Los experimentos, con gaseosa. O al menos, con mucha cautela.
Si se repudiara (por reputarla ilegítima) la deuda española; o si se
sometiese a una “reconsideración” o a una “auditoría” con la intención
declarada de rebajarla de cuajo, mediante su reducción o quita, es
probable que el tiro saliese por la culata.
La consecuencia inmediata no sería que España no podría acudir a
financiarse a los mercados internacionales, provocando la bancarrota del
Estado, advierte la gente de orden: eso sucedería minutos después
.
Tampoco que los bancos sufrieran un colapso de solvencia, pues los bonos
públicos que un día compraron se depreciarían de repente, temen los
banqueros. No.
El efecto automático de no honrar la deuda sería la quiebra de la
Seguridad Social, su consiguiente incapacidad de pagar ni las pensiones
ni el seguro de desempleo.
¿Por qué nadie lo advierte? ¿Porque no es
asunto que inquiete a la gente de orden?
La Seguridad Social entraría en quiebra, o en zozobra (según el
alcance de la quita) porque su fondo de reserva está compuesto al 89,69%
(a diciembre de 2013) por activos públicos domésticos (letras del
tesoro, bonos).
Ya inquieta que el actual Gobierno eche mano de ese
colchón, la última vez hace diez días, por 8.000 millones, dejándolo
solo en 42.675 millones; pero el repudio total —ya olvidado, pero que se
postuló hasta anteayer— lo dejaría en unos 4.000 millones, media
mensualidad: casi cero.
Más allá de locuras y pesadillas, el problema de la deuda es
sustancial y conviene abordarlo: el recordatorio de esta urgencia es el
mejor servicio que prestan los planteamientos de los antisistema.
Números del presupuesto del Estado cantan: el coste financiero de la
deuda supondrá este año 36.590 millones (por 29.727 el del seguro de
paro) y en 2015 será de 35.490 millones (por 25.300 el coste directo del
desempleo).
Esto significa que la peor factura social de la crisis, el desempleo,
nos costaría cero si no tuviéramos que afrontar los intereses del
endeudamiento; o que podría dedicarse esa cuantía a inversión productiva
que relanzase el crecimiento económico, y pues, la creación de puestos
de trabajo.
No hay fórmulas milagrosas para reducir la deuda.
Las clásicas son:
acelerar el crecimiento, de modo que mengüe el porcentaje de su factura
sobre el PIB, al aumentar este; subir la inflación, pues esta suaviza el
coste de devolución de un crédito al rebajarlo en términos de poder
adquisitivo; o reestructurar/denunciar la deuda.
Esta última es una operación siempre peligrosa, como Europa constató
tras el nefasto pacto Merkel-Sarkozy en la playa de Deauville, en
noviembre de 2010: el pánico y la incertidumbre complicaron aún más lo
que desembocaría (de momento) en el segundo rescate griego.
Hay, hoy, una medida más indolora: reorganizar los plazos de la
deuda, cambiando bonos antiguos de alto interés por otros nuevos de baja
rentabilidad.
Se aprovecha así la óptima coyuntura que ha ido generando
el BCE desde 2012 para la deuda soberana periférica y la radical rebaja
de la prima de riesgo (en la ejemplarísima España, sí, ¡igual que en la
no reformada Italia!)
. El Tesoro español ya ha ensayado estos
macrocanjes alguna vez, y con éxito, para pagar la mitad de intereses
(EL PAIS, 11 de junio).
Si lograse hacerlo aún más masivamente, igual
llegaba a rebajar un punto de los 3,46 que hoy le supone el interés
medio de la deuda: esto es, un margen de unos 10.000 millones.
En realidad, la reestructuración pactada de intereses reales debería
ser una fórmula a negociar en casos más graves, como el de Grecia, que
los está sufriendo a un vergonzoso nivel superior al 8% (no olvidemos
que un interés compuesto al 7% duplica en diez años el principal).
Si ni siquiera con estas fórmulas, solitarias o aplicadas en
conjunto, se rebajase la deuda pública de media UE, queda un
planteamiento prudente (sin transferencias monetarias entre países),
difícil pero inteligente, debido los economistas Pierre Paris y Charles
Wyplosz (“PADRE: politically acceptable debt reestructuring in the eurozone”, www.cepr.org).
Se basa en la compra de bonos por el BCE y su conversión en títulos
perpetuos a interés cero, que aquel financiaría con bonos propios:
habría coste, pero asumible por el conjunto de bancos centrales de la
eurozona, alegan sus ideólogos. Volveremos al Padre.
