Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

2 feb 2015

Las nuevas ciudades de los ricos............................................................ Bernardo Secchi

El urbanista Bernardo Secchi describe en su obra póstuma cómo el aumento de la desigualdad se percibe en el incremento de las urbanizaciones privadas.

Nordelta, una urbanización privada cercana a Buenos Aires. / RICARDO CEPPI

A medida que el grupo de los ricos se vuelve, en sentido relativo, más pequeño y la distancia con los pobres aumenta, a las políticas de identificación y reconocimiento se unen las de separación y exclusión.
 Los ricos barrios residenciales del París de la Tercera República, del Londres victoriano, de la Viena fin de siècle, o del Milán de Beruto eran y son aún bien distintos de una gated community [urbanización privada]. Europa tiene una larga historia de ciudad y en la complejidad del palimpsesto del territorio europeo muchos aspectos de nuestro mundo y de su posible futuro se manifiestan desenfocados, confusos y más difíciles de reconocer.
 Un viaje a lo largo del continente americano, en el cual la condición social ha tenido siempre un papel menor que en Europa, puede, sin embargo, enseñarnos muchas cosas.
Si desde Canadá nos movemos hacia el sur, a través de Estados Unidos, México, los países de América Central, Brasil y Argentina, nos damos cuenta del progresivo aumento de la frecuencia y de la creciente transformación de las razones y el carácter de las gated communities
. Algunas ciudades del Centro y Sudamérica se han convertido en representación clara del resultado de procesos de distinción y de exclusión/inclusión social.
En Brasil, por ejemplo, la compañía americana Alphaville ha construido y está construyendo algunas decenas de condominios fechados de grandes dimensiones, verdaderas y exclusivas ciudades nuevas con una población que puede superar en algún caso los 100.000 habitantes.
 En Argentina, en el área de Buenos Aires, al comienzo del siglo XX podían contarse cerca de 450 condominios cerrados, cada uno con su propio nombre.
El modelo urbanístico de referencia más frecuente es el del new urbanism nacido en Estados Unidos en los años ochenta y que ya en Peter Calthorpe, su ideólogo y propulsor, se mostraba del todo coherente —excepto en el lenguaje urbano— con la carta fundacional de la arquitectura y del urbanismo del Movimiento Moderno, esto es, con la Carta de Atenas, de la que se hacía una relectura a la luz de criterios estéticos que es inevitable señalar como “populistas”, aunque reconvertidos para clases medias altas.
 En los años noventa una versión más avanzada del new urbanism se apropia de las nuevas “teorías” ecológicas.
 Las smart cities estadounidenses, como las Alphaville brasileñas, las utilizan dentro de una gran retórica de marketing en la cual el tema de la seguridad, de una parte, y el de la calidad ambiental, de otra, se vuelven los pilares de la construcción de una nueva sociedad.
En 1996, se estimaba en 10 millones los ciudadanos estadounidenses que vivían en 20.000 gated communities
Dentro de estas ciudades, tanto en Brasil como en Estados Unidos, en México, en Colombia, en Venezuela o en Argentina, obviamente viven los ricos: la gated community es su capital espacial, lo que los distingue del resto de la población.
 Entran por cooptación familias e individuos dotados —por usar una vez más las palabras de Pierre Bordieu— de elevado capital económico y/o cultural, y/o social; de rentas elevadas, y/o de elevado nivel de educación y profesionalidad, y/o de una red de relaciones sociales con los más altos grados del poder.
 Es notorio el caso del rechazo de una gated community argentina a aceptar la candidatura del más famoso futbolista del país.
La cooptación en los diferentes círculos, clubes y asociaciones es, por lo demás, en todo el mundo occidental y hace tiempo, el procedimiento utilizado por las clases superiores para reconocerse y encontrar, directa o indirectamente, adhesión y complicidad.
 Un procedimiento articulado y complejo que confía en el proyecto educativo de los jóvenes en los rallyes, en la asistencia a determinadas escuelas, en la participación en las fiestas organizadas en los diversos círculos y clubes
