Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

23 nov 2014

Tampoco hay que ser Sherlock Holmes............................................Javier Marías

Cualquiera que haya frecuentado sus aventuras, narradas por Watson y escritas por Conan Doyle, preferiría ser él antes que otro héroe o villano.

Por culpa, o más bien gracias a Manuel Rodríguez Rivero, que me involucró en un ciclo de novela, he vuelto a zambullirme en el inagotable mundo de Sherlock Holmes
. Hace ya mucho que, cada vez que en una entrevista ligera se me preguntaba qué personaje de ficción habría deseado ser respondía invariablemente con el nombre del consulting detective de Baker Street, y no creo que mi respuesta fuera hoy distinta.
 No tiene nada de original; es más, yo creo que casi cualquiera que haya frecuentado sus aventuras, narradas por Watson y escritas por Conan Doyle, preferiría ser él antes que otro héroe o villano: pese a sus muchas manías, a su excentricidad, a su acechante melancolía, a su llevadera afición a la cocaína, a su impertinencia, a su relativa soledad, a su falta de historias amorosas (sin lamento ni añoranza, seguramente), a su frialdad.
 Pero Holmes, con todo, no es inhumano, ni una mera máquina de cálculo, como alguna vez afirmó de él su creador.
 Lo vemos vulnerable y eso nos lleva a quererlo; lo vemos risueño a menudo, con sentido del humor y capacidad para burlarse de sí mismo; y al menos en una oportunidad lo vemos “afectado” por una mujer, la mujer, como siempre fue para él Irene Adler, personaje maravillosamente fabulado no en ningún texto sino en el cine, en La vida privada de Sherlock Holmes de Billy Wilder, bajo los rasgos de la olvidada actriz Genevieve Page.
Lo que uno envidia de Holmes es sobre todo su inteligencia y su perspicacia para ver bien y saber, que es a lo que aspiramos muchos en la vida, sobre todo en lo que se refiere a nuestras relaciones con los demás.
Como es sabido, el “modelo” de Holmes en la realidad fue –si alguien– el cirujano edimburgués Joseph Bell, profesor de Conan Doyle cuando éste estudió Medicina.
 A la muerte de Bell, en 1911, el New York Times le dedicó una necrológica titulada “Sherlock Holmes, el original, muerto”.
 No sé si triste o dichoso destino, ser recordado así.
 En esa semblanza se recuperaba una anécdota contada por el propio Bell, en la que uno reconoce efectivamente a Holmes:
“Mientras ilustraba a mis alumnos, vino una vez un hombre cuyo caso parecía muy sencillo. ‘Sin duda, caballeros’, dije, ‘ha sido soldado de un Regimiento de las Tierras Altas y probablemente miembro de la banda de música’
. Señalé su contoneo al andar, característico de los gaiteros; y su corta estatura sugería que, si había estado en el ejército, habría sido en calidad de músico, a los que no se exigía tanta talla como a los combatientes.
Pero resultó que era un simple zapatero y que jamás había vestido uniforme.
 Fue un chasco, pero yo estaba absolutamente seguro de tener razón, así que ordené a dos de mis ayudantes más fuertes que lo llevaran a una habitación contigua y lo hicieran desnudarse.
 En seguida detecté, bajo su tetilla izquierda, una pequeña D azul marcada a fuego, con la que se estigmatizaba a los desertores en la Guerra de Crimea y después, aunque ahora ya no esté permitido. Por eso el hombre ocultaba su paso por el ejército”.
Lo que uno envidia de Holmes es sobre todo su inteligencia y su perspicacia para ver y saber"
Sí, quién pudiera averiguar tanto, y al primer golpe de vista.
 No es fácil saber qué nos deparará nadie, ni el mejor de los amigos.
Pero, caramba, en ocasiones no es tan difícil, y uno va aprendiendo con el tiempo.
 Por poner ejemplos actuales, yo diría que no hace falta ser Sherlock Holmes para llevarse inmediatamente la mano a la cartera al ser presentado a los imputados de la trama Gürtel Correa y El Bigotes.
 Por si acaso, nada más
. Tampoco hay que ser un lince, creo yo, para suponer, nada más verles la expresión y la actitud, que entre las virtudes de Blesa y Bárcenas no se hallaban la modestia ni la solidaridad ni la piedad: salta a la vista que son individuos jactanciosos, despectivos, engreídos, por no decir más.
 Entre todos nuestros políticos ciegos o torpes, o pardillos a más no poder, la verdad es que Esperanza Aguirre destaca como la anti-Sherlock Holmes, pese a haber estudiado de niña en el Instituto Británico.
 Nombró para cargos importantes a una legión de aparentes malhechores variados, se rodeó de ellos, les otorgó su confianza.
Tantos han sido (presuntamente) que más bien parecería que hubiera tenido un ojo infalible para reconocerlos y darles poder, como si cada vez se hubiera dicho:
“Ah, qué magnífico espécimen de truhán, voy a ficharlo sin dilación”.
Pero no; tuvo a Granados a su vera durante años, éste fue su mano derecha o izquierda, hasta le permitía abrocharle la pulsera; y ahora, de pronto, para ella se ha convertido en “este señor”, como si fuera un conocido remoto
. Lo mismo con los presuntos López Viejo, Martín Vasco, Sepúlveda, Romero de Tejada o los susodichos Correa y Bigotes, que le organizaban sus kermesses, y tantos más.
 A su sucesor Ignacio yo no lo veo mucho más prometedor.
 En fin, uno intenta intuir, fijarse, adivinar. Ella no. Uno se equivoca, no es Holmes ni Bell.
 Pero qué quieren, por algo ha de guiarse. No logro evitar tener la impresión de que Floriano no es clarividente, de que Montoro sufrió a manos de sus compañeros durante la niñez, de que Rajoy es tan esfinge como aparenta, de que Pablo Iglesias es autoritario y taimado y nada de fiar, de que Carme Forcadell bordea la posesión (no sé si por el espectro de Wifredo el Velloso o por quién), de que Cospedal se asemeja cada día más al retrato de Dorian Gray. Insisto, son sólo impresiones, y ojalá me equivoque con todos
. Ya he admitido que, por desgracia, nunca he logrado ser Sherlock Holmes.
elpaissemanal@elpais.es