11 dic 2014
10 dic 2014
Arturo Pérez-Reverte: “El Estado ha abandonado a la RAE”.................................. Víctor Núñez Jaime
El escritor apuesta por renovar la dirección de la Academia el próximo jueves
Darío Villanueva se declara "con fuerzas" para hacer lo que la institución le pide.
Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951), escritor y académico, aprovechó esta mañana la presentación de la versión del Quijote,
adaptada por él para jóvenes, para criticar el desinterés del Gobierno
hacia la Real Academia Española (RAE), “una institución de Estado que
mantiene un vinculo diplomático con América y que necesita siempre del
apoyo del Estado, aunque ahora no lo tenga como debería
. Sin ir más lejos, el presidente Rajoy no ha venido nunca por aquí en estos tres años que lleva de Gobierno, pues favor que les hace, sería un despretigio.
. Los académicos no somos cuatro gatos o un grupo de amiguetes que se reúnen a tomar café, pero es lamentable que haya gobiernos que lo entiendan así". "Creo que el Estado está cometiendo un error gravísimo con la Academia",afirmó el novelista, que acusó al Estado de haber "abandonado" a la institución.
A dos días de la celebración del pleno que deberá votar al director para los próximos cuatro años, el escritor no dudó en mostrarse a favor de una renovación de la institución, que ahora mismo dirige el filólogo José Manuel Blecua.
Uno de los académicos que suena con más fuerza para sustituirle, el actual secretario de la RAE, Darío Villanueva, presente en la rueda de prensa junto a Pérez-Reverte, no ocultó su disponibilidad, pues dijo sentirse “con fuerzas para hacer lo que la Academia me pida".
El autor de La tabla de Flandes arremetió también contra Bruselas, pues “al implementar la homogeneización de los planes de estudio está desmantelando un montón de rasgos particulares de la cultura de cada país de la Unión. Por fortuna en España tenemos al Quijote para combatir ese tipo de cosas. Por eso sigue siendo necesario reivindicarlo".
El novelista leyó y releyó El Quijote con la mirada de un chico de 15 años para detectar aquello que dificultaba a los jóvenes estudiantes la lectura de la novela cervantina.
Enseguida cogió las tijeras y podó de manera “prudente y calculada” las tramas secundarias, respetando la integridad del texto, su tono y estructura. Cambió algunos términos, “sin modernizarlos, sólo adaptándolos”, aplicó las normas ortográficas aprobadas por la Real Academia Española en 2010 y, al final, soldó las partes con cuidado para que no se notaran los cortes.
El resultado es la versión “de carácter popular y escolar” de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha que hora publican Santillana y la RAE, con un tiraje inicial de 30.000 ejemplares, de los cuales un tercio se queda en España.
A lo largo del último año, el autor de La Reina del Sur contó con el apoyo técnico del filólogo Carlos Domínguez Cintas, quien trabaja en la Academia desde hace 25 años y ha participado en las ediciones especiales que la institución ha hecho de obras como Cien años de Soledad, de Gabriel García Márquez, o La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa. Domínguez Cintas supervisó que los elementos eliminados no alteraran la coherencia de la novela de Miguel de Cervantes Saavedra, revisó el léxico de difícil comprensión, sugirió otras palabras para retocarlo y propuso incluir los dibujos originales que sirvieron de base para hacer los famosos grabados con los que suelen acompañarse las ediciones del libro. “Pero técnicos como yo sólo servimos de apoyo a los académicos”, puntualizaba con modestia ayer en los pasillos de la tricentenaria Casa de las Palabras.
Antes, en rueda de prensa, Darío Villanueva, secretario de la RAE, contó que en 1912 el Estado español encargó a la Academia la elaboración de dos ediciones del Quijote, “una de carácter popular y escolar y otra crítica y erudita
.” La orden fue ratificada en 1920, al proclamarse la obligación de la lectura de la obra en las escuelas del país, pero es hasta ahora, poco más de un siglo después, cuando por fin se materializa la misión. “Hemos tardado, pero la dicha es buena. Ofrecemos una adaptación de Pérez-Reverte que respeta a Cervantes en el aspecto filológico y literario en una obra de fácil acceso para todos, con la esencia humorística del libro y una lectura continuada y fluida. Además, en estos días, el académico Francisco Rico se encuentra ultimando la nueva versión crítica y erudita del Quijote que publicó en 2004”, agregó Villanueva.
