un obsequio sentimental más que valioso, una par de butacas que trasladó de su domicilio de Madrid a Sevilla para acondicionar su cuarto junto al de la duquesa y nada más.
“No se ha llevado nada porque no quiere nada. Lo que espera es que los hijos muevan ficha, porque ellos saben que su madre así lo dejó dicho [el duque recibirá una pensión], aunque no haya ningún documento que lo certifique”, apuntan amistades sevillanas de Alfonso y Cayetana.
Isabel Preysler y Tamara Falcó, en un acto público (Gtres)El día de su adiós no había nadie para la despedida.
Tampoco el coche y el chófer de la Casa de Alba. Alfonso se marchó por sus propios medios y acompañado solamente de su fiel Jonas, un perro de su propiedad que vivía en Dueñas con ellos y que ha sido desde que murió la duquesa su mejor amigo.
Días antes almorzó con los duques de Segorbe, el matrimonio Burgos, Paco Trujillo, Rocío de la Cámara, Curro Romero y Carmen Tello; todos amigos que le han demostrado durante todo este tiempo un gran cariño y sobre todo consuelo
Ha recibido suculentas ofertas para entrevistas, pero por ahora prefiere un perfil bajo.
Lo que sí podría aceptar, dada la amistad que le une con los dueños de Porcelanosa, sería una especie de acuerdo para colaborar de vez en cuando con ellos.
Ya lo hizo en vida de la duquesa.
Fuentes de toda solvencia aseguran que es muy probable que el duque siga formando parte del cuadro escénico de Isabel Preysler, con la que mantiene una excelente relación, al igual que con Tamara y Ana, las hijas de la socialite, con las que ya ha compartido viajes al Reino Unido.
Una de las grandes inauguraciones de Porcelanosa será la apertura de su tienda en Nueva York, prevista para mediados de este año.
El duque viudo y la reina del baldosín podrían formar el tándem publicitario.
Preysler y sus hijos Ana, Julio y Tamara, en un acto de Porcelanosa (Gtres)Nueva vida lejos de Dueñas
El sábado pasado, Alfonso Díez cerraba por fin un capítulo de su vida al abandonar el palacio de Dueñas, donde compartió los últimos ocho años con la duquesa de Alba
. Se marchó como había llegado, con muy poco equipaje.
Unas maletas con sus pertenencias personales y sus películas, porque tampoco se llevó los regalos que durante ese tiempo le hizo a su mujer
. Tan solo el reloj de brillantes de su madre, un obsequio sentimental más que valioso, una par de butacas que trasladó de su domicilio de Madrid a Sevilla para acondicionar su cuarto junto al de la duquesa y nada más.
“No se ha llevado nada porque no quiere nada. Lo que espera es que los hijos muevan ficha, porque ellos saben que su madre así lo dejó dicho [el duque recibirá una pensión], aunque no haya ningún documento que lo certifique”, apuntan amistades sevillanas de Alfonso y Cayetana.
Isabel Preysler y Tamara Falcó, en un acto público (Gtres)El día de su adiós no había nadie para la despedida.
Tampoco el coche y el chófer de la Casa de Alba. Alfonso se marchó por sus propios medios y acompañado solamente de su fiel Jonas, un perro de su propiedad que vivía en Dueñas con ellos y que ha sido desde que murió la duquesa su mejor amigo.
Días antes almorzó con los duques de Segorbe, el matrimonio Burgos, Paco Trujillo, Rocío de la Cámara, Curro Romero y Carmen Tello; todos amigos que le han demostrado durante todo este tiempo un gran cariño y sobre todo consuelo
. Alfonso, que es un hombre delicado y
afectuoso, regaló a los doctores Muñaiz y Trujillo, que fueron
quienes cuidaron y vigilaron la salud de Cayetana, un bronce y un
cuadrito respectivamente.
Un detalle que emocionó a los reputados
profesionales, teniendo en cuenta que los especialistas nunca
cobraron sus honorarios a la aristócrata.
Tampoco ninguno de los hijos
preguntó alguna vez si se debía algo por el trabajo realizado.
Por eso
Alfonso quiso tener ese detalle con ellos.