Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

22 dic 2014

Para los rascados nos queda .....Las frases que te animarán tras saber que este año tampoco has ganado la lotería

Lo importante es la salud y otros clásicos del día del Gordo.

Un año más, no te ha tocado la lotería. Tampoco te habías hecho ilusiones, claro, pero algo de esperanza sí que tenías depositada en esos tres décimos (uno de ellos a medias) y cuatro participaciones que llevabas en la chaqueta.
 Incluso has estado toda la mañana con el Twitter de El País abierto, por si veías asomar uno de tus números. La tarde se presenta algo mustia y mohína, pero no te preocupes: te ofrecemos ocho frases que te ayudarán a consolarte cada vez que recuerdes que sigues sin ser millonario.
1. La lotería es un impuesto que grava a los que no saben matemáticas. Es normal que sigas siendo pobre: sólo había un 5% de posibilidades de ganar algún premio y un 0,000001% de que te tocara el Gordo
Ya lo decía el escritor de ciencia ficción Robert Heinlein: “Pienso en la lotería como en un impuesto para los que tienen dificultades con las matemáticas”, frase que hoy se ha repetido hasta la saciedad. Este argumento tiene un punto débil: sólo sirve si no has jugado
. Si has comprado varios décimos es aún peor porque encima te recuerda que has tirado el dinero por no pararte a pensar un poco.
2. Lo importante es la salud. A lo mejor no puedes comprarte un coche nuevo, pero lo importante es que estás sano y puedes seguir madrugando para ahorrar. Si pasas otros ocho años saliendo de la cama a las seis -entre lágrimas, quejas y bostezos- reunirás lo suficiente para comprarte otro coche. De segunda mano. En caso de que tengas un empleo.
3. Si hubieras ganado, no dejarías el trabajo y tu salud emperoraría. Lo dice Materia en un artículo publicado esta mañana, que recoge los resultados de un estudio sueco: sólo el 12% de los ganadores de la lotería deja su empleo y muchos adoptan malos hábitos, como fumar y beber más a menudo. 
¿Para qué quieres más dinero? ¿Para pagar las facturas del hospital?
4. Al menos no le ha tocado a mi cuñado. Este último tuit nos da otra clave: mejor no sentir el aguijón de la envidia
. Como decía Gore Vidal, “cada vez que un amigo tiene éxito, muero un poco”.
 En el caso de la lotería, el dolor que produce la felicidad ajena es uno de los motores que impulsan las ventas. ¿Acaso no compraste el número del trabajo o el del bar (por ejemplo), sólo por si le tocaba a todo el mundo menos a ti? Exacto: no podías permitir que alguien fuera un poco más feliz que tú.
5. También es un consuelo que no haya tocado en el bar de abajo. Todos sabemos que  la historia que narra el anuncio de la lotería de este año es ficción. 
Ese Antonio que nos ha guardado el décimo premiado NO EXISTE. Si ha tocado en el bar y bajamos a unirnos al jolgorio confiando en que nos den un sobre con el número premiado, nos arriesgamos a vivir la segunda decepción del día. 
No habrá sobre y si lo hay será una broma pesada: contendrá un papel arrugado, un número de otro sorteo, o un post-it en el que ponga “haber estudiao”.
6. El año que viene habrá otra oportunidad. Ante el hecho de que el sorteo de la lotería es anual, hay dos actitudes: los que mantienen la ilusión año tras año porque a alguien le tiene que tocar y porque todos los números están en el bombo, y los que asumen de una vez por todas que es casi imposible que toque y deciden no comprar ningún décimo el año que viene.
 Se trata del primer propósito de año nuevo que se hacen muchos
. Y como todos estos propósitos, tampoco se cumple.
7. Desgraciado en el juego, afortunado en amores. En realidad, el refrán es al revés, pero no es mala idea intentar darle la vuelta
. Sobre todo teniendo en cuenta que el refrán original tampoco tiene ningún sentido: no hay ninguna conspiración cósmica que asegure que tu vida siempre estará en equilibrio y cuando una faceta te vaya bien, alguna otra fallará
. En todo caso, si repites la frase el número suficiente de veces, te la acabarás creyendo.
8. A Carlos Fabra tampoco le ha tocado. Carlos Fabra, expresidente de la Diputación de Castellón, es probablemente el jugador de lotería más afortunado y más famoso de España. Lleva en la cárcel desde el 30 de noviembre y, que se sepa, este año no se ha llevado ningún premio
. Excepto el de ver que su leyenda sigue viva en Twitter.