Rosa Junquera, directora de comunicación de Santillana, institución que también ha elaborado una guía didáctica del Quijote como apoyo para los profesores, comentó que “hasta ahora los estudiantes pasaban muy de puntillas por El Quijote y confiamos en que, a partir de hoy, todos los centros educativos encuentren una referencia especial y única en esta edición avalada por la RAE.”
Después de haber presentando el libro (con la misma tipografía utilizada por el impresor madrileño Joaquín Ibarra en 1780) la semana pasada en la FIL de Guadalajara, Arturo Pérez-Reverte afirmó ayer en Madrid que “el Quijote siempre necesita un buen profesor que sepa encontrar las pepitas de oro que tiene la obra: cosas de literatura, historia, de valores humanos
. Un maestro lúcido con El Quijote en la mano puede hacer mucho por sus alumnos.
Puede, sobre todo, ser el Virgilio que los lleve por el bosque cervantino.
Porque un adolescente no puede leer el Quijote a palo seco. Sería nocivo y perdería el entusiasmo por la literatura.”
El ex corresponsal de guerra tenía ocho años cuando, en un colegio de Los Maristas, leyó por primera vez fragmentos del Quijote, gracias a la versión que hizo Luis Vives. “Pero, repito, eran fragmentos. No había una versión que permitiera a los chavales leer la novela de corrido. Esperemos que ahora, con esta, lo hagan todos y con mucho gusto".
. Sin ir más lejos, el presidente Rajoy no ha venido nunca por aquí en estos tres años que lleva de Gobierno, pues favor que les hace, sería un despretigio.
. Los académicos no somos cuatro gatos o un grupo de amiguetes que se reúnen a tomar café, pero es lamentable que haya gobiernos que lo entiendan así". "Creo que el Estado está cometiendo un error gravísimo con la Academia",afirmó el novelista, que acusó al Estado de haber "abandonado" a la institución.
A dos días de la celebración del pleno que deberá votar al director para los próximos cuatro años, el escritor no dudó en mostrarse a favor de una renovación de la institución, que ahora mismo dirige el filólogo José Manuel Blecua.
Uno de los académicos que suena con más fuerza para sustituirle, el actual secretario de la RAE, Darío Villanueva, presente en la rueda de prensa junto a Pérez-Reverte, no ocultó su disponibilidad, pues dijo sentirse “con fuerzas para hacer lo que la Academia me pida".
El autor de La tabla de Flandes arremetió también contra Bruselas, pues “al implementar la homogeneización de los planes de estudio está desmantelando un montón de rasgos particulares de la cultura de cada país de la Unión. Por fortuna en España tenemos al Quijote para combatir ese tipo de cosas. Por eso sigue siendo necesario reivindicarlo".
El novelista leyó y releyó El Quijote con la mirada de un chico de 15 años para detectar aquello que dificultaba a los jóvenes estudiantes la lectura de la novela cervantina.
Enseguida cogió las tijeras y podó de manera “prudente y calculada” las tramas secundarias, respetando la integridad del texto, su tono y estructura. Cambió algunos términos, “sin modernizarlos, sólo adaptándolos”, aplicó las normas ortográficas aprobadas por la Real Academia Española en 2010 y, al final, soldó las partes con cuidado para que no se notaran los cortes.
El resultado es la versión “de carácter popular y escolar” de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha que hora publican Santillana y la RAE, con un tiraje inicial de 30.000 ejemplares, de los cuales un tercio se queda en España.
A lo largo del último año, el autor de La Reina del Sur contó con el apoyo técnico del filólogo Carlos Domínguez Cintas, quien trabaja en la Academia desde hace 25 años y ha participado en las ediciones especiales que la institución ha hecho de obras como Cien años de Soledad, de Gabriel García Márquez, o La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa. Domínguez Cintas supervisó que los elementos eliminados no alteraran la coherencia de la novela de Miguel de Cervantes Saavedra, revisó el léxico de difícil comprensión, sugirió otras palabras para retocarlo y propuso incluir los dibujos originales que sirvieron de base para hacer los famosos grabados con los que suelen acompañarse las ediciones del libro. “Pero técnicos como yo sólo servimos de apoyo a los académicos”, puntualizaba con modestia ayer en los pasillos de la tricentenaria Casa de las Palabras.