. Los grupos emergentes que habitan en las gated communities adaptan su propio estilo de vida, su propia renta y su propio estatus al de sus homólogos, ya vivan estos en los beaux quartiers de Nueva York, o en Los Ángeles o en París, o en otras gated communities distribuidas por el mundo
. Los pobres, desocupados o que llevan a cabo los trabajos más humildes de manutención y limpieza de las casas, de los jardines, de las calles y de las piscinas del club, viven en favelas o en áreas situadas a menudo en el entorno inmediato de la gated community.
 La burguesía parisina de la Tercera República construía les chambres de bonne en las buhardillas.
No existen evaluaciones globales —y la cosa no debe extrañar— de los que viven en las gated communities. Edward Blakely y Mary Gail Snyder, en 1996, estimaban en cerca de 10 millones los ciudadanos estadounidenses que vivían en 20.000 gated communities. En 2001, Thomas Sánchez y Robert Lang, con una evaluación más ajustada, contabilizaban en casi siete millones las familias (cerca del 5,9% de las familias estadounidenses) que vivían en comunidades encerradas por muros y en otros cuatro millones las que vivían en comunidades con diversos tipos de control de acceso. En total, en 2001, al menos 16 millones de personas vivían en Estados Unidos, dentro de gated communities.
La gated community es la negación de la ciudad, pero se convierte, junto a las favelas y los barrios pobres que inevitablemente las acompañan, en representación espacial de las características de la nueva sociedad y de su política de distinción o, en otros términos, de inclusión/exclusión
. Pero la gated community, como de forma más discreta el círculo, el club o los impenetrables beau quartiers y de manera más ambigua y adornada los numerosos eco-barrios europeos, es algo más: es un estado de suspensión del orden jurídico-institucional del Estado al que pertenece; es lugar de nuevas y específicas formas de gobernanza construida ad hoc y aceptada en un pacto de mutuo acuerdo por sus habitantes; es Estado dentro del Estado.
Los aspectos jurídico-institucionales de la gated community son tan importantes como los físico-espaciales.
Naturalmente, el mundo de las gated communities, y más en general de la ciudad de los ricos, es muy variado y su importancia y composición social cambia según la estructura social de los diversos países y de las diversas áreas metropolitanas en las cuales se inserta.
 Entre las gated communities argentinas y el barrio bobo o el barrio exclusivo parisino hay profundas diferencias que no pueden infravalorarse.
 Papel, extensión y dinámica de las clases medias son en todo caso variables importantes para determinar su estructura y desarrollo.
La gated community se convierte en representación espacial de las características de la nueva sociedad
Lo que resulta interesante observar en las diversas situaciones es, por ejemplo, cómo opera exactamente la política de distinción sobre las clases medias: una parte es absorbida e incluida dentro de los estratos más ricos y/o potentes de la sociedad, se apropia de un capital espacial específico y queda incluida en la gated community; otra, bastante más amplia, es gradualmente excluida y arrastrada hacia una progresiva pobreza.
 La ciudad y el territorio construidos por la ciudad de los ricos son cada vez más “distinguidos” y fragmentados.
La búsqueda paciente de muchos arquitectos y urbanistas durante todo el siglo XX ha intentado, sobre todo en Europa, hacer que las distancias en la calidad del espacio usado por cualquier grupo social, dentro y fuera de la propia vivienda, fuesen menores que las que había entre los respectivos niveles de renta y de poder.
 Pero en los últimos decenios del siglo XX, en un periodo de progresivo crecimiento numérico y de centralidad política de las clases medias y del desmantelamiento del Estado del bienestar, el espacio habitado por diversos grupos sociales se ha vuelto a separar y divergir en sus aspectos fundamentales, alimentando las políticas y los comportamientos generadores de exclusión.