 

Los celos no son románticos.............................................. Patricia Ramírez

La inseguridad es el principal motivo de este sentimiento pernicioso para cualquier relación

La solución: poner límites desde el principio y que la confianza sea el principal valor.

 

Ilustración de Anna Parini

El discurso que sigue a continuación es válido para cualquier tipo de pareja y el protagonista puede ser indistintamente un hombre o una mujer:
 “Me siento fatal cuando mira a otros. En ese momento creo que no valgo nada y que todos son más atractivos que yo.
Últimamente sufro mucho, tanto que miro sus mensajes cuando no se da cuenta. Sé que es irracional y que está fatal, pero no lo puedo evitar, me da seguridad tenerlo controlado.
 La incertidumbre me mata y me derrumbo con el solo hecho de pensar que pueda enamorarse de otra persona.
Le interrogo cada vez que llega más tarde de lo normal y hago críticas a todas las personas del sexo contrario que vemos por la calle para comprobar su reacción”.
El celoso ama más,
pero el que no lo es
ama mejor” Molière
Los celos son una respuesta emocional que padece mucha gente ante la idea de pérdida de la atención del ser querido.
 Y pueden partir de motivos justificados, como haber sufrido una infidelidad, o ser producto de la distorsión o fantasías de una de las partes implicadas en la relación, porque no solo los sufren las parejas por amor; también existen celos entre hermanos, amigos y en el entorno de las relaciones de trabajo.
 Sea cual sea el origen, puede llevarle a vivir una relación tormentosa y destructiva, tanto para el que los sufre como para el que convive con una persona que los tiene.
Existe una idea irracional de que los celos son románticos y se intenta justificar pensando que son fruto de quien quiere de verdad. Falso.
 En el momento en el que el nivel de sufrimiento lleva a controlar lo que otra persona hace, a actuar de forma victimista para llamar su atención, a demandar el amor de manera inapropiada, a manipular al otro para que pase más tiempo con uno u obligarle a vestirse para no llamar la atención, se convierten en una fuente de conflicto, insatisfacción y dolor.
Algunos de los motivos más comunes que explican la celotipia son:

Para conectarnos

Ilustración de Anna Parini
UN LIBRO
‘Cuando amar demasiado es depender’
Silvia Congost (Oniro)
Para fortalecer las relaciones.
UNA PELÍCULA
‘Atracción fatal’
Adrian Lyne
La inseguridad y la baja autoestima. La persona celosa se compara con “otros rivales” y se siente débil y percibe que no está a la altura
. Piensa que cualquiera podría sustituirle en la relación.
 Y en esa batalla imaginaria se siente perdedora.
 Según la percepción del celoso, no tiene nada interesante que ofrecer, ni en lo que concierne a su físico ni a su personalidad.
 Este tipo de individuos critican con dureza a los demás y siempre les encuentran debilidades, porque el fallo del otro les da a ellos valor.
 Por el contrario, el éxito de los demás les lleva a sentirse miserables y vulnerables con sus amigos, pareja o profesión.
La idea de posesión. Muchas personas se creen dueños del estilo de vestir, de las conversaciones o del tiempo de sus parejas
. Lo controlan todo por miedo a perderlas.
 Se creen con el derecho de decidir respecto a su trabajo, a con quién se relaciona y a las decisiones que tiene que tomar en su vida
. A veces, la misma forma de expresarse en un momento romántico o en una presentación social es posesiva –“te quiero solo para mí”, “mi marido” o “mi mujer”–, pero eso no debe hacer creer que la persona nos pertenece.
La sensación de injusticia y de no recibir el mismo trato. Los celos también se pueden deber a la interpretación sobre lo que está ocurriendo.
 Por ejemplo, llega un nuevo hermano a la familia y el primero, inquieto con la atención que despierta el bebé, saca la conclusión de que a él ya no le quieren igual y que otro le está robando la atención y el cariño.
Los celos destructivos llevan a consecuencias devastadoras en la pareja.
 Aquello que se intenta evitar perder, terminará por dejarle.
Nadie es capaz de estar sometido y ser feliz en una relación en la que está encorsetado o en la que es mejor no expresar según qué comentarios porque pueden ser malinterpretados
. La persona celosa también trata de minar la forma de ser y las fortalezas de su pareja
. La debilita para que pierda confianza, para que nadie se fije en ella y la pueda retener a su lado. La idea es: “Si yo no soy lo suficientemente bueno como para merecerte, me cargo tu atractivo, y así estamos los dos a la misma altura”.
 Pueden llegar a ser muy manipuladores con tal de conseguir lo que desean.
Marido celoso no tiene reposo” Refrán popular
Los celosos siente que su vida sería horrible si perdieran a la persona amada e invierten toda su energía en retenerla de forma equivocada
. Al final consiguen lo que más temían, la ruptura. Si usted está siendo víctima de estas exigencias, sepa que ceder y dar explicaciones de todo lo que hace solo va a potenciar más el problema.
 Si desea cambiar la dinámica de su pareja, pruebe a poner en práctica estos consejos:
No ceda ante demandas absurdas que afectan a su estilo de vida y su escala de valores. Para la sana convivencia, ambas partes tienen que hacer concesiones, pero existen unos límites.
Tener un espacio personal, hacer deporte, mantener amistades, elegir la forma de vestir, con quién se reúne en el trabajo… son conductas normales que forman parte de su vida y de su bienestar.
Si cede cada vez que su pareja le pide que renuncie a estas actividades, estará reforzando la conducta del celoso
. Ponga límites, con un tono de voz tranquilo, y explique que estas cosas no son negociables.
No justifique y dé explicaciones de cada llamada y mensaje que reciba. Usted necesita poder actuar como cualquier persona digna de confianza.
 Hablar, informar de lo que hace durante el día, compartir inquietudes y pedir consejo para tomar decisiones es complicidad. Pero los interrogatorios con preguntas controladoras solo llevan a conflictos y a una situación de tensión innecesaria.
Ignore el chantaje emocional: como malas caras, que le retire la palabra, comentarios del tipo de que no puede estar sin usted cuando sale, que siente mucha ansiedad y que sufre mucho
. La dependencia emocional no es positiva para ninguna de las partes. Tienen que aprender a convivir y a realizar actividades en pareja que sean placenteras, pero también a tener su tiempo personal y a disfrutarlo.
Si es usted la persona celosa y desea confiar y actuar de manera distinta, puede:
Aceptar que las relaciones pueden ser para toda la vida o no. Nadie nos asegura un amor eterno. Hasta podría ser usted el que en un futuro tomara la decisión de romper
. Aceptar lo que no depende de nosotros nos da tranquilidad.
Fantasea con sentirse solo y el sufrimiento que le causará esta situación. ¿No se da cuenta de que toda su atención está puesta en lo negativo?
Dé libertad a su pareja, respete su intimidad y su espacio. Las personas necesitamos estar en equilibrio, y el tiempo que invertimos con nosotros mismos es muy enriquecedor: leer, correr, ir a jugar al pádel con los amigos, tomar un café con otra persona.
 Hacer todo juntos asfixia, salvo que sea el deseo de los dos.
 No saque conclusiones del tipo “si quiere salir a correr solo es que prefiere la carrera a estar conmigo, y esto significa que no me quiere lo suficiente”
. No haga juicios de valor sin fundamento.
El que es celoso no es nunca celoso por lo
que ve; con lo que se imagina basta”
Jacinto Benavente
Confíe. La confianza es uno de los valores más importantes en una relación. ¿Su pareja le ha fallado, le ha sido infiel, tiene alguna experiencia traumática con ella? Si no es así, deje de confabular.
Distráigase cuando sienta el malestar de los celos. Deje de atender a lo que siente y deje de interpretarlo. ¡Olvídese! Invierta ese esfuerzo en leer, salir a pasear, practicar su deporte favorito o realizar cualquier actividad que, en lugar de potenciar más su rabia, le calme. Fantasear con qué estará haciendo y con quién solo le llevará a sentirse peor.
Trabaje su autoestima. Su pareja se ha enamorado de usted y desea que estén juntos.
 Trate de ver cuáles son sus puntos fuertes, pregúntele qué le atrajo, hágale saber que es importante para usted que le diga cosas que le hagan sentir atractivo.
 Su bienestar y felicidad no pueden depender únicamente de sentirse deseado por el otro, sino de encontrar en su interior lo que le hace ser una gran persona.
 Acepte lo que no desee cambiar, potencie lo que le atrae de sí mismo y trabaje las áreas que desea mejorar.
Nadie puede cortarle las alas, nadie tiene derecho a controlar su vida, ni a manipularle para que se convierta en lo que el otro desea.
 Una pareja sana tiene como cimientos la confianza del uno en el otro.