 

Muere Joe Cocker.............................................................Pablo Guimón

El cantante sucumbe a los 70 años a un cáncer de pulmón.

No lo puedo creer toda la vida a nuestro lado, parecía que nunca lo perderíamos...

 

Joe Cocker muere a los 70 años tras una larga enfermedad. / José Pedrosa (efe)

El cantante británico Joe Cocker ha fallecido a los 70 años.
La voz grave y volcánica del soul blanco sucumbió a un cáncer de pulmón (según un comunicado de su compañía discográfica, Sony), que pone fin a una carrera que empezó entre vapores de alcohol en los clubs de Sheffield en los años sesenta.
Deja para la historia su voz única y sus movimientos espasmódicos sobre un escenario, plasmados para la eternidad en su dramática interpretación de With a Little help from my friends, de los Beatles, sobre un escenario de Woodstock, cuando el cantante tenía 25 años, recogida en la película del festival
. Aquella versión, por la que le felicitaron los propios autores, supuso su primer numero uno en 1968 y reveló su gusto y acierto al reinterpretar composiciones ajenas.
De origen proletario, sucumbió a todas las tentaciones de la bohemia rockera.
Pero incluso cuando parecía tocar fondo era capaz de cosechar éxitos planetarios.
 Su voz quedará para siempre unida al cine de los ochenta, gracias a Up where I belong, su dueto con Jennifer Warnes en Oficial y caballero, y sobre todo por su versión de You can leave your hat on, de Randy Newman, en Nueve semanas y media, himno el erotismo para toda una generación

John Robert Cocker, nacido el 20 de mayo de 1944 en un suburbio de Sheffield, vivía desde hace años en Estados Unidos, en un rancho de Colorado, junto a su segunda esposa.
Su agente, Berrie Marshall, ha confirmado esta tarde la muerte de un artista “sencillamente único”. “Será imposible llenar el espacio que deja en nuestros corazones”, ha añadido.
Sus comienzos en la música fueron bajo el nombre artístico de Vance Arnold. Con su banda, los Avengers, y su poderosa voz, versionaban éxitos de Chuck Berry y Ray Charles
. En 1963 telonearon a los Rolling Stoens en Sheffield. Un años después firaba un contrato para el primero de su veintena de álbumes en solitario.
El año pasado se embarcó en una gira triunfal por diversas ciudades Europa que terminó en junio en el Hammersmith Apollo londinense, en el que el destino quiso que fuera su último concierto.

21 dic 2014

‘Así empieza lo malo’, de Javier Marías, libro del año de Babelia................................... Javier Rodríguez Marcos

"Las novelas deben ser tan ambiguas como la vida", afirma el escritor. Los críticos de EL PAÍS destacan su última obra, una trama de imposturas y secretos durante la Transición.

Javier Marías lee el comienzo de 'Así empieza lo malo'.