Antes, en rueda de prensa, Darío Villanueva, secretario de la RAE, contó que en 1912 el Estado español encargó a la Academia la elaboración de dos ediciones del Quijote, “una de carácter popular y escolar y otra crítica y erudita
.” La orden fue ratificada en 1920, al proclamarse la obligación de la lectura de la obra en las escuelas del país, pero es hasta ahora, poco más de un siglo después, cuando por fin se materializa la misión. “Hemos tardado, pero la dicha es buena. Ofrecemos una adaptación de Pérez-Reverte que respeta a Cervantes en el aspecto filológico y literario en una obra de fácil acceso para todos, con la esencia humorística del libro y una lectura continuada y fluida. Además, en estos días, el académico Francisco Rico se encuentra ultimando la nueva versión crítica y erudita del Quijote que publicó en 2004”, agregó Villanueva.
Rosa Junquera, directora de comunicación de Santillana, institución que también ha elaborado una guía didáctica del Quijote como apoyo para los profesores, comentó que “hasta ahora los estudiantes pasaban muy de puntillas por El Quijote y confiamos en que, a partir de hoy, todos los centros educativos encuentren una referencia especial y única en esta edición avalada por la RAE.”
Después de haber presentando el libro (con la misma tipografía utilizada por el impresor madrileño Joaquín Ibarra en 1780) la semana pasada en la FIL de Guadalajara, Arturo Pérez-Reverte afirmó ayer en Madrid que “el Quijote siempre necesita un buen profesor que sepa encontrar las pepitas de oro que tiene la obra: cosas de literatura, historia, de valores humanos
. Un maestro lúcido con El Quijote en la mano puede hacer mucho por sus alumnos.
Puede, sobre todo, ser el Virgilio que los lleve por el bosque cervantino.
Porque un adolescente no puede leer el Quijote a palo seco. Sería nocivo y perdería el entusiasmo por la literatura.”
El ex corresponsal de guerra tenía ocho años cuando, en un colegio de Los Maristas, leyó por primera vez fragmentos del Quijote, gracias a la versión que hizo Luis Vives. “Pero, repito, eran fragmentos. No había una versión que permitiera a los chavales leer la novela de corrido. Esperemos que ahora, con esta, lo hagan todos y con mucho gusto".
Lledó elogia al editor por transmitir “el bien supremo, la cultura”............................. Ferran Bono .
El filósofo recoge el Premio Antonio de Sancha por su apoyo a la literatura.
No sólo mantiene su entusiasmo por descubrir cosas nuevas, sino que
lo transmite de manera que es difícil no compartirlo
. En esta ocasión, el entusiasmo del filósofo Emilio Lledó (Sevilla, 1927) se dirige hacia un impresor, encuadernador y editor del siglo XVIII, Antonio de Sancha. “Ya lo conocía, pero ahora que lo he estudiado más a fondo me he dado cuenta de lo genial que era.
Una figura de un relieve extraordinario que tal vez no se conozca lo suficiente.
Además de publicar una excelente edición del Quijote, de 1777, o el Parnaso de poesía española, fue la mano que acercaba el conocimiento a los demás.
Es lo que para mí representa un editor: la mano del libro que transmite la cultura, el sostén del conocimiento”.
Antonio de Sancha es, también, el nombre del premio que recibió ayer Lledó de la mano de Rosalía Díaz Valcárcel, presidenta de la Asociación de Editores de Madrid, y del ministro de Cultura, José Ignacio Wert, en la Casa del Lector, del Matadero de Madrid.
El galardón, anunciado el mismo día en que se hizo público el Nacional de las Letras, también otorgado a Lledó, reconoce la trayectoria intelectual, el compromiso y el apoyo a la cultura y la literatura del autor de libros como Elogio de la infelicidad o El silencio de la escritura (Premio Nacional de Ensayo).
El exministro de Cultura César Antonio Molina y el periodista de EL PAÍS Juan Cruz conversaron con Lledó en un acto con una nutrida representación del mundo de la cultura.
Lledó agradeció a los organizadores haberle permitido conocer de verdad al editor de la ilustración española, que “enriqueció a los demás”. “Somos lo que pensamos y hablamos”, concluyó el también académico de la RAE. Wert comparó la labor de los editores y la de Lledó, tanto “como creador de cultura, como por su dedicación pedagógica”.
La editora Rosalía Díaz reconoció en su intervención adelantos en la lucha contra la piratería, pero reclamó recursos para combatir, entre otros frentes, el descenso del 14% en la aportación al PIB de las industriales culturales.