El fin de la España cañí.................................. Luz Sánchez-Mellado

Con el ingreso en prisión de Pantoja y la muerte de la duquesa de Alba se termina una época.

 

Caricatura de Isabel Pantoja. / nicolás aznárez

Todo empezó a irse al traste con el cambio de milenio
. Aunque muchos elegidos, borrachos de vino fino, rosetones en el pelo y euros recién acuñados, aún no lo supieran, tenían los días contados.
Corría el año 2003, acabado de estrenar el siglo XXI, cuando dos ya entonces casi cincuentones, Isabel Pantoja y Julián Muñoz, encandilaron y abochornaron a partidarios y detractores dándose un lotazo de órdago como adolescentes en celo arrellanados en un coche de caballos en El Rocío.
 Olé nosotros, que se mueran los feos –y los pobres–, parecían pregonar la exviuda de España y el exalcalde de Marbella, la Pantoja y Cachuli para el mundo, fundiéndose quizá los fondos públicos que esquilmaban a serones
. Hoy, cada uno pena sus respectivos delitos en la trena como delincuentes convictos, que no confesos
. Apestados sociales. Proscritos hasta de ¡Hola!, el oráculo que daba y quitaba el marchamo de celebridad de pata negra en estos lares.
Isabel, que regateó hasta el final con su señoría el monto de la multa y la fecha de entrada, entró en prisión con las botas camperas puestas, como dijo que haría
. Antes tuvo tiempo de enviar una corona de claveles a la Duquesa de todas las duquesas, de cuerpo presente en la catedral de Sevilla.
 Con ese deceso y ese ingreso acaba una época.
 El firmamento de la España cañí se apaga. Salvo el Lucero del Alba, con Cayetana- Venus alumbrando desde arriba su leyenda, muchas de sus antes rutilantes luminarias han devenido en enanas marrones o aerolitos caídos.