"Mi cardiólogo me va a reñir por salir fumando en las fotos”, dice Javier Marías en su casa de Madrid, la ciudad en la que nació en septiembre de 1951.
 Su cardiólogo es el doctor José Manuel Vidal, convertido en personaje de Así empieza lo malo (Alfaguara), la novela elegida por los críticos de Babelia como mejor libro de 2014.
 La elección, cuenta, le ha sorprendido.
 “Por dos razones. Una, porque este año ha sido excepcional en cuanto a libros importantes de escritores importantes: Marsé, Muñoz Molina, Landero, Cercas, Luis Mateo Díez, Gimferrer en poesía, Ferrer Lerín, Guelbenzu…
 No los he leído todos pero alguno mejor tiene que haber.
 La segunda, porque cada nueva novela la escribo más a tientas y con menos fe.
 Además, me sorprende que al cabo de 43 años de publicar mi primera novela todavía pueda seguir vigente lo que hago, cuando todo cansa tan rápidamente.
 De mí debe de estar la gente aburrida”.
Cuando se le pide que señale su particular libro del año se decanta por la poesía de Mark Strand, el escritor estadounidense fallecido el mes pasado al que conoció cuando este se trasladó a Madrid.
“La poesía”, dice el novelista, “me sigue pareciendo la más alta expresión literaria posible”.
PREGUNTA. ¿Qué ha sido lo más extravagante que ha oído sobre la novela desde que se publicó en septiembre?

RESPUESTA. En una firma de ejemplares una señora me dijo que estaba indignada con el comportamiento de un personaje.
Otra le respondió: “Es que el marido...”. Supongo que es bueno que el lector se meta en una novela lo suficiente como para que las vicisitudes de los personajes le sean motivo de aprobación o de indignación.
 Me sorprende por el tipo de novela que yo hago, que no es de técnica realista, pero me agrada, claro. El mayor elogio que se le puede hacer a una novela es hablar de sus personajes como si fueran personas reales.
P. ¿Por qué sucede?
R. No sé. Yo he intentado poner en esta lo que a mí me interesa de las novelas: ambigüedad moral, pros y contras en los actos de los personajes...
 Sin juicios por parte del narrador y menos aún del autor. Supongo que ninguno de los personajes sale limpio del todo. Quiero que en mis novelas haya la misma ambigüedad que en el mundo. Las novelas deben ser tan ambiguas como la vida.
No sé si esa identificación del lector es extravagante, pero me sorprende.
P. Sobre todo teniendo en cuenta que en la novela hay personajes reales como Francisco Rico. ¿Dan más trabajo ellos o los de ficción?
R. Tanto el profesor Rico como el doctor Vidal son personajes reales ficcionalizados, evidentemente. No se puede pretender que el profesor de la novela sea el mismo que el verdadero, que está en su casa no sé haciendo qué, según él estudiando y creando cosas incomparables, y probablemente es así porque efectivamente tiene cosas incomparables [ríe].
 Todos los personajes tienen algo de realidad, y siempre hay algo de uno mismo en todos ellos. Yo tiendo a poner cosas mías en los más desagradables.
 A veces son meros detalles
. Otra persona que vino a esa firma me habló del pastillero con brújula que lleva un personaje y le dije: “Es este [lo saca del bolsillo], fue de un escritor”.
Javier Marías muestra el pastillero con brújula que perteneció al escritor británico Norman Douglas y que aparece en su novela 'Así empieza lo malo'. / Bernardo Pérez
P. ¿De quién?
R. De Norman Douglas. Un inglés que vivía en Capri, gay, muy bon vivant y refinado
. Lo compré porque me hizo gracia que fuera suyo y porque yo siempre digo que lo que hago al escribir es errar con brújula.
P. Los enamoramientos partía de un hecho real que le contó una amiga. ¿De dónde parte Así empieza lo malo?
R. No lo tengo claro
. No fue una frase, ni una imagen. Tenía interés en hablar de algunos temas.
 En la novela hay una dimensión colectiva, política, que procuré que estuviera en segundo plano y entreverada con las historias personales porque si no las dimensiones políticas de las novelas no funcionan.
 En esta hay temas que son frecuentes en mis libros: la imposibilidad de saber del todo nada a ciencia cierta; la conveniencia de contar las cosas o no, la conveniencia de saberlas o no, las consecuencias de contar algo en un momento de arrebato...
P. La novela remite a la posguerra, sucede en 1980 y se cuenta desde la actualidad. ¿Tuvo presente el debate sobre la memoria histórica y la Transición?
R. Sí, al principio hay un capítulo breve, explicativo, sobre la situación en 1980. No quería ser didáctico, pero pensé que no molestaba
. Hay mucha gente que ya no sabe cómo eran las cosas entonces.
P. ¿Y cómo eran?
R. Mucha gente echa pestes de la Transición y dice que es la culpable de todo lo que pasa ahora. Demuestra una ignorancia absoluta.
 En la Transición se hicieron muchas concesiones, pero no había más remedio
. La gente ha olvidado que el Ejército, como se vio en 1981, seguía siendo más bien franquista
. Pedir responsabilidades habría sido imposible.
 Con todo y con eso y con las renuncias que eso implica —da rabia porque hay gente que salió impune de cosas horrendas en la guerra y la posguerra—, de la Transición salió, si no el país ideal, uno que se parecía a los demás.
 Los causantes de los males actuales son los políticos actuales y la sociedad actual en buena medida, no la Transición.
 La Transición no fue perfecta ni muchísimo menos, pero fue buena, lo único que se podía hacer sin llegar a un enfrentamiento que nadie quería.