Horas antes de la entrega del premio, Lledó destacaba a este periódico la importancia del editor para transmitir “el bien supremo, la cultura”.
Además, subrayó la proliferación de pequeñas editoriales que reproducen “nuevas y modernas ideas” y dan a conocer autores desconocidos.
También incidió en que ha dedicado la mayor parte de su vida a su vocación, la enseñanza, y que desde que está jubilado cuenta con más tiempo para escribir.
Su relación con los editores fue “magnífica”. Un adjetivo que repite el editor de sus últimos libros, José Manuel Martos, de RBA y Gredos, para referirse a la actitud de Lledó ante las propuestas de revisar sus textos anteriores.
“Siempre ha aceptado con generosidad y receptividad las ideas, e incluso la de releer su obra, como sucedió con La filosofía hoy que, si bien se publicó en los setenta, se mantiene perfectamente”, explica Martos.
También valoró la relación que dispensa Lledó a los profesionales de los distintos departamentos de la editorial.
“El trato con las personas con más categoría moral e intelectual es más fácil que con otras personas digamos que no poseen esa categoría”, afirmó el editor, que expresa su deseo de que Lledó le proponga publicar un original.
Tal vez sea el esperado libro sobre la amistad y el amor que escribe desde hace años y que cita María Cifuentes, editora de Lledó en Taurus y que no recuerda ningún problema con el autor.
“Es un filósofo muy interesante y muy educado”.
Enhorabuena mi querido profesor. Gracias
. En esta ocasión, el entusiasmo del filósofo Emilio Lledó (Sevilla, 1927) se dirige hacia un impresor, encuadernador y editor del siglo XVIII, Antonio de Sancha. “Ya lo conocía, pero ahora que lo he estudiado más a fondo me he dado cuenta de lo genial que era.
Una figura de un relieve extraordinario que tal vez no se conozca lo suficiente.
Además de publicar una excelente edición del Quijote, de 1777, o el Parnaso de poesía española, fue la mano que acercaba el conocimiento a los demás.
Es lo que para mí representa un editor: la mano del libro que transmite la cultura, el sostén del conocimiento”.
Antonio de Sancha es, también, el nombre del premio que recibió ayer Lledó de la mano de Rosalía Díaz Valcárcel, presidenta de la Asociación de Editores de Madrid, y del ministro de Cultura, José Ignacio Wert, en la Casa del Lector, del Matadero de Madrid.
El galardón, anunciado el mismo día en que se hizo público el Nacional de las Letras, también otorgado a Lledó, reconoce la trayectoria intelectual, el compromiso y el apoyo a la cultura y la literatura del autor de libros como Elogio de la infelicidad o El silencio de la escritura (Premio Nacional de Ensayo).
El exministro de Cultura César Antonio Molina y el periodista de EL PAÍS Juan Cruz conversaron con Lledó en un acto con una nutrida representación del mundo de la cultura.
Lledó agradeció a los organizadores haberle permitido conocer de verdad al editor de la ilustración española, que “enriqueció a los demás”. “Somos lo que pensamos y hablamos”, concluyó el también académico de la RAE. Wert comparó la labor de los editores y la de Lledó, tanto “como creador de cultura, como por su dedicación pedagógica”.
La editora Rosalía Díaz reconoció en su intervención adelantos en la lucha contra la piratería, pero reclamó recursos para combatir, entre otros frentes, el descenso del 14% en la aportación al PIB de las industriales culturales.
Horas antes de la entrega del premio, Lledó destacaba a este periódico la importancia del editor para transmitir “el bien supremo, la cultura”.
Además, subrayó la proliferación de pequeñas editoriales que reproducen “nuevas y modernas ideas” y dan a conocer autores desconocidos.
También incidió en que ha dedicado la mayor parte de su vida a su vocación, la enseñanza, y que desde que está jubilado cuenta con más tiempo para escribir.
Su relación con los editores fue “magnífica”. Un adjetivo que repite el editor de sus últimos libros, José Manuel Martos, de RBA y Gredos, para referirse a la actitud de Lledó ante las propuestas de revisar sus textos anteriores.
“Siempre ha aceptado con generosidad y receptividad las ideas, e incluso la de releer su obra, como sucedió con La filosofía hoy que, si bien se publicó en los setenta, se mantiene perfectamente”, explica Martos.
También valoró la relación que dispensa Lledó a los profesionales de los distintos departamentos de la editorial.