El Rey ya no es el Rey
. Ni la Reina, la Reina.
 Ni las Infantas, las Infantas
. De ahí para abajo, el escalafón de las celebridades más carpetovetónicas del país ha dado un vuelco irreversible en los últimos años.
 No consta que el tsunami de Podemos haya tenido nada que ver en la debacle, porque, entre otras cosas empezó antes de que Pablo Iglesias saliera en ninguna tele.
 En la mayoría de los casos, ha sido el tiempo, el infortunio o el propio empeño de los interesados en destrozarse la reputación, el que ha acabado llevándoselos por delante
. Corría septiembre de 2004 cuando Rocío Jurado, la más grande intérprete de copla de su época según tirios y troyanos, anunciara que tenía un cáncer de páncreas devorándole las entrañas en el jardín de su casa de La Moraleja
. Su muerte, año y diez meses después, dejó a sus fans huérfanos y a los suyos gravemente desarbolados ante la vida.
 Hoy, su viudo, el legendario torero Ortega Cano, purga dos años y medio de cárcel por un homicidio imprudente provocado por conducir ebrio, y los problemas de su hermano y de sus hijos constituyen muchas tardes el menú de los programas del corazón más salvajes de la parrilla.
Los toreros tampoco ya no son lo que eran
. Hasta bien entrados los 2000, quien no tuviera un abono en Las Ventas o en La Maestranza, o en ambas, que para eso estaba el AVE, no era nadie en según qué círculos.
 Los toreros eran mitos vivos, y poco menos que héroes nacionales en la consideración de la mayoría. Hoy, recién fallecido José María Manzanares y retirados de los ruedos Jesulín de Ubrique y Francisco y Cayetano Rivera Ordóñez, muchos diestros en activo se las ven y se las desean para llenar los cosos, están prohibidas las corridas de toros en Cataluña, y muchos presuntos “festejos taurinos”, como el Toro de la Vega, acaban con problemas de orden público entre aficionados y defensores de los animales.
El Rey ya no es el Rey. De ahí para abajo, el escalafón de las celebridades más carpetovetónicas  ha dado un vuelco irreversible
Manolo Escobar, el rey del pasodoble, y Sara Montiel, nuestra primera pica en Hollywood, elegantes hasta el fin, hicieron discretamente mutis por el foro y, con sus exequias, resucitaron brevemente su leyenda en la memoria colectiva de los mismos que les llevábamos ninguneando desde hacía lustros. Hasta monseñor Rouco Varela, eterno arzobispo de Madrid y el prelado español con más poder en los últimos 40 años, tuvo que irse por la puerta pequeña el pasado 14 de octubre en una misa de despedida de perfil bajísimo en la catedral de La Almudena, caído en desgracia ante los nuevos vientos del Papa Francisco
. Con lo que a Su Eminencia le hubiera lucido ocupar un sitial de privilegio en el solemne funeral de la Duquesa.
La vida, no obstante, sigue
. El pasado viernes a media tarde, la baronesa viuda Carmen Thyssen Bornemisza, Tita Cervera para la hemeroteca de la fama patria, firmaba ejemplares de las memorias de su esposo el barón a las señoronas del barrio de Salamanca de Madrid y a mitómanos de todo pelaje en El Corte Inglés de Goya sin que se le cayeran los pedruscos de los anillos
. A ella nunca le importó arremangarse y ponerse manos a la obra.
 De hecho, las ha dictado, editado, y supervisado ella hasta la última coma, con la “inestimable ayuda” de José Antonio Olivar, director adjunto de ¡Hola!
  Sería interesante si Olivar, testigo privilegiado del quién es quién patrio, piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor.
 Lo que parece claro es que películas como La escopeta nacional y Todos a la cárcel son un prodigio de sofisticación, exquisitez y elegancia al lado de la insoportable vulgaridad de la correa de transmisión de Gürtel, el mangoneo de Nóos, los papeles de Bárcenas, las tarjetas negras de Bankia, los latrocinios de los Pujol, las cacerías de Los Púnicos y los tejemanejes de, al cierre de esta edición, el último futuro preso y político, Carlos Fabra. ¡Vuelve, Berlanga!

Los gansos del Capitolio........................................... César Molinas

Podemos es una alerta para que la sociedad, de la que los empresarios son parte, despierte.

 