20 libros de 2014

1.  Así empieza lo malo.Javier Marías. Alfaguara
2. El impostor. Javier Cercas. Literatura Random House
3.  José Ortega y Gasset.Jordi Gracia. Taurus
4.  Un hombre enamorado (Mi lucha II).Karl Ove Knausgård. Traducción de Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo. Anagrama
5.   Días de mi vida (Vida I). Juan Ramón Jiménez. Pre-Textos
6.  Hasta aquí. Wislawa Szymborska. Traducción de Abel Murcia y Gerardo Beltrán. Bartleby
7.  La hierba de las noches.Patrick Modiano. Traducción de María Teresa Gallago Urrutia. Anagrama
8.  El balcón en invierno. Luis Landero. Tusquets
9. Diccionario de la lengua española. RAE. Espasa
10. Como la sombra que se va. Antonio Muñoz Molina. Seix Barral
11. Sonámbulos. Cómo Europa fue a la guerra en 1914. Christopher Clark. Traducción de Irene Cifuentes y Alejandro Pradera. Galaxia Gutenberg
12. Brilla, mar del Edén. Andrés Ibáñez. Galaxia Gutenberg
13. Hojas de hierba.Walt Whitman. Traducción de Eduardo Moga. Galaxia Gutenberg
14. El invitado amargo. Vicente Molina Foix y Luis Cremades. Anagrama
15. Hoy. Juan Gelman. Visor
16. Teatro (1989-2014). Juan Mayorga. La Uña Rota
17. El capital en el siglo XXI. Thomas Piketty. Traducción de Eliane Cazenave-Tapie Isoard y Guillermina Cuevas. Fondo de Cultura Económica
18. Rompiente. Jorie Graham. Traducción de Rubén Martín. Bartleby
19. Continuación de ideas diversas. César Aira. Universidad Diego Portales
20. Alfabeto. Inger Christensen. Traducción de Francisco J. Uriz. Sexto Piso
P. ¿Tendría sentido hacer ahora lo que no se hizo en la Transición?
R. Lo vería particularmente absurdo porque la mayoría de los responsables del franquismo han muerto.
 Distinto es que no se puedan contar las cosas.
Tal vez se dijo en exceso: no pidamos cuentas. Y tampoco se contó nada.
Me parece bien que no se llevara a nadie al banquillo, pero no que no se sepa lo que hizo cada uno.
P. ¿Cómo era usted en 1980?
R. Tenía más años de los que tiene el narrador de mi novela.
 Él tiene 23, yo tenía 29. Había publicado ya tres libros. El tercero, El monarca del tiempo, es de 1978.
 Hoy lo encuentro bastante absurdo.
 Hay alguna parte del libro que me gusta, pero en conjunto, no. ¿1980?
 Estaba muy desconcertado
. Había empezado a publicar tan joven, a los 19 años, y lo normal es que un novelista tenga poco que contar a los 19 años. Tenía poco vivido y poca visión de nada.
P. En 1979 le dieron el Premio Nacional de Traducción pero hace dos años rechazó el de Narrativa por Los enamoramientos. ¿En 1979 no se planteó rechazarlo?
R. En aquel momento no dudé.
Traducir el Tristram Shandy había supuesto mucho trabajo, algo un poco suicida.
 Son esas cosas que se hacen con la inconsciencia de la juventud.
 Cuando miro atrás, veo las dificultades del libro y que lo hice con 25 o 26 años, pienso: qué atrevimiento. Ahora no lo haría.
 En su día me alegró ese premio, pero eran otros tiempos.
 No había ningún motivo para rechazarlo. Estábamos con la democracia recién inaugurada y mi postura hacia no recibir nada del Estado —ni premios, ni invitaciones, ni viajes— no era la que tengo desde hace 20 años.
P. Por entonces se decía de usted que no parecía un escritor español.
R. Fue un sambenito que duró años