La mano izquierda................................................................................ Carmen Posadas

José Manuel Lara pertenece a una generación irrepetible de hombres de este país que, entre una España que muere y otra España que bosteza, supo crear un imperio de proyección internacional.
 Al igual que Emilio Botín, Jesús Polanco o Amancio Ortega, afortunadamente aún con nosotros, Lara fue capaz de convertir su empresa en una galaxia de contenidos que está entre las ocho más grandes del mundo en su sector, con un catálogo que publica 130 millones de libros al año, pero que también posee cabeceras de periódicos y editoriales así como medios de comunicación o productoras en varios continentes.
Es injusto, sin embargo, resumir su trayectoria y personalidad a fríos rankings o cifras, José Manuel era mucho más que eso.
 Como buen comerciante, sabía que el éxito de cualquier negocio es prestar tanta atención a la venta al por mayor como al detalle, es decir, ocuparse de lo grande pero también de lo mínimo y, por encima de todo, cuidar el bien más preciado que se posee, el capital humano
. De ahí que José Manuel fuera amigo de sus trabajadores, de sus colaboradores, y también de sus autores, tratándonos con una deferencia, una calidez y cercanía tales que lograba que nos sintiéramos parte de la gran familia Planeta.
Y les aseguro que no era una amabilidad formal ni mucho menos una pose, era su forma de ser.
 Por eso, muchos de ellos (algunos muy notables y célebres), el día que la suerte les dio la espalda, descubrieron que él aún estaba allí para ayudarles en tiempos difíciles con una generosidad tan desprendida como elegante, esa que sabe honrar la premisa de que hay que dar sin que tu mano izquierda sepa lo que hace tu derecha.
 Así era él y estoy segura de que, ahora que se nos ha ido, no le importará que lo desvele.
Cuando alguien desaparece es de rigor hablar de lo grande y positivo que hizo en vida, pero en el caso de José Manuel no resulta fácil.
 Son tantas las facetas a resaltar que teme uno olvidar alguna.
 Como su rara mezcla de arrojo y pragmatismo, por ejemplo.
 Esa que le permitió, en un país tan polarizado políticamente como el nuestro, donde el que no está conmigo está contra mí, estar al frente a la vez de medios de comunicación de signo muy dispar por no decir directamente antagónicos
. Cuando alguien le preguntaba cómo era posible,
 Lara contestaba que muy fácil.
 Que él, como todo el mundo, tenía sus afinidades políticas, pero como empresario su lealtad estaba sólo con sus lectores, espectadores y oyentes, a los que respetaba en su diversidad.
Tal pragmatismo empresarial no le impidió, sino más bien todo lo contrario, posicionarse a favor de tender puentes entre Madrid y Cataluña a medida que las posiciones de una y otra se fueron enconando.
 “Habría que aprender” —apuntaba él— “a decir muy alto: soy catalán, però també espanyol”.
 Ahora que soplan aires más propicios, hay que recordar que fue su voz la primera que se alzó en favor de un acercamiento, hablando de lo mucho que nos une y no de lo poco que nos separa.
 Por tanto, esto también tenemos que agradecérselo.
Pero hay más cosas
. Me gustaría destacar asimismo una última faceta humana de José Manuel Lara que corrobora todas las demás.
 Ante un mal que nadie se atreve siquiera a llamar por su nombre, recurriendo a eufemismos como “una larga enfermedad” o “una penosa dolencia”, él la mencionaba con todas las letras, Cáncer, ayudando así a otras personas que también están pasando por ese trance y a las que en nada beneficia tan tonta omertà.
Así fue José Manuel Lara, valiente, generoso, vital y fiel a sí mismo hasta el último aliento.
 Más que un gran hombre, un ser humano excepcional.

Monedero único............................................................................... Luz Sánchez-Mellado

Qué culpa tiene él de envilecer su idílico discurso con asuntos monetarios.

 Con ese apellido estaba predestinado, ni más ni menos que Floriano a echarle flores a Mariano.