“El trato con las personas con más categoría moral e intelectual es más fácil que con otras personas digamos que no poseen esa categoría”, afirmó el editor, que expresa su deseo de que Lledó le proponga publicar un original.
Tal vez sea el esperado libro sobre la amistad y el amor que escribe desde hace años y que cita María Cifuentes, editora de Lledó en Taurus y que no recuerda ningún problema con el autor.
“Es un filósofo muy interesante y muy educado”.
Enhorabuena mi querido profesor. Gracias
Cómo el miércoles se convirtió en el día menos popular de Internet..................................... Paula Arantzazu Ruiz
cordon press
. Está la eclosión publicitaria del #BlackFriday y el #CyberMonday, muy vinculados a la reciente celebración de la estadounidense Acción de Gracias, que también ha creado el #GivingTuesday.
El único día libre de almohadilla entre semana
es el miércoles, que parece haber quedado colgado como un verso suelto
en el universo virtual
. Los jueves etiquetamos nuestras fotos de jovenzuelos con un #ThrowbackThursday, que podría traducirse como jueves de mirar atrás (quien no haya visto un #tbt en Instagram que tire la primera piedra) y con el #FridayFlashback, que intenta quitarle al jueves la hegemonía de la nostalgia y de terminar de desterrar el #FollowFriday.
En el Twitter patrio, tan dado al chascarrillo y a apoderarse del lenguaje popular, ya se ha extendido como una balsa de aceite el uso del #juernes, esa suma frankensteniana de jueves y viernes que tanto gusta a cuñados y demás usuarios del términos como crack, que viene a designar las ganas de fiesta del personal que necesita adelantar la juerga del fin de semana incluso a través del vocabulario.
Hay un único día libre de almohadilla entre semana
. Es el miércoles, el solitario miércoles, el apestado miércoles, el desapercibido miércoles, que parece haber quedado colgado como un verso suelto en el universo virtual.
Sí hubo, es cierto, un movimiento llamado Woman Crush Wednesday que el propio Urban Dictionary, que es a los hipsters lo que el Wall Street Journal a los empresarios, tildó de "tontería sin sentido y pasajera".
Quizá la razón de ese ninguneo en materia de hashtags se deba a que las redes sociales son un espejo del mundo real y en nuestro día a día el miércoles, esa extraña mitad de la semana, apenas nos importa.
O más bien lo contrario: nos molesta porque suele ser lo opuesto al ocio y la alegría.
El miércoles de ceniza, quizá el más conocido de nuestro calendario, es el día que pone fin al delirio del carnaval y aunque pueda sonar a chorrada, no debe ser casual que la tétrica primogénita de la familia Adams se llame Miércoles.
Datos más sustanciales parecen confirmar la orfandad de hashtag que sufre el miércoles en las redes sociales.
Un estudio de 2009 realizado por los matemáticos del Computational Story Lab de la Universidad de Vermont Christopher Danforth y Peter Dodds constató que el miércoles es el día más miserable de la semana.
Para llegar a esa conclusión midieron con una herramienta construida ad hoc llamada Hedonometer más de 2,4 millones de mensajes de Twitter clasificándolos entre positivos y negativos según su vocabulario.
Entre los muchos resultados obtenidos, que se pueden recuperar en su artículo Measuring the Happiness of Large-Scale Written Expression: Songs, Blogs, and Presidents, estaba la certificación de que el miércoles es el peor día de la semana. Peor que el lunes, en efecto.
Aunque sucesivos estudios han señalado el martes
como el día de la semana que peor nos sentimos, el sambenito de
miserable ha quedado pegado al miércoles como si fuera una anti-etiqueta
de la que nadie quiere hablar
. En el mundo anglosajón, de hecho, al miércoles se le conoce como el hump day, el día de en medio pero también el día joroba, una segunda acepción que podría adoptarse sin problemas en la lengua de Cervantes dada la similitud semántica con lo que muchos sentimos cuando todavía es miércoles y divisamos la lejanía del fin de semana.
Sea como fuere, al miércoles aún le queda mucho camino para llegar a ser tan popular en nuestro imaginario 2.0 como el #ThrowbackThursday, una etiqueta que en Instagram recoge más de 44 millones de imágenes. The Guardian ya han comenzado a buscar posibles hashtags a ese anodino día. Será difícil, eso sí, superar la leyenda de El gran miércoles, esa novela de iniciación generacional sobre un grupo de chavales surfistas que esperan ese día de la semana en el que se forman olas inmensas y se alcanza la gloria.
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