. Bastantes colegas o críticos decían: “Sus novelas parecen traducidas del inglés” o “mal traducidas del inglés”, directamente. Hasta Umbral, que me llamó…
P. Angloaburrido.
R. Anglosajonijodido. Neologismo feo y poco logrado [ríe]. Lo decía gente de la generación anterior a la mía que me acusaba de ser un escritor inglés camuflado.
P. ¿Qué pensaba cuando lo oía?
R. Me sorprendía: siempre he escrito en español y además soy de Chamberí.
 Más de Madrid no puedo ser. Tal vez se basaban en que yo y otros de mi generación habíamos tenido una actitud beligerante hacia la tradición heredada.
 Los escritores trataron de apartarse de la literatura social, que había sido la imperante.
La reacción de los que se daban por aludidos también fue beligerante.
 Es normal que cada generación se rebele contra la anterior. Supongo que ahora habrá gente de treinta y pocos años que echará pestes de nosotros. Me parece normal.
P. ¿Que echen pestes?
R. Sí, cuando en el año 1989 le dieron a Cela el Premio Nobel me pidieron unas declaraciones y dije que me parecía la peor noticia posible para la literatura española que se premiara a esas alturas un tipo de literatura que veíamos como un tanto caduca e impostada.
 Reconociendo que Cela había hecho por lo menos dos buenas novelas al principio, nos parecía que llevaba mucho tiempo sin hacer nada que valiera la pena.
 Había entonces mucho defensor de Cela y me gané muchas enemistades.
 Era un sacrilegio. Si ahora alguien dijera algo similar de cualquiera de mi generación no podríamos quejarnos porque también nosotros lo hicimos, con mayor o menor justicia
. En el caso de Cela no me desdigo, pero puede que en el caso de otros autores fuéramos injustos.
"Si ahora alguien dijera de cualquiera de mi generación lo que nosotros dijimos de Cela no podríamos quejarnos"
P. ¿Por ejemplo?
R. Juan Marsé. No creo que contra él hubiera nunca beligerancia, pero digamos que en aquellos años setenta no lo teníamos en mucho
. Luego nos hemos dado cuenta de que es un grandísimo escritor y que fuimos injustos en aquel momento.
P. ¿Y de la tradición? El Muriel de su novela critica a Galdós, igual que Benet.
R. Hay un guiño, sí. A Galdós le reconozco que tiene talento para muchas cosas, pero en conjunto… Tiene una novela muy buena que no es de las más leídas, El amigo manso.
Pero en su obra hay cosas que me ponen de los nervios.
P. ¿Qué le pone nervioso de Galdós?
R. Algunos diálogos casi dan vergüenza ajena.
 Tenía mucho talento novelesco y sabía cómo armar una novela, pero tiene unos desfallecimientos estilísticos brutales.
P. ¿Qué autores le interesan?
R. Valle-Inclán me parece un escritor enorme. También Clarín.
 Y a Baroja lo leo con gusto siempre. Le tengo admiración.
P. ¿Y de la tradición latinoamericana? Suele decirse que fue un revulsivo, pero no sé si usted lo vivió así de joven.
R. Leí y leo con admiración a Rulfo y a García Márquez y a Vargas Llosa.
 A Cortázar no, excepto los cuentos. Rayuela nunca me gustó.
 Soy un gran entusiasta de [Horacio] Quiroga, por ejemplo. Onetti también me gusta. Leyéndolos comprobabas lo que se ha dicho tanto: que el español podía ser menos rígido, más libre y más rico de lo que la tradición reciente de la literatura española parecía consentir.