Juan Carlos Monedero. / Ángel sánchez

No gana una para disgustos.
 Ahora que había empeñado hasta la medalla del bautizo para hacerme una lipo tipo Paco —de tobillo a sobacos— en Corporación Dermoestética, va la megafranquicia, entra en concurso de acreedores y me deja compuesta, con adipocitos y sin novio.
Sí, qué pasa, estoy single de la vida.
 Y no es que tenga problemas de autoestima, que en eso una, como la baronesa Susana Díaz, tiene un ancho concepto de sí misma.
 Pero seamos realistas, que se dice a sí misma Letizia todos los días.
 Que levante la papada quien tenga que volver al mercado a estas edades provectas y no precise su manita de siderurgia y pintura por muy bien que esté de embrague.
Ellos lo tienen más fácil.
 De qué te crees tú que ha salido tanto híspter de la dehesa si no es porque una buena barba todo lo tapa.
Pero nosotras, como Paula Vázquez, que ha congelado óvulos en espera del macho alfa y lo berrea en las revistas para motivar a los reyes de la manada, vamos a jeta descubierta.
Total, que mientras me opero o no me opero y paso la abstinencia de varón con uve, me baño cada día en la anticelulítica Deliplus Efecto Calor de Mercadona y así mato dos pájaros de un tiro.
 Afinar no afinará mucho, pero te deja los muslos incandescentes su buena horita y media, y no está el patio como para hacerle ascos a los sustitutivos de según qué calores humanos.
Te cuento todo esto porque estoy empezando a ver con otros ojos a Monedero
 . Sí, mujer, Juan Carlos Monedero Fernández-Gala, profesor de Políticas urbi et orbi y número tres de Podemos según la nomenclatura de la casta, porque ya se sabe que en esos círculos no hay jerarquía ninguna, menos cuando viene el tocapelotas de Echenique a sacarles faltas.
Hasta ahora, te decía, veía a Monedero como el yayoflauta batallitas de San Pablo Iglesias y Errejón Erre que Erre, esos dos yernos perfectos
. Pero, desde que supe que el ideólogo se levantó 425.000 pavos de los de Draghi por asesorar a Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela en la moneda única, se me cayó la venda
. Lo de Podemos está por ver, pero Monedero es un gran partido.
 Y el muy ladrón lo sabe.
Conste que yo, en lo de sus cuitas con Hacienda y su supercurrículo no me meto: quien esté libre de pecado que cante su IRPF.
 Pero de qué, si no, iba a tragar ese santo varón laico tanta supuesta quina sin dar explicaciones al respecto.
 Pues para conservar el misterio, está clarísimo.
 Como buen profe, invitado o residente, sabe que no hay cosa que ponga más a cierto público femenino que un tipo presuntamente malote y con un pasado turbio.
Además, con ese apellido, qué culpa tiene él de envilecer su discurso con asuntos monetarios.
 Estaba predestinado, ni más ni menos que Floriano a echarle flores a Mariano
. Ahora, con lo cantarín que es, Monedero, digo, cualquier día se arranca por La falsa moneda, de Imperio Argentina en un mítin y da por zanjado el asunto de una vez por todas.
 Y me piro, que, mientras se arregla lo de Corporación Dermoetcétera voy a desempeñar mis alhajas y a reírme un rato
. Resulta que en el Monte de Piedad de Bankia hay una exposición titulada The presence of black, del pintor José Guerrero
. No me digas que no hay nombres bien puestos.

 

Tertulias: y el ‘show’ continúa.................................................... Natalia Marcos

La multiplicación de canales y la lucha por la audiencia modifican los formatos.

 


Las tertulias políticas han conquistado la parrilla televisiva.
 Desde primera hora de la mañana hasta altas horas de la noche.
 Pero su momento cumbre llega en el horario de máxima audiencia de los sábados con la confrontación de laSexta noche (laSexta) y Un tiempo nuevo (Telecinco), espacios en los que este sábado se trató temas como la corrupción o la marcha de Podemos en Madrid y se pudo elegir entre una entrevista a José Bono en La Sexta o la enésima comparecencia de Francisco Nicolás en Telecinco.
 Un formato que comparte una tendencia cada vez mayor hacia la mezcla de debate y espectáculo.
“Todo lo que sale en televisión tiene voluntad de espectáculo”, explica el periodista Fernando Ónega, creador de la primera tertulia política en España, La trastienda, que arrancaba hace más de 30 años en la Cadena SER.
 “Cuando planteamos el género era como complemento de la información encorsetada. Eso ha derivado en pura opinión y confrontación ideológica.
 Pero es verdad que ahora es mucho más entretenido”. La periodista y escritora Nativel Preciado es habitual de las tertulias.
 Ella recuerda los debates sosegados que tenían lugar en La clave, en el canal UHF de Televisión Española. “Tengo nostalgia de cuando la gente escuchaba sin más aditamentos.
 Pero ahora no creo que La clave tuviera audiencia”, asegura Preciado.
“Algunas veces se termina cayendo en la banalidad”, dice Juan Ramón Lucas
El ecosistema de la televisión ha cambiado
. Con la multiplicación de los canales y la competencia feroz por la audiencia, se necesita más para enganchar al público
. “Pero, ¿qué meter en prime time? ¿Lo que te va a dar más audiencia o lo más interesante?”, se pregunta el periodista Juan Ramón Lucas. “
No sé si una tertulia sosegada en horario de máxima audiencia tendría éxito
. En otras televisiones, como la francesa o la alemana, emiten tertulias culturales en ese horario y son muy seguidas.
 Aquí no creo que ningún programador se atreviera a hacerlo.
 Debería ser una función de la televisión pública, dar un impulso de calidad”, añade quien entre 2007 y 2012 condujera el magacín matinal En días como hoy, de Radio Nacional de España.