Las Cuatro Torres, una de las zonas financieras de Madrid. / SAMUEL SÁNCHEZ

El empresariado anda inquieto con Podemos.
 Como un fenómeno cuántico surgido de la nada, ha aparecido en España un movimiento contestatario que en pocos meses ha llegado a encabezar las encuestas de intención directa de voto. Parece tener una ideología paternalista de izquierdas; sus ideas económicas, difusas cuando no confusas, parecen a priori casar mal con la libertad de empresa, de mercado y de comercio.
 Más ominoso aún:
 Podemos considera que las organizaciones empresariales forman parte de La Casta, élite extractiva de la que España debe ser liberada. Cunde, pues, la alarma empresarial.
No es que los empresarios españoles no sepan adaptarse a distintos regímenes políticos, no.
 Se adaptaron bien al franquismo, hasta el punto que muchas empresas actuales nacieron al abrigo de las restricciones a la libertad económica que impuso la dictadura.
 Se adaptaron bien a la Transición, hasta el punto de conseguir, junto a los sindicatos, un papel privilegiado de interlocución con el Gobierno en temas económicos y sociales, papel que va mucho más allá de lo establecido en la Constitución
. Patronales y sindicatos han logrado perpetuar hasta hoy mismo prácticas propias del sindicato vertical franquista con las que se sienten particularmente cómodos.
Este lugar prominente de los llamados “interlocutores sociales” y estas prácticas son característica importantísima del régimen político del 78 y una de las razones principales que explican por qué España tiene, desde la Transición misma, una tasa de paro estructural aberrante, la más elevada del mundo occidental.
Dicho de otra manera: la Transición, la consolidación de la democracia y la entrada en Europa no hubieran sido posibles sin el apoyo decidido de sindicatos y patronales. Pero ese apoyo tuvo un precio.
 Ese precio se refleja hoy en día en una tasa de paro del 25%, una tasa de temporalidad del 24% y una tasa de desempleo juvenil del 55%. Estas cifras pavorosas no son un accidente: son una consecuencia directa de la arquitectura de nuestro sistema político e institucional.
Podemos no sabe qué tipo de política económica elegiría adoptar. Se lo están pensando, parece
Y ahora aparece con estrépito Podemos y dice que quiere cambiar las cosas, que quiere cambiar el régimen del 78 por un régimen nuevo, diferente
. La ciudadanía no sabe muy bien de qué tipo de régimen está hablando, pero su hartazgo con el régimen vigente es colosal y las encuestas revientan de apoyo al nuevo movimiento. Tampoco Podemos sabe qué tipo de régimen quiere o qué tipo de política económica elegiría adoptar. Se lo están pensando, parece. Los empresarios, tan adaptables al cambio político, son presas de un ataque de horror al vacío —¿Cómo se le entra a Podemos? — y se unen a la carga de los poderes establecidos contra los jóvenes indignados: chavistas, ignorantes, estalinistas, populistas, inconsistentes, corruptillos, peligrosos…
 Los bárbaros están en las puertas. Dios mío.
Podemos no es una enfermedad: es un síntoma
. El régimen del 78, que tan eficaz fue para consolidar la democracia y para acceder a Europa, ha llegado a una situación de esclerosis en la que es incapaz de dar respuesta a los principales problemas actuales de la sociedad española.
 No es capaz de combatir una corrupción que ha devenido sistémica; no es capaz de hacer las reformas necesarias para superar las gravísimas anomalías de nuestro mercado laboral; no es capaz de ofrecer una educación de calidad que haga empleables a los millones de españoles que hoy en día no lo son; no es capaz de ofrecer un futuro esperanzador a una generación entera de jóvenes que no lo tienen; no es capaz de afrontar de manera constructiva las tensiones territoriales que amenazan la estabilidad del país…
 España ha llegado a una situación de fin de régimen que recuerda la del franquismo tardío.
 Las principales instituciones son disfuncionales, están excesivamente politizadas y parecen vivir en una realidad virtual —¿Qué cuentas controla el Tribunal de Cuentas, por ejemplo?— cada vez más alejada de las necesidades y de los problemas reales de los españoles.
 De toda esta situación es testimonio estentóreo la emergencia de Podemos.

En el año 390 a. C. los galos destruyeron Roma y los romanos se refugiaron en las fortificaciones del Capitolio. Por la noche y en sigilo, los bárbaros intentaron escalar los parapetos, lo que provocó una gran algarabía de graznidos de los gansos sagrados que moraban en las laderas de la colina
. Esto despertó a los romanos que consiguieron repeler el ataque.
 España está sitiada por la corrupción, el desempleo, la crisis territorial, la falta de un proyecto solvente de futuro y un régimen político inoperante. En este símil los de Podemos son los gansos, no los bárbaros. No hay que decirles que se callen para que podamos seguir durmiendo.
 Sería suicida. La sociedad civil, de la que los empresarios son parte importante, debe despertar y presionar para la reforma y regeneración de nuestras instituciones. No sólo la economía y las empresas: todo el país está en jaque.
César Molinas, matemático y economista, está escribiendo un libro sobre el futuro del empleo en España.
Por fin la sociedad española ve una alternativa a tanto desacierto. Podemos puede ser lo que casi todos deseamos, la sociedad de la clase media, por lo menos si tienen miedo los Empresarios.....luego cabalgamos..........