P. En sus artículos es muy crítico con lo español. ¿Qué le gusta de España?
R. Que la gente es desprendida y tiene cierta alegría de vivir, cierta despreocupación, cierta confianza en que las cosas no se estropean del todo aunque pinten mal.
 Ahora llevamos unos años en que eso es más difícil de mantener.
La gente tenía poco dinero y era capaz de gastárselo en pagar una ronda a los amigos.
 En otros países no lo he visto
. A veces todo lo contrario, he visto mezquindad en lo monetario.
P. Por escrito parece estar siempre a la que salta, enfadado.
R. El mero hecho de que uno se moleste en escribir criticando algo indica cierta ingenuidad y optimismo, porque uno lo hace con el afán iluso de que algo mejore.
P. También es crítico con la crítica literaria. En un artículo fue muy duro, sin ir más lejos, con la que se publica en Babelia.
R. La crítica ha ido perdiendo influencia.
En parte debido a nuevas costumbres.
 Probablemente la existencia de Internet tenga mucho que ver, pero en parte también es culpa de los críticos, si es que se puede generalizar.
 Siempre hay excepciones
. Claro que hay críticos muy buenos y muy ilustrativos.
 Lo contaba en ese artículo: tenía babelias atrasados y pensaba que encontraría libros de los que no me había enterado y que me iban a atraer.
 Aunque hubiera muchos elogios, rara vez me incitaba ninguna crítica
. En fin, quizá exageré.
 Pensé: es raro, qué pasa.
 Quizás ha habido por parte de la crítica cierta dejación de sus funciones, quizás hay muchas que no suenan del todo sinceras, quizás otras son rutinarias.
 Otras están llenas de elogios pero los elogios, a mí, que soy perro viejo, me suenan huecos. Esa sensación tuve.
 Mi intención no era ofender a nadie
. A lo mejor lo hice al escribir ese artículo y, bueno, me disculpo porque uno siempre es injusto cuando generaliza, y hay excepciones, sin duda.
P. ¿Qué le ha pasado a la crítica?
R. Que ha perdido la fe en sí misma, la fe en —la palabra no es muy simpática— educar al lector; en orientarlo, que suena menos desagradable.
Esa falta de confianza en sus propias capacidades se ha convertido en un bumerán
. La prueba más fehaciente es que, así como en los años setenta podía influir muy favorablemente en el destino de un libro, sobre todo de un autor que no fuese conocido, hoy eso pasa muy rara vez. Hay una especie de desconfianza o de desdén hacia la crítica.
 Soy el primero en lamentarlo.
 No es un género que me parezca baladí. Es un género como cualquier otro y ha tenido exponentes de primera fila.
P. ¿Y no hay cierta tendencia a tomar las críticas como ofensas personales?
R. Eso es una desgracia, pero en parte sucede porque a veces ha sido así.
 Tengo 63 años y quizás no otra cosa, pero creo que tengo cierta capacidad para detectar cosas en un texto
. A veces leo una frase en una novela y digo: esto no va a ningún lado. Tal vez sea injusto, pero es el defecto de hacerse mayor, que uno se hace resabiado. Eso se nota en las críticas
. A veces notas que al crítico le ha gustado más de lo que está diciendo. Y a la inversa. A veces los elogios son impostados.
 Muchos críticos han utilizado su podercito para no ser del todo sinceros.