Para Sandra Barneda, presentadora de Un tiempo nuevo, “las tertulias políticas están adaptándose cada vez más al formato americano, con una mezcla de información y entretenimiento, con tertulianos convertidos en héroes y antihéroes.
El tono que están tomando va con la sociedad
. Cada vez estamos más acelerados.
 Pedir debates pausados va contra el medio
. Es lo que se pide, pero no sé si es lo que se quiere”, añade.
María Casado, conductora de Los desayunos de La 1, no ve mal la mezcla de entretenimiento y tertulia siempre que no se caiga en la “vulgarización de la tertulia política”
. Es algo en lo que incide Juan Ramón Lucas
. “Las tertulias televisivas tienen mucho de espectáculo porque está en el ADN del medio.
 Pero algunos programas y tertulianos terminan cayendo en la banalidad, como lo que ocurrió con Pablo Iglesias y lo que dijo de ‘Don Pantuflo’.
 Es algo que me parece infantil e incluso estúpido
. Gente que debe ser rigurosa cae en la banalidad supuestamente graciosa”, añade Lucas, en referencia al enfrentamiento que protagonizaron el líder de Podemos y el periodista Eduardo Inda en laSexta noche la semana pasada.
“Este país tiene una deuda con los tertulianos”, apunta Fernando Ónega
Con esta nueva tendencia del formato, cabe preguntarse por el valor de las tertulias.
 “Incluso las que tienden más al espectáculo tienen una utilidad: atraer al debate político a gente que no tenía interés en ello”, dice el periodista Xabier Fortes, vicepresidente del Consejo de Informativos de TVE.
“¿Cómo no va a tener valor periodístico posible, cuando por un programa como laSexta noche circulan la mayor parte de los líderes de opinión política, periodística y cultural del país?”, comenta Mario López, director de Antena de La Sexta.
 “El medio más consumido es la televisión. No la demonicemos solo por eso”, añade.
Fernando Ónega destaca otro papel de las tertulias: “el único debate político que se hace hoy es ese. El Parlamento ha abandonado su función. Este país tiene una deuda con los tertulianos”, explica. María Casado también apunta al mayor interés de los ciudadanos por la política.
“El boom de las tertulias ha coincidido con el descrédito de los políticos, pero el éxito de estos programas demuestra que al público le sigue interesando la política”, argumenta.
¿Sería posible una tertulia sosegada en prime time?
“Ya me gustaría a mí”, suspira Nativel Preciado.
 Hasta entonces, y como suele decirse, el show debe continuar.

Tramoyas y tramas

Antoni Gutiérrez-Rubí
Las audiencias (su búsqueda, su conquista y su fidelización) son el reto competitivo de las cadenas de televisión.
 La atención es el bien escaso en nuestra sociedad.
 La política —con su liturgia pugilística— es abducida por los programadores televisivos que buscan el placer audiovisual del golpe verbal como poderoso atractivo magnético para retener a los públicos. Gritar sustituye a razonar.
 Interrumpir a dialogar. Simplificar a argumentar.
Esta banalización, que convierte la información y el debate políticos en entretenimiento consumible, obliga inevitablemente al espectáculo.
Este formato ofrece una versión epidérmica y básica de la razón política.
La emoción, con su poderosa capacidad para crear conciencia (dime lo que sientes y averiguaré lo que piensas), se convierte en el elemento clave de esta modalidad de debate político
. Las exigencias televisivas de brevedad, contundencia, simplicidad, rivalidad..., y la obsesión por dejar al adversario fuera de combate, permiten que los líderes que manejen bien esas habilidades tengan una gran oportunidad de notoriedad y singularidad.
 Se trata de tener ideas, pero, sobre todo, técnica televisiva para la contienda en la tertulia
. La preparación, formación y entrenamiento de estas condiciones se convierte en un elemento competitivo imprescindible.
El fenómeno de la multipantalla (ver televisión con otros dispositivos e interactuar en las redes sociales con ellos) hace que los programadores trabajen con el concepto de audiencia social como un elemento clave a la hora de escoger temas, protagonistas y enfoques.
 La retroalimentación entre platós y redes es total.
El público forme parte del espectáculo en forma de trending topic, hashtags, menciones, me gusta, retuits o replays.
La agenda política, con su saturación y complejidad, se resuelve, se dirime en la tertulia semanal.
El público quiere resultados
. Ganadores y perdedores.
 La creación del clima previo y las expectativas que se generan consolidan un formato ávido de desenlaces claros y rotundos
. El debate político se resuelve a golpe de eficacia escénica audiovisual.
 La tramoya gana a la trama.
Antoni Gutiérrez-Rubi es experto en Comunicación y autor del blog Micropolítica.