 

Hollywood: mentiras, sexismo y bromas racistas............................................................. Rocío Ayuso

El contenido de los correos filtrados de Sony plantea la necesidad de un cambio de modelo en la industria del cine.

Angelina Jolie y la copresidenta de Sony Amy Pascal. / neilson barnard (afp)

El Sonyhack —los trapos sucios del estudio que el ciberataque perpetrado por los llamados Guardianes de paz está aireando por la Red— ha dejado al estudio en paños menores.
 Y, por extensión, al resto de Hollywood. Porque es difícil pensar que en el resto de la industria no se hagan comentarios sexistas y racistas como los ahora filtrados.
 De ahí los llamamientos de otros estudios a sus empleados para que utilicen “menos textos e emails” a favor de más conversaciones “cara a cara”.
En los cientos de miles de correos robados a los estudios Sony ha salido de todo.
 Aaron Sorkin está considerado uno de los mejores guionistas de la industria pero también se le tiene como alguien arruinado, con problemas económicos. Michael De Luca será copresidente de producción en Sony pero envidia el tamaño del pene de Michael Fassbender “a pesar de tener unos genitales normales”.
Amy Pascal suena enamorada de Ryan Gosling, actor que a su vez describe su encuentro con la copresidenta del estudio como una “cita relámpago”.
 No es el mismo sentimiento que destila por Angelina Jolie, que en estos correos privados es descrita como “una niñata mimada con poco talento”.
¿Quién no se despacha en una conversación privada? Tanto Pascal como el productor Scott Rudin han pedido disculpas a quien hayan podido ofender.
 Nadie dijo que Hollywood es una ciudad con corazón, pero más preocupantes que estos correos son otros intercambiados entre Pascal y otros ejecutivos que han dejado entrever el racismo y el sexismo que se conocía en esta industria pero nadie se atrevía a confirmar abiertamente.
 Porque mientras que la copresidenta adula el talento de Jennifer Lawrence, la actriz más buscada del momento, lo mismo que su compañera de rodaje Amy Adams, cobraron sustancialmente menos que cualquier de los hombres que trabajaron a su lado en La gran estafa americana.

Sorkin dice que a una actriz le es más fácil ganar el Oscar que a un actor.
 Y son varias las conversaciones que rayan en el racismo. Como la broma que intercambiaron Pascal y Rudin dando a entender que al presidente Obama sólo le gustan las películas de negros como Django desencadenado o Doce años de esclavitud, o que actores negros como Denzel Washington no deben de participar en grandes estrenos internacionales porque el mundo es racista y el estudio no obtendría los mismos beneficios que con un actor blanco. “Y no quiero ser inapropiado o provocador”, concluía el productor que lideró esta conversación.
 La lista con los sueldos del estudio divulgada por los hackers también dejó claro que entre los 17 mejor pagados del estudio sólo hay una mujer y un negro.
“Hollywood necesita cambiar”, declaró el activista negro Al Sharpton que se reunió el jueves con Pascal.
 Tras su encuentro los estudios Sony aceptaron la creación de “un grupo de trabajo” para analizar el racismo y la falta de diversidad en la industria, no sólo en estos estudios.
 “Nuestro objetivo es cambiar Hollywood. Que Sony esté en el lado correcto de este cambio”, recordó Sharpton.
Hay mucho que enmendar en este sentido.
 Pero todavía más en otros.
 Como recuerda esta semana el periódico Los Angeles Times, la industria del cine se mueve por amiguismos
. Y los cotilleos filtrados en estos correos han roto muchos de estos lazos
. La gélida mirada que le dirigió Jolie a Pascal cuando se cruzaron en una fiesta de Hollywood tras hacerse públicas las opiniones de la segunda dice más que mil palabras.
 La carta de solidaridad con Sony que circuló a iniciativa de Clooney volvió a sus manos sin ninguna firma. “No voy a dar nombres pero nadie la firmó”, declaró el actor a la revista Deadline.com.